1º Bachillerato. La práctica de mi vida

1º Bachillerato. La práctica de mi vida

Aaovl

10/03/2019

Aún recuerdo esa mañana oscura, el cielo estaba lleno de nubes, las cuales dejaban prever que habría precipitaciones, como ya nos tenía acostumbrados el primer mes del año. ¿A causa del efecto invernadero? Ni los científicos más brillantes lo sabían, aunque presumían que debía ser así. Dejando de lado la meteorología, mi principal agobio, en ese momento, era la práctica de biología, que se titulaba “Descubre algo revolucionario”, que tenía al día siguiente y para ser francos no había empezado todavía. Como siempre llegué a casa, comí y me puse manos a la obra…

Treinta años después recuerdo ese momento como el que cambio mi vida. Para los más impacientes os cuento porqué: “UN JOVEN DE 16 AÑOS SOLUCIONA EL PROBLEMA DEL PLÁSTICO ”. Este era el titular de los periódicos más importantes del país y del mundo entero. Exacto, quien me diría que una práctica del colegio podría llegar a todos los medios de comunicación. Y sobre todo, cómo un chaval tan joven podía resolver uno de los mayores problemas que atemorizaba a la humanidad, como era la eliminación total de cualquier tipo de plástico y sin consecuencias para la naturaleza. Esto supuso un cambio radical para nosotros y, en especial para el planeta Tierra. Los 150 millones de toneladas acumuladas en los océanos fueron desapareciendo progresivamente, ya no hacía falta deshacernos de los plásticos como antiguamente. No quiero recibir todos los méritos, ya que sin la acertada gestión de los gobiernos de cada nación, todo esto no sería posible, puesto que subvencionaron los costes para que pudieran ser accesible para todo el mundo.

La práctica consistía en el hallazgo de una bacteria la cual segrega una enzima que divide varios enlaces químicos del plástico, dejando moléculas más pequeñas que la bacteria puede absorber fácilmente. En aquel momento había muchas investigaciones para resolver este problema, sin embargo, esta nueva bacteria era la más eficiente y rápida para esta tarea. Mi profesor de biología quedó tan entusiasmado con el trabajo, que me animó a presentarme a un concurso de jóvenes científicos organizado por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Obtuve el primer premio y el reconocimiento unánime por parte de la comunidad científica y en general del mundo entero.

Desde entonces los océanos recuperaron su aspecto original, se produjo un incremento en la flora y la fauna, volviendo a los niveles recomendables. Ya no existen animales en peligro de extinción. Los problemas derivados de la contaminación producida por la quema de plásticos se había erradicado, empezó la fase de regeneración en el agujero de la capa de ozono, las enfermedades originadas por la polución ambiental fueron desapareciendo… Y si todo esto lo conseguimos gracias a la idea de un adolescente, ¿Quién no puede pensar que se pudiera resolver otros problemas de especial interés como: la cura del cáncer, la desigualdad entre personas…? Y así fue, como si del final feliz de un cuento se tratara.

Todo esto dio lugar a una de las épocas de mayor prosperidad, donde el bienestar se extendió por todo el planeta. La imagen idealizada que tenemos del mundo perfecto por fin se había hecho realidad. Desaparecieron las desigualdades, como la distinción entre ricos y pobres, el nivel de vida aumentó notablemente, ya no hay violencia ni inseguridad por las calles. La alegría imperaba entre las personas, la educación y el respeto era la norma a seguir dejando de lado sentimientos de odio, rencor, el individualismo y otros muchos que no aportaban nada a la sociedad, todos los ciudadanos nos ayudamos unos a otros con un único fin, la prosperidad. Las crisis de cualquier tipo: económica, social… se quedaron en el olvido, se estableció un convenio global para condenar cualquier intento de iniciar un conflicto armado. Y cómo olvidarme de los que son los mejores amigos del hombre, los robots, quienes nos ayudaron a preservar todos los avances que habíamos conseguido y, en mayor medida, facilitarnos la vida.

Me despierto… sobresaltado por los gritos de mi madre, ¡me había quedado dormido haciendo la práctica de biología! Como siempre desayuné, me vestí, y cogí el coche para ir al colegio, en este transcurso pensé, en algún momento se podrá llegar a ese mundo ideal con el que soñé.

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