Cuando le encontró la vuelta a la vida, esta ya le había sacado varias vueltas, el pelo se le tiró a chanta y el corazón no frenaba por inercia. No vivía en malas condiciones, pero estaba condicionado por errores cometidos en tiempos dónde había sabido vivir sintiéndose rey sin corona. Se sentaba en su balcón a fumar y mirar la noche y respirar mientras dejaba la nostalgia del otro lado del ventanal. No le gustaba estar encerrado todo el día conviviendo con recuerdos y tristezas que no se le iban de la carne y bailaban en la cabeza. Historias viejas, llenas de polvo y amarillas que si hubieran tenido un final podría sentarse a escribirlas. Se le había cruzado por la cabeza creerles él mismo un cierre, pero tenía miedo de ser condescendiente con sus deseos y caer en finales felices. Tenía ese miedo. Ese, entre tantos. Algunos de esos miedos empezaban a tener cada vez más consistencia. La vejez no era una preocupación, no solo porque sabía que falta rato para eso, sino que lo hacía temblar era no tener tiempo para poder corregirse en lo que había pifiado en su vida. Volver, buscar, hablar, gritar, llorar, correr. Los verbos que volverían a encarrilar su vida y darle sentido al paso de los días. Es tarde y la calle está vacia, nada le impedía bajar y poner a rodar esos verbos. Pero sigue frenado. Sigue ahí, mirando las veredas y los autos estacionados. Piensa. Sabe a dónde ir, a quien buscar, que decir, y hasta que puede llegar a escuchar. Termina el cigarrillo y siente frío. Se frota las manos, no es la helada noche. Es el gesto de “ahí vamos”. Cruza el ventanal. Se sorprende encontrar más silencio que afuera. Mira el desorden, sonríe irónico al comparar con sus emociones y pensamientos. La computadora queda prendida como esperando. Sabe que mañana tendrá que comprar más hojas. Se pone la campera. Espera volver y encontrar todo tal cual pero mirar todo con otros ojos. Cierran la puerta deseándose suerte. Baja como siembra por escaleras para ir a su ritmo y encuentra la noche. Empieza a escuchar un poco más de ruido. Siempre es bueno un poco de música…

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