Después de Ti

Después de Ti

Karina Rojas

19/12/2017

Escuche un fuerte ruido en mi cuarto y corrí para ver qué era lo que estaba pasando.

Cuando llegue pude ver a mi pequeña hija sentada en el piso con todos los papeles tirados alrededor de ella.

  • Perdón mami- Cristina volteo a verme y pude ver que sostenía un pedazo de periódico en las manos- quería ver algo y se me callo toda la carpeta.
  • No te preocupes- cruce los brazos y me recargue en la puerta mientras le sonreía – ¿Qué estabas buscando?
  • ¿Quién es el mami?- no me sorprendió que me preguntara eso ya que solo veía la fotografía de un joven que nunca había visto en su vida, o eso era lo que ella creía.
  • ¿Quieres que te cuente la historia de cómo lo conocí?
  • Si – sostuve el periódico y leí lo que decía antes de contarle la historia

Vi el pedazo de periódico que sostenía en las manos y no pude evitar reírme mientras me acercaba a ella

“Este joven a logrado lo que ninguno otro a podido”

Yo siempre he tenido muchos problemas en mi vida. Problemas que no son nada fáciles de superar, gracias a Dios siempre he tenido la suerte de encontrar a personas que me ayuden a salir de esos problemas o que definitivamente ellos me saquen, pero hubo uno que en serio pensé que nunca iba a salir, que siempre iba a estar atormentada por él ya que desde que era niña había tenido el mismo problema y no me lo habían podido quitar, el problema fue cuando……

Tenía 18 años recién cumplidos y vivía con mi familia en un lugar en frente de un gran lago, acabábamos de llegar a esa casa ya que mi sicólogo no las había recomendado.

