Comunidad Educativa: «Un éxito»

Comunidad Educativa: «Un éxito»

Green Moon

01/03/2019

Su sonrisa, su forma de mirarme, su manera de hablar y de expresarse, sus gustos, lo que aprueba y lo que no tolera, sus manías, su forma de colocar las cosas, la forma de vestir…

¿Dónde se encuentra esto en el genoma? ¿Qué proteínas definen que te gusten las películas de acción, y las de terror… o las románticas…?

¿Y porque esto varía a lo largo de la vida? ¿Quién soy realmente? ¿El niño simpático y extrovertido, el adulto reservado y cariñoso, el anciano ausente con demencia? ¿Cuál de ellos se reflejaría en un alma inmortal?

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-Mañana tengo examen, he quedado con Maribel para ir al cole. Mamá, ¿nos puedes llevar en coche? –dice Cristina.

-Vale, pero nuestro coche lo necesita papá. Le pediré a la abuela el suyo.

-Imposible –dice la abuela-. He quedado a las 9:00 en la consulta con un paciente.

-Yo os llevo, hasta las 10:00 mañana no entro a trabajar –dice el abuelo.

-Muchas gracias –se alegra Cristina.

-De todas formas, le voy a pedir a mi padre mejor el suyo, yo lo tengo casi sin gasolina. Espérame con Maribel a las 8:30 junto al buzón.

-Vale abuelo.

Desde hace 150 años, en el barrio de Arenal d´en Castell (Menorca), Genentech S.A lleva a cabo un proyecto que comenzó en el edificio “Font de la Joventut”.

Los participantes, todos de la misma familia, viven juntos en este y en otros siete edificios anexados posteriormente, con el requisito de no abandonar la isla más de un mes al año y no cambiar de domicilio.

Reciben un fármaco capaz de alargar los telómeros cromosómicos y evitar el envejecimiento celular.

Berta y su marido Luis fueron los primeros en entrar en “Font de la Joventut”. Ahora, 2.253 personas, todas ellas descendientes y sus parejas viven en el complejo.

Cristina, con sus 12 años, es una niña alegre y confiada, con los ojos y los gestos de su abuelo, al que adora. Su abuelo, a su vez, siempre fue el nieto favorito de Felisa, que también tiene esos ojos y esa mirada risueña y transparente. Antonio y Felisa, abuelo y tatarabuela de Cristina, suelen pasear juntos por las calas de Ciudadela: muchos piensan que son hermanos mellizos. Dentro de un tiempo, Cristina alcanzará la edad de 25, y si quiere, como todos han querido, comenzará a recibir el fármaco y pasará por una hermana más, pero solo en apariencia. La claridad de la experiencia sólo se adquiere con los años vividos.

Suena el despertador. Cristina se levanta y comparte baño con su madre. Entre los apuntes de Sociales saca una mano para beberse la leche, imposible comer nada. Al lado del buzón ya espera Maribel, vecina de fuera del complejo. Hace un año falleció su padre. Tiene una hermana de un par de años y lleva en la clase de Cristina desde Infantil.

Por el fondo aparece el abuelo, con su abrigo gris y su bufanda blanca, repeinado con colonia.

-Vamos chicas, todas al coche. Nos esperan dos dieces.

Cristina y Maribel, se ríen nerviosas.

–Abuelo, vamos rápido a ver si nos da tiempo a repasar.

– Vamos chicas, lo hecho, hecho está.

Qué feliz se siente Antonio. Felisa siempre le dice que disfrute mucho de los nietos, porque cuando los niños se van quedando lejos de tu generación la vida pierde un poco de su alegría.

Antonio mira por el retrovisor. Cristina se ríe nerviosa, sabe que su abuelo la está mirando. El coche se mueve hacia un lado, luego hacia el otro, llega una luz intensa por la ventanilla, Cristina cierra los ojos, un golpe. ¿Qué ha pasado? Sirenas, voces, una mano tira de su cuerpo, un calor intenso llena su cara. Ve a Maribel a su lado. El coche está en llamas.

-¡Abuelo, abuelo!

El fuego lo cubre todo.

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En estos 150 años, 2.372 personas han entrado en el proyecto “Font de la Juventut”. Sólo un 5% lo han abandonado, todos ellos por accidentes o por enfermedades no asociadas al envejecimiento, sino al azar.

Es todo un éxito.

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