Las aventuras que se cuentan por miles tienen un origen en común: La creatividad humana; pero también un destino común: Gaia. Un lugar peculiar que se ha mantenido en el mas profundo secreto por obra y gracia de miles, si no millones, de humanos guardianes. Hoy seguiremos la pequeña aventura de uno de esos guardianes.
Volando alegremente en su viaje por el espacio, tan lejos de nuestra amada Tierra que es ridículo intentar calcular la distancia, Sofia la Inconmovible se acerca a un triste destino en forma de asteroide. Sin miedo aterriza en el lugar y se corona como la primera persona en pisar aquella roca olvidada de Dios.
-Por favor, Bond. Dime que es aquí- Exige ella a un cuaderno que extrajo de entre sus ropas.
-Este es el lugar, ciertamente- Responde el cuaderno a la imponente mujer que por costumbre había creado una pequeña atmósfera respirable para todo el asteroide.
-Bien. ¿Y cual es la misión?
-Esperar. GAIA aún no me concede toda la información.
-Burócratas.
-¿Desea oficializar una queja?
-No me escucharían. Siempre están ocupados con algo.
Ayudada por la experiencia Sofia no tarda nada en revisar toda la rocosa superficie, usando para ello un diente de león cuyas hojas liberó al cielo y recuperó un minuto después.
-¿Señorita Sofia?
-¿Qué pasa Bond? ¿Ya tienes algo de información útil?
-Debe evacuar el área, señorita.
-¿Estas bromeando?
-Un héroe de rango Galáctico fue asignado para la misión. Esta es una amenaza de nivel «B».
-Santo cielo… de acuerdo, larguémonos de aquí.
Entonces, de forma súbita, la roca espacial empieza a temblar, mutando, creciendo, originando a una bestia que normalmente conoceríamos como infernal.
-«Mierda…»- Fue lo último que Sofia pudo pensar antes de salir aterrada del lugar.
Surcando la negrura del universo a toda velocidad, bien protegida por su gran poder, Sofia creyó estar segura, no se puso a pensar en los detalles hasta que tuvo la mala idea de mirar hacia atrás.
Esos ojos, ojos llenos de confundida furia, depravada malicia, oscuras intenciones. La bestia la alcanzó.
Sin dudarlo siquiera la aberración cósmica aplastó el frágil cuerpo humano de Sofia, cuyos restos no tardaron en ser devorados; pero era un señuelo. Rápida de ideas salvó su vida al entregar un clon hecho con un poco de energía, corteza de árbol y piel; la piel de su brazo derecho para ser precisos, piel que no tardó en regenerar. Pero la farsa fue descubierta pronto.
-Criatura, no sé quien eres… pero nadie me toma por estúpido.
Sin tiempo para asimilarlo Sofia volvió a ser atrapada, una garra gigante hecha a su medida elegida entre los millones de brazos con las que esa aberración contaba.
-Estas muerto y aún no lo sabes- Le dijo Sofia resistiendo el dolor y oliendo el fin, un fin que llegó en ese mismo instante.
Un blanco destello fue lo único que se vio antes de que todos y cada uno de los brazos de la bestia infernal fueran cortados de raíz salvando a la Inconmovible.
-Perdón por el retraso. No pensé que había alguien aquí hasta que noté tu energía.
Eh aquí a un guerrero Héroe de rango Galáctico portando una larga laza hecha con sus huesos. Vistiendo el blanco del marfil con el estilo de un corredor de bolsa.
-Es mi culpa. Gracias por salvarme- Respondió ella mucho mas tranquila, librándose de los monstruosos dedos por la fuerza- No creo que necesites ayuda.
Sin preguntar Sofia empezó a volar a una distancia segura, estrellándose contra una pared invisible.
-Carajo. ¡Perdón amigo! ¡Podrías dejarme salir, por favor!
Sofia entonces se quedó espantada. El héroe estaba destrozando con sus manos al que fácilmente podría ser confundido con el mismo diablo de una forma tan humillante que la Inconmovible empezó a sentir lastima por la bestia. No era una batalla justa.
Sin querer Sofia se descubrió soltando una lagrima por el espectáculo, flotando en pleno espacio sin mas iluminación que lejanas estrellas. Nunca imaginó que vería a un demonio llorar… hasta ese día.
-Vaya, el tipo era mas duro de lo que pensé- Exclamó el héroe escribiendo en un cuaderno similar a Bond, acercándose amablemente a Sofia- ¿Estas bien?
-Ah, lo siento. Estoy algo impresionada, es todo.
-Humm. ¿Cuál es tu nombre?
-¿Mi nombre? Yo… yo soy Sofia la Inconmovible.
-¿La inconmovible?- Su mirada penetraba hasta el alma- Entiendo.
-Me lo pusieron casi como broma.
-Tu nombre es uno que te queda como anillo al dedo, solo que aún no lo entiendes.
Entonces de la piel de este héroe un ganglio emergió y se desprendió.
-Necesito que comas esto.
-¿Qué?
-Es necesario. Esa cosa te implantó un parásito. Necesito sacarlo o estaremos en problemas.
-No lo haré, es asqueroso.
-No tienes opción, ese parásito se alimenta de tu espíritu. Morirás en menos de diez minutos si no lo saco, lo que no es bueno para ti. Y será como unas mil veces mas fuerte que la anterior bestia, lo que no es bueno para mi.
-Carajo- Dijo refunfuñando y pensándolo poco- Este definitivamente no es mi día.
Con bastante repulsión Sofia tomó y se comió aquel ganglio, sufriendo arcadas de inmediato antes de vomitar lo que aparentaba ser un enorme gusano infernal.
-Eso es… no te muevas. Ya lo tengo.
Ante el inmenso asco de Sofia el gusano fue devorado por el brazo del héroe, destrozando lentamente dicho parásito bajo su piel hasta que dejó de retorcerse.
-Eso es todo. Misión cumplida.
Nuestra desafortunada heroína seguía con arcadas, maldiciendo el momento en el que decidió «Echarle un vistazo al lugar».
-¿Me puedo ir ya?
-Sí. Espera un momento.
Con un chasquido se reveló y desapareció una inmensa burbuja protectora más grande que nuestro sol.
-Perdón por las molestias. Y gracias por salvarme, señor…
-Paulo, Paulo a secas. Aún no me gano un apodo.
-Señor Paulo. Gracias por todo.
-Descuida. Fue un placer conocer a Sofia la Inconmovible.
Sofia pensó por un momentoque se estaba burlando, pero no. Paulo en serio decía la verdad.
-Vaya, se me hace tarde. Fue un honor haberte socorrido. Si necesitas ayuda puedes buscarme mediante el libro, te mandaré una solicitud de amistad. Por favor, no la rechaces.
-No, no lo haré.
Sin mas que decir la estela blanca fijó sus ojos a nuestro sol y salió disparado con tanta velocidad que no vale la pena intentar darle un numero.
-Rayos…- Sofia volvió a humedecer sus ojos- Tal vez no fue un mal día después de todo.
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