  • Melisa, ¡Melisa!- mi madre me gritaba desde las escaleras, ya llevaba varios minutos gritándome, pero esa mañana en especial me sentía muy cansada por las pesadillas que había tenido la noche anterior.
  • ¡Mande!
  • ¡Baja, necesito que me hagas un favor!- esas palabras me dolieron demasiado, ya que los favores de mi madre siempre eran de hacer grandes esfuerzos- ¡si no bajas voy a subir por ti!
  • Buenos días- me dirigí a mi madre para saludarla de beso- ¿Qué estas cocinando?
  • Omelett- me sonrió pero después de unos segundos esa sonrisa desapareció- Melisa… tienes que hacer algo…
  • Lo sé mamá
  • ¿Qué favor quieres que te haga?
  • Llévale esto a tu padre- mi madre me dio una pequeña toalla mientras le daba un sorbo a su café
  • ¿Una toalla?, ¿ese es tu gran favor?
  • Tu padre está afuera- como no me lo dijo de una manera muy amigable, no quise decirle nada más así que solo camine hacia el jardín
  • Buenos días- mi padre dijo estas palabras al mismo tiempo que se metía al lago.
  • Mi madre te manda esta toalla
  • Déjala junto a mis cosas… Melisa…- ya me estaba regresando a la casa cuando mi padre dijo mi nombre- quiero hablar contigo- se salió del lago y tomo la toalla que había puesto en el piso hace unos momentos- quiero saber si estas dispuesta a abrirte para poder tener un cambio
  • Quiero un cambio papá
  • Está bien- se acerco para besarme en la frente y luego empezó a caminar hacia la casa- Samanta llega mañana
  • Lo siento, ¿estás bien?
  • Perdón, es que estoy aprendiendo y casi no controlo el bote- hizo una pausa para poder bajarse del enorme y precioso bote blanco y dirigirse hacia a mí- pase demasiado cerca, perdón.
  • No importa- fue todo lo que pude decir antes de levantarme y quitarme el exceso de agua que tenía en la ropa y en el pelo.
  • En serio, perdón….
  • No te preocupes- lo interrumpí antes de que pudiera terminar la frese.
  • Te ofrecería una toalla pero no tengo ninguna- yo solo me limite a sonreírle mientras me seguía quitando el acceso de agua en el pelo –soy Esteban.
  • Mucho gusto
  • Bueno… ya me tengo que ir- le dije mientras me daba la vuelta para dirigirme a la casa
  • Si claro, adiós
  • Lindo vote- fue lo último que le dije antes de cerrar la puerta de la casa
  • Buenos días
  • ¿Quién es el muchacho del bote?- cuando mi madre menciono esas palabras no pude evitar dejar de admirar la habitación y verla con sorpresa
  • No sé de que hablas- respondí después de unos segundos
  • Te vi Melisa- mi madre le sonrió a mi padre y volvió a mirarme para esperar mi respuesta.
  • Solo nos dirigimos unas palabras- corte un pedazo de sandia y me la metí a la boca- no sé quién es.
  • Pues…- mi padre hizo una señal con la mano para que la señora le recogiera el plato vacio y luego siguió hablando- deberían de dirigirse más palabras.
  • Súbanme el desayuno a mi cuarto- me levante de la mesa y empecé a caminar hacia las escaleras.
  • ¿Puedo pasar?- esa voz interrumpió todos mis pensamientos así que me levante de la silla y me dirigí a la puerta del balcón.
  • Adelante- fue todo lo que dije en cuanto pise la alfombra de mi cuarto.
  • ¿Podemos hablar?- esas palabras me tomaron de sorpresa y no pude evitar soltar la puerta, dejando que mi madre pasara a mi baño- no sé por dónde empezar- dijo mi madre después de unos segundos- ya sabes que el próximo año se supone que debes entrar a la universidad y todavía no sabemos que vamos a hacer con tu…
  • Basta- no pude evitar interrumpir a mi madre- ya te dije que quiero hacer el próximo año- tome un poco de aire y abrí la llave para empezar a llenar la tina- quiero…
  • ¿Ser una mantenida?- mi madre me interrumpió de una manera no muy agradable- porque al paso que vamos eso es lo único que vamos a poder hacer contigo-su voz incrementaba cada vez más, hasta llegar a un ponto que ya estaba gritando mientras aventaba mi ropa al piso.
  • Madre , ya basta- trate de hablarle con el tono de voz más bajo que pude para no empeorar más las cosas- yo no tengo la culpa del problema que tengo
  • Pero si lo tienes de seguir alargándolo, Melisa- mi madre seguía gritando y eso hizo que todo el esfuerzo por guardar la calma se fué por completo
  • ¡Ya… por favor¡- me le quede viendo fijamente hasta que se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la puerta.
  • ¡Melisa!
  • ¿Y Sam?- ella solo me sonrió y dirigió su mirada hacia la puerta que daba al jardín y eso fue suficiente para que entendiera donde estaba.
  • ¡SAM!- cuando la vi no pude evitar que los ojos se me llenaran de lagrimas mientras la abrazaba.
  • Melisa, ¿Cómo has estado?¿Qué has hecho?, tienes que contarme tantas cosas
  • ¿Yo?, yo no fui la que me la pase cuatro años viajando
  • Me hubiera encantado que…
  • Lo sé, lo sé- la interrumpí- te hubiera encantado que yo te hubiera acompañado
  • Cuéntame- le dije tratando de cambiar el tema- quiero saber todo lo que has hecho
  • Lo siento, no sabía que estaba aquí- era una de las muchachas que trabajaban en la casa.
  • No te preocupes- seguí examinando su rostro mientras tomaba una de las frutas más grandes de aquellos arboles.
  • Soy Miranda- me dijo la muchacha al mismo tiempo que se acercaba a mí con mucha cautela.
  • ¿Por qué me tienes miedo?- cuando serré la boca desee no haberla abierto ya que en realidad no quería saber la respuesta.
  • Es que…- la muchacha se tomo unos segundos para poder tomar aire- normalmente las personas de su clase son unas…
  • Ya entendí- no quería ni escuchar la palabra.
  • Me gusta mucho tu jardín- no pude evitar sonreír al reconocer la voz de la persona que me estaba hablando.
  • Hola Esteban, ¿Qué haces aquí?
  • Te acordaste de mi nombre- Esteban simplemente se bajo de su boto y camino hacia mí.
  • ¿sabes que esto es propiedad privada?- dije estas palabras al mismo tiempo que me paraba de la hamaca y retrocedía unos pocos pasos- claro que lo sabes.
  • No estoy haciendo nada malo, te lo juro-su presencia me estaba empezando a incomodar un poco- aun no me has dicho tu nombre.
  • Melisa
  • Eres nueva en el pueblo, ¿verdad?
  • ¿Por qué lo preguntas? Esteban volteo a ver su bote y luego me volvió a dirigir la mirada
  • Porque…- empezó a dirigir la mirada a todos lados, como si estuviera buscando algo, pero antes de que pudiera preguntarle que le pasaba el continuo- si había visto y hablado con tus padres en el pueblo, pero a ti… es la segunda vez que te veo y eso porque…
  • Acabo de llegar- Esteban me volteo a ver fijamente y luego sonrió
  • Eso explica muchas cosas- hubo un gran silencio durante unos segundos, los suficientes para poder sentirme mucho más incomoda de lo que estaba.
  • ¿puedo preguntarte algo?- su tono de voz era demasiado dulce, pero eso solo hizo que me sintiera más incomoda de lo que ya estaba, por eso solo me limite a negar con la cabeza.
  • Entonces, ¿puedo invitarte a algún lado?- me le quede viendo fijamente pero no le conteste
  • ¿dije algo que te molestara?- estaba a unos pasos de mi casa cuando esteban menciono estas palabras.
  • No- me quede esperando su respuesta, pero nunca hubo- ¿Por qué lo preguntas?- Esteban tampoco me respondió eso, solo empezó a caminar hacia mi sorprendido
  • Entonces… ¿Por qué te vas?
  • Porque la vez pasada también huiste de mi
  • ¿Cuándo?- ya sabía perfectamente la respuesta, pero solo quería hacer tiempo para poder pensar más la primera pregunta
  • Ayer…cuando nos conocimos… cuando…
  • A ya me acorde- mis palabras eran bruscas y torpes, pero Esteban en ningún momento perdió la calma y la dulzura en sus ojos, no sé como tenía tanta paciencia.
  • ¿entonces porque huyes de mi?- no sabía qué hacer, ya no podía pensar tanto tiempo mi respuesta, pero tampoco sabía que responderle, lo mejor era decirle la verdad, decirle que no era nada personal, que era por el problema que tenía, decirle algo que nunca había tenido el valor de contar…
  • No estoy huyendo- por la cara que hizo se ve que no me creyó y con toda la razón ya que mi mentira no había sido nada creíble.
  • Entonces, ¿te puedes quedar un rato?
  • ¿Por qué?- Esteban hizo cara de pocos amigos y eso basto para que entendiera- si claro
  • ¿y cómo vas con tus clases en tu bote?- Esteban se empezó a reír a carcajadas, pero luego se paró en seco
  • ¿Qué te digo?- paso la mano por su pelo y luego continuo- en un mes hago el examen para ver si me dan la licencia
  • ¿una licencia?- mi voz fue un poco burlona, pero no pude evitarlo- ¿para qué quieres una licencia aquí?, digo, creo que eres la única persona en el lago que tiene un bote y no creo que nadie te pida una licencia.
  • Que chistosita eres Melisa- su tono de voz también fue burlón, pero la verdad no me importo- no quiero la licencia para el lago, si no porque lo quiero navegar en el mar
  • ¿tu bote aguanta estar en el mar?- tenía que esforzarme mucho si no quería que la risa me ganara
  • No es un bote Melisa, es un jate… y esta grande- ya estaba empezando a sonar un poco enojado, pero eso no evito que me ganara la risa
  • Ya sé que es grande, esa cosa esta enorme, pero…voltee a ver al enorme jate y luego volví a dirigir mi mitrada hacia él- la playa más cercana esta a cinco horas- las ganas de reírme se me habían ido por completo, ahora estaba preocupada
  • Tranquila Melisa, no me voy a ir… al menos no aun
  • ¿piensas irte a vivir a otro lado?
  • ¿tú no?- no le pude responder esa pregunta, no quería decirle que no porque le tendría que dar explicaciones, pero Esteban continuo antes de que le tuviera que dar una respuesta- no pienso quedarme más de dos años quedarme más de dos años aquí, quiero vivir cerca del mar, ese siempre ha sido mi sueño
  • Y ¿Qué te detiene?- Esteban me volvió a ver sorprendido- no te estoy corriendo, pero si siempre ha sido ese tu sueño, ¿Por qué no te has ido?
  • Larga historia
  • Resúmela
  • Está bien- Esteban me dedico una sonrisa y desvió la mirada- pero solo con una condición, si me dices tú misterio, tu razón de porque nunca sales a las calles, porque no te gusta…
  • No- trate de ser lo más cortante que pude- en ese caso no me cuentes nada- me levante de una de las sillas del jardín y me dirigí a la puerta de la casa, estaba realmente molesta ya que Esteban solo buscaba la forma de sacarme esa información y eso ya era molesto, muy molesto
  • ¡Melisa espera!- Esteban corrió detrás de mí y cuando ya estaba a punto de alcanzarme deje de caminar y voltee a verlo
  • No me gustan los ríos, el ,mar o incluso los lagos, Esteban, pero prefiero mil veces subirme a tu bote para dar una vuelta a decirme lo que me pides- seguí caminando lo más rápido que pude para llegar a la puerta de la casa con Esteban pisándome los talones
  • Jate, melisa y no te enojes… ¡Melisa!- dijo estas palabras hasta que llegamos a la puerta de la casa- recuerda que voy a pasar por ti a las ocho p.m.- fue lo último que escuche antes de cerrarle la puerta en la cara
  • ¿Por qué hiciste eso?- fue lo primero que dijo cuando la voltee a ver y me di cuenta de que estaba un poco molesta, pero la verdad no estaba de humor como para darme ningún tipo de explicaciones, así que me limite a subir por las escaleras y seguir caminando hasta llegar a mi cuarto.
  • Melisa, ¿a que no adivinas quien está allá afuera?- mi madre dijo estas palabras al mismo tiempo que azotaba la puerta de mi cuarto para poder entrar, pero cuando me vio se paró de golpe- ¿ya lo sabías?
  • “Espero que las cosas no se salgan de control, Esteban”
  • “No se preocupe señor, ya hable con Don. Osvaldo y ya me dio todos los pasos que debo de seguir”
  • “espero que los hayas escuchado bien, porque un error…”
  • “no se preocupe señor, he dedicado mi vida a…”
  • Qué bueno que ya estas lista bebé- no me había dado cuenta de que ya me habían visto
  • Buenas noches- fue todo lo que pude decir.
  • Diviértete nena
  • ¿Qué paso?
  • No voy a salir- fue todo lo que quise decir, él simplemente me sonrío y empezó a jalarme para que saliera de mi casa.
  • No quiero salir- tenía las pocas esperanzas de que mi padre o mi madre saliera en esos momentos para que me salvara, pero solo me quede esperando y esperando.
  • Quieres que te odie, ¿verdad?- ya estábamos casi afuera de la casa cuando le dije eso.
  • ¿Por qué no quieres salir?- su voz también tenía un poco de preocupación, pero no se podían compara con sus ojos.
  • Lo siento, lo siento- no dejo de repetir estas palabras durante unos segundos- no sabía que estaba tan avanzado.
  • ¿Qué cosa?- levante mi cara y lo mire fijamente mientras esperaba su respuesta
  • Tus padres me comentaron lo que tenías, pero…- se veía un poco preocupado y sus palabras eran torpes- se me había olvidado y estaba tan distraído que sin querer te empecé a jalar… aparte habíamos quedado que íbamos a dar una vuelta en el bote, no a pie
  • Podemos quedarnos aquí- no tenía ni idea cuanto tiempo había pasado en lo que pensaba todo esto.
  • Gracias- alce la cabeza para verlo y me di cuenta de que tenía la mirada perdida- Lo siento, no quise…..
  • No te preocupes- por alguna razón no me dejo terminar la frase.
  • ¿puedo saber a qué le tienes miedo?- esas palabras no me sorprendieron.
  • A la gente- respondí después de unos segundos de silencio.
  • Y…- tenía que encontrar un tema de conversación para poder romper aquel silencio que me estaba matando- ¿te gustan todos los jardines? O ¿el mío tiene algo en especial?
  • Un poco de ambos- nos volvimos a quedar unos pocos segundos en silencio, pero antes de que pudiera decir algo, él siguió- vamos a hacer una cosa- tomo aire y serró los ojos- yo te digo un secreto mío y tú me dices uno tuyo.
  • ¿un secreto?- Esteban solo asintió con la cabeza- bueno empieza
  • Me gustan los jardines, porque es una forma de recordar a mi madre.
  • Lo siento, no sabía que estaban aquí- por alguna razón no creí en sus palabras, mi padre estaba seguro y no se veía confundido, por habernos encontrado ahí y aparte obvio que nos iba a encontrar ahí y aparte no creo que mi padre sea capaz de pensar que iba a salir de la caza, aunque no entendía porque no estaba feliz por verme afuera, no era la gran cosa, pero al menos era un pequeño avance.
  • No se preocupe- Esteban se paro y me ayudo a mí a hacer lo mismo- de todas formas ya me tengo que ir, ya es tarde.
  • ¿Qué paso?- le dije un poco molesta
  • Él joven esteban está ahí abajo
  • ¿y?- espere su respuesta, pero nunca hablo- dile que mi papa no está- dije después de unos minutos.
  • ¿Qué paso ahora?- le dije antes de que tocara mi puerta
  • Dice que no está buscando a su padre- me molestaba demasiado cuando Miranda se comportaba de una manera tan tímida.
  • ¿entonces?- volví a esperar su respuesta pero ella solo se limito a alzar los hombros y seguir viendo al piso- ¿a que vino?
  • No le pregunte- me dijo con un suspiro de voz
  • Entonces pregúntale- ya estaba un poco desesperada y la voz no me salió muy dulce que digamos, así que ella volvió a asentir con la cabeza y se fue
  • ¿Qué te dijo?- dije al escuchar unos golpes en la puerta, pero sin alzar la vista
  • Que te está buscando a ti- esa voz no era de Miranda así que un poco sorprendida alce la vista para ver a la persona que estaba parada en mi puerta
  • ¿Qué haces?
  • Lo siento señorita, le dije que no…
  • No te preocupes- interrumpí a Miranda un poco molesta- se lo pregunte a él- Miranda volteo a verme y luego volvió a dirigir la mirada a Esteban
  • Quiero hablar contigo- cuando escuche esas palabras no pude evitar poner los ojos en blanco
  • Habla- me senté en la cama y empecé a leer la revista que sostenía en las manos
  • ¿Por qué estas molesta?- no me había dado cuenta de que había sido un poco grosera con él- ¿te enojaste por lo que paso ayer- espero mi respuesta pero no sabía que decirle- lo siento… no fue mi in…
  • No- le dije antes de que siguiera hablando- no estoy molesta
  • ¿entonces?
  • ¿de qué querías hablar conmigo?- Esteban me volteo a ver con cara de pocos amigos, pero luego me dedico una sonrisa
  • ¿podemos salir unos minutos?- dio un paso al mismo tiempo que decía la oración, pero Melisa lo sostuvo del brazo para que no siguiera avanzando
  • ¿para qué?
  • Es que te quiero enseñar algo- cuando alce la vista para verlo me pude dar cuenta de que Esteban estaba viendo a Miranda con ojos de pistola ya que esta todavía no lo soltaba
  • ¿Qué te pasa?, ¡bájame!, ¡Esteban no estoy bromeando, bájame!- le empecé a gritar cuando sentí sus brazos alrededor de mi, pero él no me hacía caso, así que le seguí gritando mientras bajábamos las escaleras y caminábamos por el largo pasillo hasta llegar al jardín.
  • Admito que si me la merezco, pero… por favor- dijo aun sosteniéndome la mano
  • No me vuelvas a tocar- dije al mismo tiempo que liberaba mi mano de la suya.
  • Lo siento- alzo las manos como si lo estuviera asaltando y luego me sonrió.
  • Melisa- dijo una vez que empezábamos a subir los escalones- mínimo deja que hable contigo.
  • Melisa te propongo algo…
  • Melisa ya llegamos-el grito de mis padres desde las escaleras lo interrumpieron
  • ¡rayos!- Esteban se empezó a poner demasiado nervioso y empezó a caminar en círculos.
  • Eso es- volteo a verme y abrió la puerta de vidrio
  • ¿Piensas aventarte?- le dije después de examinar la altura, pero antes de que me respondiera empezamos a escuchar los pasos de mis padres subiendo las escaleras.
  • Estas en problemas- me recargue en el barandal mientras lo veía hacerme cara de pocos amigos.
  • No te preocupes no me voy a suicidar- camino hacia la esquina del balcón y empezó a bajar por uno de los árboles que se encontraban pegados al barandal
  • Todavía tenemos una plática pendiente- me dijo una vez que estaba empezando a bajar por el árbol
  • Dame una buena razón para no hacer que te caigas- empecé a caminar hacia el árbol y él empezó a subirlo haciendo que quedáramos de frente uno con el otro
  • Tendrás que encontrar una explicación de por qué me caí- se acerco un poco más a mí para que quedáramos en una distancia muy corta.
  • Mejor encuentro una explicación de por qué estabas en mi cuarto- dije casi sin aliento.
  • ¿Qué haces?- me dijo después de que me volteara para verla
  • Viendo… nada… solo estoy viendo- no pude evitar ponerme un poco nerviosa cuando la vi mirándome de esa manera
  • Que rara- fue lo último que dijo antes de empezar a caminar hacia las escaleras
  • ¡Melisa!, ¡Melisa!- pude escuchar que Esteban me estaba gritando antes de que pudiera serrar la puerta del balcón, así que me volví a dirigir al barandal y pude ver a Esteban parado con los brazos cruzados
  • Tengo un problema- me dijo con el tono de voz más bajo que pudo, pero con el suficiente como para que lo escuchara a la perfección- hoy no traje mi bote
  • Cuando escuches que mis padres suban tú te metes- le dije a Esteban con el tono de voz más bajo que pude mientras me miraba sorprendido mientras escuchaba más palabras
  • ¿Qué…?
  • ¿Qué paso?- aunque podía ver la preocupaciones mi padre en su rostro, su voz era dura como siempre había sido.
  • ¿Qué paso?- mi padre hizo la misma pregunta
  • Vi una araña…pero ya se fue- pude ver como mi padre me miraba con cara de pocos amigos
  • ¡una araña!- grito mi padre muy enojado mientras miraba a mi madre y se iba
  • Lo siento- alce la vista al mismo tiempo que me secaba las lagrimas para poder ver quien estaba ahí y pude ver que Esteban estaba recargado en la puerta del balcón con la mirada en el piso
  • ooh… lárgate- cubrí mi cara con mis rodillas esperando a que se fuera, pero no lo hozo, en vez de eso se acerco a mí y me rodeo con sus brazos.
  • lo iba a hacer pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta de la entrada pude escuchar a tus padres discutiendo y como mencionaron tu nombre… bueno sinceramente me preocupe así que con mucho trabajo me volví a meter a la casa mientras ellos discutían en la sala- cuando termino de hablar me beso el pelo y nos quedamos así durante un tiempo- bueno ya me tengo que ir- me dio otro beso e intento pararse de la cama, pero lo sostuve para que no se moviera
  • quédate unos minutos más
  • Qué bueno que ya despertó- dijo Miranda al mismo tiempo que guardaba unas cosas en el refrigerador y volteaba a verme
  • ¿Cuánto tiempo estuve dormida?- Miranda desvió su mirada de la mía para poder seguir guardando la comida.
  • Pues no se… pero cuando subí hace unos veinte minutos, el joven Esteban la estaba tapando con una cobija roja y me comento que se acaba de dormir.
  • ¿Por qué tan contentas?- mi madre ya estaba al lado de nosotras con un ramo de flores en las manos
  • Estábamos… platicando sobre un programa… que acabo de ver
  • ¿es en cerio?- mi mamá se nos quedo viendo sorprendida, pero antes de que pudiéramos seguir con la mentira, ella siguió hablando- porque hace cinco minutos subí a verte y estabas dormida
  • Que lindas flores, señora- Miranda trato de cambiarle el tema y al parecer funciono ya que mi madre sonrío mientras olía las flores- ¿Dónde las compro?
  • No las compre- extendió las manos y puso las rosas en mi dirección- ni tampoco son mías- tome las rosas un poco sorprendida, pero sin quitarle la vista a mi madre- te las corto tu papá de la parte de atrás del jardín
  • No las quiero- avente las rosas al piso y empecé a caminar hacia la puerta- no vaya a ser que tenga arañas
  • ¿Por qué no vino?-no me sorprendió que Miranda me preguntara eso, ya que desde hace unos tres días, todo era una sorpresa, lo único que hice fue levantar los hombros y subí las escaleras, Miranda me siguió casi pisándome los talones, pero no me importo ya que no le di mucha importancia porque creí que estaba subiendo para hacer sus deberes, pero cuando entre a mi cuarto y ella me siguió, fue cuando en cerio me empecé a preocupar.
  • ¿Qué haces?- ya era demasiado que me siguiera, lo único que podía pensar era que mi madre o mi padre le habían dicho que me vigilara y sinceramente era pésima para espiar o vigilar.
  • Me estas espantando- le dije una vez que paro de caminar.
  • Lo siento- retrocedió unos pasos y luego continuo- es que le tengo que decir algo muy importante.
  • Dime- no tenía ni idea de lo que me iba a decir, pero de seguro era una tontería, algo que no tenía nada de importancia.
  • El joven Esteban no es lo que parece, no es quien usted cree- se tomo unos minutos para esperar mi respuesta, pero cuando vio que no había ninguna ella siguió- me gustaría saber su problema.
  • No tengo ningún problema- en cerio estaba muy enojada y lo demostré cuando hable ya que mi tono de voz no fue nada agradable- vete- fue todo lo que le dije antes de que pudiera hablar.
  • “la señorita del balcón, por favor de bajarle el volumen de la música para que sea posible hablar con usted”- era la voz que provenía de un amplificador de voz.
  • ¿Qué haces?- lo dije casi con un hilo de voz por la sorpresa pero pensé que no había escuchado.
  • Te prometí un paseo con el bote, ¿lo olvidas?- al parecer estaba equivocada.
  • No tengo ganas de salir- Esteban se me quedo viendo durante unos segundos, sin decir nada, sin moverse.
  • Está bien- fue todo lo dijo después.
  • Esteban… Esteban- lo tome del brazo para poder sacudirlo, pero antes de que pudiera hacerlo no pude evitar verlo, ya que hace unos meses el me había dicho que tenía diecisiete, pero se veía mucho más joven, se veía de mi edad, pero… ¿para qué mentirme sobre eso?
  • ¿Qué haces?- en esos momentos solté su brazo lo más rápido que pude y me pare casi saltando.
  • Despertándote- fue todo lo que le dije.
  • ¿te vas a dormir aquí?- estaba realmente sorprendida, no podía creerlo, era algo casi imposible, aparte tenía miedo de que se enfermara o algo así, ya que estaba haciendo demasiado frío, apenas era soportable.
  • Te prometí que te iba a llevar de paseo en mi bote- se tomo un tiempo para esperar mi respuesta, pero cuando vio que no decía nada, continuo- no me voy a ir hasta que aceptes ir conmigo y no me importa que tanto frío haga.
  • Entonces vamos- le dije después de unos segundos de pensar bien mi respuesta.
  • Son las dos de la mañana
  • Prefiero irme ahorita contigo que verme obligada a invitarte a dormir a mi casa.
  • Entonces ponte esto- dijo estas palabras al mismo tiempo que se iba a la parte trasera del bote, tomaba algo negro y me lo aventaba
  • ¿tenías una chamarra y no te la pusiste?- Esteban solo me sonrío y se fue directo a la parte delantera del bote para poder encenderlo.
  • Quería ver que tan amable eras y al parecer ganaste- hubo un gran silencio durante unos segundos – y aparte quería ver que tanto arias por mí y deja decirte que bajas muy mal los árboles, tengo que enseñarte a hacer eso y aparte…
  • Aun hay más- lo interrumpí, la verdad estaba demasiada enojada con él, no era posible que me dejara sufrir así solo porque quería medir mi amabilidad
  • Tranquila- fue todo lo que me dijo- aparte gracias por la cobija
  • Cómo si tú supieras escalar árboles- fue todo lo que dije después de un gran tiempo de silencio.
  • De hacho sí.
  • Eres tan raro- se me quedo viendo con cara de pocos amigos y después de unos momentos apago el motor del bote.
  • Lo que pasa es que no sabes nada de mí
  • Como no voy a saber nada de ti si hemos estado hablando y viéndonos desde hace meses
  • Bueno… no te he contado todo- soltó el volante sin quitar las llaves del bote y se dirijo a uno de los sillones de la parte de atrás- todavía tenemos una conversación pendiente, ¿lo olvidas?
  • Si…- no tenía forma de escapar de esa conversación y mucho menos en un bote en medio del lago.
  • En ese caso- hizo una pequeña pausa para poder respirar y cerrar los ojos- te tocaba a ti
  • No- Esteban abrió los ojos de golpe- no me terminaste de contar porque los jardines te recuerdan a tu madre.
  • Mi madre murió cuando yo tenía ocho años- volvió a serrar los ojos e hizo una pequeña pausa- a ella le encantaban todo tipos de jardines, de hecho a eso se dedicaba, a arreglar cualquier tipo de jardín.
  • Les tuve que explicar todo y gracias a Dios tu… ellos me entendieron perfectamente y me dejaron seguir arreglando el jardín, pero obviamente ya no era igual, así que cada vez iba menos seguido hasta que definitivamente deje de hacerlo, hasta hace unas semanas”
  • ¿entonces a eso te dedicas?, a arreglar jardines- Esteban me sonrió al mismo tiempo que negaba con la cabeza
  • Un jardinero no gana tanto, Melisa- le dio unas pequeñas palmadas al bote y luego continuo- mi tía me…adopto, por decirlo de esa forma y gracias a ella pude estudiar en una de las mejores escuelas del país, la jardinería solo es un pasatiempos.
  • Entonces, ¿a qué te dedicas?
  • Ya fueron muchas preguntas…- Esteban se paro y se sentó en otra silla, solo que estaba más cercana a mí- te toca a ti
  • ¿Qué quieres que te diga?- me sonrió y espero unos segundos la respuesta
  • empecemos con…
  • ¿Por qué nunca me habías hablado de tu mamá?- ya llevábamos tiempo en silencio, el tiempo suficiente para llevarme de valor y preguntarle eso
  • No hablo de esto con michas personas- Esteban me quería demostrar con una sonrisa que no le dolía hablar de ese tema, pero sus ojos me decían lo contrario- no es una parte de mi vida que me guste recordar, como a ti no te gusta hablar de lo que tienes, a mí se podría decir que esa experiencia me dejo… traumado
