En la vida no elegimos de quien nacer; es más, ni sabemos quién serán nuestros papás hasta que estamos en la barriga de nuestras madres y escuchamos su voz y la de papá.
Libertad…
El destino de la vida tiene sus vueltas y sus propias historias. ¿Cómo puede amarse un hombre y una mujer, y procrear, siendo tan diferentes y a la vez tan idénticos? ¿En qué consiste el amor a la hora de elegir a una pareja? ¿Cuál es mi libertad para poder elegir al padre de mis hijos o a la madre de ellos?
En la infancia uno no reconoce el esfuerzo de sus padres para con sus hijos porque damos todos por sentado, creyendo que siempre tenemos la carta ganadora como una promesa de poder sobre ellos.
Madurez…
¿Cómo puedo reconocer un esfuerzo que yo no pedí?. Dime, ¿Por qué debo reconocerte si Yo no te lo pedí? Tu querías algo a qué amar, pero cada amor necesita sacrificio: necesita esfuerzo. Dejas tu vida para que alguien más viva porque elegiste amar.
Nadie te va a agradecer porque necesitamos agradecer. ¿Qué tan puro tiene que ser tu amor para sacrificar todo por mi? ¿Qué debo hacer ti, regresarlo cuando ya no puedas más?
Te veo y se que no debo agradecerte, pero se que debo reconocer tu esfuerzo. Déjame mirarte un poco más; déjame observarte un poco más.
–Necesito que vengas al banco para que puedas colocar tu parte de la contraseña para abrir la bóveda por favor.
– No puedo en este momento; conoces mi posición.
-Tenderemos esta conversación y haremos como si no.
– 290397200500
En las relaciones solo se necesita complicidad, confianza y un poco de chispa.
–Has de tener una voz muy hermosa.
-Si a usted le complace.
Inicia un poco el juego con los atributos del otro
–Te acompaño
Luego el tiempo y el espacio desaparece, así como mis obligaciones con otras personas.
¿Qué es una complicidad y en que momento deja de serlo? Si nos hacemos pareja, ¿Deja de existir esa complicidad? ¿Qué es una persona destinada para mí? ¿Cómo sentirán el amor las personas adultas? ¿En que consiste el amor para ellas?
–Te quedaras con tus padres
-Confió en ti
Distancia…
–Son las 4 de la mañana mamá.
-Ve tienes que hablar con el.
-Hola Papi.
-Hola Muñeca.
No recuerdo cuántas veces contesté esa llamada a las 4 de las mañana, ni cuántas veces me devolvieron la misma respuesta. Antes, en aquel tiempo en que no existían redes sociales y lo único que nos unía era por la vía telefónica, cada minuto costaba.
Había que comprar minutos, había que medir el tiempo.
Supongo que, por las vueltas de la vida, mi papá no podía hablarnos siempre. Su llamada solo llegaba una vez al mes, como quien es amante de la luna llena. El año tiene 12 meses y yo recibía apenas 12 llamadas. Eran 12 momentos en el que escuchaba «Hola Muñeca», pequeños instantes que están grabados en mi corazón como un anhelo constante de que ese teléfono sonaría, una vez más, cada mes.
Incertidumbre…
La distancia siempre imponía silencios, reunía muchas preocupaciones, instantes, desahogos en los cuales los minutos no alcanzaban. Se sentía la ausencia, pero no una irresponsabilidad atrás de ella.
Esperanza…
Sonarás el siguiente mes…
Una promesa tiene el poder de cambiar vidas, de dar sentido, pero también conlleva compromiso. ¿Qué puedo pedir para ti?
No sé si conociste otro amor; creo que nunca lo he preguntado y no creo que lo pregunte.
¿Cómo se siente escuchar crecer algo? ¿Cómo te sientes luego de no a ver visto eso? ¿hay algo de lo que te arrepientes?
Arrepentimiento..
– No alcanza
-Pero ¿Qué puedo hacer?
-Llamas una vez al mes, ¿Cómo vas a conocer nuestra situación? Si me pasa algo, no te vas a enterar hasta un mes después.
¿Cómo se vive una vida llena de arrepentimientos? No creo que sea justo que alguien viva una vida así. ¿Hasta dónde llega mi responsabilidad? ¿Qué puedo hacer? El mundo no gira como yo se lo pido. Hago lo que puedo, ¿no es así? Tengo que sobrevivir. ¿Cuántas responsabilidades puede tener un hombre?
Un hombre al crecer, tiene sus padre, con los cuales tiene una responsabilidad. Si tenemos hermanos o hermanas, llega un momento en que ellos también son responsabilidad -no directa, pero existe. Luego creces y tienes responsabilidad de ti mismo, y ya solo eso representa un gran carga.
Después te conviertes en hombre y tienes una responsabilidad con tu familia, la que tú elegiste e hiciste crecer. Dime ¿Cómo se puede con esa responsabilidad tan grande?
La vida de una persona es una cadena de responsabilidades. No importa desde dónde lo veas; siempre hay una carga que sostener. Se tiene que saber cuidar, tiene que sobrevivir y, además, cumplir con las expectativas sociales y personales.
¿Hasta donde puede llegar una persona? ¿Hasta donde permito que mi vida avance? ¿En que momento dejé de vivir para mi ? Me gusta vivir para otros, pero esta cadena… ¿aún la puedo cargar? ¿En algún momento esta cadena deja de pesar?
¿Que tantos arrepentimientos tendrá una persona, que solo se los puede guardar en el fondo de su corazón y no poder exteriorizarlos?¿Por qué los padres no pueden hablar de las cosas que duelen? ¿Por qué tienen que ser super humanos? ¿Y nosotros, como hijos estamos realmente preparados para escuchar? ¿Qué tan egoístas somos al cerrar los oídos a las quejas de un adulto?
Dime … ¿hasta dónde?
Responsabilidad…
Querido Padre:
No hay un significado de Responsabilidad que no lleve tu voz… porque fuiste tú, el que me enseñó que la Promesa de poder para con los hijos, no cualquiera la puede tener.
Te agradezco tu esfuerzo y dedicación por esa 336 llamadas, que ahora la tecnología acorta, mientras los cabellos de tu cabeza se emblanquecen.
Y tu promesa de ser padre sigue firme, aún en la distancia.
Ahora ya no eres tú el que llama; hoy soy yo quien marca.
En nuestra función de llamadas todo cambio; ya no es:
– Hola papi
– Hola Muñeca
En esta nueva historia se dice:
– Hola que tal ? Como estás?
– Hola
-Como estás?
-Sentado
Después de un largo día, el estar sentado y escucharse aún en la distancia promete, y se cumple una promesa de amor: estar presente siempre en nuestras vidas.
Te amo papá
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