Aunque de pasada hemos mencionado en ocasiones (al tratar la rima, por ejemplo) algunas cualidades del sonido, esta última lección quiere profundizar en ello, porque siempre acaba siendo uno de los aspectos más olvidados del lenguaje, cuando su importancia es capital. El sonido es uno de los elementos formales del lenguaje más trascendentes y la mayor parte de nuestra relación con el lenguaje se produce a su través: al hablar, al escuchar.
La sonoridad de las palabras influye mucho en la respuesta emocional que nos provoca el lenguaje, por tanto la lenguaje literario no puede ser ajeno a ello. Las sensaciones que nos proporciona una palabra repleta de ‘pes’ y de ‘kas’, en nada se parece a las que produce otra llena de ‘eses’ y ‘uves’. Distinguimos las otras lenguas que no hablamos por sus sonidos y, en función de eso, llegamos a conclusiones (quizá erróneas) acerca de sus hablantes y reaccionamos positiva o negativamente en función de que nos guste como suena o de que ese idioma resulte cacofónico.
Hay un bonito experimento sinestésico que sirve para ilustrar el hecho de que el sonido, además de ser parte del significante de un vocablo, tampoco es ajeno al significado de la palabra, sino, por el contrario, un elemento más del mismo.
Os voy a presentar a las futuras mascotas de los juegos olímpicos, se llaman Bobo y Kiki. Y tenéis tres segundos para averiguar cuál es cuál:
Como todos tenemos cierta capacidad de sinestesia (y algunos, mucha), es casi seguro que todos habréis identificado a Kiki con el naranja y a Bobo con el violeta. Como es evidente, esto se debe a los sonidos.
Los sonidos de la ‘ka’ y de la ‘i’ nos inducen a identificar la forma de ángulos agudos y puntas afiladas, mientras que el de la ‘o’ y la ‘be’ muy fácilmente nos impulsarán a elegir los bordes suaves y redondeados.
Todo esto es manifiesto también en las onomatopeyas, esas palabras que imitan sonidos no lingüísticos y los transforman en lingüísticos. Pero este rasgo figurativo es, incluso, demasiado obvio.
Claro que tampoco se trata aquí de explicar los rasgos y funciones de los fonemas que existen en castellano. Nos va a servir de poco saber si tal sonido de una letra es palatal o fricativo, lateral o nasal, sordo o sonoro.
Ahora, como recurso literario, la utilidad del sonido se desvela en la aliteración, una poderosa técnica que consiste en la repetición de sonidos con intención expresiva o estructural. Ésta puede resultar muy tosca o muy evidente, exagerada, si los sonidos son fuertes o su repetición son muy densa. Esto no equivale a un error, ya que de este modo también se consigue un efecto expresivo y, como tal, puede ponerse al servicio del estilo. Ejemplos hay cientos:
El ruido con el que rueda la ronca tempestad. (José Zorrilla)
[…] un no sé qué que queda balbuciendo. (San Juan de la Cruz)
Franco, fiero, fiel, sin saña. (José Martí)
En los dos primeros casos, tan sonoros, encontramos un intento de significación en el recurso. Las ‘erres’ de Zorrilla, parecen querer sonar precisamente como esa tempestad en movimiento, son casi onomatopéyicas. La triple repetición del monje Juan de Yepes es el ejemplo palpable y fónico de la palabra del balbucir a que se refiere el verso. No ocurre lo mismo con el verso de Martí, en el que el uso
es menos expresivo y más estructural, una mera repetición melódica que acompaña al ritmo del verso.
Hay, en cambio, otros sonidos, más suaves, menos perceptibles, que aliterados resultan más sutiles, aunque igual de eficaces:
Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido. (Vicente Aleixandre)
En el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaban. (Garcilaso de la Vega)
Así han ido los poetas (pero no sólo los poetas, ya que es un recurso igual de válido en la prosa, si bien no tan habitual) aliterando para conseguir los más variados efectos:
Y es el mágico pájaro regio que al morir rima el alma en un canto. (Rubén Darío)
Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves. (Luis de Góngora)
Todos estos ejemplos son de aliteraciones consonánticas, que son las más visibles. No obstante, también existe la aliteración vocálica que, en realidad y por motivos irrebatibles, debería ser mucho más habitual: sólo hay cinco vocales.
