24 de Noviembre.

Un ángel blanco bajó del cielo

abrió sus alas y las orientó al sol

mientras esperaba que se secaran

un gélido 24 de Noviembre.

Las nubes se vistieron de algodón,

los pájaros trinaban melodías

en los llorones sauces desnudos,

en un tiempo de esperanza.

La poesía empezó a escribirse

en un otoño que teñía sus paisajes

de ocres, pasteles y verdes apagados,

en la promesa de un porvenir conjunto.

El ángel y el poeta tenían

muchas cosas en común

pero les separaba el tiempo

y la distancia de sus mundos.

Las manos del rapsoda

cogieron pluma imaginaria

y relataron los sueños

de paraísos fantásticos.

Anne, si yo pudiera convivir con un ángel, sería todo ternura, te amaría como nadie te ha amado, caminaría junto a ti por las montañas más altas, por los bosques más remotos, navegaría los mares más azules para envolverlos con el verde de tus ojos y juntaría el coral de sus fondos con el corinto de tu cabello, para que disfrutaran los habitantes de sus profundidades, observando tanta belleza. Viviría feliz en tu ternura y alegre en tu bondad, disfrutaría de tus risas y conversaría contigo, perdiendo la noción del tiempo.

Hace tiempo que la vida me maltrata como a un simple mortal y mis lágrimas resbalan como el rocío en la hierba, pero sirven de alimento a mi recuerdo y vigorizan mi amor por tu esencia. No puedo vivir sin ti y sin embargo sobrevivo en un mundo, en el que la soledad y el silencio son mis únicos compañeros.

Es difícil alejarse de un espíritu celeste cuando se llegan a compartir sentimientos, pero creo que hay una vida más allá, en la que sin duda alguna vez podremos coexistir como iguales, sin sentir ningún dolor.

Hasta entonces te seguiré esperando y entre tanto por ser tu cumpleaños hoy, te regalo este pequeño poema:

Abro una ventana al cielo

para ver tanta belleza

como hay en tu mirada,

para sentir tanta dulzura

como hay en tu interior.

Abro mis labios resecos

para que me des los tuyos

y me inundes de tu sabor

a vainilla y a esa infancia

a la que nunca se vuelve.

Abro mis ojos y te miro

me pierdo en el abismo

de tus rubíes refulgentes

que hechizado me llevan

a parajes misteriosos.

Abro mi libro de poesía

impregnado de tus versos

de tu lírica poderosa

que me tiene poseído

anclado a sus metáforas.

Abro mi pituitaria

y te respiro entera,

tus poros destilan

el embriagador perfume

que mis sentidos atolondra.

Abro mi imaginación

y te veo desnuda

envuelta en jazmines,

vestida de orquídeas

y ramitos de violetas.

Abro mis brazos y te acojo

te aprieto fuerte contra mí,

me siento el rey del universo,

un triste caballero andante

cortejando a su doncella.

Abro mis manos y te acaricio

siento el contacto de tu piel

y mi espíritu se eleva al cielo,

como si fuera un halcón

escapando al infinito.

Cierro los párpados y te siento,

ya nunca podré olvidarte

pues te llevo en mis entrañas

para toda la eternidad,

pues siempre seré

reo de tus luceros.

Por eso:

Si he de vivir

que sea contigo

y si he de morir

que sea a tu lado.

Princesa.

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