Los concursos literarios siempre han sido la mano pa’ dar a conocer nuevos talentos y pa’ que la gente lea cosas nuevas. Pero ojo, que más allá de las ventajas, estos concursos también pueden hacerle un quite a la cabeza al escritor, y cuando se hacen online, cambian la forma en que los participantes y la gente cachan y comentan las obras. Voy tratar de analizar los pros y contras desde dos lados: cómo afecta al escritor y cómo es la wea cuando es online.
1. Cómo le pega al escritor en la mente
Lo bueno:
Meterse en un concurso literario puede ser súper motivador. Que un jurado, que generalmente cachai que sabe caleta, lea y evalúe tu pega, te puede subir la autoestima y darte un empujón pa’ seguir escribiendo. Además, tener un plazo y una regla te pone la escoba y te hace darle duro a la pega para dejarla filete.
Lo malo:
Pero ojo, que también puede ser un cacho. La presión de que te estén evaluando puede hacer que te pongai nervioso o te trabes pa’ escribir. A veces el miedo a que te pelen o no te reconozcan puede bajar la autoestima, y eso es fome cuando le pusiste harto corazón a tu cuento o poema. Además, estar cachando que otros escritores están mejor o tienen más talento puede hacer que te sientas menos.
2. La caga de la temática impuesta por los jurados
Otra cosa que me carga es cuando los jurados te meten un tema súper específico y cerrado, que te deja poco margen pa’ tirar la talla. Cuando la temática es muy acotada, el escritor pierde la libertad de escribir lo que realmente quiere o siente. Eso puede hacer que la wea se transforme en un “tengo que escribir esto sí o sí”, y eso mata la creatividad. Muchos se pueden sentir cagados porque no pueden decir lo que quieren, y eso hace que la variedad y la innovación se vayan al tacho.
3. Concursos online: que te vean, te critiquen y aprendas con los demás
Lo bueno:
Cuando el concurso es online, la cosa cambia caleta. No solo el jurado ve la pega, sino que todos los participantes y a veces la gente que se mete a leer. Eso arma un espacio bacán pa’ que los escritores aprendan de otros, cachando estilos, formas y temáticas distintas. La crítica puede ser la raja si es constructiva, y ayuda a todos a mejorar y crear una comunidad piola donde la gente se banca y se ayuda.
Lo malo:
Pero ojo, que estar expuesto online también tiene sus cahuines. No todos están pa’ que les tiren críticas duras o malas onda, y eso puede bajonear caleta. Además, en la red puede haber gente fome que se ponga tóxica o haga comparaciones weonas que no aportan nada. Y ni hablar de la volá de plagios o que te copien la pega sin permiso, que es la peor.
Una breve conclusión
Los concursos literarios son una tremenda oportunidad pa’ mostrar lo que uno escribe y crecer como escritor. Pero hay que cachar que también pueden hacerte la volá difícil en la cabeza y que la cosa online necesita ser un espacio seguro y piola, donde la crítica sirva pa’ mejorar y no pa’ bajonear. Además, que los temas sean abiertos es clave pa’ que la creatividad no se quede pegada y salga lo más bacán y variado posible. En suma, la gracia está en que la competencia, la creatividad y la comunidad se junten pa’ que todos salgan ganando.
Y qué pasa después del concurso, cuando no ganas ni te nombran siquiera…
Acá viene lo más difícil po, la volá cuando te pegas la volá de participar, le pones todo el corazón y al final ni siquiera salís en la lista de ganadores o menciones honrosas. Eso pega como patá en la guata y te puede dejar pa’ dentro un buen rato. La mente empieza a dar vueltas, pensando si la wea que escribiste no sirvió, si fue fome o si simplemente no cacharon tu estilo. Es una lata porque uno se siente como si todo el esfuerzo y las horas dedicadas no valieran nada, y eso puede bajar la motivación caleta.
Pero ojo, aquí es donde hay que ponerse la tenida y no dejarse caer. No ganar no significa que no tengas talento o que tu pega sea mala, muchas veces es pura cuestión de gustos o del jurado que estaba ese día. Además, los concursos son solo un capítulo más en el camino del escritor, no el final. Lo importante es seguir escribiendo, aprendiendo y mostrando la wea en otros lados. A veces, lo que no ganó hoy, mañana puede ser un éxito o abrirte otras puertas.
Y pa’ casi cerrar, es clave tener una red de apoyo, amigos o grupos de escritores que te tiren buena onda y te ayuden a no perder el mojo cuando las cosas no salen como esperabas. La escritura es una lucha constante, pero si te aguantai la volá y sigues dándole, la cosa mejora.
Como decía el viejo Lovecraft, “La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el miedo más antiguo y más intenso es el miedo a lo desconocido.” En este textito de los concursos literarios, la volá del miedo al rechazo, al qué dirán o a no estar a la altura es la que nos tiene a todos apretados. Pero, po, hay que dejar de tenerle miedo a lo desconocido —sea la crítica, el jurado o el resultado— y darle con todo a lo que uno siente y quiere escribir.
Porque la escritura no es pa’ la fama ni pa’ ganar premios (aunque bacán si pasa), sino pa’ sacarse el alma, pa’ contar lo que nadie más se atreve, pa’ abrir la mente y el corazón. Así que dale, sigue tirando la talla, cagándote de la risa cuando haga falta, y no te peles ni un poquito si no ganai. Acá lo que vale es que le pongai el pecho a la wea y que nunca te quiten las ganas de crear.
Al final, escribir es puro pulento, y en esta volá nadie te la puede quitar.
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