Solo una caricia.

Aquel venado me miraba fijamente mientras yo lo apuntaba con mi rifle semiautomático recién comprado, sus ojos no parpadeaban, parecía retarme. Yo tenia su vida en mis manos y parecía no importarle, me sentí intimidado por aquel venado, quería matarlo pero no podía, mis dedos estaban congelados, aquel venado y su mirada fija me recordaba a mi hijo, con sus ojos negros y penetrantes.

Por mi cabeza pasaron mil cosas distintas, nunca me había pasado, acaso es el venado, acaso es mi divorcio, mi hijo. No puedo disparar. El venado levanta la mirada una vez más, deja de masticar la hierba, me mira fijamente, comienza a caminar hacia mí, sin saber que hacer mi mano comienza a temblar, mi mirada sigue fija en el y el sigue fijo en mí, siento como mi respiración se entrecorta, se aproxima cada vez más, mi dedo esta a menos de un un milímetro del gatillo, solo es cuestión de moverlo un poco y su vida termina, pero parece que no le importa continua caminando hacia mí.

Justo antes de que el venado llegue, recuerdo como mi hijo me pedía que no me fuera de la casa, como lloraba sin poderlo controlar mientras su madre y yo peleábamos por cosas insignificantes que con un simple abrazo se podían solucionar, pero no, ella era muy rencorosa, y yo, yo con un ego enorme no quería sentir menos, recuerdo como cada mañana despertaba queriendo morir. El único que me alentaba a estar de pie era él, mi hijo y ahora, ahora, no se donde esta.

Por un momento pensé en aquellos momentos en los que éramos felices, aquellas salidas a la playa, el bosque en el que acampabamos y ahora como todo se perdió de la noche a la mañana y aquel bosque se convirtió en un campo de batalla entre un animal y yo.

Ya esta aquí a menos de un metro de distancia, bajo mi rifle y lo observo fijamente. El animal sin miedo se acerca, pone su hocico en mi mano, me destroza ver como yo tenia su vida en mis manos y el solo quiere una caricia de su verdugo. Comienzo a acariciarlo suavemente, recuerdo como acariciaba a mi hijo cada noche antes de dormir, como desenredaba su cabello hasta que él se quedaba profundamente dormido, de mis ojos brota una lagrima que cae en su nariz. Voltea a verme fijamente y lame mis lagrimas.

Se escucha un fuerte estruendo, volteo rápidamente, un lobo saltaal cuello del venado sin dudarlo, del impacto caigo para atrás, busco mi rifle, apunto al lobo y disparo.

El lobo cae muerto y el venado a un lado de el desangrándose por tal mordida, corro a auxiliarlo, saco de entre mis cosas un botiquín y trato de parar el sangrado, el venado respira rápidamente, mis lagrimas no cesan ni un solo segundo, trato de calmarme mientras mis manos temblorosas tratan de apretar su cuello. El venado voltea a verme agonizando, su mirada fija poco a poco se apaga, recordé el momento en el que vi por ultima vez a mi hijo cuando su madre lo subió al carro y sus hermosos y pequeños ojos se llenaban de lagrimas, desde ese momento me senti como ese animal que estaba a unos minutos de estar tan muerto, tal y como yo lo estaba por dentro.

El venado muere, me recuesto a su lado derrotado y con mis manos llenas de sangre.

El sol se mete y comienza la noche, escucho como los animales del bosque salen de entre la hierba y comienzan a caminar hacia mí provocados por el olor a sangre, siento una fuerte mordida en mi pierna, viendo como las estrellas iban apareciendo poco a poco me resigno a morir a lado de aquel animal, de verdugo me convertí en su acompañante de muerte pues el era el único que a pesar de todo confió en mí.

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