Lo curioso del tiempo es que a pesar de que hemos diseñado una escala para medirlo, calcularlo y tratar de entenderlo, este parece moverse de manera muy diferente para cada persona eligiendo un rostro para cada ocasión, para los que esperan algún acontecimiento importante este se mueve muy despacio cual anciano apoyado en su bastón cuyo paso dificultado por su edad es paulatino y cuidadoso, mientras para los que quisieran poder detenerlo como quien inmortaliza un recuerdo en una fotografía este toma un paso acelerado y descuidado como el de un joven en la plenitud de su vida y por ultimo está el tiempo indiferente este pertenece a los instantes desperdiciados en nuestras vidas que sin pena ni gloria están llenos de acontecimiento irrelevantes nuestras historias este es el tiempo adulto cuyo paso no está acelerado por la curiosidad ni la falta de entendimiento pero tampoco está enlentecido por el miedo a la muerte ni por el disfrute de la fugacidad, lo más triste de esta rostro no está en que pareciese perderse sin emociones ni hechos relevantes sino que el mismo parece ocupar gran parte se nuestra vida llenando nuestros libros de páginas y páginas de momentos sin sentido que no aportan nada a la experiencia de vivir, y son estos momento indiferentes los que más nos causan arrepentimiento cuando estamos a punto de terminar nuestra historia.
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