Yo, que sentía puro vértigo

mi miedo me sujetaba

y enterraba mis pies en el suelo.

Mientras, te ibas esfumando

dejando ser parte del todo,

ya ni presumías de brillar.

Así que, alocada viajera

solo te quedaba caer al abismo

del remanso de tu propio ser.

Yo, que temía llegar al final

preocupada por mis miedos,

veía como tu verbo se iba secando.

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