El desayuno

El desayuno

Vidal

17/06/2024

Después de observar a la Osa Menor y determinar que la novena hora estaba por comenzar, Virginia apretó el paso. En sus manos sostiene su castigo o un receso de treinta minutos: el pan de centeno para el desayuno de los amos. Las lámparas de aceite apenas alumbran la calle. Su mamá la espera mordiéndose las uñas y dando golpecitos al piso; el vino y las frutas deshidratadas aguardan la llegada del pan («y más vale que hoy llegue caliente, Virginia, por nuestro bien»).

Un ligero temblor detiene en seco la carrera de la niña. El pan cae de sus manos. Una negra nube se asoma sobre los edificios. En el estómago de ese vapor abismal, un resplandor la mira como miran los hombres a las alimañas. 

Tiempo después, un muchacho abre un libro. En un pie de página, lee sobre el «pan de Herculano»; cómo, al ser carbonizado durante la erupción del Vesubio, pudieron rescatar su receta. La idea de conocer los sabores de un pasado remoto le parece irresistible… el desayuno está servido.

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