Otra fría mañana

Otra fría mañana

Serena Condado

25/11/2017

» Otra fría mañana… Me levanto rápidamente de la cama para encender la calefacción y no quedarme helada…. A estas horas en marzo aún hace mucho frío, el sol no ha tenido tiempo de calentar la habitación. Hay que madrugar para repasar, todos los exámenes concentrados en dos semanas, ¡esto va a acabar conmigo!. Espero algún día tener mi recompensa.

En un par de horas toca el examen de dibujo técnico, dura 7 horas… y mañana Física….menos mal que son 15 días, porque a este paso, se me derrite el cerebro….

¡Qué bien!, ya ha pasado el primero, el día ha sido largo. Poco a poco, como un suspiro, pasan los días y hemos acabado. Estaba deseando que llegara este día, por fin, a descansar una semanita, antes de empezar con las prácticas todas las tardes durante dos meses. »

Esa fue la reflexión que tuve durante siete años de Universidad, tres veces por curso, fuera de casa y, gastando el dinero que a mis padres tanto les costaba ganar. Pero en esta vida, todo pasa y, por fin, acabé mi carrera….»Ingeniero Superior especializado en la rama de Mecánica», Proyecto Fin de Carrera, calificación- Sobresaliente. Pobre ingenua, creía que me iba a comer el mundo.

El siguiente paso, era conseguir un postgrado. Nadie con una carrera como la mía, consigue demasiado sin dos, tres o cuatro cursos especializados de postgrado.

Por otro lado, mi inglés resultaba bastante pésimo, así que, tenía que perfeccionarlo si quería ser alguien. Resumiendo, mi relajación formativa iba a tener que esperar, y mis pobres padres, iban a tener que seguir trabajando para mí y costearme mis infinitos estudios.

Sin darme apenas cuenta, me planté en los 27 años, con mi objetivo formativo cumplido. Y ahora, ¿qué?. Lo peor de todo…, a echar CVs, hacer multitud de entrevistas y esperar a ‘que suene la flauta’, pero con calma, porque con lo conseguido, pocos podrán superarlo.

Dicho y hecho. Empecé a recibir llamadas para procesos de selección en Madrid, Barcelona, Santander, Bilbao….Buff, y quién me sufraga los gastos de los viajes….¡qué cosas tengo! Pues quién iba a ser, mis padres…

Pasé meses proceso tras proceso, pasando pruebas, a segundas fases en muchos de ellos, rectifico, alguno de ellos, ya que fui descartada en gran parte por no cumplir el requisito de experiencia profesional mínima de 5 a 10 años.

Lo positivo era, que en todo esto, no estaba sola. Éramos muchos los compañeros de carrera que coincidíamos en las selecciones de personal. Sorprendente era, ver cómo algunos, conseguían alguna de las vacantes con expedientes académicos y formaciones bastantes inferiores a la mía, pero en fin,….Siempre pensaba » igual su actitud en la entrevista personal les ha gustado y valoran más eso».

Me alegraba por ELLOS, evidentemente, y lo recalco, porque curiosamente, ELLOS eran siempre chicos. Las únicas chicas que consiguieron trabajo pronto, eran las que se fueron a trabajar a la empresa de su PADRE, TIO, AMIGO DEL PADRE, etc…

Me empecé a ‘quemar’ poco a poco. Mi ilusión se iba desvaneciendo a medida que el tiempo pasaba. Empecé a percatarme de lo que realmente es el mundo. Hasta entonces, había sido una ‘niñita’ mantenida por sus padres, que estaba estudiando lo que la apetecía y gustaba, a pesar de las recomendaciones familiares y sobre todo maternas, de que era una carrera de ‘ hombres’, y lo iba a tener muy difícil. Nunca entendí y siempre consideré inadmisible esa percepción que tenía mi madre sobre las diferencias ocupacionales que fijaban a hombres y mujeres en diferentes puestos laborales.

