El Rey del Basurero


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Mis disculpa por la lectura. Simplemente la escritura de la mente lo que se representa aquí. Espero que sea de su agrado.

«Solo soy un hombre Libre y de Buenas Costumbres».

Libro 009 “La Enseñanza de Un pastor”

Los pasos cansados de aquel joven y la fuerte lluvia la llevan a resguardarse en la luz de una casa de cristo, justamente se encontraba un pastor impartiendo un estudio que recientemente había escrito y que quería compartir con todos sus compañeros. El hombre parado frente al atrio parecía muy sencillo, de mirada noble e inteligente justamente antes de comenzar su trabajo observa que a las afuera se hallaba un hombre mal vestido que miraba atreves de una de las amplias ventanas de cristal. Automáticamente el pastor baja y comienza una caminata hacia la puerta, movimientos elegantes reflejaban su figura mientras se movía.

El joven mendigo que se encontraba fuera se percata y con rapidez y cara de desilusión gira la espalda y vuelve camino al portón de salida del perimetral bien definido de aquella casa de culto cuando siente una voz a su espalda.

-Pase usted hijo, si desea ser participe- El joven que ya se encuentra bajo la lluvia voltea su cabeza y mira con admiración el elegante hombre. El joven harapiento mira al suelo en busca de su compañero como para indicarle al pastor que no se encontraba solo. El hombre de blanca sotana sonríe y dice. –Todos somos hijos de dios así que él también tiene derecho a pasar, siempre y cuando permanezca en silencio-.

Se cierra la puerta del templo, todos los presentes giran a ver el motivo de la salida del exponente. Cuando se percatan que justo detrás del hombre de blanco se encuentra un mendigo en la puerta y un perro algunas caras no pudieron contener su mal gusto reflejándolo en sus rostros. El elegante pastor indica al joven y su acompañante a que tomen asiento con un gesto amplio de su mano mostrándole toda la sala. El joven apenado se sienta en el último asiento y acto seguido el perro toma postura a su lado, pero con la cabeza muy atenta a todos los ruidos de todos los comentarios que comenzaban a surgir dentro de la amplia sala.

El anciano continua camino a su posición inicial, reflejando una amplia sonrisa en su rostro y buscando con su mirada malos gestos en los presentes. Se coloca detrás del Atrio levanta su mano y todos callan. –Mi enseñanza dice, Hagan bien y nunca mires a quien. Si alguno de los presentes no está de acuerdo con esta doctrina por favor les pido que abandonen el salón pues ese es el primer principio para poder estar aquí todos reunidos-

El pastor gira su cuerpo en busca de una amplia pisara que se encontraba a sus espaldas toma una tiza y un borrador. Guarda silencio unos instantes y todo queda así por unos segundos. –Nunca pensé que esto lo podría compartir en mejor momento. Pero sin duda para hoy será una buena lección-

El anciano dibuja una circunferencia en la pizarra y en el centro una silueta de una llama. –Esto es la teoría del aro o más bien la sombra que nos acompaña en la vida- . Gira el cuerpo completamente para buscar los rostros de todos sus alumnos en ese momento y continua. –Imaginemos que el centro aquí donde está situado esta llama es dios, nuestro señor aquel que todo es luz y sabiduría. Él está por encima de nosotros- Al mismo tiempo señala la hermosa luz que colgaba del techo. –Nuestro andar por esta vida nuestra acción diaria nos acerca o nos aleja del señor y depende en la posición que vayamos quedando va creciendo nuestra sombra, que vendría siendo nuestro mal, nuestra parte oscura-. El pastor coloca varios puntos dentro de la circunferencia a distintas distancias de la representación de la llama que antes había dibujado. –Todos quedan en silencio algunos se miraban entre si buscando una solución o interpretación aquellas palabras que antes habían escuchado. Ante tal reacción del público el pastor toma otra postura y comienza a descender del atrio hacia el pasillo que dividía en dos aquella hermosa casa. – Imaginemos por un momento que la sombra que uno proyecta es el mal interior, aquella parte oscura que tenemos dentro como personas. Pongamos ese concepto en práctica y seria que mientras más larga sea nuestra sombra más malas personas somos. Dejando eso claro pensemos que esa luz-. Señala el hermoso farol que colgaba del techo. -Ese sería una representación de nuestro señor y de su luz total. –Se detiene a unos metros del farol y observa que ha captado toda la atención del público.

-Bien, si me pongo a esta distancia de esa luz que sería mi dios y miro mi sombra- Señala su sombra detrás de él. –Podrían observar ustedes que la sombra es muy larga, quiere decir eso, que a esta distancia del señor tengo un mal interior muy grande. Pero si me voy acercando a el poco a poco mi sombra va siendo más pequeña-.

El pastor se detiene justo antes de colocarse debajo del inmenso farol, mira a todos los presentes y observa que algunos están parados mirando su sombra. –Nuca me colocare debajo del farol pues ahí solo tiene una posición y ese es el señor, por la sencilla razón que todos los humanos tenemos una sombra-.