  • Si no te gusta esa parte de tu vida, ¿por qué te gusta recordar a tu madre con los jardines?- Esteban me volteo a ver con cara de pocos amigos, pero esta vez sí se veía demasiado molesto- ¿traumado?- no necesite más para que me entendiera y aparte era la escusa perfecta para cambiar de tema.
  • Si, de hecho gracias a eso yo so….- no dijo nada más, por alguna razón no termino la frase y espere a ver si en algún momento la terminaba, pero no lo hizo
  • ¿Qué haces aquí tan temprano hija?- no me había dado cuenta que mi madre me estaba vigilando en esos momentos.
  • No podía dormir- eso no era una mentira, ya que cuando estaba con Esteban, no tenía nada de sueño.
  • Ha… – fue todo lo que me dijo
  • Lindo jardín- deje de admirarlo para poder ver a mi madre y darme cuenta de que ella estaba sonriendo- ¿Quién es el jardinero?
  • Melisa no está en….- cuando me vio paro de correr para poder caminar- ¿me podrías decir dónde estabas?- mi padre dijo estas palabras cuando ya se encontraba al lado de mi madre.
  • Aquí- por suerte ya había planeado todas las mentiras que tenía que decir en esos momentos- estuve toda la madrugada en el jardín.
  • ¿sabes quién es el jardinero?- por suerte Miranda estaba pasando por ahí en esos momentos.
  • No, nunca lo he visto- fue todo lo que me dijo, pero por alguna razón, no se paro para responderme, siguió de frente ocultándome la cara, eso respondió todas mis preguntas, la historia que me había contado Esteban era sobre mi jardín, el jardín favorito de su madre y con toda la razón lo era, ya que no había cosa más hermosa que el lugar donde me encontraba ahora parada, aparte todo tenía sentido, mis padres vivían aquí antes de que yo naciera y por alguna razón, que ahora sabía cuál era, se habían mudado y hace poco acabábamos de llegar de nuevo aquí y aparte mis padre vinieron antes que yo, disque para arreglar todo antes de mi llegada, absolutamente todo coincidía, todo estaba justo como él lo había contado, el problema era que entonces Esteban no tenía la edad que me decía y ¿a que se dedicaba?, ¿Por qué tanto misterio?, pero sobre todo, ¿por qué no me dijo que el jardín de la historia era el mío?, tenía muchas preguntas y desgraciadamente, responderlas era casi imposible, ya que tenía la ligera sospecha de que mis padres también me ocultaban algo y con un poco de mala suerte, era o tenía algo que ver con el misterio de Esteban.
  • Ven conmigo- Esteban empezó a caminar y me izo una señal con la mano para que le hiciera caso.
  • ¿me podrías decir porque no quieres salir?, ¿a que le tienes tanto miedo?
  • A la gente- le dije casi sin pensarlo- ya te lo había dicho
  • Ya lo sé- su voz era cortante, demasiado fría- quiero saber porque
  • Cuéntame- su voz cada vez era más dura, más rasposa y eso hizo que no me dieran ganas de contarle nada, pero luego vi su cara y pude ver que estaba realmente enojado y no podía hacer nada para defenderme si intentaba algo, así que…
  • Por alguna razón naci con ese miedo, nadie se me podía acercar, solo mis padres y cuando me contrataron a mi sicólogo, Osvaldo y por alguna razón a él también le tenía la suficiente confianza como para estar con él.
  • Ósea que tu casa es como tu escudo- me interrumpió antes de que pudiera seguir hablando- no les temes a las personas mientras estén en tu casa
  • Exacto- estaba un poco feliz de que me hubiera entendido a la perfección
  • ¿Y te ha ayudado?- espero mi respuesta, pero no sabía que contestarle ya que no le había entendido su pregunta- me refiero a que ¿si te sientes feliz viviendo así?
  • Pues sí, mírame, ya hasta….
  • No tengo nada que mirar- se volteo para ver la puerta en vez de verme a mí- tu miedo es absurdo, ni siquiera deberías tener un sicólogo.
  • ¿Qué haces?- estaba realmente asustado, no podía dejar de pensar en las risas y en las voces de todas las personas que estaban ahí afuera.
  • Te voy a quitar de una vez tu tontería de miedo- abrió la puerta, me tomo del brazo y empezamos a caminar hacia la calle.
  • Espera, espera…..- estas palabras las repetí una y otra vez, pero él no me escuchaba.
  • Señorita- Miranda estaba recargada en la puerta del balcón, lo sabía porque podía ver su figura del otro lado- por favor dígame que paso- espero mi respuesta, pero no tenía ganas de hablar en ese momento- ¿ya le dijo quien era?- esa pregunta me dejo mucho en que pensar, así que tampoco le respondí eso- le advertí que no era quien decía.
  • Ya cállate- le dije una vez que ya estaba adentro- y, ¿sabes qué? Ya vete, adiós
  • Si señorita- tomo sus cosas y se dirigió a la puerta- lo siento- volteo a verme, serró la puerta y los días siguieron pasando.
  • Ya te excediste Melisa- mi madre ya llevaba horas gritándome lo mismo- ábreme la puerta ahora mismo o te juro que la tiro.
  • ¿me podrías explicar qué te pasa?- su voz se había suavizado un poco y ahora se veía mucho más tranquila.
  • Discutí un poco con Esteban, eso es todo y aparte ya….
  • ¿Qué te dijo?- mi madre no me dejo terminar la frase, su cara se veía demasiado preocupada.
  • ¿Qué me podría decir?- estaba muy sorprendida por su reacción, era como si me hubiera dicho algo malo, algo que tuviera que ver con un gran problema o un…
  • Nada- interrumpió completamente mis pensamientos- absolutamente nada- se tomo unos segundos para poder sentarse en mi cama- y ¿de qué discutieron?
  • Pues…- me tomo unos minutos para pensar si le decía la verdad a mi mamá o no- discutimos porque no me quiso contar algo.
  • ¿Qué no te quiso contar?- mi madre se paró de golpe mientras me decía estas palabras, la verdad di la veía demasiado preocupada, demasiado nerviosa.
  • ¿Qué te importa?- la verdad estaba tan nerviosa por el extraño comportamiento de mi madre que no pude contenerme a preguntarle eso, ella simplemente me vio con caras de pocos amigos y más calmada se volvió a sentar en la cama.
  • Quiero saber porque estas así- no creía en ninguna palabra que me acababa de decir, me estaba ocultando algo, algo estaba pasando lo suficiente malo como para que me lo estuvieran ocultando, pero, ¿Qué?, ¿Qué podía ser tan grave?
  • No me quiere contar nada de su vida, es como si no me tuviera confianza- sabia que esa pequeña mentira me iba a meter en muchos problemas, pero prefería eso a decirle la verdad ya que mi madre lo iba a hacer más grande de lo que ya era.
  • “¿Melisa?, por favor, sé que me estas escuchando”- hace unos días esa voz en el altavoz, se me hacia el detalle más lindo y dulce del mundo, pero ahora me hacia la tontería más grande del planeta- “se que estas ahí, solo quiero hablar contigo unos minutos”.
  • ¿puedes bajar?- su voz también sonaba mal.
  • No- no dude nada en responderle.
  • Está bien, te entiendo- volvió a alzar la vista, solo que esta vez, su rostro se veía un poco más calmado- quiero disculparme, ¿me perdonas?
  • No- esta vez se lo dije con más odio.
  • Buenos días- mis padres, que estaban en el comedor hicieron cara de sorpresa cuando me vieron bajar las escaleras.
  • Buenos días- dijo mi madre todavía un poco sorprendida.
  • ¿Qué les pasa?-les dije una vez que ya habíamos acabado de desayunar.
  • Solo queremos saber cómo estas- dijo mi madre al mismo tiempo que se levantaba de la silla y se dirigía a mí- como ya te había dicho.
  • Qué bueno que saliste- no pude evitar ponerme nerviosa cuando escuche su voz, ya que con lo que me había hecho hace unos días me di cuenta de que realmente no conocía a Esteban y si me había hecho… eso, era capaz de hacer cualquier cosa.
  • Melisa, ¿A dónde quieres ir?- ya llevábamos caminando mucho tiempo y ya estaba empezando a creer que ya habíamos dado puras vueltas… o el jardín era mucho más grande de lo que me había imaginado- por favor déjame hablar contigo
  • Lo siento, lo siento- se veía muy mal, hasta me empecé a sentir mal por mi reacción aunque no hubiera sido apropósito, no supe que hacer o que decir, me dieron muchas ganas de perdonarlo y abrazarlo, pero no podía hacer eso, aunque quisiera hacerlo con todo mí ser ya que mi cuerpo se había paralizado por completo y no podía moverme y lo peor de todo era que no sabía si estaba así por su reacción o porque todavía estaba en shock… por otra cosa.
  • Perdón, perdón- no dejo de repetir estas palabras durante un gran momento.
  • No- lo interrumpí una vez que pude aclara mi mente- perdóname a mí por no entenderte.
  • Nunca me vas a perdonar- eso no era una pregunta, así que no tenía por qué contestarle.
  • No- tenía que saberlo.
  • ¿Quién eres tú?- una mejer me dijo eso cuando yo apenas estaba serrando la puerta de la gran casa- ¿Qué haces aquí?
  • Quita esa cara- cada vez su voz era más amable- no te voy a hacer nada- la extraña mujer se empezó a acercar y yo a retroceder- tranquila, solo quiero saber que haces aquí.
  • Lo siento- fue lo único que pude decir ya que el miedo no me dejaba hacer otra cosa que no fuera temblar.
  • ¿Por qué me tienes tanto miedo?- la mujer se veía un poco preocupada y soltó lo que tenía en las manos para poder extenderme la mano- te juro que no te voy a hacer nada.
  • ¿Cómo te llamas?- todavía tenía la mano extendida cuando menciono esas palabras.
  • Melisa
  • Bueno Melisa- se tomo un tiempo para tomar las cosas que había puesto en el piso hace unos minutos-¿te gustaría pasar?
  • Entonces- volvió a poner las cosas en el piso- te invito algo aquí.
  • Perdón, no me he presentado, soy Estela- me dijo una vez que ya estaba sentada.
  • Mucho gusto- cuando acabe la frase, Estela dejo de servirse un vaso de leche y se me quedo viendo con cara de sorpresa.
  • ¿Cuántos años tienes?
  • Dieciocho- la verdad por alguna razón todo el miedo que había tenido se me había quitado por completo en tan solo unos minutos, Estela me sonrío y yo le devolví la sonrisa, estaba realmente sorprendida de lo tranquila que estaba en esos momentos ya que nunca había podido lograra estar con una persona desconocida estando tan tranquila.
  • No es reclamo, solo curiosidad- mordió un pedazo de pan que tenía en las manos y alzo la mirada para verme- ¿Qué haces aquí?
  • Salí a dar una vuelta con el bote, vi esta pequeña isla…
  • ¿el bote es tuyo? – todavía seguía viéndome cuando me pregunto eso.
  • No- me tarde unos minutos en contestarle- de un amigo.
  • Sabía que eras una de sus amigas, sabes, él no me presenta nunca a sus amistades y cuando vi su bote, pero no a él y te vi a ti saliendo de mi casa, pensé que él te había mandado por algo y al parecer así es – Estela sonrío y volvió a morder el pedazo de pan que sostenía en las manos.
  • ¿perdón?- estaba demasiado sorprendida.
  • Es de Esteban, ¿no?
  • Si- solté lo que tenía en las manos y la mire fijamente- ¿Cómo lo sabe?
  • Como no lo voy a reconocer si es el bote de mi hijo.
  • Eres un mentiroso- entre gritando a la sala señalando a Esteban- no te quiero volver a ver en mi vida.
  • Nena, ¿Qué paso?- mi madre se puso en frente de él como para defenderlo y yo me pare a unos pocos metros.
  • Mentiroso, ¿Por qué?- Esteban tomo a mi madre para poderla poner a un lado de él.
  • Por favor señora- hablo con un tono de voz muy bajo, como si no quisiera que lo escuchara- no quiero que se meta en esto.
  • ¿de qué me culpas?- dijo una vez que estaba seguro de que mi madre se había ido- ¿ahora que hice?- su tono de voz no era normal, nunca me había hablado así, se veía demasiado enojado y la verdad no sabía porque, yo no le había hecho nada, más bien era al revés ya que el si me había hecho demasiado daño con sus mentiras.
  • ¿Cuántos años tenías cuando murió tu madre?- Esteban se sorprendió mucho por mi pregunta, se sorprendió tanto que ya no se veía tan enojado.
  • Ocho- dijo después de unos segundos- pero, ¿eso que tiene que ver?
  • Ocho- volví a repetir el numero- ¿no te cansas de mentir?
  • Deja de acusarme por todo- se veía otra vez enojado y dio a un poso hacia mí, solo que esta vez yo no retrocedí.
  • Si dejaras de decir tantas mentiras, nadie tendría porque acusarte- me costó mucho trabajo poder llegar al tono en que le respondí, ya que lo hice lo más bajito que pude y con un poco de dulzura en mi voz.
  • ¿De qué me acusas?- su tono de voz también sonaba mucho más dulce, así que trate de calmarme un poco más.
  • Acabó de ir a tu casa- le dije una vez que estaba segura que no le iba a volver a gritar si él no me provocaba- y estuve hablando con tu madre.
  • ¿hablando?- volteo a verme y pude ver en su cara que estaba demasiado sorprendido- ¿hablaste con una persona?
  • Si- fue todo lo que quise contestarle.
  • Me alegro de que hayas progresado un poco más
  • Y, ¿de qué hablaron?- todo el enojo que tenía en sus ojos se le habían quitado por completo, ellos volvieron a tener la dulzura de siempre.
  • No de mucho- eso no era una mentira, ya que casi no habíamos hablado- solo nos presentaos.
  • Bueno- tomo sus cosas que se encontraban en una de las sillas y se dirigió a la puerta-¿nos vemos mañana?
  • Espero que eso sea un sí- me volvió a sonreír y se fue.
  • Muy bien, Melisa- mi madre salió corriendo toda emocionada de la cocina y cuando llego hasta mí, me abrazo y empezó a saltar- ya te estabas tardando.
  • ¿Por qué quieres que tenga alguna relación con Esteban?- mi madre dejo de saltar y se puso seria- ¿pasa algo?
  • Haces muchas preguntas Melisa- ya no se veía emocionada, al contrario, se veía nerviosa.
  • Hola Melisa- apenas había puesto un pie en el jardín y Esteban ya estaba a unos metros de mí- ¿están tus padres?
  • No lo sé, no los vi en el desayuno.
  • Vamos a dar una vuelta.
  • ¿A dónde vamos?- le pregunte cuando empezó a caminar hacia el interior de la casa.
  • No hay nadie en las calles porque es día festivo -cuando dijo eso mi cuerpo se paralizo por completo y deje de caminar hacia él- no te preocupes- empezó a caminar hacia mí y yo empecé a retroceder- de todas formas no vamos a ir al pueblo.
  • ¿entonces a donde?
  • ¿sabes manejar?- dijo estas palabras al mismo tiempo que sacaba unas llaves de su bolsillo y me las enseñaba.
  • Si- puso las llaves en mi mano y comenzó a avanzar hacia la camioneta.
  • Entonces conduce y espero que no me estés mintiendo porque no es mía la camioneta- no entendía la frialdad de su voz, solo lo había escuchado hablar así la primera vez que lo escuche hablando con mi padre en la sala. Cuando pude reaccionar ya estaba en la camioneta, era mucho más bonita por dentro que por fuera, los asientos eran de piel blancos con café claro del mismo color que el volante, las puertas también tenían piel en algunas partes dándole a la camioneta una vista hermosa.
  • ¿A dónde vamos?- le pregunte a Esteban una vez que estaba arriba de la camioneta.
  • Yo te voy diciendo a donde ir.
  • Puedo preguntar ¿Cómo sabes hacer tantas cosas?- me estaba empezando a chocar cuando Esteban hablaba de una forma tan formal.
  • No te entiendo- dije un poco cortante.
  • ¿Cómo sabes conducir un bote?, ¿Cómo sabes manejar? Si solo te la has pasado en tu casa toda tu vida y ¿no te aburres de estar encerrada todo el día?
  • Se conducir un coche porque la casa de mis padres en México es demasiado grande como para poder manejar ahí.
  • ¿No te gustaría poder quitarte ese miedo que tienes?
  • Si- no dude ni un poco en contestarle
  • ¿Por qué querías que yo condujera?
  • Para que estuvieras más tranquila, si tu estas manejando no te puedo obligar a ir a un lugar donde no quieras- no pude evitar sonreírle- La casa naranja- Esteban señalo una hermosa mansión de color naranja y yo tome el camino para llegar a ella.
  • ¿para qué quieres traerme aquí?- le dije una vez que ya estábamos enfrente de la casa y yo ya estaba apagando el motor del coche.
  • Quiero que veas mi mejor trabajo.
  • ¿Por qué no entramos por la otra puerta?
  • Esta cerrada porque los dueños no están- Esteban volvió a sacar sus llaves para abrir otra puerta, solo que esta daba al interior de la casa.
  • Te encanta entrara a propiedad privada, ¿verdad?- empezamos a caminar hacia la casa en vez de solo quedarnos ahí.
  • Soy su jardinero, tengo todo derecho de entrar para arreglarles el jardín y más si me han dado permiso- me enseño las llaves que sostenía en las manos y las empezó a sacudir- o ¿para qué crees que me dieron las llaves?
  • Para trabajar, no para entrar con alguien más- Esteban no me respondió, solo se limito a sonreírme mientras seguíamos caminando hasta llegar a otra puerta en una esquina de la casa y Esteban abrió la puerta, solo que esta no era de fierro como las pasadas, si no de una madera que combinaba perfectamente con el color de la casa y de la fuente.
  • Es hermoso- ya llevábamos unos minutos ahí, pero no había podido hablar porque estaba admirando el hermoso paisaje.
  • ¿te acuerdas de la historia que te conté sobre mi infancia?- espero mi respuesta, pero al ver que no respondía continuo- este es el jardín que te platique.
  • ¿paso algo?- dijo Esteban al mismo tiempo que se ponía en frente de mi
  • ¿Por qué me dijiste que tu mamá había muerto?- cuando acabe la oración Esteban se puso más serio de lo normal y no se movió ni un centímetro- ¿tanto de tu historia es verdad?
  • Toda- me le quede viendo con cara de pocos amigos, pero no me hizo caso- bueno… casi toda- espere a que me dijera algo más, pero al ver que no lo iba a hacer me di la media vuelta y empecé a caminar hacia la puerta de la casa – espera- Esteban me tomo del brazo y no pude evitar voltearme, pero por desgracia no me había dado cuenta de que habíamos quedado muy cerca el uno del otro- te lo voy a explicar
  • Espero que esta vez sea la verdad- por alguna razón cuando mencione estas palabras Esteban se alejo.
  • Si… esta es la verdad- su voz sonó demasiado rara, como si estuviera… o más bien como si… no tengo palabras para explicarlo- es mi madrastra… ¿Qué paso?- me dijo Esteban cuando se dio cuenta de que mi expresión había cambiado por completo- ¿pasa algo?
  • No- no quise ser cortante, pero la voz me salió como si hubiera querido
  • ¿Qué paso?- volvió a preguntar al mismo tiempo que tomaba mi rostro con sus manos y daba un paso hacia mí- ¿Qué hice?
  • Nada- trate de dirigir mi mirada a otra parte, pero sus manos no me dejaron, en esos momentos me empecé a poner un poco nerviosa, ya que me sentía un poco incomoda por como Esteban tenía sus manos sobre mi cara, pero al mismo tiempo, estaba nerviosa por… de la nada Esteban me separo de él y pude ver en sus ojos algo muy parecido al miedo.
  • Vámonos- dijo una vez que él estaba en la puerta, pero yo todavía no me movía ni un centímetro.
  • ¿Qué paso?- se me hizo raro repetir sus palabras, pero tenía que saber que le había hecho reaccionar de esa manera.
  • Ya es tarde- su voz se había hecho rasposa, seca, era como si estuviera hablando con una persona que lo había lastimado o lo había insultado… su voz en esos momentos no se comparaba en nada con la voz que había tenido hace unos minutos, yo simplemente negué con la cabeza, sin moverme, sin hablarle y él solo bajo la mirada, no entendía nada de lo que estaba pasando, no entendía porque había reaccionado así, pero fuese lo que fuese tenía que ser algo grave ya que cuando me volvió a ver pude ver que estaba preocupado
  • Tus padres te han de estar buscando- empezó a caminar hacia mi cuando menciono estas palabras y cuando estábamos en frente el uno del otro él alzo su mano para acariciarme el rostro, pero cuando estaba a punto de tocarme, serró la mano y la bajo de inmediato.
  • ¡Quítate!- mi padre le dijo a Esteban una vez que ya estaba en frente de él
  • Vamos a tomarlo con calma- no podía creer que Esteban tuviera un tono tan tranquilo si mi padre le estaba gritando como si hubiera cometido un crimen
  • Está bien- tomo aire y se dio la vuelta para que no le pudiéramos ver la cara- pero quiero que hablamos a solas
  • Como usted diga
  • “si señor, será como usted diga”
  • “Quiero que me obedezcas, de lo contrario….”
  • “no se preocupe, soy un profesional y sé qué hacer cuando cometo una tontería como esta, con su permiso”
  • ¿Qué paso, nena?- mi padre estaba sentado en el sillón con un vaso con hielos
  • Nada- empecé a caminar y me hinque frente a él- solo quiero saber qué es lo que está pasando
  • Nada- dijo mi padre después de unos momentos- no tiene que pasar nada
  • Pero está pasando- me estaba muriendo por dentro, pero trataba de mostrarle a mi padre que estaba muy calmada para que fuera más fácil que me dijera algo.
  • No tiene que pasar nada- repitió esas palabras una vez que ya estaba en las escaleras.
  • ¿Qué te dijo mi padre ayer?- cando Enseban escucho estas palabras su cuerpo se puso rígido y se quedo viendo a la nada, pero después de unos segundos se empezó a reír, pero pude notar un poco de nerviosismo en su risa.
  • – si bajas te lo podre decir- se paró de golpe del asiento y empezó a acomodar unos papeles, después de eso no dude en ir con él, así que sin pensarlo más me salí de la casa.
  • Hoy es un gran día para navegar, ¿no crees?- se bajo del bote y me extendió la mano para ayudarme a subir. Un poco dudosa me subí al bote sin hablar, solo me senté en una silla muy alejada de la de Esteban.
  • ¿ya me vas a decir que te dijo mi papá ayer?
  • Si- Esteban se veía demasiado tranquilo, nada comparado con la expresión que había hecho unos momentos atrás- ya te había dicho que me gusta mucho tu jardín, así que le pedí a tu padre que me dejara trabajar ahí… bueno eso fue después del regaño que me puso por sacarte de tu casa sin permiso.
  • Y…¿Qué error cometiste como profesional?- cuando Esteban escucho esas palabras se puso pálido y se me quedo viendo con los ojos como platos
  • ¿Qué tanto escuchaste de esa platica?- la voz de Esteban se había vuelto rasposa, dura, fría- respóndeme Melisa, ¿Qué tanto escuchaste?
  • Tranquilo… solo que eras un profesional y no ibas a volver a cometer ese error- Esteban no me dejo de mirar de esa forma tan extraña y sus ojos me decían que no me había creído.
  • Ya me había puesto una tipo… prueba para ver si podía cuidar su jardín… ya sabes cómo tu papá quiere y cuida su jardín y cometí un pequeño error y aprovecho lo de ayer para reclamarme- sus palabras tenían un poco de sentido, ya que mi papá si era capaz de hacer una “prueba” para ver si Esteban es la persona con suficiente experiencia para cuidar su preciado jardín, per por alguna razón no creí en sus palabras
  • Y… ¿si te quedaste con el puesto de jardinero?
  • Sí, pero no lo voy a aceptar- la cara de Esteban se había relajado demasiado
  • ¿Por qué?
  • Pues…ya… no quiero ser… es que ya no quiero ser jardinero porque me recuerda mucho a mi mamá y… bueno… ya te imaginaras el resto
  • ¿Qué paso?- dije un poco asustada
  • Nada, solo quiero hablar contigo- cuando escuche esas palabras me puse muy nerviosa, ya que por la excreción de su rostro se veía que no era nada bueno y mucho menos agradable- ¿Por qué te niegas a visitar un psicólogo?
  • ¿Qué te importa?-eso realmente me había molestado, era increíble que me preguntara algo tan personal, tan… tan…
  • No te enojes, solo te quiero ayudar
  • Nunca pedí tu ayuda… ¿sabes qué?… ya llévame a mi casa- me pare de la silla de donde estaba y empecé a caminar hasta la punta del bote esperando a que Esteban arrancara lo arrancara para podernos ir, me que viendo el agua y toda la cantidad de peces que había en ella, esperando un ruido, un movimiento, pero eso nunca paso, solo escuche un chapuzón y unas pocas de gotas de agua me cayeron en el cuerpo.
  • ¿Qué haces?- voltee a ver el lago cuando escuche la voz de Esteban y pude ver que estaba nadando
  • – ¿Qué haces?- le pregunte a Esteban mientras este dejaba de nadar unos momentos para poder pensar su respuesta, pero luego continuo nadando.
  • Tenía calor
  • ¿estás loco?… esta helando- dejo de nadar y se me quedo viendo fijamente
  • ¿te quieres meter?
  • No- no tarde, ni dude ni un segundo en responderle y eso hizo que Esteban me siguiera viendo, solo que esta vez mucho más sorprendido
  • Bueno… entonces… ¿me podrías ayudar a subir?- extendió su mano una vez que estaba enfrente del bote, al principio dude en tomársela, pero luego se la tome para poderlo ayudar a subir al bote, pero Esteban me aventó al lago.
  • Me hubieras dicho que no sabias nadar.
  • Has estado muy callada- esas palabras interrumpieron todos mis pensamientos
  • No tengo ningún tema de conversación- nos quedamos en silencio después de eso, ninguno de los hablaba, solo se escuchaba el ruido del motor y el agua chocando con el bote.
  • ¿Qué fue eso?- el sonido fue tan fuerte que no pude evitar asustarme, pero me asuste más cuando vi la cara de Esteban tan preocupada
  • ¡Rayos!- Esteban empezó a caminar a la parte trasera del bote para buscar en unos cajones y saco un chaleco salva vidas blanco
  • – ten … lo vas a necesitar
  • ¿Qué?- esas palabras me asustaron más de lo que ya estaba
  • ¿Esteban?- todo el miedo que tenía se noto cuando pude pronunciar su nombre
  • Tenemos un pequeño problema- con esas palabras hubiera entrado en pánico en esos momentos, pero me pude controlar solo porque Esteban me estaba abrazando- el motor murió…¡rayos!… ya sabía que estaba fallando… no sé porque te traje sin revisarlo
  • ¿Qué vamos a hacer?- dejando que Esteban se siguiera lamentando no era una buena forma de solucionar el problema.
  • Vamos a nadar a la orilla- me mostro el salvavidas y empezó a caminar hacia mi
  • ¿Qué?… wou… espera… pero la orilla está muy lejos- cuando acabe la oración ya estábamos en la punta del barco
  • Ni tanto-Esteban señalo hacia la orilla y pude ver que si estaba lejos- solo son tus nervios- volví a ver la distancia y no pude evitar ponerme pálida- no te preocupes…
  • ¿hay muchos animales?- Esteban no me contesto, solo volteo a verme un poco nervioso y luego me aventó al lago para que los dos empezáramos a nadar.
  • Lo logramos- fue lo primero que dije cuando me pude acostar en el pasto al lado de Esteban.
  • Siempre puedes lograr lo que te propongas, no importa lo que sea- esas palabras me sorprendieron mucho ya que Esteban no acostumbrara a hablar de esa manera.
  • ¡Melisa!, ¡Melisa!- esa voz hizo que se me pusiera la piel de gallina y que Esteban y yo nos paramos de golpe.
  • Es mejor que te vayas- empecé a caminar hacia la casa, pero Esteban me sostuvo del brazo
  • Tengo que asumir las consecuencias de mis actos- me sorprendió mucho la forma en que estaba hablando, era demasiado propio para su tipo de actitud
  • Si no te vas ahora no me van a volver salir contigo- Esteban se quedo pensando unos segundos, luego me sonrió y me acerco a él, pero cuando ya estábamos a un milímetro el uno al otro me aparto y se fue.
  • ¿Dónde estabas?- mi padre se veía demasiado enojado, sus ojos y se voz eran demasiado duras, demasiado frías
  • He estado aquí todo el tiempo… por eso estoy mojada, porque me metí a nadar, pero me aleje de la orilla por eso me tarde tanto y…
  • Tú no sabes nadar
