Fue pasada la medianoche del lunes cuando me tope a aquella chica de cabello negro y ojos cafés, un cuerpo despampanante y una boca sumamente bella parecida a la de una vampiresa, sus manos en punta como lanza y su piel blanca casi transparente, con un vestido salido de diseñador y un abrigo que tapaba sus hermosos hombros. Aquel encuentro casual de miradas fijas que atravesamos mientras pasábamos lado a lado fue como una bala penetrando mi estomago, sentí como brotaba sangre de arriba de mi ombligo por aquel encuentro violento que tuvimos. De pronto me sentí en una película de Quentin Tarantino en la que la sangre es la protagonista pues la mía rondaba de arriba abajo, dentro y fuera de mis venas como un torbellino enfurecido. Fueron los dos minutos más largos de mi vida y anhelaba que no terminaran, mi mirada en blanco por tan semejante belleza hicieron que cayera al suelo sin poder controlar mi cuerpo. Ella atónita volteo su mirada a mí mientras todo transcurría en cámara lenta, mis oídos dejaron de escuchar por el estruendo de mi cuerpo azotando en el suelo, se acerco a mí y en ese momento supe que era con ella con la que quería vivir el resto de mi vida, me tomo de la mano y me decía algo que apenas podía entender, vi como tomo su celular pulsándolo y poniéndoselo en el oído, dejo de verme por poner atención a su celular, y yo tirado en el suelo con la esperanza de que sus ojos penetraran en mi una vez más trataba de hablar con ella sin emitir ni una sola palabra. Volvió a mirarme diciéndome algo que apenas entendía, en ese momento recordé las veces que ponía atención en clases cuando tenia mis audífonos puestos y podía leer los labios de mi profesor, usando la misma técnica leí sus hermosos labios y note como me dijo.

-No te preocupes.

Yo no entiendo porque lo decía pues en mi mente no existía la preocupación, ahora estaba bien, ella estaba conmigo.

Poco a poco fui perdiendo su luz, y la oscuridad fue llenando mi mente, en ese transcurso entre el sueño y la lucidez vi mi vida pasar a lado de ella; de blanco en el altar, dos hijos, un perro, una casa enorme, un auto de lujo, de vacaciones, playa, mar, viajes, nuestros hijos creciendo, yendo a la universidad, graduándose, cenando juntos, envejeciendo, solos en una casa en medio del bosque esperando la muerte juntos, la vida perfecta que todo hombre quiere y ahora la tengo con ella. La mujer de mis sueños.

Todo se desvanece, intento abrir los ojos sin lograrlo, no me quiero ir, ella esta ahí tomando mi mano, no me quiero ir. Mis fuerzas por sostener los ojos abiertos se terminan.

-Te amo, le digo.

Sus ojos cafés derraman una pequeña lagrima que cae sobre mi mejilla.

-Yo también, contesta.

Y en ese momento entendí que la muerte se siente igual que el amor.

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