En el poemario El cementerio marino de Paul Valéry encontramos este verso de la primera estrofa: «la mer, la mer, toujours recommencé». Hay varias traducciones al español; una habitual reza: «el mar, el mar, que está siempre empezando» y otra, cargada de elevación barata, anterior decía: «el mar, el mar, resurrecto perenne». Sin embargo, la más brillante de todas, pertenece a Jorge Guillén que reescribe este verso fielmente y con gran belleza:
El mar, el mar, sin cesar empezando.
La grandeza de la traducción se halla en la aliteración vocálica, que no sólo funciona estructuralmente como elemento de repetición que dota melodía al verso, sino que expresivamente remeda el movimiento de las olas a la que se refiere el poeta francés:
El mar, el mar, sin cesar empezando.
La potencia expresiva que puede lograr la sonoridad, como complemento melódico a la base rítmica, en un poema ha propiciado que algunos poetas hayan explorado la fonética, olvidando otros elementos, incluso la misma significación, centrándose en este aspecto abstracto del lenguaje y generando, por tanto, el equivalente a la pintura abstracta en literatura: sin perspectiva, sin composición figurativa… sólo con ritmo, entonación, volúmenes sonoros y tipografía.
Diversas vanguardias se sumaron a esta forma de escribir a comienzos del s. XX. Entre otras, el futurismo, cuyo ideólogo Filippo Marinetti afirmaba «el poema tiene que salir de la página y ser recitado con la voz y el rostro totalmente deshumanizado. El poeta debe acompañar con distintos instrumentos (martillos, tablillas de madera, bocinas de automóviles, tambores…), declamar su poema simultáneamente con otros declamadores, correr, caminar, improvisar y dibujar analogías en una o varias pizarras…». En París recitó tres poemas en la galería La Boétie, ofreciendo al público un espectáculo más propio de los happenings y la performance: se puso a «dar los gritos más extraños, cloquear, chasquear, rugir, ladrar, imitar el sonido del cañón y de la metralla, traducir en sonidos
inarticulados el sonido de las balas…». El futurista ruso A. Jrucheny declaraba respecto a la poesía fonética (y, en su caso, parece que jitanjafórica): «el artista es libre de expresarse no solamente en la lengua común (conceptos), sino también en una lengua personal (el creador es individual), una lengua ue no tenga un sentido definido (no fijado), transmental. La lengua común ata, la libre permite expresarse libremente». Otro futurista, Fortunato Depero, inventó el término «onomalingua» para su lenguaje fonético, el cual definió como el lenguaje de las fuerzas naturales: viento-lluvia-arroyo-río… y de los seres artificiales y ruidosos creados por hombres: bicicletas, tranvías, trenes, automóviles y todas las máquinas. No hace falta decir que los futuristas eran devotos del progreso, de la violencia (en su sentido conceptual, aunque no solamente) y de las maquinas.
Hay que reconocerle una ventaja a este tipo de poesía, por lo cual era considerada mejor que aquella que emplea el lenguaje común y es que, a pesar de su carga individualista, resulta absolutamente universal: no necesita de traductores para llegar a cualquiera y todos los individuos la perciben del mismo modo y en su forma original.
Podemos comprobarlo en esta oda al avión del futurista Pierre Albert-Birot:
Para muchos lectores este tipo de poesía resulta intrascendente y está bien como juego de palabras o como mera exploración formal; opinan que es una poesía que se acaba en sí misma. No obstante, tantas décadas después de su gestación siguen sorprendiendo (y, como mínimo, levantando una sonrisa) cuando no, como en el caso del próximo «Karawane», son revitalizados por las lecturas contemporáneas a través de las nuevas tecnologías. Os invito a ver las diferentes versiones que se han hecho del poema. Pertenece a Hugo Ball, uno de los responsables de la fundación del dadaísmo, o mejor dicho, de dAdÁ.
Primero veamos el texto puro y durísimo.