  • Con un salvavidas papá, pero cuando llegue a la orilla lo deje en el lago y lo perdí- cuando termine de hablar la cara le cambio por completo, ya no tenía su típica cara enojada, la cambio por una sorprendida… realmente sorprendida
  • No te vuelvas a alejar demasiado, porque aquí hay muchos animales peligrosos- fue lo último que dijo antes de irse.
  • Qué bien sabes mentir
  • Creí que ya te habías ido Esteban
  • Conozco a tu padre y sé que…
  • ¿Cómo que lo conoces?- lo interrumpí antes de que siguiera hablando- ¿desde cuándo?
  • Bueno… lo he podido conocer… en estos días
  • ¿te digo algo?… no te creo nada- definitivamente mentir no era su fuerte, así que me quede esperando su respuesta, pero nunca llego.
  • No puedo creer que no creas en mi- se me quedo viendo con una cara de pocos amigos y luego me sonrió- Bueno… ya me voy, ya que tengo que ir a ver lo de mi bote, solo quería ver que estuvieras bien… bueno… hasta mañana.
  • ¡Melisa!, ¡Melisa!- me pare de golpe de la silla y avente el libro a un lado de mí para poder recargarme con las manos en tubo del balcón.
  • Esteban, ¿Qué haces aquí?- trate de verle la cara cuando le estaba hablando, pero no podía evitar ver el enorme bote nuevo con un gran moño rojo en la punta- ¿Qué es eso?
  • Baja y te digo
  • No me has respondido ninguna de mis dos preguntas- le dije a Esteban una vez que se encontraba a unos pasos de mí
  • Primero salúdame- extendió sus brazos y después de pensarlo por unos momentos, lo abrace y cuando menos lo pensé sus labios ya estaban junto a los míos.
  • Me lo acaban de regalar- dijo después de unos segundos- ¿Qué tal si damos una vuelta?
  • ¿Quién?- le dije con la voz más cortante que pude
  • Una persona que quiero mucho- cuando acabo la frase, me quito el pelo del cuello y me empezó a besarme- ¿no vas a decir nada?- dijo después de unos segundos en silencio
  • No tengo nada que decir- la verdad estaba un poco molesta y al parecer él entendió perfecto mi estado de ánimo ya que dejo de besarme y solo se me quedo viendo
  • Entonces vamos a dar una vuelta- me extendió la mano pero yo no sé la acepte- ¿no quieres?
  • Con lo que paso ayer me basta
  • Eso fue con otro bote… este es nuevo… casi imposible que vulva a pasar lo de ayer
  • Pero todavía hay una posibilidad- Esteban se me quedo viendo con cara de pocos amigos, pero luego me sonrió
  • ¿Entonces nos quedamos aquí?
  • Si- Esteban me sonrió y empezamos a caminar hacia la hamaca que se encontraba a unos pasos de nosotros, yo solo me limite a seguirlo y sentarme al lado de él.
  • ¿Por qué te gusta tanto navegar?- le dije después de unos minutos en silencio, pero Esteban no me contesto, solo siguió admirando el lago
  • ¿Por qué le tienes miedo a algo tan hermoso?
  • ¿Qué?- espere a que me respondiera, pero Esteban no me hizo caso, solo se levanto de donde estaba y empezó a caminar hacia la orilla.
  • ¿Por qué le temes a algo que no conoces?- me volteo a ver para esperar mi respuesta, pero yo desvíe la mirada al mismo tiempo que me levantaba de mi lugar
  • Lo conocí lo suficiente ayer- Esteban solo me miro con cara de pocos amigos- normalmente la gente le teme a lo que no conoce
  • Pero, ¿Por qué?- me dijo al mismo tiempo que desviaba la mirada al lago con una sonrisa en el rostro
  • No me digas que tu no le temes a algo que no ves- empecé a caminar hacia él esperando su respuesta, pero no llego hasta después de unos momentos
  • Si, al amor- lo voltee a ver con cara de sorpresa, pero él nunca aparto la mirada de donde ya la tenia
  • Y, ¿Por qué le temes a algo así?
  • Porque… se podría decir que lo tengo un poco prohibido
  • ¿Por qué?- mi tono de voz no fue muy dulce
  • Trabajo en algo que no me conviene enamorarme, aparte… lo tengo prohibido
  • ¿Por qué?- trate de suavizar un poco la voz pero no me salió muy bien- ¿en que trabajas?, ¿Por qué tanto misterio contigo?…
  • Vamos a hacer algo- se acerco a mí al mismo tiempo que me interrumpía- yo te contesto eso pero a cambio…
  • No-
  • Bueno, entonces te lo digo si me dejas ayudarte a quitarte tu trauma
  • No- cuando termine de hablar me aleje lo más que pude de él, no quería que tratara de jugar al sicólogo conmigo
  • ¿por qué?… ¿Qué tengo que hacer para que confías en mí?- deje de caminar cuando escuche sus palabras y voltee a verlo
  • Contéstame cinco preguntas, pero me tienes que contestar y con la verdad
  • Que sean tres y te juro que te digo la verdad-tenía que considerar que era una buena propuesta, pero al mismo tiempo no creía poder reducir todas mis preguntas a solo tres
  • ¿me has mentido alguna vez?
  • ¿entonces solo van a ser tres?- solo vasto que Esteban viera mi cara para darse cuenta de que no estaba jugando- si
  • ¿Por qué hay tanto misterio contigo?- pude ver que al principio se puso cerio, pero después volvió a recuperar la sonrisa.
  • Porque tengo muchos secretos que prefiero decirte en otros momentos ya que no son muy lindos que digamos- le iba a reclamar, ya que no me estaba respondiendo lo que quería escuchar, pero no me dejo ni abrir la boca- si respondí tu pregunta ya que solo me preguntaste por la razón general, nunca te especificaste- me le quede viendo con cara de pocos amigos y luego pensé mi siguiente pregunta
  • ¿alguno de esos secretos podría lastimarme?
  • Si- esa palabra me llego de golpe, tanto que puedo decir que me lastimo aunque ya había intuido su respuesta
  • Solo espero que no sea muy grave, o que busque la manera de hacer que no me lastime.
  • Me enamore de ti- eso fue todo lo que se escucho por un largo tiempo
  • Eso no es bueno- dijo al mismo tiempo que negaba con la cabeza y bajaba la vista al suelo- al contrario es… una tragedia- eso ya tenía que ser una fantasía, una pesadilla o incluso algo peor.
  • Esto no debería de estar pasando- volvió a mirarme a los ojos, pero después de unos segundos volvió a desviar la mirada- esto es solo… un error y…. un error mío por haber aceptado- volvió a poner su mirada en mí y me di cuenta que me volvió a mirar con sus ojos dulces- nada de esto es real y creo que ya es tiempo de que escuches la verdad ya que esto solo fue un experimento y…. fallo… porque no sabía lo que realmente estaba pasando”
  • Por eso vine aquí
  • Si, era más fácil empezar una terapia aquí que en México ya que….
  • basta – empecé a negar con la cabeza y a retroceder- eres un….
  • ¡¿Cómo pudieron hacerme esto?!- fue lo primero que grite cuando pise mi casa- ¡¿Cómo se atrevieron a hacerme algo así?!
  • ¿Qué te pasa?- mi madre quiso caminar hacia mí pero mi padre la sostuvo del brazo
  • ¿Qué te hicimos?- la voz de mi padre era dura como había sido toda la vida y eso causo que me enojara más
  • Te roge que no lo hicieras, te suplique, te di todas las razón y lo primero que haces es ponerme al primer sicólogo q te encuentras- mis padres no dijeron, solo se miraron mutuamente por unos segundos.
  • Señorita ¿puedo hablar con usted?- Miranda estaba tocando mi puerta repitiendo esas palabras, así que abrí la puerta del balcón ya que el ruido ya me había aturdido- Melisa, me gustaría… ¿recuerdas que hace unos mese me dijiste que te gustaría ser mi amiga?, bueno… quiero…
  • No- no quería seguir escuchándola- esa invitación ya no está en pie… ya no me interesa- abrí uno de los cajones y saque el pedazo de papel que me había dado mi madre cuando discutimos en el baño hace ya un gran tiempo
  • Si señorita- desdoble el papel una vez que Miranda ya se había ido
  • Vine a despedirme- normalmente al escuchar esa voz me hubiera ido a esconder al baño, pero esas palabras no me dejaron moverme- tengo que seguir preparándome y ya no tengo motivo para estar aquí ya que no me dejas tratarte y no me puedo estancarme con mi primera experiencia.
  • ¿Puedes salir para verte por última vez?- esa voz volvió a cortar todos mis pensamientos.
  • No- me estaba muriendo por dentro cuando mencione esa palabra, sentí como si algo me quemara la garganta.
  • Entonces adiós
  • Entonces, ¿nunca lo volviste a ver?- Cristina me interrumpió- ¿eso significa que no lo perdonaste? O ¿nunca lo volviste a encontrar?
  • Pasaron varios años para que lo volviera a ver- mi hija se me quedo viendo sorprendida y volteo a ver la fotografía que se encontraba en mis manos- pero ya no fue igual
  • ¿eso significa que no lo perdonaste?
  • Bueno… no exactamente…
  • Melisa- saque unos papeles de otro cajón, los puse en el escritorio y voltee a ver a quién me estaba llamando- ¿Entonces qué?, ¿aceptas mi invitación?
  • Si dijo que no, ¿Cuánto tiempo seguirás insistiendo?- dije al mismo tiempo que observaba todos los papeles que sostenía en las manos
  • No lo sé, ¿probamos?
  • Hay Melisa, ¿Qué voy a hacer contigo?
  • Hay Diego, ¿Qué tengo que hacer para que dejes de jugar y te pongas a trabajar?
  • No estoy jugando es en cerio- me voltee a verlo y solo eso basto para que entendiera- voy a atender a los pacientes- se dio la media vuelta para irse- pero seguiré insistiendo
  • Si me vas a volver a enseñar lo mismo, mejor vete y emociónate con alguien más- no quería volver a ver a la misma persona en el periódico.
  • Melisa es mi mejor amigo y me emociona ver que a crecido tanto en su carrera que ya hasta sale en los periódicos- dijo estas palabras al mismo tiempo que caminaba hacia mí.
  • No me importa la vida de un desconocido- dije estas palabras al mismo tiempo que lanzaba el periódico hacia la pared.
  • Algo me dice que si lo conoces y que tuviste una mala experiencia con él- empezó a recoger las hojas del periódico y las volvió a poner sobre mi escritorio solo que esta vez tapando la portada con otra hoja para que no viera de nuevo la fotografía.
  • No lo conozco y como ya te había dicho no me interesa la vida de un desconocido y desgraciadamente me la sé porque alguien siempre me trae periódicos con sus notas desde hace meses, ¿Por qué no las guardas tu?
  • Porque mi casa es un caos, nunca encuentro nada, aquí en el hospital el asunto está un poco peor y… tu ya me habías dicho que si me hacías el favor de guardarlos.
  • Si… hace dos meses cuando te mudaste de casa- la verdad en el fondo, muy pero muy en el fondo quería seguir guardando esos periódicos ya que quería seguir guardándolos ya que era la única forma de seguir viéndolos, pero…
  • Bueno, ya no te preocupes… pronto se los daré, así que ya no tendrás que guardarlos más- esa noticia no me gusto mucho, pero que tenía que fingir todo lo contrario
  • Hay sí, como si él no los pudiera comprar
  • Melisa, si has leído los periódicos, te abras dado cuenta que viaja mucho y no puede andar cargando esos periódicos ya que va a su casa cada seis meses y tendría que llevarlos con él todo ese tiempo.
  • Hay sí, como si saliera tanto en el periódico- Diego se me quedo viendo con cara de pocos amigos- ¿y porque no se los das ya?- necesitaba algo para alejar la tención que se había hecho, aparte creía que Diego se había enojado conmigo por mi comentario, pero pude ver que estaba equivocada cuando me rodeo la cintura con sus brazos.
  • Hace años que no lo veo pero no te preocupes va a venir al hospital el viernes por mi porque se va aquedar conmigo esta noche y lo vas a poder conocer
  • Me muero de ganas de hacer eso- me zafe de sus brazos y empecé a tomar mis cosas lo más rápido que pude.
  • ¿Por qué tanta prisa?- volteo a ver el reloj y se dio cuenta de que ya eran las nueve de la noche y eso significaba cambio de turno, así que él también se dirigió hacia la salida para irse.
  • Porque hoy es viernes- le dije al mismo tiempo que ambos salíamos por la puerta.
  • ¿No te quedas a conocerlo?
  • No- quite su mano de mi vidrio y trate de abrir la puerta del coche- ¡RAYOS!- golpee el vidrio y empecé a caminar hacia la puerta.
  • ¿Qué haces?- Diego me alcanzo y empezó a caminar junto a mí
  • Se me olvidaron las llaves en mi oficina
  • ¿y por qué no vas por ellas?
  • Quiero caminar- le pedí al portero que me abriera la puerta y me salí del hospital con Diego pisándome los talones- no vivo lejos-Diego se paró de golpe al mismo tiempo que se reía como loco.
  • ¿Tanto lo odias?- no tuvo que decir nada más, sabía que se refería al hombre del periódico.
  • Si
  • Lo siento- dije un poco temerosa a la persona que estaba en frente de mi.
  • No se preocupe- me paralice por completo cuando escuche su voz.
  • ¿Melisa?- cuando se levanto pude comprobar quien era la persona que estaba en frente de mí.
  • Que rara coincidencia- le dije al mismo tiempo que yo también me levantaba y observaba su rostro- ¿Qué haces aquí Esteban?
  • Vine a la ciudad a ver un amigo….
  • Lo sé, Diego, ¿no?- pude ver con mucho trabajo la expresión de su rostro cuando le mencione a Diego y pude notar que se sorprendió demasiado.
  • ¿Cómo…?
  • Hay una cafetería aquí a la vuelta- hice una puso para ver si me decía algo, pero no dijo ni una palabra, así que continúe- ¿Por qué no vamos aunque… sea…?
  • Claro- me interrumpió antes de que terminara de hablar.
  • Sí, creo que me rompiste el labio- ambos tratamos de reírnos pero envés de eso, ambos nos quejamos- bueno vamos
  • Y…- apenas me había sentado en la silla cuando empezó a hablar- dime tu secreto- empezó a examinar el lugar y luego se recargo en la mesa- ¿Cómo lograste quitarte tu mí…?
  • Con mucho trabajo- lo interrumpí antes de que terminara la frase- y con ayuda- yo también empecé a inspeccionar el lugar y me di cuenta de que había demasiada gente en esa cafetería, así que pude entender su pregunta.
  • Eso me alegra- se volvió a recargar en la silla y se me quedo viendo por unos momentos
  • Ha- fue todo lo que se me ocurrió decir
  • Estaba preocupado porque pensaba que la terapia que te había dado no te había servido de nada, más bien que lo había empeorado todo, pero al parecer paso todo lo contrario y…
  • ¿Cómo sabes que fue tu terapia la que me ayudo?- me estaba empezando a sentir un poco molesta, pero sobre todo estaba muy incómoda estando ahí con él hablando de eso, pero sentí la necesidad de preguntárselo.
  • Porque seguí en contacto con Osvaldo y me dijo que la terapia que te había hecho funciono muy bien- me dedico una sonrisa, pero yo ya no estaba de ánimos para respondérsela.
  • Ya no quiero recordar eso- me le quede viendo fijamente por unos segundos y luego continúe- aparte todavía no te perdono- fui lo más cortante que pude y al parecer lo entendió a la perfección ya que quito la sonrisa de su rostro.
  • ¿van a ordenar algo?- una señora con un delantal de la cafetería ya estaba al lado de nosotros.
  • No- me pare decidida a irme, pero Esteban me tomo del brazo haciendo que ya no me pudiera mover -No por favor- tenía dos opciones, la primera era quedarme y disfrutar unos segundos más en ese lugar, pero luego soportar las consecuencias y la segunda era sufrir desde esos momentos.
  • Un café, por favor
  • Que sean dos- espero a que la señora se fuera y luego continuo- y, ¿Qué hacías en ese lugar de noche?
  • Lo mismo te iba a preguntar, porque según Diego ibas a ir por él al hospital- hizo cara de pocos amigos, pero luego suavizo la mirada.
  • Si lo recogí y fuimos a su casa, pero es un desastre, entonces salí a caminar un rato pero me perdí y en solo unos pocos segundos, cuando menos lo pensé ya me estabas siguiendo- me dedico una sonrisa y yo se la devolví negando con la cabeza- y, ¿Cómo conoces a Diego? – cundo termino la frase, la señora que había estado con nosotros hace unos momentos coloco las tasa con café en la mesa y se fue.
  • Trabaja conmigo y se ha vuelto mi mejor amigo.
  • Sabía que tu eres la famosa dueña del hospital de quien siempre habla- hizo una pausa para darle un sorbo a su café, pero antes de que le pudiera decir algo, él continuo- no sabes cómo habla de ti, se nota que te quiere mucho- de la nada Esteban perdió la mirada y sus ojos se veían tristes- cuando me dijo tu nombre por primera vez no creí que se tratara de ti, si lo pensé, pero me convencí de que el destino no podía ser tan…. Y luego me dio tu apellido y supe que si eras tú… también me dijo que quería que te conociera y por eso me pidió que fuera por él al hospital, pero cuando llegue me dijo que te habías ido desde hace unas horas porque estabas enferma…. Y…. al parecer uno de los dos mintió.
  • ¿te puedo preguntar algo? Esteban asintió con la cabeza antes de darle otro sorbo a su café- ¿Quién es realmente Estela?- ya no tienes porque mentirme, así que espero que me digas la verdad porque todos estos años me he quedado con la duda
  • Es la mejor amiga de mi mamá y mi segunda madre…- pude ver que después de esas palabras Esteban se entristeció- era mi mejor amiga, tanto así que me dejo hospedarme en su casa mientras… estaba… trabajando contigo…la quería mucho
  • ¿querías?
  • Murió hace poco- cuando me dijo eso me paralice por completo- no puedo creer que no la reconociera y me da gusto porque ella no sabía que tú eras la persona estaba… tratando y como no estaba muy de acuerdo con lo que estábamos haciendo… te hubieras enterado de todo el día que fuiste a su casa
  • ¿La conocía?- Esteban me sonrió al mismo tiempo que se recargaba en la mesa
  • Si, era muy amiga de tus tíos maternos y te llego a curar varias veces cuando tus papás salían de viaje ya que tu la querías mucho o eso mostrabas- Esteban se volvió a recargar en la silla antes de continuar- o al menos eso es lo que ella me conto una vez que estaba trabajando con tus tíos
  • ¿mis tíos?- la cosa cada vez se ponían mucho más extrañas
  • ¿te acuerdas la historia que te conté de porque me gustaban los jardines?- yo solo me limite a asentir con la cabeza- no era falsa… todo en esa historia es verdad… cuando mi mamá murió, se podría decir que Estela me adapto ya que la relación entre ella y mi madre era muy buena…siempre le había dicho a Estela que quería ser psicólogo y un día cuando estaba en mi jardín favorito tus tíos me cacharon arreglando su jardín, cortando una de sus mejores rosas, y si no hubiera sido por Estela me hubiera ido muy mal… desde ese día me contrataron como su jardinero e iba a su casa cuando salía de la escuela… un día ya estaba terminando de trabajar cuando tu tía se me acerco y empezamos a platicar, no sé como salió el tema pero me pregunto que si tenía intereses de estudiar o si quería ser simplemente un jardinero … le conteste que la jardinería era solo un hobby, que quería ser psicólogo, ella me respondió que tenía un amigo que tenía una escuela muy buena, pero muy exclusiva sobre esa carrera y que solo por estar al cargo de Estela me iba a conseguir hacer el examen de admisión, claro si tenía buenas calificación y carta de buena conducta…así fue como llegue a la escuela de Osvaldo
  • ¿entonces mis tíos son los del jardín favorito de tu madre?
  • Si- Esteban me sonrió y desvió la mirada- esa historia está un poco alterada, pero sí
  • Y, ¿Cómo va tu vida?- ya no quería seguir hablando de eso.
  • Mi vida privada… pues- arrugo la nariz por un momento- prefiero no hablar de eso, pero mi vida profesional no podría estar mejor
  • Me da gusto- pude ver como se emocionaba cuando hablaba de su carrera, se veía que estaba muy orgulloso de eso.
  • Si, de hecho voy a hacer un nuevo proyecto en Europa y…- sus ojos volvieron a mostrar la mismo tristeza que habían tenido hace unos momentos- me voy a ir cinco años, por eso vine a despedirme de Diego porque no lo voy a poder visitar en todo ese tiempo, hubo un gran silencio por un momento.
  • ¿Cuándo te vas?- esa pregunta rompió con el silencio que ya se había hecho
  • Mañana a las cinco de la mañana
  • O sea…. En unas horas
  • Si
  • Entonces… -dije después de otros segundos de silencio- te dejo para que puedas irte a dormir un poco- me pare de la silla y me di la media vuelta para irme
  • Melisa- todavía no daba el primer paso- me dio mucho gusto volver a verte- todavía estaba de espaldas cuando me dijo eso.
  • A mí también- fueron mis últimas palabras.
  • A mí también- repetí lo mismo una vez que ya estaba afuera del restaurante.
  • Creí que hoy no ibas a venir a trabajar- no podía creerlo.
  • Vine por mi coche- saque las llaves del cajón y se las enseñe- y también por unos papeles para trabajar en mi casa
  • Ha…- antes de que Diego continuara empezó a sonar su teléfono- espérame- pude ver la sorpresa en sus ojos cuando vio de quien era la llamada- creí que estabas e…. -se dio la vuelta para seguir hablando, pero sin moverse de su lugar-¿Por qué?…. ok…. Mira voy a pedir permiso…..porque estoy en….. voy a hacer lo imposible para recogerte pero…. Si estoy con…. ¿Por qué?….. está bien…. Si te lo juro…. Bye- cerro su celular y se dio la vuelta para verme- ¿Melisa…?
  • Anda, ve- le dije antes de que me lo preguntara
  • Gracias, muchas gracias
  • No quiero que se vuelva costumbre- le grite una vez que ya se encontraba afuera de mi oficina
  • Te lo prometo- fue lo último que alcance a escuchar
  • ¿Bueno?-
  • Hola Melisa soy Diego, oye ¿te acuerdas de la persona que me llamo en el hospital?- hizo una pequeña pausa para esperar mi respuesta, pero antes de que pudiera decirle algo él continuo- bueno pues es un amigo de la infancia y me invito a conocer un bote que se acaba de comprar y quiero que nos acompañes.
  • No quiero ser un mal trió, aparte….- voltee a ver todos los papeles que estaban en mi escritorio y arrugue la nariz- tengo mucho trabajo
  • Melisa tienes que distraerte un poco y aparte él me pidió que fueras, mira…
  • ¿Qué?- no entendía nada- ¿Quién es tu amigo?
  • Excelente, que bueno que aceptaste, paso por ti en dos horas bye
  • ¿Qué?, no… espera… Diego… ¿hola?….- no podía creer que me había colgado, pero tampoco podía creer que me hubiera dicho que venía por mí.
  • Bueno, vámonos porque nos están esperando- empezó a caminar hacia su coche que se encontraba enfrente de mi casa.
  • Espera- le dije antes de seguirlo- ¿de qué amigo me hablaste?, ¿de dónde lo conozco?- no iba a ir a ningún lado sin que me responderá esas preguntas.
  • Está bien….- empezó a caminar hacia mi- quiero que vengas conmigo y veas el bote que me regalo mi amigo, era una sorpresa
  • Ha- Diego me extendió la mano y yo un poco dudosa se la acepte y empezamos a caminar hacia su coche.
  • Está un poco lejos – ya llevábamos una hora y media de camino y lo único que podía ver después de unos segundos eran casa y casa.
  • No te preocupes, ya llegamos- Diego estaciono el coche y se bajo para abrirme la puerta.
  • ¿Dónde estamos?- empecé a inspeccionar el lugar, pero no logre reconocerlo
  • En un puerto- pude identificar el olor a agua salada y después pude ver una gran cantidad de botes a unos pasos de donde nosotros estábamos.
  • Diego- lo tome del brazo y lo jale hacia mi
  • Mande- lo rodee con ambas manos y me le quede viendo fijamente- vamos a ver el bote
  • Este es- Diego señalo un enorme bote blanco que se encontraba enfrente de nosotros- vamos a subir.
  • Me trae muchos recuerdos este bote, ¿a ti no?- dijo una vez que ya los dos estábamos arriba
  • No- me voltee a verlo y pude ver un poco de sonrisa en sus labios- la verdad no- me quise acercar a él, pero no me dejo
  • Enserio no te acuerdas- Diego se estaba empezando a poner muy nervioso.
  • ¿Qué te pasa?- espere su respuesta pero no dijo nada, así que empecé a inspeccionar el bote, pero no se me hacia conocido- enserio no me acuerdo
  • No lo puedo creer- esa voz no era de Diego, estaba segura de que él no había hablado porque estaba enfrente de él y no había abierto la boca, así que me voltee a ver de quien era la voz que me había respondido
  • Me costó mucho trabajo recuperarlo, para empezar encontrara a la persona a la que se lo vendí no fue fácil y luego se había encariñado mucho con este bote y me sales con que no lo reconoces
  • ¿Esteban?- no podía creer lo que estaba viendo- creí que estabas en el avión volando hacia Europa- mientras más hablaba Esteban se me acercaba más y cuando acabe de hablar él ya estaba a unos centímetros de mi rodeando mi cintura con sus brazos.
  • Estaba en el avión, me acababa de subir y vi hacia el aeropuerto y me acorde cuando me iba a ir a México porque ya no querías y verme y pensé…. Que si el destino había hecho que nos volviéramos a ver… aunque me trataras de esquivar, pues…. No podía dejarte ir…. Fue un error dejarte en esos momentos, debí de haber estado contigo y ayudarte e iba a ser un gran error volverte a dejar… Melisa… no sabes cómo me enamore de ti estoy consciente de que si te hubieras enterado de todo unos meses después… estoy seguro que te hubieras enamorado también de mí, por eso también…. quiero preguntarte algo- Esteban se arrodillo frente a mí y luego continuo- quiero saber si me amas…. Si me amas lo suficiente como para…. Casarte conmigo.
  • Esa historia nunca me la habías contado- Samanta, mi otra hija de quince años estaba recargada en la puerta
  • No sabía que estabas escuchando- voltee a ver Cristina, que se encontraba en mis brazos y le di un beso en la frente
  • Entonces, ¿él es mi papá?- cristina me volvió a enseñar el pedazo de periódico que se encontraba en sus manos
  • No, él es el mejor amigo de tu papá- tome el periódico y lo guarde en la carpeta que se encontraba cerca de nosotras- y ya deja de esculcar las cosas de tu padre.
  • Oye mami- Samanta se acerco a mí y me dio unos papeles que se encontraban en el piso- si querías tanto a Esteban, ¿por qué te casaste con mi papa?, ¿Qué te hizo tomar esa decisión?
  • Esa es una historia que te voy a contar otro día porque ya va a llegar tu papá y yo todavía no he hecho la cena
  • Pero, ¿me prometes que si me la vas a contar?
  • Claro que si nena
  • Oye mami, ¿Por qué mi papá todavía guarda esos periódicos?… digo, si eran algo parecido a enemigos… ¿Por qué todavía los guarda?… o más bien, ¿Por qué mi papá sigue siendo tan amigo de Esteban?
  • Ellos se conocen desde hace, mucho tiempo, de hacho tu papá ya era el mejor amigo de Esteban antes de que me conociera e hicieron bien en no permitir que esto arruinara su amistad, porque saber perder y saber ganar dentro de una amistad es algo que muy pocas personas saben y gracias a Dios tu papá y Esteban supieron hacerlo y supieron tomar esto como un aprendizaje no como una molestia… te voy a decir algo, los verdaderos amigos se cuentan con la palma de la mano y te sobran dedos y Esteban a demostrado con esta experiencia y con muchas más que él es uno de esos amigos para tu padre.
  • Oye mami, que rara era Miranda, ¿no?- no pude evitar reírme cuando escuche eso
  • Si, un poco, pero después me entere que había tenido muchos problemas y que Esteban también la estaba tratando a ella cuando todo estaba pasando, por eso ella sabía que era psicólogo.
  • Oye, entonces si Esteban no era tu jardinero, ¿por qué tanto misterio con el jardinero de tu casa?
  • Bueno… la verdad fue falta de comunicación entre tus abuelos y Osvaldo, ya que Osvaldo le ordenaba algo a Esteban y tus abuelos se lo cambiaban, así que lo confundían tanto que yo no sabía que contarme y que no y por eso a veces había tantos misterios
  • Todavía te duele, ¿verdad?
  • Fue algo que me lastimo mucho, la verdad todavía no se si lo supere… lo quise mucho, pero me lastimo más
  • Debió de haber sido muy difícil
  • Creo que te acabo de responder eso
  • ¿eso es un sí?

