Destino Ha quedado ya olvidado
el destino del planeta,
el presente y el pasado
perdieron su silueta.
El sentido del asombro
es aguja en un pajar
como si fuera un escombro
del doloroso pesar.
Cuánto es el compromiso
que de ejemplo hemos de dar
y que sin pedir permiso
tendemos a rechazar.
¿Y qué si el planeta falla?
¿Lloraremos sin cesar?
¿Será como una batalla
perdida sin atacar?
¿Y si el polo se derrite?
¡Desdichado oso polar!
¿Habrá pues quien facilite
la extinción del calamar?
Es tan poca la empatía
por la vida natural
que pasamos todo el día
pegados al celular.
Pues en esta sociedad
merecen más las pantallas
que la santa dignidad
de olmos, pinos y hayas.
Nos hace falta conciencia
en esta difícil guerra,
pues se agota la paciencia
del corazón de la Tierra.
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