Y ahora, daos una vuelta por aquí para comprobar esta relectura, que explora su fonética a varias voces y actualiza las capacidades tipográficas con ayuda de la tecnología actual:
Por último, hemos de enfrentarnos a uno de los textos más hermosos y fundacionales de la poesía del siglo pasado. Se trata de Altazor de Vicente Huidobro. Es un largo poema de siete cantos en los que Altazor, alter ego de Huidobro, viaja en largo descenso suspendido en paracaídas. Por una parte, es un poema genesíaco, incluso cosmogónico, lleno de metáforas creacionistas. Este movimiento literario, planteado por el propio Huidobro, reclamaba el fin de la mímesis artística en pos de una expresión creadora y no imitadora de la realidad. Por otra, retrata el viaje del poeta a través del lenguaje en busca de la expresión perfecta y narra la frustración del mismo al sentirse incapaz de traspasar sus fronteras.
Acaba, por tanto, el propio lenguaje siendo destruido (en su carácter significativo y referencial). Dejo a vuestra interpretación si dicha destrucción significa la muerte de la poesía o, por el contrario, la emancipación última de la voz poética expresándose por fin en pura libertad.
Para poder observar este proceso, adjunto aquí los cantos IV, VI y VII (el canto V es demasiado largo, no quiero abusar de vuestra paciencia). Pero lo más deseable sería que pudierais haceros con el poema completo, si no lo habéis leído ya, y degustarlo desde el principio con mucha calma y atención. Es una bella experiencia (llena también de sentido del humor) y muy inspiradora.
Canto IV
No hay tiempo que perder
Enfermera de sombras y distancias
Yo vuelvo a ti huyendo del reino incalculable
De ángeles prohibidos por el amanecer
Detrás de tu secreto te escondías
En sonrisa de párpados y de aire
Yo levanté la capa de tu risa
Y corté las sombras que tenían
Tus signos de distancia señalados
Tu sueño se dormirá en mis manos
Marcado de las líneas de mi destino inseparable
En el pecho de un mismo pájaro
Que se consume en el fuego de su canto
De su canto llorando al tiempo
Porque se escurre entre los dedos
Sabes que tu mirada adorna los veleros
De las noches mecidas en la pesca
Sabes que tu mirada forma el nudo de las estrellas
Y el nudo del canto que saldrá del pecho
Tu mirada que lleva la palabra al corazón
Y a la boca embrujada del ruiseñor
No hay tiempo que perder
A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo
Yo mido paso a paso el infinito
El mar quiere vencer
Y por lo tanto no hay tiempo que perder
Entonces
Ah entonces
Más allá del último horizonte
Se verá lo que hay que ver
Por eso hay que cuidar el ojo precioso regalo del cerebro
El ojo anclado al medio de los mundos
Donde los buques se vienen a varar
¿Mas si se enferma el ojo qué he de hacer?
¿Qué haremos si han hecho mal de ojo al ojo?
Al ojo avizor afiebrado como faro de lince
La geografía del ojo digo es la más complicada
El sondaje es difícil a causa de las olas
Los tumultos que pasan
La apretura continua
Las plazas y avenidas populosas
Las procesiones con sus estandartes
Bajando por el iris hasta perderse
El rajá en su elefante de tapices
La cacería de leones en selvas de pestañas seculares
Las migraciones de pájaros friolentos hacia otras retinas
Yo amo mis ojos y tus ojos y los ojos
Los ojos con su propia combustión
Los ojos que bailan al son de una música interna
Y se abren como puertas sobre el crimen
Y salen de su órbita y se van como cometas sangrientos al azar
Los ojos que se clavan y dejan heridas lentas a cicatrizar
Entonces no se pegan los ojos como cartas
Y son cascadas de amor inagotables
Y se cambian día y noche
Ojo por ojo
Ojo por ojo como hostia por hostia
Ojo árbol
Ojo pájaro
Ojo río
Ojo montaña
Ojo mar
Ojo tierra
Ojo luna
Ojo cielo
Ojo silencio
Ojo soledad por ojo ausencia
Ojo dolor por ojo risa
No hay tiempo que perder
Y si viene el instante prosaico
Siga el barco que es acaso el mejor
Ahora que me siento y me pongo a escribir
Qué hace la golondrina que vi esta mañana
¿Firmando cartas en el vacío?