Sabía que lo decía en serio, así que solo abrí un poco los ojos para darle un pequeño vistazo al cuarto, pero solo pude admirar el desorden que había en él, así que conté hasta veinte y sin pensarlo mucho me pare de la cama ya que si mi madre subía me iba a regañar por el desorden que había.

Cuando estaba bajando las escaleras empecé a admirar mi nueva casa, la verdad era una casa muy bonita, pero yo no veía la necesidad de venirnos a vivir aquí. Aunque mis papas decían que era lo mejor para mí, yo sabía que había alguna razón por la cual nos habíamos mudado, sabía que estábamos ahí por otra razón ya que desde que me dieron la noticia del cambio me repetían una y otra vez que todo esto iba a cambiar nuestras vidas para siempre y que me aseguraban que me iba a ayudar con mi… problema.

Estas palabras ya eran muy común en los últimos meses, casi todas las mañanas eran iguales y cada vez la respuesta era más difícil de decir, aunque siempre era la misma.

No necesite buscarlo mucho ya que estaba en el enorme lago que se encontraba afuera de mi casa, así que camine lo más despacio hacía él, la verdad no tenía muchas ganas de hablar con mi padre, no después de la discusión que habíamos tenido hace ya unos días, una discusión muy tonta pero como siempre mi padre lo había hecho enorme, era como si estuviera decepcionado de mí por…lo que me estaba pasando cuando en realidad todo eso fué su culpa, si no me hubiera soltado la mano, nada de esto estuviera pasando, no sé porque se portaba así conmigo cuando en realidad las cosas deberían ser al reves, yo debería de ser la que todo el tiempo este enojada con él, la que todo el tiempo le remarque que tiene un… las cosas siempre mejoran, fue lo que me dije a mi misma para tratar de bórrame todo eso de la cabeza.

No les voy a mentir, esa noticia me lleno de alegría, ya que ella era la única persona en el mundo que me hacia sonreír. Desde que tenía uso de razón adoraba a mi hermana con toda mi alma, ella era la única que me podía entender y con la única que podía tener una plática decente, sin discusiones o tensión, era mi mejor amiga, bueno la única ya que aparte de mis papas, mi psicólogo y de la gente que trabajaba en mi casa, no conocía a nadie más.

Después de unos segundos de estar parada, me decidí por meter aunque sea los pies al enorme lago, me quede admirándolo junto con todos los pese que había dentro de él, mientras pensaba en las palabras de mi padre hace unas semanas, “¿Qué va a pasar con tu vida si todo sigue igual?”

El tenía razón, tenía que hacer algo, pero todas las opciones que tenía se reducían a una persona, una persona que no quería volver a ver en toda mi vida y sinceramente no sabía porque, ya que esa persona me había ayudado demasiado.

Me perdí en mis pensamientos hasta que de la nada una gran cantidad de agua vino hasta mi e hizo que me empapada por completo.

Cuando alce la vista para ver que me había empapado así, me di cuenta de que a unos pocos metros de mí se encontraba un enorme yate con un joven arriba.

Nos quedamos en silencio unos segundos, unos segundos demasiado incómodos.

Cuando ya estaba dentro empecé a caminar directo al comedor para desayunar, me senté torpemente en la silla y empecé a admirar la habitación en donde estaba.

Pronuncie las palabras con mucho peso ya que por los rostros de mis padres, sabía que algo no estaba bien, pero ninguna de las personas que estaban ahí dijo nada, incluyendo mis padres, solo se limitaron a sonreírme y a seguir comiendo la fruta que se encontraba en sus platos.

Empecé a admirar la habitación en la estaba, que para mi gusto era demasiado elegante para ser solo un comedor, aunque no me sorprendía ya que mis padres eran así cuando se trataba de algo nuevo, por eso me gustaba más mi antigua casa, aunque era un poco más pequeña que esta, era mucho más acogedora, sin tantos detalles finos, era solo una casa, un hogar, no un museo de joyería.

Nunca voy a poder entender porque mis padres cambiaron tanto desde el… accidente que tuvimos, antes ellos eran sencillos, amables y ahora eran todo lo contrario, era como si el dinero les hiciera olvidar lo que paso, la única que seguía igual era Sam, por eso la quería tanto y por fin la iba a volver a ver, después de casi cuatro años, iba a poder ver a mi hermana mayor.

No sabía como mi madre había visto a Esteban, pero de todas formas eso no me impactaba tanto como saber que mi madre estaba feliz porque había hablado con él.

Mis padres no eran exactamente la clase de personas que se emocionaban con eso, pero ellos en esos momentos tenían una gran sonrisa en el rostro

Me cuesta trabajo explicar la sorpresa que me lleve al escuchar esas palabras, y más sabiendo que venían de mi padre, el ambiente ya no solo era raro, sino también muy incomodo ya que mi padre nunca había dicho algo parecido a eso y tan solo recordarlo me daban escalofríos.

Solo me tenía una explicación, el padre de Esteban tenía que ser uno de los mejores amigos de mi padre para que él tomara ese tipo de actitudes y aunque mis pensamientos estuvieran en la cierto, aun seguiría siendo demasiado extraño.

Mis padres dijeron algo a mis espaldas, pero no alcancé a escucharlos y sinceramente no me importo en absoluto. Cuando entre a mi cuarto me dirigí directamente al balcón, me senté en la silla que estaba en frente de una pequeña mesa y le hice una señal a la señora para que me pusiera el desayuno en ella y me quede ahí mientras me terminada el omellet y leía uno de mis libros favoritos.

No podía concentrarme en lo que estaba leyendo, no podía dejar de pensar en las actitudes de mis padres hace unos momentos, no podía dejar de pensar en sus palabras, su comportamiento, pero sobre todo no podía dejar de pensar en lo que había dicho mi padre, “pues… deberían dirigirse más palabras” eso no era común en él y lo que más me molestaba era que su tono de voz había sido demasiado…exigente, como si me estuviera dando una orden y la verdad eso era muy disgústante.

Mi madre paso sin pensarlo dos veces y se sentó en la cama, nos quedamos viéndonos unos segundos, pero ninguna de las dos dijo ni una sola palabra, cuando me desespere de tanto silencio me dirigí a mi closet y saque mi ropa para meterme a bañar, pero estaba a punto de cerrar la puerta del baño cuando mi madre se paró de golpe y sostuvo la puerta con ambas manos para que no la pudiera cerrar.

Mientras mi madre caminaba yo recogí la ropa que ella había tirado y la volví a colocar en el lava manos.

Mi madre no dijo nada más, simplemente aventó a la cama una carta que había sostenido en las manos desde que había llegado y se fue, por unos segundos me quede parada decidiéndome si iba a ver lo que mi madre me había escrito, o guardarla en un cajón hasta que me acordara de ella.

Cuando me canse de pensar en tonterías cerré la llave de la regadera y me metí a la tina.

Ese día se me paso muy lento, todo lo que hice fue sentarme en una de las sillas de mi terraza mientras leía uno de mis libros favoritos, esperando, rezando para que el día se pasara más rápido y poder ver a Sam, estaba ansiosa por qué me contara todo lo que había hecho estos cuatro años.

Cuando me desperté en la mañana siguiente no me sorprendió mucho que fueran las ocho a.m., ya que últimamente me daba por despertarme temprano.

Cuando escuche la voz de mi madre me pare de un salto de la cama ya que el día anterior me había dicho que iban a ir por Sam muy temprano al aeropuerto y quería creer que ya estaba en la casa

Me puse una bata que estaba en sima de una silla y me dirige directo a la sala, baje lo más rápido que pude las escaleras y cuando llegue al final de ellas pude darme cuenta de que solo estaba mi mamá.

Era increíble que fuera ella, después de tantos años, por fin estaba ahí y aunque sabía que su estancia no podía ser tan larga, me conformaba con que hoy estuviera ahí conmigo

Me dedico una gran sonrisa mientras me daba otro abrazo.

El resto del día no las pasamos en ese jardín solo hablando y riéndonos, era muy interesante todo lo que Sam había hecho en tan solo cuatro años, cuatro años que mientras ella conocía gente, países, costumbres, yo solo me la había pasado en mi casa, sabía que no tenía que sentir celosa por eso, nunca había estado celosa por Sam, pero si me enojaba conmigo misma porque yo también quería vivir todas las aventuras que ella me contaba, quería hacer algo más que solo estar aquí.

Ella no tenía la culpa de nada de lo qué paso y ambas lo sabíamos, pero avece me ponía a pensar que no era muy agradable que me contara tantas cosas sabiendo que yo nunca iba a poder experimentarlas, sabía que no lo hacía apropósito, que ella era la última persona que me haría algo así.

Nunca había tenido suficiente tiempo y mucho menos interés de admirar el enorme jardín que se encontraba afuera de mi casa, nunca me había llamado la atención la naturaleza, pero ese jardín tenía algo hermoso, tenía todo tipo de flores y había partes donde había una gran cantidad de arboles, había una gran hamaca amarrada de dos árboles de mangos a unos metros del lago.

Ese lugar era un verdadero paraíso, un lugar tan grande que era perfecto para poder esconderse ahí, en esos momentos supe porque mi papá se la pasaba todo el tiempo posible en ese lugar.

Mientras pensaba todo eso me dirigí a los arboles de mangos que sostenía la hamaca

Me llamo mucho la atención ver tanto temor en sus ojos, era como si estuviera viendo un fantasma o a un acecino en serie.

En esos momentos la cara se le suavizo y me dedico una pequeña sonrisa al mismo tiempo que ponía la canasta que sostenía en las manos en el piso.

Nos quedamos en silencio durante unos momentos, los suficientes como para que Miranda se acercara a mí a una pequeña distancia.

Por desgracia había tenido una pésima experiencia con palabras iguales y la verdad no tenía ganas de escuchar algo que me recordara a los peores momentos de mi vida.

Miranda simplemente me sonrío y regreso para volver a tomar la canasta mientras yo me acostaba en la hamaca mientras pelaba el mango que acababa de tomar

No pude evitar reírme una vez que estaba segura de que se había ido aquella muchacha que me había hablado por primera vez desde que había llegado a esa casa, de hecho era la primera persona diferente a mis padres que me hacía una “platica” en ese lugar y ahora sabía las razones y por otra parte no podía tener amigos fuera de mi casa ya que nunca había salido a las calles, la verdad no tenía ganas de poner un pie fuera de mi acogedor hogar ya que había tenido varias experiencias con personas que no quería volver a repetir.

Cada vez que ponía un pie fuera de mi casa, me sentía insegura, sentía que todas las personas me iba a hacer lo mismo que me habían hecho en el pasado, tuve que ir a varios sicólogos para poder superar un poco mi miedo, pero ni ellos pudieron quitármelo al cien por ciento.

De la nada mis pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte ruido que solo duro unos momentos

Cuando Esteban estaba unos pasos de mí, deje de retroceder y empecé a mover de un lado a otro la cabeza.

Pensé unos segundos antes de abrir la boca para responderle.

Voltee a verlo con sorpresa, no sabía si responderle con la verdad o negar de nuevo con la cabeza y también me estaba empezando a preocupar, me preocupaba haber sido tan obvia… era la primera persona que me hablaba así, como si me conociera, como si me tuviera confianza y estaba muy agradecida con él por eso, pero no sabía cómo demostrárselo y además no tenía mucha experiencia haciendo amigos… Esteban me caía bien pero…

Me quede pensando la respuesta unos pocos segundos, no quería decirle la verdad pero tampoco quería mentir y me sentí un poco más presionada cuando Esteban alzo las cejas mientras seguía esperando mi respuesta

Nuestra platica duro horas que a mí se me hicieron minutos, si no hubiera sido porque estaba obscureciendo no me hubiera dado cuenta de que ya llevábamos platicando mucho tiempo.

Esteban era una persona muy linda, simpática y realmente sencilla teniendo en cuenta el enorme bote que estaba al lado de nosotros, era la primera persona con la que tenía una verdadera platica, sin discusiones, peleas o algún tipo de disgusto, fue una plática tranquila, agradable, una plática que había disfrutado en realidad y lo más extraño es que había sido con una persona que acababa de conocer y solo pensar en eso me hacia realmente feliz, esa era una noticia que tenía que contarle a Osvaldo, él tenía que saber sobre este avance que estaba teniendo.

Después de ese día Esteban se convierto en un gran amigo, el primero. Nos veíamos casi todos los días en el jardín y platicábamos sobre cualquier tontería, pero nunca tocábamos el tema de mi… problema, a veces Esteban trataba de que hablara de eso, pero nunca lograba sacarme nada y esos eran los únicos momentos donde me enojaba con él, me enojaba mucho que la gente tratara de sacarme alguna información sobre ese tema y Esteban no era la excepción, pero fuera de eso nuestros encuentros eran muy agradables, era la primera vez donde estaba teniendo realmente un amigo y eso era una idea muy agradable y lo mejor de todo era que mis padres ya habían aceptado nuestra amistad muy bien, pero nunca querían hablar con Esteban o que se quedara a comer y la verdad eso me molestaba ya que ni si quiera se esforzaban por tratar de conocerlo.

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Para mi sorpresa mi madre estaba observándome con los ojos como platos recargada en la puerta de la casa.

Cuando me di cuenta de que ya eran las siete de la tarde me metí a bañar lo más rápido que pude, me puse unos shorts de mezclilla, con una blusa roja y unos tenis del mismo color de la blusa, me arregle un poco el pelo y me puse un poco de maquillaje mientras esperaba a Esteban

No tenía ganas de responderle nada, así que simplemente me dirigí a la sala.

Estaba realmente nerviosa ya que era la primera vez que iba con Esteban a un lugar que no fuera mi jardín y casi no podía controlarme, sentía que en cualquier momento iba a hacer el mayor oso de mi vida, pero como no podía hacer gran cosa simplemente me limite a controlarme para no empezar a saltar como en esos momentos.

Esteban estaba hablo con mi padre en la sala que estaba al lado de las escaleras y eso era una gran sorpresa ya que ahí solo pasaban los verdaderos amigos de mi padre y gente de confianza y además estaban hablando como si se conocieran de varios años, no pude evitar dejar de caminar y abrir los ojos como platos, estaba realmente sorprendida de lo que mis ojos estaban viendo y escuchando.

Esteban me sonrío y se despidió de mi padre.

Todavía estaba muy confundida y me era muy difícil reaccionar, así que solo asentí con la cabeza y seguí a Esteban hasta la puerta de mi casa, ya llevábamos caminando un poco cuando por fin pude reaccionar y me di cuenta a donde nos dirigíamos me pare de golpe y empecé a retroceder hasta que Esteban me tomo del brazo.

No me importaba que le contaran las razones de porque no quería poner un pie fuera de la casa, lo único que quería era que me dejara en paz.

Estaba casi abrazada a la puerta y no pude evitar que las lágrimas se me salieran, Esteban paro de jalarme pero yo no me solté de la puerta.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos y luego alce la vista para darme cuenta de que él me estaba mirando con cara de preocupación, nunca había visto nada parecido en los ojos de una persona.

Quería que me tragara la Tierra, o que mi padre viniera y dijera algo.

Espere unos pocos segundos para ver qué pasaba primero, pero cuando me di cuenta de que ninguna de esas cosas iba a pasar, me senté en las escaleras de la casa.

La verdad era la segunda vez que ponía un pie fuera de mi caza y estaba realmente espantada.

Me tape la cara con mis rodillas y rece para que Esteban se fuera.

No pude contestarle, no quería decirle, ya que sabía que era una verdadera tontería, pero no podía hacer nada para controlarme.

Esteban se sentó en las escaleras al lado de mí y me rodeo con ambas manos.

No sabía qué hacer, todo esto me estaba doliendo demasiado y lo peor de todo era que no podía controlarme, quería salir con él, quería conocer el pueblo, pero solo en pensar que tenía que salir de mi casa, el cuerpo se me paralizaba, quería que alguien me ayudara, pero me aterraba la idea de ir a otro sicólogo, no quería volver a ver a una persona así en toda mi vida, los adiaba tanto, era increíble como odiaba a una persona que solo hacía su trabajo, pero era algo inevitable,la verdad no tenía idea de porque les tenía tanto rencor, pero si tenía dos suposiciones.

La primera podía ser por haber ido a tantos sicólogos en un tiempo muy corto y la segunda, que era la más probable podría ser por el enojo que les tenía porque se suponía que ellos me iban a ayudar a quitarme un trauma y nunca lo pudieron hacer y se suponía que para eso les pagaban tanto y habían estudiado tantos años.

La razón no era mi mayor preocupación, así que no pensaba tanto en ello, con que mis padres no se molestaran en pensar llevarme otra vez con uno, todo estaría bien.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos y luego el volvió a recuperar la mirada y volteo a verme.

Era obvio que nunca me iba a dejar de preguntar eso hasta que le contestara, así que tome todo el aire que pude y serré los ojos.

Me hubiera encantado ver la cara de Esteban cuando le dije eso, pero tenía miedo de abrir los ojo y darme cuenta de que me miraba con los ojos en blanco o con cara de pocos amigos, pero cuando no me respondió después de unos minutos, no pude contenerme más y los abrí.

Para mi sorpresa él tenía la mirada perdida, su cara no me decía nada en esos momentos y eso me empezó a poner más nerviosa ya que no sabía lo que estaba pensando.

Nunca me había gustado el silencio y nunca lo había podido soportar

Me sentí un poco incomoda cuando le preguntes eso, porque era un tema que se veía que no le gustaba tocar y si yo no le quería confiar algo, él tampoco tenía que hacerlo, pero me alegre mucho cuando Esteban volvió a recuperar la mirada y me dedico una sonrisa.

No pude evitar voltear a verlo con cara de confusión.

El me volvió a sonreír y yo le devolví la sonrisa.

Miro al cielo y luego y arrugo la nariz.

En esos momentos no pude entender lo que me acababa de decir, hasta que me acorde de una plática que habíamos tenido hace poco.

Cuando pude entender sus pablas y estaba a punto de decirle algo, mi padre salió.

Cuando dijo esas palabras no pude evitar ver el reloj que tenía en la muñeca y me di cuenta de que ya eran las nueve de la noche.

El tiempo se me había pasado demasiado rápido.

A lo mejor si habíamos pasado demasiado tiempo en silencio y no me había dado cuenta ya que pensé que solo había sido mi imaginación.

Esteban se despidió de nosotros y se fue.

Cuando estaba segura de que él ya no nos podía escuchar, me voltee para ver a mi padre y reclamarle por haber salido así, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, mi padre levanto el dedo en señal paraqué no dijera nada y luego se fue, puse los ojos en blanco y me volví a sentar en las escaleras, estaba muy orgullosa de mí misma como para enojarme de cualquier tontería.

Estaba feliz porque había podido poner un pie fuera de mi casa sin que me pusiera como loca.

Tenía la sensación de que Esteban me iba a ayudar demasiado a poder olvidar mi trauma y sinceramente esa era una mala noticia ya que si me iba a apegar lo más posible a mi plan tenía que alejarme de él.

Cuando me aburrí de ver lo mismo me pare y me metí a la casa

A la mañana siguiente me pare de la cama lo más tarde que pude, me puse unos pants y prendí la tele para entretenerme con algo.

Ese día no tenía ganas de bajar y mucho menos de ir al jardín, así que trate de pasar unas horas en paz mientras veía la tele, pero el gusto no me duro mucho ya que Miranda toco a la puerta media hora después de que me había despertado.

Me había despertado gracias a que mi mamá me grito desde las escaleras para avisarme que iba a comprar unos vinos para una cena que tenía con una de sus amigas y como mi papá es el que sabe del asunto… pues se había ido con ella.

Miranda solo asintió con la cabeza y se fue.

La verdad me sentía un poco mal por haberle hablado de esa manera tan fría, ella no tenía la culpa de lo que estaba pasando, pero por alguna razón no podía evitarlo.

Como mi puerta estaba abierta pude ver a Miranda subiendo las escaleras

Había veces que me hablaba con toda la seguridad del mundo y otras como si la fuera a regañar de todas las cosas que hiciera y lo peor de todo es que cambiaba de estado de ánimo en un segundo sin ningún regaño o algo parecido.

Me pare para tomar una de las revistas que tenía en un cajón y que nunca había leído, me volví a acostar en la cama y empecé a leer la revista mientras esperaba a Miranda.

Esteban estaba recargado en la pared viéndome fijamente mientras sostenía la puerta con una mano y también pude ver a Miranda atrás de él viéndolo con cara de pocos amigos.

Cuando lo vi salte de la cama sosteniendo la revista con ambas manos.

Deje de leer la revista y lo mire fijamente

Cuando Esteban se pudo soltar empezó a caminar hacia mí, pero yo no le puse mucha atención, hasta que me cargo y empezó a caminar hacia la puerta.

Una vez afuera me bajo y yo alce la mano para pegarle, pero el solo me la sostuvo mientras me veía con cara de sorpresa

No me había dado cuenta de que Miranda había estado con nosotros en todo este tiempo y la pobre se veía muy asustada así que solo le asentí con la cabeza y eso basto para que entendiera que se tenía que ir

Empecé a caminar hacia la casa, pero cuando ya estaba a unos pasos de la puerta Esteban me tomo del brazo, voltee a verlo enojada y eso bastó para que entendiera a la perfección.

Puse los ojos en blanco y me metí a la casa con Esteban pisándome los talones

Cuando ya estábamos en la puerta de mi cuarto me voltee para reclamarle por estar en la parte de arriba de la casa, pero cuando iba a hablar me arrepentí y solo me voltee y trate de azotarle la puerta en la cara, pero él logro empujarla antes de que se golpeara

La verdad estaba disfrutando mucho verlo así y por eso solo me limite a observarlo mientras me recargaba en el vidrio que daba hacia el balcón.

No podía creer lo cerca que estábamos, nuestras narices casi se tocaban y podía escucharlo respirar… y eso era algo incomodo

Cuando él estaba a punto de acercarse un poco más, pudimos escuchar a mi madre caminando hacia mi cuarto, así que un poco enojado empezó a bajar por el árbol.

No me podía mover, no podía dejar de pensar en lo cerca que habíamos estado uno del otro y lo cerca que habíamos estado de… por suerte a mi mamá se le ocurrió dirigirse a mi cuarto.

Cuando pude reaccionar me di cuenta de que mi madre estaba detrás de mí, observándome.

Eso significaba problemas ya que las únicas salidas que conocía eran la puerta principal de la casa y la de servicio y no podías llegar a ninguna de ellas por el jardín, así que tenía que entrar a la casa si quería salir de ella.

Me quede pensando en las opciones que tenía y una de ellas era muy tentadora, la de decirle que no era mi problema pero… se me hacía muy cruel de mi parte hacer eso, la otra que tenía era decirle a Esteban que actuara como si acabara de llegar, pero era la que menos me gustaba ya que si a alguno de mis padres se les ocurría salir y no veían el bote ni ningún coche afuera íbamos a tener que dar toda clase de explicaciones y nuestra mentira ya no sería tan creíble; me estaba empezando a desesperar porque no se me ocurría nada, hasta que…

Grite lo más fuerte que pude antes de que Esteban terminara de hablar.

Empecé a escuchar que alguien subía las escaleras y como estaba segura de que eran mis padres le hice una señal a Esteban para que entrara a la casa.

