María durmió con él.

María durmió con él.

Rosy Sánchez

12/12/2017

Era tarde, un día muy tranquilo de Diciembre, Él había pasado al baño cuando recién entraron a la habitación, María se sentó en la cama y dejo su bolso en la silla que estaba a su costado derecho. No se pensaba que iba a estar nerviosa, y en realidad no lo estaba, solo que era una cosa muy extraña, se imagino ese preciso momento demasiadas veces pero no creía que en verdad pasaría, no con él.

Salió del baño y María se volvió a verlo rápidamente. Ella pasó enseguida al sanitario. No tenía muchas ganas pero de todas formas intento hacer pipí, tal vez para calmarse un poco, los nervios se hacían presentes justo ahora que se miraba al espejo preguntándose si estaba bien y segura de lo que hacía. Se lavo las manos y roció un poco de agua en su cara, ya estaba segura. Los momentos de dudas ya se quedaban atrás, él le gustaba y mucho, era joven y haría todas las cosas que se le antojaran por esa sencilla razón.

La televisión estaba encendida en el canal de las luchas, María sonrío cuando se dió cuenta de aquello y él se burló también. Se sentó junto a él en la cama y le envió un texto a su mamá diciéndole que estaba en una fiesta y llegaría tarde a dormir. Aun no terminaba de enviar el texto y él comenzó a besarla, la recosto en la cama y acariciaba sus brazos, le pasaba la nariz en un tacto suave por todo el cuello. María dejo el celular en la mesita de noche y prestó toda su atención al chico que estaba encima de ella.

Este escrito no es para platicar como María perdió su virginidad, ni para relatar qué sintió o que pensaba en esos momentos; para resumirlo y no darle tanta importancia, digamos que María estaba muy feliz y pasadas las once la noche ambos se encontraban recostados en la cama gigante y él la cuestionaba sobre cosas sin importancia, curiosidades.

Para entonces la madre de María le marco preguntando cómo es que se regresaría a casa, y él susurrando le contesto que sus padres pasarían por ellos más tarde, con gusto la llevarían a casa, ella le comunicó esto a su madre para inmediatamente cortar la llamada.

— Ponemos una alarma a las 12:30, hay que dormir un rato.

María asintió y de inmediato puso la alarma en su teléfono, lo dejo a un lado de ellos en la cama y se acercó a él, que la abrazo muy fuerte contra su pecho. Afuera el aire corría horrible, pero ninguno podía sentir ese viento frío, ambos desnudos se mantenían con el calor del otro, María se recosto sobre su brazo, y él la abrazaba con el brazo que le quedaba libre, rodeandola por el abdomen y cruzando su pierna por encima de las de ella. Pego su cara en la nuca de María, escondiéndose entre sus despeinados rizos que, por primera vez no le causaban cosquillas en la nariz, La besaba, en las mejillas, se acurrucaba y con la mano que estaba abrazandola tocaba sus senos, acariciandola, le pasaba la mano por las piernas, como si tocandola pudiera estar más cerca de ella, aunque físicamente ya no era posible.

Dejo de abrazarla para posicionarse frente a ella (o encima… es dificil describirlo desde este punto de vista) y la besó en la boca como hacía mucho tiempo que no podía, mordía un poco sus labios pero no como cuando jugaban a hacerse daño, sino suave, para demostrarle que él estaba ahí. Le dio un besito en la nariz y se recosto de nuevo. La abrazó otra vez como unos segundos atrás, ahora bien dispuesto a dormir un poco.

María estaba muy cansada, y quería dormir, pero al parecer su mente no iba cooperar. Trataba de asimilar como el mismo chico del que había estado enamorada tanto tiempo ahora se encontraba completamente desnudo (literal y metafóricamente) detrás de ella, transmitiendo una tranquilidad inexplicable y una calidez humana que no hubiese imaginado.

Se volteo para poder observarlo, y cuando lo hizo se dio cuenta de que él tampoco había pegado los ojos, le sonrió y María lo beso en la punta de la nariz. Ahora de frente, María sintió una mano que le acariciaba la espalda subiendo y bajando, empezó a advertir como sus ojos se cerraban inconscientemente, pero sentía la mirada penetrante del chico que estaba recostado junto a ella, se sintió especial y juró que guardaría ese momento en su mente para toda la vida, no quería sonar dramática pero para ella estos momentos valían oro, tanto por la compañía como por lo que dormir (solo dormir) con alguien más representaba.

Abrió los ojos, y antes de quedar perdida completamente en el poco tiempo de sueño que les quedaba a ambos, lo beso, en un solo beso quiso decirle que le agradecía por estar ahí, y por la respuesta, María entendió que él había logrado captar el mensaje. Se recostó de nuevo dejándose arrullar por el hombre que acariciaba su espalda.

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