Cuando muevo el pie izquierdo
¿Qué hace con su pie el gran mandarín chino?
Cuando enciendo un cigarro
¿Qué hacen los otros cigarros que vienen en el barco?
¿En dónde está la planta del fuego futuro?
Y si yo levanto los ojos ahora mismo
¿Qué hace con sus ojos el explorador de pie en el polo?
Yo estoy aquí
¿En dónde están los otros?
Eco de gesto en gesto
Cadena electrizada o sin correspondencias
Interrumpido el ritmo solitario
¿Quiénes se están muriendo y quiénes nacen
Mientras mi pluma corre en el papel?
No hay tiempo que perder
Levántate alegría
Y pasa de poro en poro la aguja de tus sedas
Darse prisa darse prisa
Vaya por los globos y los cocodrilos mojados
Préstame mujer tus ojos de verano
Yo lamo las nubes salpicadas cuando el otoño sigue la carreta del asno
Un periscopio en ascensión debate el pudor del invierno
Bajo la perspectiva del volantín azulado por el infinito
Color joven de pájaros al ciento por ciento
Tal vez era un amor mirado de palomas desgraciadas
O el guante importuno del atentado que va a nacer de una mujer o una amapola
El floreo de mirlos que se besan volando
Bravo pantorrilla de noche de la más novia que se esconde en su piel de flor
Rosa al revés rosa otra vez y rosa y rosa
Aunque no quiera el carcelero
Río revuelto para la pesca milagrosa
Noche préstame tu mujer con pantorrillas de florero de amapolas jóvenes
Mojadas de color como el asno pequeño desgraciado
La novia sin flores ni globos de pájaros
El invierno endurece las palomas presentes
Mira la carreta y el atentado de cocodrilos azulados
Que son periscopios en las nubes del pudor
Novia en ascensión al ciento por ciento celeste
Lame la perspectiva que ha de nacer salpicada de volantines
Y de los guantes agradables del otoño que se debate en la piel del amor.
No hay tiempo que perder
La indecisión en barca para los viajes
Es un presente de las crueldades de la noche
Porque el hombre malo o la mujer severa
No pueden nada contra la mortalidad de la casa
Ni la falta de orden
Que sea oro o enfermedad
Noble sorpresa o espión doméstico para victoria extranjera
La disputa intestina produce la justa desconfianza
De los párpados lavados en la prisión
Las penas tendientes a su fin son travesaños antes del matrimonio
Murmuraciones de cascada sin protección
Las disensiones militares y todos los obstáculos
A causa de la declaración de esa mujer rubia
Que critica la pérdida de la expedición
O la utilidad extrema de la justicia
Como una separación de amor sin porvenir
La prudencia llora los falsos extravíos de la locura naciente
Que ignora completamente las satisfacciones de la moderación
No hay tiempo que perder
Para hablar de la clausura de la tierra y la llegada del día agricultor a la nada amante
de lotería sin proceso ni niño para enfermedad pues el dolor imprevisto que
sale de los cruzamientos de la espera en este campo de la sinceridad nueva es
un poco negro como el eclesiástico de las empresas para la miseria o el traidor
en retardo sobre el agua que busca apoyo en la unión o la disensión sin reposo
de la ignorancia pero la carta viene sobre la ruta y la mujer colocada en el
incidente del duelo conoce el buen éxito de la preñez y la inacción del deseo
pasado da la ventaja al pueblo que tiene inclinación por el sacerdote pues él
realza de la caída y se hace más íntimo que el extravío de la doncella rubia o
la amistad de la locura
No hay tiempo que perder
Todo esto es triste como el niño que está quedándose huérfano
O como la letra que cae al medio del ojo
O como la muerte del perro de un ciego
