Es en la noche cuando todos buscan dormir que yo te busco a ti mi semblante, mi aire, mi pasión, mi lugumbre amigo, tu eres el alivio a aquél trago amargo de mis desdenes,
tan blanco tú ,
tan cálido y tan vacío,
me haces sentir oído y me insitas a darte vida…
Es entonces ahí cuando trazo lentamente las siluetas de las palabras para quedar tatuadas por siempre en tu piel intacta, porque de nada pasaste a ser algo valeroso, no solo significante para mi que desde siempre te conozco sino para el resto de la humanidad que por siempre te recuerde y trazes tu sus mentes con signicante gozo.
Plenitud del alma es para aquel que escribe ver como sus escritos refrescan el corazón a los demás, como la vida con sus andanzas te da enseñanzas y en un papel la vida se puede plasmar, pues las palabras plasmadas en un papel viven eternamente plasmando la esencia del escritor con más fuerza que la del viento y de la marea produciendo aire puro de renovación.
Aquel que escribe no escribe en vano, sino que se impregna su ser en el papel, lo ve tan blanco, tan puro, tan simple, tan sensible… pero siempre lo verá vacío y con necesidad de transmitir algo sin perecer.
Se despierta en medio de la noche porque la inspiración le llega como ladrón y así mismo fácilmente rehuye como paloma, no se conforma y nunca develará el misterio que emana del blanco papel.
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