SILENCIOS

Salpico tempestades en un círculo rojo.
Desconocidamente me derramo en un pozo cegado.
Mastico mi corazón hasta que deja de latir.
Sin embargo, algo perdura.
Deambulo por la casa, me arrastro por los sócalos,
las baldosas frías de invierno me acunan.
Dibujo mi escritura como un pájaro huérfano de alas.
El fuego me condena,
soy el instrumento que en las noches desafina,
Soy la trampa en donde la bestia se alimenta,
Soy los rostros que fui y nunca más seré.
Si tan sólo pudieras silbar la melodía
que mi garganta anhela.
Captar el trazo fino de mi pluma furtiva.
Si tan sólo pudieras conspirar con mis sueños y borrarme los ojos.
Podríamos acaso, embriagarnos de ausencias
y morir de silencios.

Miriam Gómez

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