— ¡Traidora!—grita el Sol y le da un súper piñazo ultravioleta a la Luna, al agarrarla besándose con Marte.
¡Perdóname! ruega ella. Los golpes de su esposo queman mucho. Él se detiene y…
—No estoy bravo porque me hayas engañado. Yo también te he sido infiel. ¡Qué levante la mano la estrella que no ha sido mi novia!
— ¿Por qué me das si hiciste lo mismo que yo?
— ¡Muy fácil! Yo soy el Sol y a mí no se me engaña con cualquiera. Te perdonaría si me hubieras engañado con Júpiter, el mejor traficante de cometas del cosmos o con Plutón, es negro, vive lejos pero tiene un excelente grupo de salsa que viaja por galaxias mejores que esta. Pero…te gustan las cosas difíciles. Tenía que ser Marte, el más pobre del barrio, alguien que no tiene dinero ni para comprar oxígeno.
—Escu…trata de decir la acusada. El Sol la interrumpe y ordena mientras le apunta con su fusil desintegrador:
—Si te vuelvo a ver con Marte, te mato, te matooo.
Nunca más la Luna salió con Marte. Ahora tiene un nuevo novio…Miércoles.
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