Despertaste por la madrugada, no podías dormir, tenías demasiado frio que era imposible conciliar el sueño, quisiste calentar tu cuerpo que juntaste tus pies con tu abdomen y los abrazaste para darte calor pero era inútil ni siquiera tenías un cobertor, estabas acostado en una cama improvisada, una tabla vieja que estaba sobre un montón de ladrillos, lo único que te protegía era tu chamarra vieja y debajo de ella una playera rota, tus pantalones tan dañados y tus botas de constructor, tu posesión más valiosa, que te habían regalado hace mucho tiempo, tu ropa estaba húmeda, tenías demasiada sed y el cuarto donde te encontrabas no tenía ventanas ni puertas las cuatro paredes de la habitación tenían demasiados grafitis con alusiones agresivas que incitarían a la violencia a cualquier persona que las observara, dibujos con doble sentido que a pesar de tu estado reconociste como un humor bastante negro , demasiados dibujos que se asemejaban a la planta de la marihuana en las paredes, pero lo que más te dio miedo es el pentagrama dibujado en el piso de la habitación, que hizo pensar infinidad de cosas a tu cerebro que ya estaba demasiado alterado.
Estuviste toda la madrugada muy asustado que no te animaste a salir del cuarto donde te encontrabas por lo que decidiste quedarte así toda la noche, cuando amaneció saliste corriendo de ese lugar, estabas muy nervioso sentías la necesidad de consumir algo que te ayudara a olvidar esa amarga noche que pasaste solo, pero todo estaba tan distorsionado, viste a tu alrededor y reconociste las calles de terracería, con demasiados grafitis en las paredes de las casas que en su mayoría tenían solo techos de lámina, la gente que pasaba por el lugar te veía demasiado raro, con ojos de rabia o de ira, alguno que otro de nostalgia, pero en el fondo sabias que algo estaba mal, ni siquiera podías hablar, tu mente no se conectaba con tu boca, solo emitías ruidos pero ninguna palabra.
Seguiste caminando, a cada paso que dabas sentías un impulso que recorría todo tu cuerpo y este te indicaba que debías inhalar PVC o tu cuerpo estallaría, era claro que ya no estabas tan perdido de repente comenzaste a recordar todo, después de la resaca, comenzó el augurio de encontrar una droga que te hiciera olvidar todo, aunque volvieras a amanecer en un lugar desconocido.
Llegaste al mercado donde sueles trabajar como cargador con el fin de conseguir dinero, estabas demasiado sucio, pero eso no le importo a los comerciantes de las bodegas así que acudiste con la primer bodega que encontraste y consigues tu objetivo, te pones a cargar bultos de naranja solo para conseguir 50 pesos lo suficiente para comprar una lata de Resistol y calmar el dolor que hay en todo tu cuerpo.
Acudiste a la ferretería, donde los trabajadores saben que usas el Resistol para drogarte, pero eso no parece importarles, siempre te lo venden sin ningún problema, sabias que estabas jodido y no podías comprar hierba y muchos menos perico, eso solo pasa cuando trabajas toda la semana y hacia mucho que dejaste de hacerlo. No parece importarte, el Resistol también te ayuda a relajarte y te regresa a la felicidad.
Es casi tarde, y buscaste un lugar en donde comenzar a inhalar tu lata de Resistol así que acudiste a la misma barranca de siempre, sabes que es un lugar donde la gente también acude para inyectarse heroína o fumar hierba pero tú tendrás que conformarte con el Resistol.
Cuando llegaste encontraste a dos sujetos vestidos con el uniforme de la escuela fumando marihuana, eran jóvenes como tú, pero ni siquiera les dirigiste la palabra, ya no aguantabas el dolor del cuerpo y menos la ansiedad, abriste tu lata y comenzaste a inhalar, a medida como lo hacías te empiezo a doler la cabeza, querías vomitar pero como puedes te aguantas.
Metiste la mano dentro de la lata y te embarraste todo el pegamento en ella, es más placentero así, los dos chicos que estaban en ese momento se acercaron a ti y te ofrecieron de su hierba a cambio de que los dejaras meter la mano dentro de tu lata, tu accediste, nunca habías sido tan compartido con tu droga, comenzaste a fumar y entraste a una especie de limbo al principio tu corazón de acelero pero después comenzó a relajarte, tu cabeza estaba dormida, no podías pensar ni siquiera podías moverte.