Cuando lo vi correr hacia la puerta entre a mi cuarto y pude ver a mis papas entrando a mi habitación con cara de espantados

No sabía porque mi padre tenía ese tipo de voz, era como si hubiera tenido una infancia horrible, aunque mi madre me había contado que pasó todo lo contrario, que su visa siempre fue prácticamente perfecta, que siempre lo había tenido todo. Pero sinceramente yo creía que había un poco de mentiras en sus palabras ya que una persono que lo tenía y tiene todo no puede ser tan… dura y también sabía que lo que tenia no influencio en nada su carácter ya que mi madre siempre me ha dicho que desde que lo conoció era así, que de hecho se le bajo el mal carácter cuando yo nací.

Esa escena me dolió demasiado, aunque haya sido una mentira, su reacción me lastimo; voltee a ver a mi madre para buscar un poco de consuelo, pero ella también estaba muy enojada, así que puso los ojos en blanco mientras se iba.

No pude evitar bajar la mirada y me dirigí a mi cama para consolarme yo sola, me acosté en ella y tome una almohada para abrazarla.

No podía creer la reacción de mi padre, sabía que era una exageración de mi parte ponerme así pero no era la primera vez que me hacia algo parecido.

Estaba harta de su forma de ser, de su dureza, de su falta de cariño, estaba harta de él, aunque sabía que era mi padre no soportaba más su forma de ser.

Tenía que quitarme el trauma que tenía para poder salir de esa casa.

Me recargue en él y deje que me consolara, estaba demasiado triste como para seguir discutiendo con él y tenía que admitir que su presencia en esos momentos era algo importante

Dudo durante unos segundos pero luego se volvió a acomodar y me volvió a rodear con sus brazos, hasta que sin darme cuenta me quede dormida.

No me sorprendió en absoluto cuando ya estaba adormilada ya que los últimos mese mis pesadillas había empeorado un poco por… lo que me había pasado… haciendo que casi no pudiera dormir.

Cuando me desperté empecé a inspeccionar mi cuarto y me di cuenta de qué Esteban ya no estaba, me incorpore y pude ver que estaba tapada con una cobija roja, una cobija que ya había visto varias veces en mi closet, pero que nunca había usado.

Volví a esconder mi cara entre mis rodillas porque aun seguía algo adormilada y me di cuenta de que olía a Ferrari, el perfumen de Esteba.

Pude identificar el olor porque ese era el perfume favorito de mi padre hace años, de hecho ese era el mejor recuerdo que tenía de mi padre, cuando me acorrucaba en sus brazos y dejaba que su voz y su olor a perfume me durmieran.

Por desgracia un día llego a la casa oliendo diferente y cuando le pregunte que porque el cambio de perfume, él simplemente me dijo que ya le había aburrido el anterior.

Me quede así durante todo el tiempo que pude, con la cara entre las rodillas para poder seguir disfrutando el olor, cuando me canse me pare de la cama y me dirigí a la casina para poder comer algo.

No pude evitar sonreír mientras Miranda se me quedaba viendo con cara de sorpresa, pero luego ella también sonrío.

Trate de subir las escaleras lo más rápido que pude para que a mi madre no le diera tiempo de regañarme, me encerré en mi cuarto y prendí la tele, pero en todo este tiempo no podía dejar de pensar en lo que había hecho con las flores, uno de los pocos regalos de mi padre y yo lo había rechaza y solo por una tontería.

Cuando me levante en la mañana, lo primero que hice después de desayunar fue ir al jardín para esperar a que Esteban se apareciera en su hermoso y enorme vote, pero por desgracia eso no paso.

Espere hasta las tres de la tarde en la hamaca mientras leía un libro, hasta que me resigne y me metí a la casa.

Miranda no me respondió, solo serró la puerta de mi cuarto y se acerco a mí.

Antes de que dijera esa frase le estaba creyendo, pero ahora sabía que todo era una mentira, que lo único que quería era saber el problema que tenia y si no tenía muchas ganas de decírselo a Esteban, menos se lo iba a decir a ella.

Realmente estaba enojada, era increíble todo lo que hacían las personas para saber un chisme.

Ella no me dijo nada, simplemente se fue sin volver a abrir la boca.

No podía creer que le había creído aunque solo fueran unos pocos segundos, me sentía la persona más tonta del planeta y más porque la que me había tomado el pelo era una…persona que… ni siquiera sabía lo que hacía, aparte lo más seguro era …

El resto del día me la pase en mi cuarto, no tenía ganas de hacer nada y mucho menos de salir para que mis padres me molestaran con cualquier tontería que se les ocurriera.

Al día siguiente ni me moleste en ver si Esteban iba a venir o no, lo único que hice fue estar en mi balcón, ese lugar se estaba convirtiendo en mi escondite, ya que era un lugar tranquilo y nadie podía pasar sin que yo quisiera porque era la única persona que tenía llaves de la puerta que daba acceso al balcón de mi cuarto y no importaba si alguien entraba al cuarto ya que el balcón tenía cortinas por dentro y por fuera que hacía que fuese imposible ver hacia el exterior o interior.

Como sabía que mis padres se habían ido saque mi ipod con unas bocinas, las conecte y las encendí lo suficientemente alto como para que no pudiera escuchar si alguien me llamaba.

No podía creer que había estado hay tanto tiempo hasta que vi al cielo y me di cuenta de que estaba anocheciendo.

El cielo se veía hermoso, nunca me había figado en nada que tuviera que ver con la naturaleza, sentía que era una tontería observar algo que nunca hacia nada, pero ese día todo fue distinto, era como mirar un enorme cuadro en 3D, como si fuera a otro mundo, pero este más hermoso que la Tierra, más tranquilo, sin personas que trataran de dañar cualquier cosa que tuvieran en frente.

Me quede admirando el cielo hasta que me dolieron los ojos de mirar tanto hacia arriba, así que me dedique a ver el lago.

Me dieron muchas ganas de meterme a bañar ahí, en esos momentos no me importo en absoluto cuantos animales o bichos raros hubieran, o… incluso que no… solo podía pensar en el agua y en los peces.

Me levante de golpe del asiento ya que me había espantado por la voz tan repentina, aparte era increíble que esa cosa se escuchara más fuerte que la música que estaba escuchando y lo peor de todo era que no sabía quién me había hablado y lo único que se me ocurría era que la policía me iba a fraccionar por poner la música tan alta, me asome por el balcón con mucha cautela y preparada para todo, no podía creer quien me estaba hablando con un amplificador de voz rojo, era la misma persona por la cual estuve ayer todo el día en el jardín, la persona que había esperado volver a tener una conversación.

Cuando me vio me dedico una sonrisa y no pude evitar devolvérsela ya que estaba muy agradecida con él por lo que había hecho el día anterior.

Yo pensé que después de eso él iba a encender el motor de su bote y se iba ir, pero después de esperar unos segundos, me di cuenta de que no se había movido ni un centímetro y mucho menos había escuchado ningún motor.

Lo espere otros segundos y cuando me canse de estar para, arrastre una silla lo más cerca que pude de la orilla del balcón y me senté para poder observarlo.

Lo único que izo fue sentarse en una de las sillas de su bote y tomar un libro.

En esos momentos no supe qué hacer, tenías muchas ganas de ir con él en su bote, pero al mismo tiempo me daba mucho miedo que fuera una trampa para obligarme a ir donde más había gente y también estaba un poco nerviosa por lo que me había dicho Miranda, aun que sabía que era una tontería, no podía dejar de pensar en eso, ¿Qué no era quien creía?, ¿Qué no era lo que parecía?, esas palabras no tenían ningún sentido.

Esteban solo era un joven que vivía en uno de los lugares más…pero eso no tenía nada de malo.

Todos esos pensamientos hicieron que mi mente vagabundeara tanto que me quede dormida.

No me había cuanta de que estaba tan cansada hasta que me recargue en uno de los asientos que estaban cerca de la mesa del balcón y serré los ojos.

Eso fue lo peor que pude hacer en esos momentos ya que cuando menos lo pensé ya estaba soñando con esa persona… esa persona que iba adiar por el resto de mi vida… esa persona que me s…

Cuando me pude despertar, lo primero que hice fue entrara a mi cuarto y ver el reloj más cercano que encontré para darme cuenta de que eran las dos de la mañana, volví al balcón para ver si Esteban seguía enfrente de mi casa y así era, me metí a mi cuarto para tomar una de las cobijas de mi cama, pero cuando abrí la puerta de mi cuarto para poder bajar las escaleras pude escuchar a mis padres reírse en la sala, así que era imposible salir por la puerta del jardín y el único lugar que quedaba eran los árboles que estaban al lado de mi balcón, el problema era que no era muy buena bajando árboles.

No sabía cómo le iba a hacer para bajar hasta el bote, ya que lo único que podía usar eran los arboles que estaban a cada esquina del balcón.

Me arme de mucho valor para poner un pie en el árbol, aventar la cobija al piso y con mucho cuidado empezar a bajar.

Me sentí muy aliviada cuando pude tocar el piso, estaba tan orgullosa de mí que no pude evitar sonreír y me quede admirando el árbol por unos segundos antes de caminar hacia el bote.

Le puse la cobija a Esteban y me quede viéndolo durante unos minutos.

La verdad me sentí un poco culpable por dejarlo quedarse ahí, ya que la noche estaba helad y aparte no creía que estuviera muy cómodo en el lugar donde estaba durmiendo.

Estaba demasiado nerviosa como para decirle otra cosa, Esteban solo sonrío y se volvió a tapar con la cobija, ya que cuando me levente sin querer había tirado la cobija al piso.

Si antes estaba sorprendida, ahora estaba anonadaba, no pude evitar abrir la boca y empecé a mirar a todos lados tratando de evitar su mirada.

Nos quedamos en silencio durante unos minutos, quería decirle algo, pero no sabía qué. Tenía que decirle algo, se me tenía que ocurrir algo sin importar lo tonto que fuera, pero en esos momentos no se me ocurría nada, estaba tan impresionada por todo lo que estaba pasando que mi mente estaba completamente en blanco, estaba impresionada por haber hecho la tontería de subirme a su yate a las dos de la mañana y también por el hermoso paisaje que estaba viendo en esos momentos.

Me quede pensando unos segundos, no quería contarle nada aun.

La verdad me estaba poniendo un poco nerviosa, ya que las palabras de Miranda todavía estaban en mi cabeza y en esos momentos llegue a pensar lo peor y más en el lugar donde estábamos, en como estábamos en medio de un gigantesco río, donde no tenía forma de ir a ningún lado ya que ni siquiera podía ver la orilla.

Yo creía que se iba a reír o algo parecido, pero paso todo lo contrario, simplemente su cara se lleno de tristeza y se volvió a acomodar en el sillón del bote.

Me sentía mal por haberle recordado algo tan doloroso, yo me imaginaba que la perdida de una madre era una de las cosas más dolorosas que te podía pasar en la vida, pero por alguna razón sentía que ese dolor era más intenso de lo que me podía imaginar.

“ella era todo para mí, mi mejor amiga, mi padre y claro, mi madre, todo eso al mismo tiempo, cuando ella falleció, mi trauma fue tan grande que todos los días después de la escuela iba a su jardín favorito”

“por suerte los dueños del jardín se habían mudado porque la señora estaba embarazada y no quería tener a su hija aquí, así que ellos se fueron durante mucho tiempo y gracias a eso podía entrar y salir las veces que quisiera”

“cuidaba de que cada cosa en ese jardín fuera lo más perfecto posible, no dejaba que nada se arruinara.”

“Te puedo asegurar que durante años fue uno de los jardines más hermosos que te pudieras imaginar, hasta que volvieron a llegar sus dueños y como era obvio, se sorprendieron al ver su jardín tan hermoso como lo habían dejado, ellos nunca sospecharon que yo era la persona que les estaba arreglando su jardín hasta que un día me descubrieron”

“nunca podre olvidar la cara de la señora cuando me vio”

“¿te imaginas verme en tu jardín sin conocerme cortando una de tus mejor flores?, eso fue hace un año más o menos”

Esteban se empezó a reír y de la nada se puso otra vez serio y se levanto del sillón

Nos pasamos horas y horas platicando de cualquier tontería que se nos iba ocurriendo, muchas de nuestras platicas no tenían ningún sentido, de hecho casi todas, pero por alguna razón ninguno de los dos, en ningún momento mostrábamos signos aberración

Arranco el bote y empezamos a avanzar.

Estuve a punto de preguntarle porque nos íbamos, pero cuando vi el cielo lo entendí todo, ya estaba a punto de amanecer y se suponía que yo estaba dormida en mi cuarto, ya que no le había pedido permiso a nadie para irme a ningún lado y mucho menos con Esteban.

Cuando Esteban me dedico una sonrisa supe que mi plan había funcionado.

Cuando menos lo pensé ya estábamos en frente de mi balcón otra vez, me baje del bote sin decir nada y todavía estaba un poco molesta porque no me tenía la suficiente confianza para decirme algo tan insignificante y tan tonto como era a lo que se dedicaba, aunque sabía que estaba siendo un poco injusta porque yo tampoco le tenía esa confianza.

Esta vez no tenía ganas de subirme por un árbol, así que en vez de irme derecho para llegar a mi balcón, me di la vuelta para entrar por el jardín.

No voltee a ver a Esteban, así que no les puedo decir cuál era su cara y mucho menos les puedo deducir lo que estaba pensando en esos momentos.

Cuando estaba en el jardín, no pude evitar pensar lo que Esteban me había dicho, me quede ahí admirándolo todo y me di cuenta de que todo en ese espacio, todo lo que mis ojos veía, era perfecto, nada estaba mal, todo estaba en su lugar y no había ramas, ni flores dañadas, era como ver una perfecta pintura en tercera dimensión, solo que esta vez sí podías tocarlo todo.

No sabía cuánto tiempo había estado ahí, así que tampoco sabía si me había visto bajar del bote de Esteban, pero no lo creía ya que si me hubiera visto, ahorita ya me estuviera gritando y regañándome por lo irresponsable que había sido.

Mi madre quito la sonrisa de su cara y se voltee para poder ocultármela, espere su respuesta durante unos segundos, en ese momento no tenía mucha paciencia, pero cuando le iba a decir algo, mi padre salió corriendo de la casa.

No sé si mis padres me creyeron o no, pero no me importaba si no me reclamaban más.

Ellos simplemente se miraron mutuamente con cara de pocos amigos y luego mi padre jalo de brazo a mi madre y se la llevo a la casa.

Lo único que podía hacer era esperar a volver a verlo y exigirle que me explicara todo.

Me quede en el jardín casi toda la mañana, solo que esta vez me metí lo más que pude a él, era impresionante lo enorme que era, lo hermoso, pero sobre todo lo perfecto, como ya les había dicho, todo en el era perfecto, incluso cada esquina, cada detalle, cuando me aburrí de estar ahí, me dirigí a la casa con la esperanza de no perderme y gracias a mi gran memoria pude encontrar el camino de regreso.

Cuando estaba a unos pasos de la casa me di cuenta de que el bote de Esteban estaba en la orilla del río, amarrado en el mismo lugar de siempre.

Deje de caminar para empezar a buscar a Esteban, pero no lo vi, no había nadie, en eso, escuche unas voces que venían de mi casa y cuando estaba a punto de dar un paso para ir a ella, Esteban salió disparado de la casa y mi padre le pisaba los talones.

Ambos se veían muy enojados y estaban discutiendo, pero antes de que pudieran entender lo que decían, me vieron y ambos se pararon de golpe.

Espere a que mi cuerpo pudiera reaccionar y pudiera salir corriendo de ahí ya que esa escena hizo que mi cuerpo se llenara de temor.

Nunca había visto a mi padre tan enojado, ni tampoco me había imaginado ver a Esteban de ese modo.

Voltee a ver a mi padre para ver si estaba de acuerdo en que me fuera con él y al parecer si lo estaba ya que se dio la vuelta y se metió a la casa antes de que pudiera preguntarle algo.

Yo pensé que nos íbamos a subir al bote, pero no fue así, nos metimos otra vez al jardín, lo seguí sin decirle nada, ya que no quería que descargara en mí todo el coraje que tenía en esos momentos.

Tenía miedo de que me empezara a gritar en esos momentos.

Nos dirigimos a una puerta que estaba lo más adentro del jardín y nos paramos a unos pocos metros de ella.

Nunca había ido a ese lugar, pero podía escuchar las risas y voces de personas que se veían que estaban detrás de la puerta.

Iba a ser la segunda persona que le contaba lo que me había pasado y nunca me imagine que así iba a ser.

“él me ayudo a quitarme el miedo, gracias a él empecé salir a las calles, con mucho miedo, pero lo lograba hacer, en ese momento deje de tener maestros particulares y me empezaron a inscribieron a una escuela muy cerca de mi casa, pero ese fue el mayor error ya que yo todavía no estaba lista para ir a un lugar donde la gente no se tocan el corazón para tratar mal a las personas, yo todavía no terminaba de salir de mi trauma cuando las niñas de mi escuela me empezaron a tratar de una manera horrible, me trataban peor que a un perro, me hacían todo tipo de maldades y de travesuras”

Después de eso, mi miedo se hizo más grande que cuando era más pequeña, ya no dejaba que ni mis padre se acercaran a mí, solo mi sicólogo podía hablar conmigo, pero a una distancia demasiado grande y pues poco a poco logro sacarme el miedo…”

“Lo que te paso le pasa a todo el mundo y no tienes porque ponerte así, o que , ¿piensas quedarte en tu casa toda tu vida mientras alimentas el miedo tan tonto que tienes?”

Esteban se dirigió a la puerta y saco una llaves que se encontraban en su bolsillo del pantalón

Mi voz cada vez se llenaba más de temor y cada vez podía ver a más y más gente pasar por ahí.

Me saco de la casa a puros jalones y me aventó hacia la calle una vez que estábamos a un paso de la puerta.

Todos se nos quedaron viendo y yo empecé a llorar como si me estuvieran secuestrando, ese lugar era un mundo de gente, era como un mercado gigante donde todas las personas llevaban bolsas y se veía que estaban comprando, fácil había unas cincuenta personas alrededor de nosotros y todas ellas nos estaban mirando.

Una mujer que se veía noble y dulce se empezó a acercar a mí y yo del miedo, sin poder evitarlo, me pare de golpe y corrí a la casa.

Ya no sabía qué era lo que más sentía, si miedo o coraje, lo odiaba con toda mi vida, cada parte de mí, lo odiaba como nunca me imagine, en esos momentos tenía dos sensaciones muy fuertes, el miedo que es el peor enemigo que puedes tener y el coraje que tampoco era muy buen acompañante, no lo quería volver a ver en mi vida.

Llegue a mi casa llorando de una manera impresionante, mis padres me preguntaron qué era lo que me pasaba, pero yo no podía y no quería responderles.

Solo los ignore y seguí corriendo hasta llegar a mi cuarto y una vez ahí, me encerré y no salí en todo el resto del día.

Mis padres estuvieron afuera todo este tiempo, preguntándome que era lo que me estaba pasando y rogándome para que saliera a hablar con ellos, pero yo no les hacía caso, simplemente me limitaba a ignorarlos por completo y taparme los oídos para no seguir escuchándolos.

No se atrevían a tumbar la puerta porque me podían escuchar llorar y no querían lastimarme más, o eso era lo que yo quería pensar y así estuve tres días, no dejaba que nadie entrara a mi cuarto por ninguna razón, sin importar lo bueno que fuese, la única que pasaba era Miranda y solo era para dejarme la comida, tenderme la cama y hacer los quehaceres, pero todo ese tiempo yo me la pasaba en mi balcón con las cortinas cerradas para que no pudiera verme.

Por desgracia no podía prender el ipod porque con las prisas de meterme al balcón se me había olvidado en el cuarto, así que muy enojada me pare de la silla y abrí la puerta del balcón porque entrar a mi cuarto.

No sé cómo no me aburría ya que no hacía nada, no prendía mi ipod, no leía, no hacía absolutamente nada, simplemente me la pasaba pensando en todo el odio que sentía por Esteban y también me la pasaba arrepintiéndome por llegar a pensar que ya lo estaba empezando a querer como un amigo.

Creía a mi madre muy capaz de hacer eso, pero solo por unos segundos no me importo en absoluto hasta que mi madre repitió esas palabras pero ahora más enojada, así que sin pensarlo dos veces abrí la puerta.

Prefería abrírsela yo a que llamara a alguien para que la tumbara, porque mi madre se iba a poner como loca y me iba a dejar sin puerta durante mucho tiempo y esa era mi mejor barrera para estar sola.

Ese comportamiento no era normal en mi madre, ya que a ella nunca le había importado nada que tuviera que ver con mis pocos amigos.

Podía jurara que tenía algo que ver con Esteban ya que él también se comportaba de una manera muy rara y misteriosa

Si me creyó o no, la verdad no lo sé, ya que no me dijo nada, solo movió la cabeza, se paró de la cama y se fue, después de eso me dirigí directo al balcón, necesitaba pensar muchas cosas y por alguna razón mi mente se despejaba más cuando estaba ahí.

No sabía qué hacer, pero no porque tuviera miedo, si no porque estaba buscando la forma más dolorosa para decirle que no lo quería volver a ver en mi vida, que lo odiaba, pero no se me ocurría nada.

Me asome por el balcón para que dejara de hacer tanto ruido, quería que me viera y que dejara de hablar por el altavoz, cuando me vio no dijo nada, simplemente puso el altavoz a un lado y se me quedo viendo.

Les podría contar todas las emociones que mostraban sus ojos, pero me tardaría mucho en hacer eso, así que solo les diré que mostraba una combinación de tristeza y dolor, lo único que sabía era que era un excelente actor y que por solo unos segundos le creí, pero gracias a Dios eso solo duro unos segundos y pude reaccionar antes de hacer cualquier tontería.

Era impresionante lo bien que sabía mentir y como hacía que su voz y su rostro se escucharan tan triste.

Esteban solo bajo la mirada, sin decir nada más por unos momentos.

Mi cuerpo se lleno de coraje por segunda vez y me metí a la casa unos pocos segundos después de que le había contestado.

Serré la puerta del balcón con llave, ya que sabía que Esteban era muy buen escalador de árboles y no quería que me sorprendiera en mi cuarto, unos pocos minutos después de que me metiera a mi cuarto, Esteban me empezó a hablar otra vez por el alta voz pidiéndome que saliera para poder hablar conmigo.

Cuando me arte de escucharlo, volví a salí al balcón.

Pude ver un poco de emoción cando Esteban me vio ahí balcón, pero se le borro de inmediato cuando se dio cuenta de que solo había salido para poder encender la música y ponerla lo más alto que se podía para ya no tener que seguir escuchándolo.

