Lo bello de tus ‘imperfecciones’

Lo bello de tus ‘imperfecciones’

La única religión a la que planeo ser fiel y tener fe ciega; a veces aciaga, son buenas y malas, diosas del hacer y deshacer, inevitables de ver y apreciar su ser.

Mujer, por apreciarte algo en mi nace, despierto una avidez de documentar con mis ojos cada parte de ti, empezando en lo geométrico de las peladuras de tus rodillas; y si pregunto, y te acuerdas, suspiras.

Como un viajero perdido, harapiento y con solo en mis manos la brújula de mi deseo, iré buscando cada peca o cada lunar de tu cuerpo y me rendiré ante ellos, recordándote que son bellos, son parte de la que produce desvelos.

Importa poco las estrías en tu abdomen o en tu culo, unas provienen del milagro de la vida, y las otras también la dan, o por lo menos a mi me da vida, me revitaliza esa atractiva y llamativa circunferencia, no me preocupa el como luzca, me preocupa tu autoestima, tu confianza en ti misma, que si te ves gorda, que si te ves flaca, el cuerpo a larga se marchita, el carisma atrae y perdura.

No quiero que ésto suene a demagogia, no pretendo quedar bien con el sexo opuesto, quiero levantar tu espíritu, que te sientas cómoda con tu cabello, con tus lunares, con tus estrías, con tus cejas, con tus pestañas, con tus nalgas, con tus senos pequeños, que las cicatrices de tu cuerpo no se trasladen a tu subconsciente, que se levante una abrasadora llama de confianza, que se vea reflejada en la manera en que caminas, quemando las pestañas de quienes te miran.

Ámate.

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