O como el río que se estira en su lecho de agonizante
Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones
Tres horas después del atentado celeste
O como oír dos pájaros anónimos que cantan a la misma azucena
O como la cabeza de la serpiente donde sueña el opio
O como el rubí nacido de los deseos de una mujer
Y como el mar que no se sabe si ríe o llora
Y como los colores que caen del cerebro de las mariposas
Y como la mina de oro de las abejas
Las abejas satélites del nardo como las gaviotas del barco
Las abejas que llevan la semilla en su interior
Y van más perfumadas que pañuelos de narices
Aunque no son pájaros
Pues no dejan sus iniciales en el cielo
En la lejanía del cielo besada por los ojos
Y al terminar su viaje vomitan el alma de los pétalos
Como las gaviotas vomitan el horizonte
Y las golondrinas el verano
No hay tiempo que perder
Ya viene la golondrina monotémpora
Trae un acento antípoda de lejanías que se acercan
Viene gondoleando la golondrina
Al horitaña de la montazonte
La violondrina y el goloncelo
Descolgada esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina
Ya viene viene la golonfina
Ya viene la golontrina
Ya viene la goloncima
Viene la golonchina
Viene la golonclima
Ya viene la golonrima
Ya viene la golonrisa
La goloniña
La golongira
La golonlira
La golonbrisa
La golonchilla
Ya viene la golondía
Y la noche encoge sus uñas como el leopardo
Ya viene la golontrina
Que tiene un nido en cada uno de los dos calores
Como yo lo tengo en los cuatro horizontes
Viene la golonrisa
Y las olas se levantan en la punta de los pies
Viene la goloniña
Y siente un vahido la cabeza de la montaña
Viene la golongira
Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía
Se llenan de notas los hilos telefónicos
Se duerme el ocaso con la cabeza escondida
Y el árbol con el pulso afiebrado
Pero el cielo prefiere el rodoñol
Su niño querido el rorreñol
Su flor de alegría el romiñol
Su piel de lágrima el rofañol
Su garganta nocturna el rosolñol
El rolañol
El rosiñol
No hay tiempo que perder
El buque tiene los días contados
Por los hoyos peligrosos que abren las estrellas en el mar
Puede caerse al fuego central
El fuego central con sus banderas que estallan de cuando en cuando
Los elfos exacerbados soplan las semillas y me interrogan
Pero yo sólo oigo las notas del alelí
Cuando alguien aprieta los pedales del viento
Y se presenta el huracán
El río corre como un perro azotado
Corre que corre a esconderse en el mar
Y pasa el rebaño que devasta mis nervios
Entonces yo sólo digo
Que no compro estrellas en la nochería
Y tampoco olas nuevas en la marería
Prefiero escuchar las notas del alelí
Junto a la cascada que cuenta sus monedas
O el bronceo del aeroplano en la punta del cielo
O mirar el ojo del tigre donde sueña una mujer desnuda
Porque si no la palabra que viene de tan lejos
Se quiebra entre los labios
Yo no tengo orgullos de campanario
Ni tengo ningún odio petrificado
Ni grito como un sombrero afectuoso que viene saliendo del desierto
Digo solamente
No hay tiempo que perder
El visir con lenguaje de pájaro
Nos habla largo largo como un sendero
Las caravanas se alejan sobre su voz
Y los barcos hacia horizontes imprecisos
Él devuelve el oriente sobre las almas
Que toman un oriente de perla
Y se llenan de fósforos a cada paso
De su boca brota una selva
De su selva brota un astro
Del astro cae una montaña sobre la noche
De la noche cae otra noche
Sobre la noche del vacío
La noche lejos tan lejos que parece una muerta que se llevan
Adiós hay que decir adiós
Adiós hay que decir a Dios
