Al despertar por la mañana, me senté en el balcón algo surrealista, ya que frente a mí se encontraba la habitación de un rey, algo muy poco natural, supongo.
Hace medio año, por causas naturales, mi casa y yo aparecimos flotando en medio de una ciudad flotante y justamente frente a un palacio absurdamente enorme; no tenía fin.
Al cabo de medio año, me acostumbré, ya que logré entablar conversaciones con ellos, los del castillo y explicarles mi situación, es más, firme un contrato para suministrarles algo de mis conocimientos, naturalmente no sabía nada, pero me la inventé de que sabía una comida que no comían aquí, por supuesto, fue el tan maravilloso pan, aquello era casi el mismo que comían aquí, solo que le agregué azúcar, aquí era para fines netamente alimenticios para la guerra, bueno, tengo un sueldo regular, 5 milos por día.
Como decía, muy surrealista este lugar, ya que a los días de acostumbrarme, una explosión sucedió frente al castillo. Pregunté qué sucedió, y me dijeron «Un dragón voló por accidente a trece ciudades fortalezas, pero ya se habían preparado». Tal parece que siempre sucede, pero lejos de ser eso lo más surrealista, fue que existía la magia, la que detiene el tiempo y la magia para torcer el espacio.
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