Ojos negros, la historia que no fue

Ojos negros, la historia que no fue

Ariel Mansilla

10/08/2020

Contaba tan solo con dieciséis años y se había enamorado locamente en secreto de su profesora de historia que se llamaba Vanesa Guevara, ella por ese entonces tendría unos veinticinco años aproximadamente, hacia unos meses que había egresado del profesorado y por fin había conseguido un lugar donde poder ejercer su profesión docente.

Ella era morocha, de hermosa figura, cabellos negros largos y de ojos del mismo color, media aproximadamente un metro sesenta y cinco de estatura.

Era su primer día de clase, y allí en el aula por primera vez sus miradas se cruzaron, ella sintió cierta atracción magnética, que le hizo clavar su vista en el adolescente que la miraba en forma insistente.

Y esa primera clase como practicante lo vio a él, más cerca y observó que era un joven alto, de aproximadamente un metro setenta, anchas espaldas, cabellos negros oscuros y ojos negros, se dio cuenta que era un joven aplicado y estudioso, conoció cuál era su nombre, Bruno Maldonado.

A partir de ese instante, Bruno comenzó a enamorarse en secreto de su profesora de historia, y el sin saberlo, que la joven mujer que estaba frente al aula se sentía atraída por aquellos jóvenes ojos negros que la hacían distraerse en cada clase.

Bruno era tímido y le costaba expresar sus sentimientos, pero lo hacía a su manera a través de la poesía y de los cuentos que le gustaba escribir, fue así que halló la oportunidad de hacer conocer lo que sentía por su profesora de historia a través de un concurso literario de poesías que organizó el colegio al cual concurría.

Las poesías fueron escritas en un papel afiche, pegadas en la pared del patio de la escuela para que fueran leídas por los docentes y los alumnos.

Fue así que escribió una poesía llamada ?Ojos negros?, y tuvo la suerte de ser elegida por los profesores de literatura del establecimiento educativo como la mejor poesía.

Vanesa leyó la poesía, y percibió que aquellos versos eran dirigidos a ella, su corazón comenzó a latir fuertemente cuando vio que alguien se acercaba a su lado.

-¿Le gusto profesora, mi poesía?-

Ella lo miró unos instantes y le respondió.

-Escribís hermoso, espero que puedas encontrar a quien dedicarle esos versos tan lindos.

-Ojalá, que sí profe…-

Ella se moría de ganas de darle besos, pero sabía que no podía en aquel sitio dar rienda suelta a sus sentimientos y debía mantener distancia de relacionarse con un menor, atento que tampoco marchaban las cosas bien con su novio, ya que había discutido por una tontería y desde hacía días que no se hablaban.

Luego el joven, la saludó y fue hacia donde estaban sus compañeros de curso, ella se quedó parada en frente del afiche con las letras manuscritas, y leyó una vez más unos versos que se grabaron en su corazón.

¿Tus ojos negros, como dagas punzantes se han clavado en mi corazón

y me has vuelto loco de amor, que por vos perdí la razón.?

Cuanta verdad decían aquellos versos, de lo que estaba sintiendo, pensó unos instantes luego fue interrumpido por uno de los alumnos que la sacó de sus pensamientos que fue a preguntarle algo referido a la materia de historia.

Transcurrió el tiempo, y llegaba el fin de las clases, ese era el año de que Bruno egresaba del secundario, estaban organizando la fiesta de egreso entre los alumnos y profesores, en cierto momento Bruno y Vanesa habían quedados solos en el aula.

-¡Profesora…!.-dijo Bruno-

-Sí, Bruno…-respondió ella.

El joven la tomó de las manos y la miro a los ojos, y comenzó a recitarle la poesía de su autoría llamada ?Ojos Negros?.

Luego sacó un sobre y se lo entregó a ella.

-Lea esta carta, cuando ya terminen las clases, no antes. Ya no nos veremos y quiero que sepa que la amo desde el primer día que la vi en este patio.

-Bruno…yo.- intentó decir ella pero el joven le dio un suave beso en sus labios y luego se alejó por los pasillos de la galería, dejando a la mujer confundida.

Ella nada dijo, tomó la carta y la guardó en su cartera, volviendo a sus tareas habituales.

Finalizaron las clases, Bruno egreso del secundario y Vanesa continúo dando clases en el establecimiento de enseñanza media.

Vanesa en su casa, abrió la carta y en su interior halló una hoja donde Bruno le escribió la poesía de Ojos Negros y una dedicatoria a su amor imposible.

Aún hoy, después de muchos años Vanesa guarda entre los papeles de sus recuerdos la carta de ese amor que no fue.

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