Todas estas ilusiones acabaron en una academia de clases particulares. Profesora de Matemáticas, Dibujo, Física y Química….Y dando gracias a Dios, que muchas COMPAÑERAS (mujeres), acabaron dando clases en su casa ó a domicilio. Por supuesto que, hubo chicas (todas ellas de gran valía) que, tuvieron suerte por estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado y llegaron donde quisieron pero siempre con el doble de esfuerzo del requerido para los hombres.

Ese no fue mi caso.

Cuando llevaba diez años con mis clases, trabajo que llegue a adorar, empezó la segunda parte de mi drama laboral…..¡ Me quedé embarazada!

Aquí sí que comenzó el principio del fin. Desafortunadamente, como en muchos embarazos, tuve complicaciones médicas desde el principio, que me obligaron a cogerme la baja muy pronto, cosa que no agradó a mi jefe. Un vez nació mi hijo, sano y salvo gracias a Dios, y antes de que pasaran las 16 semanas de maternidad, me acerqué a hablar con mi jefe sobre la reincorporación, y cual fue mi sorpresa, cuando a través de una compañera, ese ‘apreciado caballero’ me entregó un taco de papeles que eren mi DESPIDO.

No sólo eso, no era un despido, sino una renuncia voluntaria…..¿DIFERENCIA?

En una renuncia voluntaria no hay indemnización (10 años), derecho a paro (2 años), etc….No me lo podía creer, hasta ahora jamás había tenido el más mínimo problema, ni disputa…. Mi jefe fue al Hospital con un precioso regalo cuando nació mi hijo («igual destripo a ese oso gigante para ver si mi dinero está dentro» recuerdo que pensé).

Durante una semana no pude dejar de llorar, cosa que, ni a mí ni a mi bebé, nos benefició en absoluto. Del disgusto se me cortó la leche, y tuve una infección bastante seria como consecuencia.

Cuando asimilé lo ocurrido, me puse manos a la obra…..Sindicatos, abogados laborales, etc…. Finalmente, conseguí mi indemnización y paro, tal y como me correspondía legalmente. Durante bastante tiempo estuve dedicada a mi hijo, sin tener la más mínima intención de aproximarme al mundo laboral. Por supuesto que, mi caso de desigualdad sexista, no era tan extremo y grave cómo otras situaciones que se ven por ahí, pero es lo más fácil de encontrar.

Hace apenas un año, cuando mi hijo ya cumplió los tres añitos y empezó el ‘cole’, estuve más liberada para empezar de nuevo mi búsqueda, aunque teniendo en cuenta que, a estas alturas, ‘encontrar algo de lo mío’ (como se suele decir), iba a ser difícil. No obstante, tenía fuerzas para volver a hacer una segunda intentona.

No tenía idea de lo que quería hacer, qué tipo de trabajo me interesaba y gustaba, así que me lo tomé con mucha calma, mirando poco a poco.

Con tiempo libre, podía estar con gente, tener una amplia vida social y como todas las mamás me empecé a relacionar con las progenitoras de los compañeros de clase de mi hijo.

Fue así como conocí a Laura, hija de una ‘mamá coraje’ cuya historia me marcó, e hizo que mi visión de la ‘’igualdad de sexos’’ cambiara por completo.

Laura era la madre de un compañero de clase de mi hijo Alejandro. Una chica alegre, sencilla, y con la que se podía mantener cualquier tipo de conversación placentera sin estar contando los minutos para una retirada disimulada.

Cuando dejábamos a los nenes en clase, nos íbamos a la cafetería cercana al colegio, para poder tomar un café rápido de desconexión infantil, antes de continuar con nuestras tareas domésticas ordinarias, que eran muchas.

Así fue como poco a poco me enteré de la gran historia de mi compañera de cafés.