A la mañana siguiente me levante para desconectar el ipod que había dejado la noche anterior en el balcón, así que salí para desconectarlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo me di cuenta de que Esteban todavía estaba ahí, arriba de su bote.

Por unos segundos pensé en ir a despertarlo o volverle a llevar una cobija ya que estaba haciendo demasiado frío esa mañana, pero luego me arrepentí por completo de tan solo pensarlo, él no se merecía que yo pensara en él y mucho menos que me preocupara, así que simplemente desconecte el ipod y me baje a desayunar.

Mis padres no dijeron nada más, simplemente se limitaron a verme mientras yo me sentaba en la silla más cercana que encontré.

Desayunamos en completo silencio mientras mis padres me observaban con mucha ansiedad.

Ya estaba harta de que me estuvieran viendo así, era como si fuera una extraña que nada más se hubiera acercado a ellos y se hubiera sentado en su mesa mientras ellos comían.

Cuando vi que mi madre estaba a unos pasos de mí me levante y me dirigí a la puerta que daba al jardín.

Mi madre no me dijo nada, solo volteo a ver a mi padre y él se levanto de la silla para irse.

Cuando pise el pasto me acorde de que Esteban estaba en su bote, me arrepentir de ir a ese lado de la casa y quise regresarme a mi cuarto, pero no quería volver a ver a mis padres, al menos por el momento, así que seguí caminando hacia la parte más lejana del jardín.

Ahí me di cuenta de que no solo le tenía coraje, sino que también sentía un poco de miedo, así que, no le hice caso, seguí caminando haciendo como si no lo hubiera escuchado, seguí caminando pensando que lo iba a perder a la mitad del camino, pero no fue así, cada vez que más avanzada, él se acercaba más haciendo que cuando menos lo pensara ya estaría pisándome los talones, en todo el camino ninguno de los dos dijo ni una sola palabra más.

No le respondí, lo ignore completamente hasta que me tomo del brazo y me jalo hacia él haciéndome que quedáramos a una distancia muy corta.

El miedo me recorrió el cuerpo ya que en esos momentos me acorde cuando me había sacado a la fuerza a la calle y no pude evitar empezar a temblar.

Cuando vio mi reacción no dudo ni un segundo en soltarme y en retroceder.

Esteban empezó a respirar más rápido de lo normal, pero no se veía enojado, al contrario, se veía muy preocupado por mi reacción, se veía demasiado asustado, casi como yo estaba en esos momentos.

Se me quedo viendo todavía con cara de espantado mientras pasaban unos segundos.

Rezaba a que fuera la primera, ya que solo pensar en que le tuviera miedo a Esteban, hacía que se me llenaran los ojos de lágrimas.

No sabía si me había entendido o no, si sabía que me refería a que me sentía mal por no haber comprendido que él no entendía el miedo que tenía y gracias a eso había pasado todo lo anterior, pero luego me volví a convencer que eso no importaba, ya que él no tenía ningún derecho en haberme tratado peor que a un perro y haberme obligado a hacer algo que no quería.

Nos quedamos viéndonos por unos cortos segundos hasta que me arte y empecé a caminar rodeando Esteban lo más posible.

Estábamos de espaldas cuando me pregunto eso, así que no quise voltear a ver su rostro cuando le respondí, simplemente seguí caminando.

No quería volver a verlo y para lograrlo tenía que darle a entender que nunca lo iba a perdonar.

Camine sin rumbo hasta que pude identificar el lugar donde estaba y me fui directo a la casa.

Cuando estaba caminando hacia la casa, a unos pocos metros, me fije en el enorme yate que se encontraba afuera de mi casa, me pare para poder admirarlo por unos segundos y luego me dirigí a él, no pude evitar subirme y empezar a admirarlo por adentro, cuando menos lo pensé ya estaba en el volante sentada en la silla y encendiendo el bote, no sabía muy bien conducir uno, pero me tranquilizaba pensar que ya había tomado algunas clases para conducir yates ya que mi padre había pensado que si nunca me podían quitar el trauma, al menos podría pasar todo el tiempo posible en el mar ya que ahí no había personas.

Sabía que eso era una tontería, pero solo le decía que estaba bien para ya no tener que ir a más sicólogos.

Empecé a conducir sin rumbo, simplemente conduje en línea recta viendo el.

No sé cuánto tiempo estuve conduciendo, pero deje de ver el muelle y cuando menos lo pensé, ya estaba en medio del lago y en frente de mi estaba una pequeña isla que se conectaba al muelle del otro lado donde yo vivía.

Conduje hacia ella sin pensarlo dos veces ya que tenía mucha curiosidad por ver de quién era ese lugar ya que solo se encontraba una casa.

No era enorme como la mía, pero si era de buen tamaño.

Le di varias vueltas en el yate para ver si había alguien ahí, y al parecer estaba vacía aunque la casa se encontraba en perfecto estado.

Puse el bote lo más cerca posible de la puerta de la casa y me dirigí a ella.

Pensé muy seriamente en entrar pero me detenía pensar que a lo mejor el dueño de la casa estaría dentro, así que solo por curiosidad me acerque a la puerta para ver si estaba abierta antes de volver a mi casa y devolverle el bote a Esteban.

Su voz era muy dulce, pero no pude evitar ponerme nervosa, ya que no sabía quién era esa persona y que me iba a decir ya que me había encontrado saliendo de su casa.

No creía que me fuera a regañar ya que su voz era demasiado linda y dulce como para mostrase enojada, pero de todas formas seguía demasiado nerviosa.

Me voltee para ver el rostro de la mujer que se encontraba atrás de mi y pude ver que su voz eran tan linda y dulce como su rostro.

La mujer volvió a intentar acercarse a mí, pero cada paso que daba hacia que yo retrocediera otros dos.

No pude responderle, aun que por alguna razón la señora no me daba tanto miedo como las demás personas, pero de todas formas no podía ni pensar en acercarme a ella.

Me le quede viendo con cara de pocos amigos, pero ella nunca quito su sonrisa de la cara.

Se metió a la casa y yo me quede en el mismo lugar en donde estaba.

Era el momento perfecto para salir corriendo de ahí, pero por alguna razón no lo hice.

Cuando empecé a hacer memoria me di cuenta de que era la misma persona que se me había querido acercar unos días atrás, cuando Esteban me obligo a salir a la calle

Después de unos pocos segundos de estar pensando si me iba o no, me di cuenta que no me quería ir, que quería quedarme a conocer un poco más a la dulce señora con la que había estado hace unos segundos.

La señora salió con una pequeña mesa y luego salió con dos sillas, las acomodo a unos pasos de mí y luego saco de unas bolsas pan dulce, leche y unos vasos desechables, se sentó y me hizo una señal con la mano para que me sentara, lo pensé un momento, pero me decidí en hacerle caso por dos razones: la primera era porque no le podía hacer la grosería de no sentarme cuando la señora se había tomado la molestia de sacar todas las cosas y la segunda era porque tenía que empezar a acercarme más a ella si quería conocerla.

No le dije nada, sabía las razones por las cuales se había sorprendido tanto ya que cuando le volví a hablar esta vez estaba un poco más tranquila y más segura.

En esos momentos me puse rígida, pero después me pare de golpe del asiento para dirigirme al bote, estela solo se me quedo viendo mientras me subía al bote y lo prendía, pero no me dijo nada, y si lo hizo no la pude escuchar por el ruido del motor.

Estaba realmente enojada y recé para que Esteban todavía estuviera en mi casa para poder reclamarle por haberme mentido de esa manera y lo que más me enojaba era que gracias a esa mentira le había confesado un gran secreto que ni a mis padres les había dicho.

Cuando llegue a mi casa no me moleste en apagar el motor de bote, ya que estaba demasiado enojada como para fijarme en detallitos y aparte tenía demasiada prisa.

Lo busque por el jardín, pero no lo encontré por ninguna parte.

Cuando ya estaba dirigiéndome a la puerta mí casa, enojada y decepcionada, empecé a escuchar unas risas que provenían de la sala y quise pensar que Esteban estaba con mi padre esperando a que le devolviera su medio de transporte.

Cuando entre a la casa lo alcancé a ver en mi sala, pero no estaba con mi padre, si no con mi madre.

Esteban y mi madre solo se levantaron de un salto de las sillas mientras me veían caminado asía ellos.

Ella se lo quedo viendo con cara de pocos amigos y él simplemente asintió con la cabeza.

Mi madre se fue enojada, pero no dijo nada, solo nos volteo a ver mientras caminaba hacia la cocina.

Esteban se dio la vuelta para darme la espalda y estuvo a puno de patear la pata de una silla que se encontraba casi en sus pies.

Normalmente eso me hubiera molestado, pero no fue así ya que hasta yo me había sorprendido de poder tener una plática casi normal.

¿Progresado?, esa palabra me sorprendió mucho, ya que era muy formal para su tipo de vocabulario.

No pude evitar sonreírle en esos momentos.

Ya no quise preguntarle nada más, así que con mucho trabajo me zafe de sus brazos y me salí de la casa, me senté en la hamaca y me perdí en todos mis pensamientos, tenía demasiadas cosas en que pensar, como si era cierto que Esteban tenía 17 años como me había dicho en una de las platicas que habíamos tenido en mi jardín o ¿Qué tan cierta era la historia que me había contado Esteban?

No podía ser muy cierto ya que su madre no había muerto cuando él tenía ocho años y ese pequeño detalle podría cambiar toda la historia, pero…

Entonces, ¿Por qué tenía tanta obsesión por lo jardines?, y ¿Cuál sería el jardín qué supuestamente era el favorito de su madre? hace unas horas yo podría jurar a que ese jardín era el mío, ya que todos los datos que me había dado coincidían a la perfección con la historia de mis padres y aparte cuando me estaba contando lo historia me iba a decir algo que al final decidió por no hacerlo, todavía me acuerdo perfecto de sus palabras:

“Les tuve que explicar todo y gracias a Dios tu… ellos me entendieron perfectamente y me dejaron seguir arreglando el jardín”

Había dicho tú y luego le cambio por ellos, no entendía nada, la verdad estaba demasiado confundida en ese asunto, así que decidí dejar de pensar en eso hasta poder encontrarle un poco más de sentido, aparte tenía un problema mayor, más interesante, pero sobre todo más importante.

¿Qué era lo que realmente sentía por Esteban? quería, pero ¿Qué tanto? Ya que hace unas semanas lo odiaba, bueno… hace unas horas tenía exactamente el mismo odio, pero…es que… no sabía si lo que sentía era cariño por haberme ayudado un poco con mi pequeño trauma, o ya estaba empezando a verlo como un verdadero amigo o … ¿algo más?

Ninguna de esas ideas me agradaba demasiado, pero prefería que fuera la primera ya que no quería sentir nada más por él.

Tenía que hacer algo, tenía que alejarme de él lo antes posible, pero ¿Cómo?, ya lo había intentado al principio de todo esto y no me había funcionado, al contrario, me había confundido más, me había encariñado mucho como para dejarlo así nada más como si fuera una persona que acababa de conocer.

En la mañana siguiente me desperté a las doce del día ya que no había dormido muy bien las noches pasadas.

Esa mañana me sentía mucho mejor, así que baje a desayunar y luego salí otra vez al jardín.

Esteban se volvió a subir a su bote, pero solo quito las llaves y se volvió a bajar.

Deje de retroceder y me le quede viendo con cara de pocos amigos ya que no le creía nada.

Esteban no me contesto, solo me extendió la mano y con mucha cautela se la tome, no creía que fuera tan cruel como para volverme a obligar a salir a algún lugar donde hubiera personas, así que lo seguí hasta la puerta de la casa, nos paramos una vez que estábamos en la puerta y en frente de nosotros había una hermosa camioneta blanca.

Me sorprendió mucho que los vidrios fueran polarizados ya que hace poco habían sacado una nueva ley que decía que los coches ya no podían tener esa clase de vidrios y esa camioneta los tenía tan polarizados que era imposible ver hacia el interior.

Arranque el coche y me fui derecho, pero no en dirección del pueblo, si no al otro lado, cada vez que avanzábamos más, el paisaje se ponía más hermoso, ya que eran puros árboles

No había nada de civilización, al contrario, todo lo que había eran ranchos muy cuidados con una gran cantidad de ganado de muy buena clase, o eso era lo que me suponía ya que no conocía nada del tema.

“siempre hemos tenido un río o lago enfrente de mi casa, así que ya te respondí lo del bote y sí, no sabes cómo hay veces que me aburro”.

El resto del camino no ninguno de los dos dijo ni una palabra al respecto, solo Esteban me hablaba para decirme a donde ir y yo le hacía caso son preguntarle nada.

Dejamos atrás el hermoso paisaje de los ranchos para entrar llegar a un lugar que se parecía mucho a la cerrada donde vivía, pero con casa un poco más pequeñas.

La verdad no tenía ni idea a que se refría con eso, pero no me importo mucho, así que simplemente lo seguí.

Era un lugar muy bonito, tenía un enorme jardín enfrente de y una fuente que era casi del mismo tamaño de ancho de la casa, en medio de todo el espacio.

Me sorprendió mucho ver que Esteban no se dirigió a la entrada principal de la casa, en vez de eso se fue a un lado de ella, saco unas llaves y abrió una pequeña puerta que daba a un pasillo un poco angosto.

Esta puerta te daba a un hermoso jardín aproximadamente de una hectárea, a unos metros de nosotros se encontraba una alberca rodeada por rosas rojas, amarillas y blancas, que hacían la pared y el techo de la alberca y había dos entradas en forma de arco en las esquinas de las mismas flores.

En las esquinas habían dos árboles donde se unían a la barda de flores y que ayudaba a hacer sombra sobre la alberca.

La barda de flores era de unos 50 centímetros de alto, así que se podía ver perfectamente la enorme alberca, alrededor de todo el jardín se encontraban unas palmeras que ayudaban a hacer la barda de la casa y al lado de ellas se encontraban arboles de moras rojas, en frente de la casa se encontraban unas escaleras que bajaban hasta el jardín y al final de ellas se encontraban dos árboles de manzanas, al fondo de la casa se encontraban unos establos, pero no se veían caballos adentro y a unos pocos metros de la caballeriza se encontraba una reja que me imaginaba que era para que cuando estuvieran los caballos, no se pudieran pasar al otro lado del jardín, ese espacio que era para los caballos ocupaba casi la mitad del jardín, así que me imaginaba que podrían tener unos cinco caballos si ellos querían.

Había todo tipo de vegetación ahí y era impresionante lo grande y hermoso que era ese lugar.

Esteban solo me sonrío y empezó a caminar hacia la alberca y después de unos pocos segundos, yo lo seguí.

Todavía estábamos caminado cuando me dijo eso, así que dé la impresión me para de golpe y me le quede viendo, él también se paro y volteo a verme.

Me sentía un poco mal porque el jardín de su historia no era el mío, pero al mismo tiempo me sentía mejor al saber que la historia no era del todo falsa, pero ¿Qué tanto era verdad?

No le quise responder así que simplemente seguí caminando y me dirigí a la enorme alberca que ya se encontraba a unos pasos de nosotros.

No sabía que responderle, no le quería mentir, pero tampoco le quería decir la verdad, no le quería decir que no le creía, que por alguna razón no sentía sus palabras reales y eso no me gustaba.

Esteban me observo por unos momentos como esperando a que le respondiera otra cosa o algo así, pero yo no hice nada, ni si quiera me moví.

No me dijo nada, simplemente me miro y después de unos pocos segundos se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la salida.

Todo el camino fue silencioso, no hablábamos de nada, simplemente escuchábamos la música del radio y yo veía el paisaje que estaba a mi alrededor, ya que esta vez yo no iba manejando.

Antes de que llegáramos a la puerta de la casa pude ver el coche de mis padres estacionado en la entrada.

Esteban estaciono la camioneta enfrente del coche de ellos y nos dirigimos a la casa.

-¿¡Dónde estabas!?- todavía no pisaba la alfombra de la casa y mi padre ya estaba caminando hacia nosotros gritándome.

Esteban me empujo con su mano para que me pusiera atrás de él y él fuera el que enfrentara todo el enojo y furia de mi padre.

Ambos voltearon a verme al mismo tiempo y eso fue suficiente para entender que no estaba invitada a esa plática.

Un poco enojada empecé a caminar hacia las escaleras muy despacio para ver si podía alcanzar a escuchar algo de la platico, pero todo estaba en perfecto silencio, así que subí a mi cuarto y me quede ahí.

Los minutos pasaban y pasaban y yo no me decidía si ir a ver si mi padre ya había acabado de hablar o si todavía seguían discutiendo, para mi mala suerte no podía escuchar nada ya que estaba demasiado lejos de ellos como para poder intentar escuchar.

Deje a que pasara media hora y me dirigí a las escaleras y cuando estaba bajando logre escuchar unas pocas palabras.

Cuando escuche las últimas palabras corrí lo más rápido que pude a mi cuarto para que no se dieran cuenta de que había salido.

Me quede ahí por unos momentos pensando en lo poco que había alcanzado a escuchar de la plática de mi padre con Esteban.

¿Cómo que era un profesional?, ¿de qué?

No le encontraba sentido a ninguna de esas palabras, pero por el momento no podía hacer nada, solo esperar a que amaneciera e ir a buscar a Esteban para que me explicara y me contestara todas mis preguntas.

Baje lentamente las escaleras y me dirigí a la sala que era donde mi padre y Esteban habían tenido su plática.

Él no me respondió, simplemente se paro y dejo el vaso en la mesa más cercana que encontró.

No me moví ni un centímetro, no podía hacerlo.

A la mañana siguiente me levante muy temprano, ya que no pude dormir en toda la noche pensando en las palabras que había alcanzado a escuchar la noche anterior y como prefería hacer otra cosa que quedarme en la cama, tome uno de mis libros favoritos, fui a mi balcón, me senté en la silla más cercana que encontré y solo empecé a leer mis partes favoritas del libro.

-¡Melisa!- cuando escuche esa voz no pude evitar soltar el libro y correr hacia el tubo del barandal.

– quiero mostrarte algo- esteban estaba en su bote sentado en la silla del piloto viendo algo parecido a un mapa.

Pensé mucho lo que iba a hacer, una parte de mi se moría por ir, no me importaba a donde, solo me importaba estar con él, pero la otra parte de mi tenía miedo a que pasara algo parecido a lo que había ocurrido el día anterior ya que mi padre podría hacer cualquier cosa, desde volverme a regañar, hasta prohibirme volverlo a ver y no creía poder soportar algo así

Solo me limite a asentir con la cabeza, ya que no podía creer lo que estaba escuchando y la verdad ya no quería tocar más el tema, ya que se veía un tema muy doloroso para él.

En todo el camino solo me dedique a observar el agua y todos los peces que se alejaban al escuchar el gran ruido del motor.

De repente el bote se paro y Esteban empezó a caminar asía mi

Me voltee para ver que había sido y en realidad me preocupe cuando no vi a Esteban en el barco, así que lo empezó a buscar como loca por todas partes.

Me quede helada del miedo, no me podía mover y cada vez mi desesperación se hacía más y más grande ya que cada vez me faltaba más oxigeno, y cada segundo que pasaba mis pulmones me dolían más y más por falta de aire, pero cuando ya realmente sentía que me estaba ahogando Esteban me tomo y me pego a su pecho para que pudiera flotar un poco.

Al principio no pudo negar que tenía demasiado miedo, pero al recordar que Esteban estaba al lado de mí cuidándome, protegiéndome me tranquilizaba por completo.

No sé cuánto tiempo estuvimos en el lago, a mí se me hicieron unos minutos, pero al ver mi piel me pude dar cuenta de que habíamos estado más de lo que me imaginaba.

Cuando nos volvimos a subir al bote pudimos darnos cuenta de que estaba haciendo demasiado frio, así que Esteban tomo una cobija y me envolvió en ella antes de encender el bote.

De la nada un fuerte ruido interrumpió todo el silencio que se había hecho.

Al ver mi expresión, Esteban puso el chaleco en una mesa y se sentó al lado de mi para poderme rodear con sus brazos

Él no me respondió, solo tomo el salvavidas y volvió a buscar algo en los cajones que estaban en la parte posterior del bote, cuando encontró lo que buscaba lo amarro al salvavidas.

Al principio no le creí, pero cuando me puso el salvavidas supe que no estaba bromeando

El camino a la orilla se me hizo más rápido de lo que me había imaginada y eso significaba que Esteban tenía razón, solo eran mis nervios.

Cuando escuche esas palabras me paralice de la sorpresa, esa era la razón de porque Esteban me vio tan raro cuando le pregunte que si había animales

Esteban abrió los ojos como platos mientras se quedaba en silencio.

Antes de que le pudiera decir algo Esteban ya se había ido; el resto del día me la pase cerca del lago recordando en cada momento que pase dentro de el, era impresionante la armonía que sentías cuando el agua te tocaba la piel, ahí me di cuenta de que es impresionante como algo tan bello, tan sorprendente como es la naturaleza nos puede causar temor solo por el hecho de no conocerla.

A la mañana siguiente me pare muy temprano, pero me quede en mi cama viendo un rato la tele

No podía creer lo que mis ojos estaban viendo.

Me le quede viendo por unos minutos, pero al final me decidí por bajar para saber para que era el nuevo bote, ya que el antiguo que tenía se veía que estaba nuevo y no tenía ningún motivo para remplazarlo.

Baje lo más rápido que pude, pero sin hacer ruido para no tener que dar explicaciones de por qué me estaba saliendo de la casa a esas horas.

Las verdad la parte de las escaleras fue la que más trabajo me costó bajar ya que por más que trataba de no hacer ruido, las escaleras rechinaban como si estuviera en una casa antigua que no la habían usado en años.

Me sorprendió mucho que ese fuera su saludo conmigo y la verdad no me disgustaba en absoluto, así que le seguí el beso hasta que nos pudimos separar.

Cuando nos separamos tomo mi mano y me dirigió al enorme bote y una vez en frente de el nos paramos y nos quedamos viendo el hermoso bote.

No le respondí, ya que la noticia no era la que me esperaba, al contrario, era lo último que quería escuchar ya que empecé a imaginarme lo peor.

En esos momentos supe a que se refería, cuando miro el lago supe que me estaba hablando de el

Me aleje de él y me le quede viendo con cara de pocos amigos

En esos momentos Esteban se puso demasiado tenso, se alejo un poco de mi y se volteo para que no pudiera verle la cara.

