Esquivando el tráfico de la calle se le regó el café sobre la mano que le quedó ardiendo, puta madre carajo, la otra mano ocupada con la maleta y los autos sin querer ceder el paso. Pero por qué hay que andar siempre corriendo. Por qué no puede uno llegar al aeropuerto o a la terminal de autobuses con el tiempo necesario y suficiente. Si todo está listo desde anoche, por qué mierda.

Voz del altoparlante: Ómnibus Cristóbal Colón anuncia su servicio de las 10:45 con destino a Teopisca, Comitán, Motozintla y Tapachula. Pasajeros con boleto, favor de abordar por el andén número 4.

Dos personas frente a frente, separadas por el cristal de la taquilla. La que atiende es una mujer de alrededor de cuarenta, diez cuarenta, el reloj de atrás marca las diez cuarenta.

—A Tapachula, por favor, si tiene lugar en el que ya sale.

—¿Usted sabe inglés?

—Sí, por qué.

—Pero ¿sabe bien?

—Bueno, más o menos, digamos que sí. ¿Necesita ayuda?

—Hágame mi tarea.

—¿Perdón?

—Mientras yo le vendo el boleto hágame usted mi tarea.

—Es que me acabo de quemar la mano, y además el autobús sale en cinco minutos…

—El autobús no se va a ir hasta que yo no le dé la orden. Déle, sea buenito, hágame mi tarea de inglés, ¿sí?

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