Laura no era de Miranda, venía de Villarcayo, dónde nació y vivió hasta los 24 años. Esta alegre muchacha no conoció a sus padres biológicos y fue adoptada por una ‘acomodada’ pareja que tenía un hijo biológico dos años mayor que ella. Me habló de su familia y de lo feliz que fue su niñez los primeros ocho años con sus padres, a pesar de las desavenencias con su hermano dos años mayor. Ya desde niños, las diferencias eran bastante grandes y su hermano culpaba continuamente a sus padres de haber traído una chica a casa, cuando él siempre había insistido en tener un hermano para poder jugar al fútbol con él. Evidentemente, la familia no daba importancia al tema considerándolo una ‘niñería’, pero con los años el tema se fue agravando.

Su hermano Tomás la trataba como a un ‘trapo’, y su madre empezó a preocuparse porque en el colegio los profesores también le acusaban de tratar despectivamente a las niñas. Los profesores hablaron con ella para intentar saber si esta actitud podía provenir de un trato preferente sobre su hermana en casa ó algo parecido, pero en principio no…..Tomás era así y punto. Le llevaron a terapia y parecía que su actitud se empezaba a corregir de forma lenta, pero al poco tiempo, volvía otra vez a las andadas.

Ya preocupada, la madre se lo comentó a su marido, que apenas estaba en casa, y para su sorpresa, después de diez años de matrimonio, descubrió de dónde venía el problema. Su marido le confesó que él quería una niña para que, en caso de que faltaran sus padres y no encontrara pareja, su hijo tuviera una mujer en casa que pudiera atenderle como se merecía. La mujer no podía creer lo que oía. ¡¡Pero qué forma de pensar es esa hoy en día!!. Su marido le había comentado a su hijo que la tenía que decir a Laura que le ayudara a recoger los juguetes, que jugara con él cuando le apeteciera, etc…pequeñas cosas que estaban convirtiendo a Tomás en un auténtico monstruo.  

Su madre pidió a su marido que corrigiera esto de forma inmediata y su padre se negó, por lo que la relación entre sus padres acabó en una sonada separación. Su madre se quedó con la custodia de sus dos hijos que por aquel entonces tenían 10 y 8 años, y su padre no tardó mucho tiempo en desaparecer de Villarcayo con una jovencita de 20 años.

La ‘pobre mujer’ se tuvo que hacer cargo de los dos niños y luchar por criarlos, y sobre todo, por solventar aquel problema de machismo extremo que tenía su hijo con tan sólo 10 años.

La lucha por encauzar el camino a Tomás fue larga, y desgraciadamente nunca llegó a solucionarse a pesar de todos los esfuerzos destinados. Tanto es así, que actualmente Tomás con 40 años, ya contaba con tres matrimonio fracasados, dos de ellos con denuncias de malos trato, y dos hijos sufriendo la situación.

Ni Laura ni su madre tenía relación alguna con Tomás, ya que fue éste el que se distanció nada más cumplir los 18 al no soportar convivir con dos mujeres que le trataban como un igual y no como un ser superior y supremo. Esto a su madre la rompió el corazón, y nunca volvió a ser la misma. No obstante, estaban al día de cómo le iba, e intentaban estar informadas de que Tomás estaba bien.

Estas son las consecuencias de un padre que estuvo inculcando ideas machistas a un niño durante 8 años justo cuando se estaba desarrollando su personalidad, cosa que ya no pudo arreglarse a posteriori.

Me llegó tan hondo esta historia, que me animé a estudiar Trabajo Social a distancia. Tardé bastante…, pero ahora cuatro años después, trabajo ayudando a otras mujeres a encontrar su sitio, luchar por su felicidad y autoestima, y sobre todo, porque en este mundo NO HAY HOMBRE SUPERIOR A UNA MUJER y NI MUJER ALGUNA A LA SOMBRA DE UN HOMBRE.

En un futuro y espero que cercano, llegará el día en que, los hijos dejen de ser de las MADRES, una mujer no tenga que andar dos pasos por detrás de un hombre, la integración laboral de las madres trabajadoras sea REAL, y que para conseguir los mismos resultados el esfuerzo sea el mismo entre un hombre y una mujer……LLEGARÁ…..aunque habrá que soportar muchas frías mañanas……

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