No pudo explicar lo que sentí en esos momentos por ver como su expresión se había transformado de esa manera, era increíble que de tener una hermosa sonrisa, en tan solo unos segundos se había transfigurado en un rostro preocupado y nervioso.

No supe qué hacer en esos momentos ya que no quería enojarme con él, pero tampoco estaba muy feliz con su respuesta.

Sabía que no me iba a contestar otra pregunta así que respire profundamente y me dirigí a él para abrazarlo.

Cuando estaba en mi cuarto, cuando sabía que nadie me podía escuchar o ver, no pude evitar ponerme a llorar, no podía creer que me estaba encariñando de una persona que él mismo admitía que me ocultaba un secreto que estaba seguro que me iba a lastimar, aparte la forma en que me lo había dicho no había sido muy adecuada, había sido demasiado fría, demasiado dura, sin un típico discurso para hacer que no me sintiera tan mal, sin un típico sermón, no me había dicho nada, solo una palabra, una palabra que aunque me la esperaba, no estaba preparada para escucharla, aunque no lo quisiera admitir, en esos momentos me di cuenta que si había sido una buena decisión no haberle contado la verdadera razón de mi trauma ya que Esteban no era de confianza, era una persona que me podía lastimar y una prueba de eso era lo que me había dicho hace unas horas, la respuesta que me había dado era…lo peor de todo era que me hubiera podido haber dicho mil cosas, pero tuvo que haber mencionado esa verdad.

Estaba demasiado enojada como para permitir que otro sentimiento se apoderara de mí, lo que más me dolía era saber que me ocultaba algo demasiado importante, pero ¿Qué?, ¿Qué podría ser tan grave?

  • Melisa
  • Adelante- dije al mismo tiempo que me secaba las lágrimas- ¿Cómo entraste?
  • Soy un experto- me le quede viendo con cara de pocos amigos ya que no tenía ánimos para soportar sus juegos – bueno… tus padres no están
  • Y, ¿Qué quieres Esteban?- la verdad mi tono de voz fue un poco agresivo, pero no lo pude evitar ya que estaba un poco molesta con él.
  • El primer día que nos vimos… en la noche, cuando nos quedamos a fuera de tu casa…cuando nos quedamos en las escaleras platicando… estábamos jugando un juego, ¿te acuerdas?- Esteban hizo una pequeña pausa para esperar mi respuesta, así que yo asentí con la cabeza ya que sabía a que se refería, se refería al juego de que tenías que decir un secreto- me gustaría volverlo a jugar, ¿te parece?- yo solo volví a asentir con la cabeza con la esperanza de poder sacarle más información a la plática que habíamos tenido en la tarde- bueno… empiezas
  • ¿Qué quieres que te cuente?- la verdad estaba un poco nerviosa, pero sobre todo estaba sorprendida por lo que estaba pasando
  • Lo que quieras… algo que no le hayas contado a nadie… que… lo que quieras
  • Una vez me secuestraron… tenía siete años… la verdad no me acuerdo muy bien, pero hay imágenes que nunca se pudieron borrar de mi mente…recuerdo que un día salí con mi papá para caminar un poco y ya cuando nos íbamos a regresar a la casa nos detuvimos para esperar a que el semáforo se pusiera en rojo para poder cruzar la calle, ya faltaban unas pocas cuadras para llegar a la casa, todo iba muy bien, las personas no nos habían detenido demasiado para pedirle un autógrafo a mi papá ya que bueno, como te abras dado cuenta es actor… muy famoso y acababa de salir su nueva película, pero no se qué paso, solo escuche que alguien grito su nombre y de la nada había un mundo de gente alrededor de nosotros y no sé cómo o porque me solté de mi papá, yo creo que él me soltó para tomar una libreta y dar el autógrafo, pero cuando menos lo pensé alguien me había cargado y me habían puesto un trapo en nariz y boca para que no gritara y me desmayara… lo único que recuerdo antes de desmayarme fue oír los gritos de mi padre gritando mi nombre…después de eso solo recuerdo el infierno que viví cuando estaba con ellos… no sabes lo horrible que era estar amarrada todo el día con los ojos vendados, solo escuchando gritos, discusiones y comiendo cosas echadas a perder… ir al baño era… horrible no es una palabra que no llega a describir lo espantoso que fue…
  • ¿tus padres saben esto?… me refiero a qué si ¿saben lo que te paso cuando estabas… en ese lugar?
  • Si…- me tarde un poco en responder ya que las lagrimas no me dejaban hablar mucho- lo que no saben… lo que nadie sabes es que… yo veía a niños que al igual que a mí maltrataban… golpeaban y… torturaban…al igual que a mi
  • ¿Por qué no le dijiste a las autoridades?, Melisa ¿Por qué no dijiste eso? es información muy importante pudieron sal…
  • ¡Esteban!…- me pare de la cama y tome un poco de aire porque ya no podía más aguantar las ganas de llorar- no pude…ya era tarde… Esteban… no sabes lo que es ver a niños ser torturados de esa manera… los mataban en mi cara… yo veía todo ese sufrimiento… todo ese dolor y cuando ya creía que iba a ser mi turno… me salvaron la vida- me volví a sentar en la cama y me cubrí la cara con las rodillas
  • Es por eso que tienes que disfrutarla más… que tienes que vivir con más ganas… la vida te dio una segunda oportunidad y tienes que aprovecharla- mientras Esteban decía esas palabras podía sentir sus brazos alrededor de mi
  • No sabes el trauma que me genero eso… no he salido de mi casa en diez años porque cada vez que ponía un pie fuera no podía dejar de pensar en que en algún momento me iban a volver a hacer lo mismo… bueno solo una vez salí y fue para llegar a esta casa, pero fuera de eso…
  • ¿qué dices?- levante la cara para poder ver a Esteban y pude ver que realmente estaba sorprendido- ¿y la historia que me contaste?, ¿no habías ido ya a una escuela y eso fue lo que más te traumo?…
  • Esteban- lo interrumpí antes de que dijera algo más- todo eso fue una mentira… te lo dije porque no te quería contar la verdadera razón de todo esto… ese día… cuando te lo conté… bueno… estabas realmente enojado y… no me diste confianza no…
  • ¡Melisa! – la voz de mi madre nos interrumpió – ¡ya llegamos!
  • ¿A dónde vas?- Esteban estaba caminando hacia la puerta y si salía por ahí mis padre lo iban ver y se iban a molestar demasiado porque había estado en las habitaciones de arriba, así que trate de detenerlo y lo seguí al mismo tiempo que me secaba las lagrimas
  • Les pedimos… les pedimos de la manera más atenta que nos contaran toda la historia, necesitábamos saber cada paso de su vida, aunque fuera el más mínimo detalle y me salen que no nos cuentan una parte tan importante – Esteban sonaba muy molesto, pero eso no era lo que más me preocupaba, si no que empezó a alzar la voz cuando bajaba las escaleras y lo peor de todo era que se lo estaba diciendo a mis padre
  • ¿tú que hacías haya arriba?- mi padre también sonaba muy molesto y eso era aun más preocupante
  • ¿saben lo importante que era que Osvaldo y yo supiéramos que la habían secuestrado?, ¿saben cuánto tiempo nos hubiéramos ahorrado?- Esteban ya estaba en frente de mis padres cuando menciono estas palabras
  • Creímos que no era importante… que eso ya lo había superado con el psicólogo anterior- la voz de mi madre era dulce, pero se podía notar un poco de regaño en la voz
  • Pues no fue así… esto cambia todo… yo no estoy preparado para tratar un caso así… no tengo permiso para hacerlo… no….
  • ¿Qué está pasando?- ya estaba harta de tanto ministerio y no entendía nada de lo que estaba ocurriendo- desde hace tiempo me están ocultando algo y quiero que me lo digan en estos momentos
  • Esteban e…-
  • No- Esteban interrumpió a mi madre antes de que pudiera continuar- será mejor que yo se lo diga
  • ¿y qué va a pasar después?- mi padre había suavizado un poco la voz
  • Ella decidirá- Esteban también se escuchaba un poco más tranquilo- pero hay que decirle la verdad ya que… bueno siendo un caso tan grave… no podre hacer esto solo- Esteban solo espero a que mis padres asintieran con la cabeza para poder continuar- vamos Melisa- hizo una señal con la mano para que lo siguiera y yo lo hice hasta llegar al jardín
  • Tengo que decirte algo importante- su voz era un poco dura, seca- tengo q confesarte algo importante- dejamos de caminar y nos miramos frente a frente.

Esteban no me contesto, solo se sentó en mi cama y nos quedamos viéndonos durante un largo tiempo

Esas palabras me dejaron mucho que pensar, ya que si tenía un secreto que solo mis padres y Osvaldo sabían, pero no sabía si contarle ese… o… otro que ni ellos estaban esterados, un recuerdo difícil de olvidar…un recuerdo que me atormentaba todos los días, la única razón por la cual no podía dormir en las noches… una experiencia que había cambiado mi vida para siempre y la verdad no sabía si estaba lista para decirla, pero sentía que algún día tenía que sacar de mi mente esos recuerdos

No le dije nada, solo espere para escuchar algunas de sus palabras, pero no decía nada, miro al cielo y luego volvió a verme a los ojos, solo que esta vez tenía otra mirada, otra muy distinta, como más dulce, mucho más suave y sinceramente eso ya me estaba preocupando.

Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y supe que algo estaba mal y este era el momento para que lo supiera, el momento de que llegara la mala noticia, así que empecé a pensar lo peor para que cuando me dijera lo que ocurría la noticia no me doliera tanto.

No podía creerlo, era algo imposible, el impacto de la noticia no me dejo hablar de hecho me costaba trabajo respirar… después de un tiempo sonreí ya que la noticia no había sido tan mala como creía.

Quería decirle algo pero la noticia fue… era como un…. No podía decirle nada, sinceramente no se me ocurría nada en esos momentos.

“no soy quien crees, todo lo que sabes de mi es falso… todo excepto mi nombre”

“no tengo 27, solo tengo 22 y soy un sicólogo… el más destacado de mi clase y siempre el favorito…un día estaba hablando con el dueño de la universidad que también era un sicólogo…estábamos hablando de un proyecto que había hecho y al él le había fascinado…. Estaba muy emocionado con esa platico porque estábamos hablando de mi futuro y que él quería ser como un… bueno, como mi maestro particular…me estaba diciendo que ya podía empezar a trabajar con personas reales, solo que no tenía la experiencia para hacerlo y por eso lo necesitaba a él…en eso entro un hombre a rogarle ayuda al doctor… empezaron a hablar del caso de una niña…el hombre ya estaba desesperados porque no sabían qué hacer con ella ya que nunca respondía a ningún tratamiento y ella no quería ver a más sicólogos y eso era un problema ya que… ya tenía un bloqueo mental…sugerí que le pusieran un sicólogo pero sin que ella supiera que estaba en un tratamiento…para poder romper esa barrera y pudiera ser más fácil tratarla aceptaron sabiendo que era un gran riesgo ya que si ella se enteraba o algo salía mal… las consecuencias iban a ser muy graves y lo peor de todo es que este tipo de tratamientos… bueno apenas está en proceso, así que sería un experimento…me escogieron para ser ese sicólogo ya que creían que yo era el indicado, pero se equivocaron…podía cometer muchos errores, pero el peor de todos era enamorarme y…. ya lo cometí, de hecho tratamos de cambiar todo sobre mi para que no mesclara mi vida privada con la terapia ya que apenas era un… principiante, pero no sirvió de nada…trate de arreglar el error que había cometido, pero ya estaba muy enamorado de ti, así que a veces intentaba trate como lo debí haber hecho desde el principio…no sabes cuánto sufrí porque pensaba que les había fallado a todos… pero sobretodo a ti, pero al mismo tiempo…”

Salí corriendo sin terminar la oración, ya no tenía caso decirle nada y lo mejor que podía hacer era salir de ese lugar.

No puedo explicar lo que sentía en esos momentos ya que ni yo sabía lo que estaba pasando dentro de mí, no solo me sentía traicionada, sino también tonta por haber creído en tantas mentiras, no sabía porque mi padre me había hecho esto, le había rogado de todas las maneras que ya no me pusiera ningún sicólogo, se suponía que por eso habíamos venido a este lugar y mi madre lo sabía todo y no fue capaz de decírmelo y para empeorar las cosas ella quería que me enamorara de Esteban… y casi lo había logrado.

Que Esteban me hubiera mentido al principio lo podía entender porque era un desconocido, pero que mis padres lo hubieran hecho era algo imperdonable.

Estaba destrozada

Azote la puerta y me encontré a mis padres parados con cara de angustia

Ya no podía estar más ahí, así que me subí a mi cuarto y me encerré, después de unas horas mis padres trataron de hablar conmigo de todas las formas posibles pero yo no los dejaba ni acercarse a mí.

Pasaron días para que se me quitara el coraje, pero ya no trataba a mis padres como antes, solo salía para comer y a veces caminar por el enorme jardín, pero nunca duraba fuera más me media hora.

Esteban iba a mi casa todos los días durante varias horas, pero cada vez que sabía que estaba ahí me iba a mi cuarto y si ya estaba en él me metía al baño para que no me buscara tampoco con su bote y ponía música a todo lo que daban las bocinas para no poder escucharlo.

“Melisa:

Hace varios mese, cuando nos conocimos, te prometí que te iba a ayudar a salir adelante y no creas que se me ha olvidado mi promesa, solo que necesito conseguir otra forma de hacerlo, pero no te preocupes que cuando menos te lo esperes, con quien menos lo pienses vas a salir.

Att: Osvaldo”

Él tenía la culpa de todo esto y él mismo me lo decía en esta carta.

Realmente estaba enojada con todo el mundo, no quería ver a nadie, ni mucho menos a mis padres, pero un día mi berrinche se acabo con unas palabras.

“te pido perdón y te deseo lo mejor para tu vida y enserio espero que alguien te ayude a quitarte ese trauma ya que está destrozando tu vida”

Hubo un gran silencio durante unos minutos y me imagine que ya se había ido y fue ahí cuando me di cuenta de que no quería que lo hiciera, pero él tenía razón, tenía que seguir preparándose y yo solo lo estaba deteniendo.

Yo también quería volver a verlo, abrazarlo por última vez, pero sabía que si lo hacía no lo iba a poder dejar ir

Mi vida no volvió a ser la misma

Ya todo me daba igual, tanto que mi miedo se empezó a ir solo, así que a los diecinueve mis padres me metieron a un pequeño grupo para que estudiara medicina en las mañanas y como la escuela que manejaba el grupo era demasiado exclusivo y bueno… pude obtener mi titulo de doctora, aunque sabía que no me iba a servir de nada ese titulo porqué en los hospitales había demasiada gente y por eso no iba a poder ejercer mi carrera, pero mis padres insistían en que mínimo tuviera una carrera.

Mis padres y yo aprendimos que solo podía estar en grupos pequeños, así que ya era un gran avance y con el tiempo cada vez me obligaban a estar con grupos más grandes hasta que me metieron el último sicólogo de mi vida y por fin, después de veintidós años pude estar en lugares con mucha gente.

Esa última terapia solo duro un año, justo el que necesitaba para empezar a trabajar en hospitales,

Salí de la escuela de medicina con excelencia y al principio empecé a trabajar en un hospital, pero gane tantos clientes que pude poner un consultorio y después con la ayuda de mi papá pude poner un pequeño hospital, así que después de todo, mi vida fue prácticamente normal.

No pude evitar sonreírle y volver a tomar el pedazo de periódico

Sostuve ese periódico con ambas manos y volví a leer la portada.

“Este joven a logrado lo que ninguno otro”

No podía creer que él estuviera en todas las portadas de todos los periódicos cada vez que le daban un premio o curaba a alguien importante.

Cuando escuche que alguien venía puse el periódico en el cajón donde se encontraban todos los demás.

Ya llevaba años guardando cada periódico donde él salía ya que alguien que trabajaba en mi hospital (Diego) era su mejor amigo y desgraciadamente él también se había convertido en el mío.

Llevaba mucho tiempo pidiéndome que se los guardara.

Me recargue en el escritorio y empecé a negar con la cabeza al mismo tiempo que me volteaba para volver a tomar los papeles.

Camine hacia él y le puse los papeles en sus manos, él simplemente me volteo a ver con cara de pocos amigos

Su invitación era irnos unos días de vacaciones, pero yo tenía mucho trabajo en el hospital y no podía dejarlo ya que cuando mi papá me dio el dinero para ponerlo, le prometí que me aria cargo de él al cien por ciento.

Después de unas horas Diego volvió a aparecer en mi oficina con un periódico en las manos.

La verdad ya estaba harta de verlo y no le podía decir nada a Diego porque le tendría que dar explicaciones que no estaba dispuesta a dar.

Cuando acabo la frase puso el periódico encima de mi escritorio y ahí estaba una nota parecida a la del periódico anterior con una fotografía casi idéntica solo que esta del día de ayer.

Cuando iba a abrir la puerta de mi coche, Diego la sostuvo para que no lo hiciera.

Después de unas cuadras me empecé a arrepentir de haberme ido caminando ya que si vivía demasiado lejos y me estaba empezando a asustar demasiado porque la calla donde estaba había muy poca luz y no podía ver muy bien, lo único que me tranquilizaba un poco era que ya estaba algo cerca de mi casa.

Solo me pare por unos segundos para descansar y esos segundos bastaron para poder escuchar unos pasos de alguien que estaba caminando hacia mí.

Empecé a correr lo más rápido posible para poder perder a cualquier persona que estuviera por ahí, pero cada vez los pasos se escuchaban más fuertes, cuando menos lo pensé ya me había estrellado con algo y con la fuerza del impacto no pude mantener el equilibrio y me caí al suelo.

No pude ver con que me había estampado, pero me imaginaba que era una persona ya que en el momento del impacto pude escuchar que él también se había quejado por la fuerza del golpe.

No supe qué hacer, quede completamente paralizada de la impresión.

Al momento de reírme sentí un fuerte dolor en la nariz e hice una expresión de dolor.

Mis ojos se estaban empezando a adaptar a la poca luz, así que cada vez me costaba menos trabajo verlo.

Mientras caminábamos pensaba en todos los años que habían pasado desde la última vez que lo había visto.

Cuando llegamos a la cafetería lo primero que hice fue dirigirme al baño para poder ver mi aspecto y pude darme cuenta de que solo estaba un poco despeinada y que el golpe había hecho que me sangrar un poco la nariz, así que me limpie, me peine un poco y salí para enfrentarme a la persona que había estado tratando de esquivar desde un principio.

Me volví a sentar y Esteban me soltó una vez que estaba seguro de que no me iba a ir.

Esteban sonrió antes de contestar

Esteban se rió y le dio otro sorbo a su café.

No podía creer lo que me estaba pasando, no podía creer que solo iba a poder verlo por unos segundos más y que después de eso iba a desaparecer de mi vida otra vez.

Me quería voltear para verlo por última vez, no quería volver a dejar las cosas así, pero cuando estaba a punto de hacerlo me di cuenta de que estaba llorando y no quería que me viera así.

Con mucho trabajo empecé a caminar hacia la salida de la cafetería.

Mientras caminaba no podía dejar de pensar en una cosa.

ESTEBAN

No llevaba ni cinco minutos en mi oficina y Diego ya estaba recargado en mi puerta como siempre.

Me quede un rato en el hospital y luego fui a mi casa a terminar el trabajo porque no me podía contestar muy bien en lo que hacía ya que no podía evitar sacar uno de los periódicos de Esteban y leerlos aunque sea un poco. Sabía que en mi casa iba a poder dejar de pensar en lo que me había pasado la noche anterior, así que me fui, pero apenas había puesto un pie en mi casa y el teléfono empezó a sonar, así que puse los papeles en una mesa y fui a contestar.

Después de eso, volvía a trabajar para poder adelantar lo más posible. Me había podido concentrar en lo que estaba haciendo, pero no podía evitar que una pequeña parte de mi siguiera pensando en Esteban.

Un fuerte golpe en la puerta me quito todo la concentración que tanto trabajo me había costado conseguir y al ver el reloj pude ver que ya habían pasado dos horas desde que había hablado con Diego, así que fui a abrir la puerta y ahí estaba él.

Diego se paró de golpe cuando empecé a hablar y cuando termine la frase volteo a verme con cara de pocos amigos.

El camino de ida fue muy divertido, sinceramente me la pase muy bien.

Diego era una persona súper linda y muy divertida, siempre me la pasaba muy bien cuando estaba con él y sinceramente estaba empezando a gustarme demasiado, de hecho había veces que nos tratábamos como si fuéramos más que amigos y no saben cómo disfrutaba esos momentos.

Se soltó de mis brazos, me tomo de la mano y empezamos a caminar.

La verdad me había enojado un poco con él por el rechazo, pero después me acorde de su tono de voz en esos momentos y me di cuenta de que su voz y sus palabras no coincidían, tampoco sus ojos iban con el rechazo, pero ¿entonces por qué lo hizo?, si no quería, ¿Por qué me rechazo? me chocaban los misterios, no los soportaba desde…. Desde la última vez que había tenido que resolver algo…. La última vez que vivía en un misterio que resulto ser todo una mentira… una desilusión y lo peor de todo era que yo no había resuelto ese misterio…. Me lo habían revelado.

Me le quedé viendo con cara de pocos amigos, pero él no hizo caso a mis caras y me ayudo a subir al bote.

Estaba en un verdadero problema ya que tenía al que creía que era el verdadero amor de mi vida enfrente de mí, de rodillas y con un anillo en las manos, pero esa persona que estaba enfrente de mí era mi pasado.

Voltee a ver a Diego y me di cuenta de que el también me estaba mirando, cuando lo vi a los ojos sentí casi lo mismo que había sentido por Esteban, así que tenía a mi pasado y a mi presente en el mismo lugar y con las mismas oportunidades de volverse mi futuro.

Tenía que decidirme en esos momentos en lo que ya era y lo que podría ser.

Cristina se paro, me dio un beso en la mejilla y se fue.

Yo también me pare para limpiar el desastre que había hecho.

Puse todos los papeles en la carpeta, la guarde en uno de los cajones y voltee a ver a mi hija.

No le respondí, solo le dedique una sonrisa y empecé a preparar todo para la cena.

Yo siempre he tenido muchos problemas en mi vida. Problemas que no son nada fáciles de superar, pero siempre he podido encontrar la forma de sonreírle a la vida.

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