El pastor retrocede completamente y vuelve al atrio. –La Moraleja de mi estudio es solo una. Mientras más lejos estemos del señor más larga será nuestra sombra, más será nuestro mal interior. Nuestro camino es que con nuestras acciones del día a día estar mucho más cerca de esa Luz-

Toda la sala queda en silencio completamente, muchos giran su cabeza para buscar con la mirada al mendigo que se encontraba sentado en el fondo de la sala. De pronto irrumpen los comentarios, conversaban entre ellos mientras que el pastor pasaba una pequeña bolsa de diezmo recogiendo el pequeño aporte de los presentes.

Al final el pastor dirige su andar hacia el mendigo con la bolsa delante. Se detiene frente al joven.

-Talvez te brindé el favor de guarecerte de la lluvia, pero creo que hoy te he enseñado muchos más- Dice el anciano en vos alta mientras mantenía la bolsa de dinero frente al mendigo como incentivándolo a que la tomara o como quien va a regalarla. El muchacho aún permanecía en silencio y miraba fijamente al anciano. Con un gesto lento el joven se levanta el anciano se sobresalta y retrocede unos pasos hacia tras y su rostro denotaba preocupación, acto seguido el joven lleva una de sus manos a interior de aquello que llama abrigo y el pastor retrocede un poco más. El joven se percata de la acción del anciano y con la otra mano que le quedaba libre le hace una seña de calma y el pastor queda quieto en el lugar. Unos segundos después aparecen en la mano del mendigo unas monedas y un billete todo arrugado. –es casi todo lo que tengo- dice el joven mendigo mientras acerca su mano a la bolsa que sujetaba el pastor. Ya muchos de la sala se encontraban de pie y algunos representaban una postura agresiva. Ese acto relaja las tensiones dentro del salón. El anciano abre la bolsa y el joven deja caer el dinero dentro. –Gracias, el señor estará agradecido por este gran acto que hoy has brindado- El joven sonríe con timidez y agrega. –No es por el señor que hago esta contribución, lo hago por la mano que escogió para realizar y brindar sus enseñanzas aquí dentro de estas paredes- Todo fue un silencio, inclusive algunas lágrimas empezaron aparecer en algunos rostros de los presentes. El muchacho comienza su caminata hacia la puerta cuando una vos lo detiene. –Espera- y uno de los hombres que ya caminaba hacia el con rapidez se le acerca y le extiende su mano. El joven queda quieto mirando la mano limpia y blanca impecable de aquella persona, sin pensarlo mucho la estrecha y el elegante hombre bien vestido lo abraza sin dejar que la diferencia de limpieza en sus vestiduras sea un obstáculo. El joven queda de pie con la mirada fría. El hombre que anteriormente lo abrazaba ahora caminaba hacia uno de los colgadores y con rapidez recoge un amplio y glamuroso abrigo negro. Con gesto simbólico extiende el abrigo hacia el mendigo. –Tómalo, no es por menos preciar tu forma de vestir, sino que tus humildes ropas no soportan agua y este si- La cara del hombre denotaba alegría y mantenía la mano firme sujetando aquel sobretodo negro impecable y lujoso. El joven extiende su mano toma el abrigo y como por reflejo comienza a revisar los bolsillos del abrigo. El pastor que aún se encontraba cerca hace un gesto como quien quiere agregar algo, pero un gesto tajante del que suministraba el regalo lo hace callar. Pasado unos segundos el joven mendigo saca de unos de los bolsillos una buena cantidad de dinero la mira y mira aquella persona que le había cedido el abrigo, sin titubear extiende la mano con la suma grande de dinero hacia su dueño y este la rechaza. –Dicen que el señor devuelve con sumas más grandes aquellos que un día brindas sin interés, creo que eso te lo mereces-. El joven sonríe saca un billete dentro de tanto sin mirar que cantidad o de cuanto era el billete y aun mirando al elegante hombre extiende su mano con el resto. –Tome señor, no desprecio su dinero, pero para mantener mi vida con lo que he tomado es suficiente, sin embargo, usted necesita más que yo. Además, con el abrigo es más que suficiente-. EL hombre con cara de extrañeza toma su dinero y el pastor que aún se encontraba cerca comienza a reír de forma espontánea. El hombre toma su dinero y extiende nuevamente la mano para despedirse del mendigo.

El joven con un gesto de cabeza se despide del pastor e indica a su perro a que lo siga, todo queda en silencio, se abre la puerta y antes de desaparecer detrás de ella se escucha la vos del joven. –Usted pastor está realizando un hermoso trabajo aquí, créame cuando le digo que está muy cerca de la vela, al igual que muchos de los presentes. Gracias por todo-

Toda la sala quedo en silencio a la salida del Joven mendigo y su acompañante, nadie se atrevía a moverse inclusive los que estaban de pie ahí quedaron las miradas se buscaban en busca de acción para romper el silencio, pero todo intento fue en vano. El pastor comienza la caminata hacia el alto de la sala, otros comienzan a sentarse, pero sin hacer ruido alguno, así permaneció todo el salón por unos largos minutos. Hasta que el pastor con cabeza baja comenta. –creo que la clase de todos mis estudios hoy, no han brindado nada de conocimiento comparado con la lección que nos ha brindado la vida -. Nadie se atrevió a comentar y así permanecieron por largo tiempo.

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