Entonces el huracán destruido por la luz de la lengua
Se deshace en arpegios circulares
Y aparece la luna seguida de algunas gaviotas
Y sobre el camino
Un caballo que se va agrandando a medida que se aleja
Darse prisa darse prisa
Están prontas las semillas
Esperando una orden para florecer
Paciencia ya luego crecerán
Y se irán por los senderos de la savia
Por su escalera personal
Un momento de descanso
Antes del viaje al cielo del árbol
El árbol tiene miedo de alejarse demasiado
Tiene miedo y vuelve los ojos angustiados
La noche lo hace temblar
La noche y su licantropía
La noche que afila sus garras en el viento
Y aguza los oídos de la selva
Tiene miedo digo el árbol tiene miedo
De alejarse de la tierra
No hay tiempo que perder
Los iceberg que flotan de los ojos de los muertos
Conocen su camino
Ciego sería el que llorara
Las tinieblas del féretro sin límites
Las esperanzas abolidas
Los tormentos cambiados en inscripción de cementerio
Aquí yace Carlota ojos marítimos
Se le rompió un satélite
Aquí yace Matías en su corazón dos escualos se batían
Aquí yace Marcelo mar y cielo en el mismo violonchelo
Aquí yace Susana cansada de pelear contra el olvido
Aquí yace Teresa ésa es la tierra que araron sus ojos hoy ocupada por su cuerpo
Aquí yace Angélica anclada en el puerto de sus brazos
Aquí yace Rosario río de rosas hasta el infinito
Aquí yace Raimundo raíces del mundo son sus venas
Aquí yace Clarisa clara risa enclaustrada en la luz
Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro
Aquí yace Gabriela rotos los diques sube en las savias hasta el sueño
esperando la resurrección
Aquí yace Altazor azor fulminado por la altura
Aquí yace Vicente antipoeta y mago
Ciego sería el que llorara
Ciego como el cometa que va con su bastón
Y su neblina de ánimas que lo siguen
Obediente al instinto de sus sentidos
Sin hacer caso de los meteoros que apedrean desde lejos
Y viven en colonias según la temporada
El meteoro insolente cruza por el cielo
El meteplata el metecobre El metepiedras en el infinito
Meteópalos en la mirada
Cuidado aviador con las estrellas
Cuidado con la aurora
Que el aeronauta no sea el auricida
Nunca un cielo tuvo tantos caminos como éste
Ni fue tan peligroso
La estrella errante me trae el saludo de un amigo muerto hace diez años
Darse prisa darse prisa
Los planetas maduran en el planetal
Mis ojos han visto la raíz de los pájaros
El más allá de los nenúfares
Y el ante acá de las mariposas
¿Oyes el ruido que hacen las mandolinas al morir?
Estoy perdido
No hay más que capitular
Ante la guerra sin cuartel
Y la emboscada nocturna de estos astros
La eternidad quiere vencer
Y por lo tanto no hay tiempo que perder
Entonces
Ah entonces
Más allá del último horizonte
Se verá lo que hay que ver
La ciudad
Debajo de las luces y las ropas colgadas
El jugador aéreo
Desnudo
Frágil
La noche al fondo del océano
Tierna ahogada
La muerte ciega
Y su esplendor
Y el sonido y el sonido
Espacio la lumbrera
A estribor
Adormecido
En cruz
en luz
La tierra y su cielo
El cielo y su tierra
Selva noche
Y río día por el universo
El pájaro tralalí canta en las ramas de mi cerebro
Porque encontró la clave del eterfinifrete
Rotundo como el unipacio y el espaverso
Uiu uiui
Tralalí tralalá
Aia ai ai aaia i i
[…]
Canto VI
Alhaja apoteosis y molusco
Anudado
Noche
Nudo
El corazón
Esa entonces dirección
Nudo temblando
Flexible corazón la apoteosis
Un dos tres
Cuatro
Lágrima
Mi lámpara
Y molusco
El pecho al melodioso
Anudado la joya
Conque temblando angustia
Normal tedio
Sería pasión
Muerte el violonchelo
Una bujía el ojo