Estabas tan perdido pero tú seguías inhalando mientras ambos sujetos se estaban moneando a tu lado, de repente sentiste que uno de ellos comenzó a tocarte, pero no te importo tu estabas demasiado excitado, que te produjo placer, uno de ellos te bajo el pantalón y te tiro al suelo en un solo movimiento mientras otro comenzó a descubrir su miembro, intentaste levantarte pero era tarde, tu cuerpo no reaccionaba, tu corazón estaba bastante alterado a pesar de tanta droga, sentiste como uno de ellos comenzó a someterte y trato de separar tus piernas, el momento en el que poco a poco fue acercándose hacia ti se te hizo eterno hasta que llego a tu trasero mientras ponía sus manos en tu cuerpo y sentías como te enterraba las uñas, y así lentamente te penetraba de una manera tan dolorosa, que comenzaste a llorar de frustración, sentiste una enorme humillación , todo era tan lento que querías que se acabara, en tu mente le pedias a dios que terminara pero no pasó nada.
De repente por tu cabeza pasaron un millón de cosas y no podías hacer algo más que pensar el por qué estaba pasando esto, mientras estabas siendo violado, diste un repaso a tu vida, pensabas en tus padres, tu madre una mujer histérica y sumisa, siempre cedía ante tu padre y hacia todo por él, pero nunca hizo nada por ti, podías recordar la última vez que la viste estaba tirada en la cama toda golpeada, ni siquiera sabias si aún estaba con vida, saliste de tu casa sin despedirte de ella, así es como recordaste todo el odio hacia tu padre un alcohólico que te hizo tomar este camino, en ese momento llega a tu cabeza cuando lo veías llegar todos los días ebrio, y en el estéreo de tu casa ponía su música y mientras la oía disfrutaba golpearte con aquella vara que siempre tenía debajo de su cama, y cuando terminaba se encerraba en su cuarto con tu madre, y mientras tú estabas tirado en el piso de tu casa llorando, podías oír como disfrutaba aún más violar a tu madre y golpearla, los gritos eran horribles, cada momento que te imaginabas esa escena, querías ir por un cuchillo y clavárselo por la espalda pero nunca tuviste el valor para hacerlo. Te diste cuenta que echaste a perder tu vida desde el momento en que empezaste a disfrutar esto pero nunca tuviste una oportunidad, nadie confió en ti, pero tu encontraste un respaldo en las drogas, desde que las probaste te sentiste una persona diferente, fuerte y capaz, o al menos eso creíste, así que de nueva cuenta comenzaste a rezar pero era tarde Dios también te ha había dado la espalda.
Los gritos en la barranca alertaron a los vecinos, el sujeto que te violaba realmente estaba tan drogado que no se dio cuenta y estaba tan excitado que no paraba de hacerlo, hasta que las señoras que vivían cerca comenzaron a gritar, fue en ese momento en el que los violadores te soltaron y tomaron sus cosas ni siquiera les dio tiempo de subirse los pantalones, corrieron hacia la parte más profunda de la barranca, mientras tú estabas aturdido, podías escuchar, las sirenas de las patrullas acercarse, los vecinos fueron los primeros en bajar, creíste que te ayudarían, pero solo te gritaban, te asustaste tanto que tomaste tus cosas, saliste corriendo hacia la superficie de la barranca.
Caminaste si rumbo, con el cuerpo adolorido y tu ropa manchada de sangre, en las solitarias calles de la ciudad, por un momento quisiste abandonar ese lugar y dejar todo atrás, odiabas a todos, a tus padres, a los vecinos que no te ayudaron, a tus violadores, y por tu mente solo imaginabas como los matabas destrozándoles la cara con un martillo sin compasión, a todas esas personas que no supieron comprenderte, mientras tu cara se llena de lágrimas y sientes ese nudo en la garganta de frustración y coraje.
Con la última moneda que te quedaba abordaste un camión que te llevara lo más lejos de ahí, te sentaste en la parte trasera del camión, mientras intentabas dormir, sentiste un gran golpe en la cara que te hizo caer al suelo del camión, mientras estabas en el piso, aturdido por el golpe, un sujeto te apuntaba con una pistola, amenazándote que le dieras todo lo que llevabas contigo, tú lo viste a los ojos y sabias que el dispararía si no le entregabas lo poco que tenías, esa mirada te abrió las puertas a otro mundo, un mundo al cual tú ya pertenecías desde hace mucho, esa fría mirada que te ayudaría a escapar de ese horrible lugar, así mientras el asaltante cortaba cartucho a su pistola y apuntaba directo a tu cabeza, solo llorabas de felicidad, porque ya no querías estar ahí.
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