Mirando al cielo tras la cortina de la ventana, pensando en cómo llegue hasta aquí.

Recordando mis años de infante, cuando entraba a casa solo en busca de comida y salía de vuelta a continuar mis fechorías juveniles, recordando cuantos corazones herí y cuantos ayudé a sanar.

Buscando un sentido a la vida, mirando al horizonte con una sonrisa en mi rostro, agradeciendo al mundo por otorgarme tanta belleza a mi alrededor.

¡Gracias!, digo en mis adentros. Sigo con mi sonrisa y me tomo una taza de café, ¡gracias!

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