¿Y si voy?
Al salir del entrenamiento era ya de noche. El olor a ozono era el presagio de una tormenta eléctrica, que amenazaba con sorprenderme antes de llegar a casa. Agotamiento y sobre todo enfado, con el entrenador, con mis compañeras, con el mundo en general… Dejé suelta mi mente, sabiendo que me llevaría a un hoyo...