Tu recuerdo me llena la boca, el cuerpo y el entendimiento y te escribo y te describo según como fluyes, como me naces, como te procreo…
Estas en las hojas del árbol que me nació en el alma en esta espera, en este río de sentimientos que me fluye desde adentro e inmersa en las nubes hijas de mi pensamiento.
Vives en la sal de los mares que por tu ausencia he llorado y
bailas en las silabas de las palabras que pronunció en sueños, mis sueños malditos y benditos, plagados de odios y de miedos, de amor y de esperanza…
Todo lleva tu nombre…
Musa de mi razón, de mis ansias, de mis amores oscuros y prohibidos, de mis amores blancos y benditos, de mis deseos de hombre y de ángel sin alas al mismo tiempo, de mi tiempo sin nada, sin cuerpo y sin peso…
Musa, musa vestida con todo lo que soy y con lo que no tengo, de mi ser sin ser, de mi ver sin ver, de mi tenerte sin tenerte pero al mismo tiempo arropada con el deseo de ser uno contigo, de verte y de tenerte eternamente: Loca utopía de tiempo y de distancia.
Loca manía de pensarte y de desearte en todas las formas posibles pero más en las vestidas de misterio y de prohibido que se convierten en un anhelo que es bendito.
Musa, musa sin cuerpo vestida toda con mis pensamientos…
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