Me sanó, sí. Cada palabra de afecto cuando el mundo entero parecía caer sobre mí.
Me sanó tu aliento que me invitaba a volar, soplándome para que despliegue mis alas.
Me acompañás cada día, a tu manera, cuando podemos, cómo podemos. Pero hay algo siempre seguro: estás ahí.
Lo sé y vos sabés también que todo esto es viceversa, y al derecho o al revés nunca perdemos la fuerza.
Cuento con tu sonrisa, con tus hombros tu mirada.
Nos alcanza con entender que sin el otro nada nos falta, pero que juntos movemos montañas.
Gracias por cada noche en vela de eterna conversación, risa y consuelo.
Y te agradezco también , por la libertad compartida que nos permitimos tener.
Por cada charla en la que pudimos ser sin necesidad de escondernos debajo de las capas de cebolla que a veces solemos formar.
Gracias por no juzgarme en un mundo que se jacta de inclusivo y diverso; pero que apedrea a todo aquel que no piense, actúe o sea a imagen y semejanza.
Quien tiene la habilidad de ser sincero sin lastimar, sin juzgar, sin fanfarronear, tiene más llegada a los demás.
Aprender y entender que aceptar al otro forma parte también de aceptarnos y saber que tenemos límites.
Comprender que no todo lo que el otro hace se somete a nuestro juicio. Cada uno de nosotros libra su juicio interior.
No podés ponerte en unos zapatos que no calzás, son como los de la Cenicienta. Únicos y a medida.
Que no uses mis zapatos , tampoco indica que yo esté por debajo de los tuyos. Por el contrario, el autoritarismo no es poder; es más bien un acto de temor a lo espontáneo.
Quién te mandó a juzgar las decisiones ajenas?
Somos un espejo y, como el karma que bien sabe volver, nos reflejamos constantemente en los demás, nos proyectamos y mortificamos.
Tu abrazo un día me salvó. Y entendí que no hay nada más sincero que un vínculo que no etiqueta, que no estanca, que no juzga y que siempre está dispuesto a mutar.
Me guardé el latido de tu corazón cerca del mío, que al acoplar ritmos empezaban a surgir otra vez. Melódicos, armoniosos, afinados y , por sobre todo, verdaderos.
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