Otro otra
Cristal si cristal era
Cristaleza
Magnetismo
Sabéis la seda
Viento flor
Lento nube lento
Seda cristal lento seda
El magnetismo
Seda aliento cristal seda
Así viajando en postura de ondulación
Cristal nube
Molusco sí por violonchelo y joya
Muerte de joya y violonchelo
Así sed por hambre o hambre y sed
Y nube y joya
Lento
Nube
Ala ola ole ala Aladino
El ladino Aladino Ah ladino dino la
Cristal nube
Adónde
en dónde
Lento lenta
ala ola
Ola ola el ladino si ladino
Pide ojos
tengo nácar
En la seda cristal nube
Cristal ojos
y perfumes
Bella tienda
Cristal nube
Muerte joya o en ceniza
Porque eterno porque eterna
lento lenta
Al azar del cristal ojos
Gracia tanta
y entre mares
Miramares
Nombres daba
por los ojos hojas mago
Alto alto
Y el darín de la Babel
Pida nácar
tenga muerte
Una dos y cuatro muerte
Para el ojo y entre mares
Para el barco en los perfumes
Por la joya al infinito
Vestir cielo sin desmayo
Se deshoja tan prodigio
El cristal ojo
Y la visita
Flor y rama
Al gloria trino
Apoteosis
Va viajando Nudo Noche
Me daría
cristaleras
tanto azar
y noche y noche
Que tenía la borrasca
Noche y noche
Apoteosis
Que tenía cristal ojo cristal seda cristal nube
La escultura seda o noche
Lluvia
Lana flor por ojo
Flor por nube
Flor por noche
Señor horizonte viene viene
Puerta
Iluminando negro
Puerta hacia idas estatuarias
Estatuas de aquella ternura
A dónde va
De dónde viene
el paisaje viento seda
El paisaje
señor verde
Quién diría
Que se iba
Quién diría cristal noche
Tanta tarde
Tanto cielo que levanta
Señor cielo
cristal cielo
Y las llamas
y en mi reino
Ancla noche apoteosis
Anudado
la tormenta
Ancla cielo
sus raíces
El destino tanto azar
Se desliza deslizaba
Apagándose pradera
Por quien sueña
Lunancero cristal luna
En que sueña
En que reino
de sus hierros
Ancla mía golondrina
Sus resortes en el mar
Ángel mío
tan obscuro
tan color
Tan estatua y tan aliento
Tierra y mano
La marina tan armada
Armaduras los cabellos
Ojos templo
y el mendigo
Estallado corazón
Montanario
Campañoso
Suenan perlas
Llaman perlas
El honor de los adioses
Cristal nube
El rumor y la lazada
Nadadora
Cristal noche
La medusa irreparable
Dirá espectro
Cristal seda
Olvidando la serpiente
Olvidando sus dos piernas
Sus dos ojos
Sus dos manos
Sus orejas
Aeronauta
en mi terror
Viento aparte
Mandodrina y golonlina
Mandolera y ventolina
Enterradas
Las campanas
Enterrados los olvidos
En su oreja
viento norte
Cristal mío
Baño eterno
el nudo noche
El gloria trino
sin desmayo
Al tan prodigio
Con su estatua
Noche y rama
Cristal sueño
Cristal viaje
Flor y noche
Con su estatua
Cristal muerte
Canto VII
Ai aia aia
ia ia ia aia ui
Tralalí
Lali lali
Aruaru
urulario
Rimbibolam lam lam
Uiaya zollonario
lalilá
Monlutrella monluztrella
lalolú
Montresol y mandotrina
Ai ai
Montesur en lasurido
Montesol
Lusponsedo solinario
Aururaro ulisamento lalilá
Ylarca murllonía
Hormajauma marijauda
Mitradente
Mitrapausa
Mitralonga
Matrisola
matriola
Olamina olasica lalilá
Isonauta
Olandera uruaro
Ia ia campanuso compasedo
Tralalá
Ai ai mareciente y eternauta
Redontella tallerendo lucenario
Ia ia
Laribamba
Larimbambamplanerella
Laribambamositerella
Leiramombaririlanla
lirilam
Ai i a
Temporía
Ai ai aia
Ululayu
lulayu
layu yu
Ululayu
ulayu
layu yu
Lunatando
Sensorida e infimento
Ululayo ululamento
Plegasuena
Cantasorio ululaciente
Oraneva yu yu yo
Tempovío
Infilero e infinauta zurrosía
Jaurinario ururayú
Montañendo oraranía
Arorasía ululacente
Semperiva
ivarisa tarirá
Campanudio lalalí
Auriciento auronida
Lalalí
lo ia
i i i o
Ai a a i ai a i i i io ia