Febrero 05, 2019. Abrí los ojos y puede apreciar dos extraños que me sonreían y achinan sus ojos al verme, no se que murmuran, pero han dicho que tengo un aspecto peculiar, me siento pegajosa, moví un poco la lengua y mi cabeza tratando de entender que pasaba, «Mis tesoros por fin puedo conocerlos», ¡un momento! ¿quien dijo eso?, rápidamente empece a buscar, y antes de saber quien había mencionado eso, de reojo pude ver que tenia a mi lado a 3 pequeños idénticos a mi, el uno me causaba mucha gracia, parecía que metió su cabeza en pintura negra, otro parecía haber pintado sus orejas de color café, vaya extraños decía, hasta que conocí a un tercero con su cola y patas negras, ¿Quienes son ellos? me decía, hasta que una niña vino hacia mi y me dijo pareces un pirata muy encantadora, – ¿Pirata?.

Cuando quise dar un paso para rodear el lugar en donde me hallaba, un joven me levanto, sin yo haberle dado permiso, – te llevare donde esta tu mamá, me dijo, y ahí estaba ella, blanca como las nubes que bestia el cielo aquel día, era ella quien había dicho que era su tesoro, si, era mi madre, tuve la gran necesidad de correr hasta ella, por abrazarla con mis pequeñas y gorditas patas, llegue hasta ella, pero a mi paso ya se encontraba una competencia, esos pequeños que estaban a mi lado eran mis hermanos, que estaban peleando por la comida, luego de saludarla a mi madre, también empece a comer, sigilosa moviendo mi colita para ahuyentar a cualquiera que quisiera quitarme el pecho de mi madre.

Aquel sujeto que me había acercado a mi madre, era hermano de la niña que me dijo que parecía un pirata, lo supe por el abrazo que se dieron y menciono encantado que valió la pena la espera de nuestra llegada, ellos eran los dueños de mi madre, así lo entendí, cuando llegaban a darnos de comer, jugaban con nosotros y nos limpiaban el osiquito cuando tomábamos mucha leche de un pequeño plato, mi madre decía que la tomáramos para no tener hambre, era rica pero prefería la de mi madre.

Habían pasado 2 meses, y se supo que ya teníamos dueño, así que nuestra madre con mucha tristeza, nos dijo que nos separaríamos, pero que sus dueños eran muy buenos y de seguro la persona con la que iríamos, seria igual, la ultima semana que compartí con mis hermanos y mi madre, jugué sin descanso, tenia que morderle las orejas a mi hermano cabeza negra, jalarle la pata al orejas cafés, y morder la alfombra de la puerta con mi hermano el botas, así los había llamado yo, la niña Lucia, solo nos decía bonitos o pequeños, para que las personas con las que fuéramos nos dieran un nombre. Lunes en la mañana se marcho mi hermano el cabeza negra, por la tarde el orejas café, también se marcho, mi madre lloro mucho en la noche pero nos lleno de mucho cariño, en la noche Lucia dijo que al siguiente día nos iríamos el botas y yo, esa noche fue la ultima que vi a mi madre, mi pedazo de cielo le decía yo, porque me parecía hermosa, esa noche quería que fuera eterna, no estaba lista para irme de su lado, pero también tenia curiosidad por saber que había detrás de esa puerta grande de madera, que tenia un agujero y se escuchaba pasar a muchas personas entre ellas unos niños, que nos daban pancito por la tarde, o cualquier golosina, para poder acariciarnos.

El ultimo abrazo a mi mami, y salia de su lado, íbamos muy contentos con el botas en el carro de la familia, el me mordió la oreja y me dijo que esperaba verme algún día, lo bajaron y me quede sola, tiempo después llegamos a una casa humilde, con una puerta estrecha con una agujero igual, pero supe que debía ser muy alta para alcanzar a ver a través de ella.

Bajamos del carro y joven que me tenia entre sus brazos golpeo la puerta y atentamente dijo: Hola, espero que te guste, la he traído como te dije, y una voz en respuesta no se hizo esperar, – ahora salgo, se escucho. Se abrió la puerta y ahí estaba ella, una muchacha que se puso las manos en sus mejillas diciendo que yo era una ternura y que creyó que no llegaría esa semana, vestía una capucha roja, tennis blancos y unos pantalones que creía se pudo haber caído, pues estos tenían unos extraños rasgados, algo que no entendía de inicio pero era la moda de ese entonces. Aquella muchacha tenia un brillo especial en sus ojos, y menciono que era el mejor regalo de no cumpleaños, pues resulta que Samuel el chico que me llevaba en brazos, supo que la muchacha cumplió años el Diciembre pasado, así que le pareció un bonito detalle, hacer que la muchacha fuera mi dueña.

La muchacha se apresuro a recibirme, me coloco entre sus brazos y me dijo: Bienvenida a tu casa preciosa, y me rasco tras mi oreja, eso me gustaba mucho, sentía que podía dormirme en cualquier instante, así que como muestra de agrado rápidamente le di un beso en la mejilla, haciéndole sentir mi nariz mojada, mi antiguo dueño como decía mi madre se despidió de mí acariciándome la cabeza y luego de un abrazo con la chica que me tenia junto a ella, se alejo en el coche que me habían paseado.

Era un lugar hermoso, tenia un patio amplio, muy grande, ese era el patio principal de la casa, pero si corría hasta atrás había otro patio, donde podía sentir el pasto, y correr sin descanso, cuando intente llegar hasta el pasto, luego de bajarme de los brazos de la muchacha, alguien llego a sujetarme la patita, ahí entendí, que tendría compañía, se trataba de Lucas, el compañero canino de la familia que había llegado 1 año antes que yo, lo supe en la noche cuando nos fuimos a dormir, me resultaba cansado jugar con él, porque era mas grande que yo, pero siempre intentaba morderle la oreja, asumía que ese era su punto débil.

Y así con mi inocencia y ternura, logre conquistar a toda la familia, ahora hago algunas travesuras, pero yo, disfruto de morder las zapatillas de Gloria, la madre de Estefanía mi dueña, disfruto de jalar las bastas del pantalón de Jimena, la niña pequeña de la casa, justo cuando termina de jugar conmigo, y lo que más amo, es salir de casa y perderme por el barrio, corriendo por los terrenos del entorno, tomando agua de la cequia, molestando a las gallinas de la vecina, y estar luciendo una lana sucia, para que Estefanía me bañe, y me deje con un olor a dioses.

Así es, si lo notaste soy «KIARA», la compañera canina de Estefanía, aquella que con lo que escribe, logra hacer que tú imagines lo que ella escribe, y esta claro, ella me conoce y sabe como contártelo.!

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