Me imagino en una tarde de sol ardiente, tomando un buen trago con hielo, recostada en una hamaca, mientras dejó caer mi pierna derecha sobre la arena.
Ha sido un día cansado, pero al fin he terminado de escribir el libro que relata como he visto la vida a través de mis Ojos, en cada momento compartido con mi familia, mis amigos, unos pocos conocidos y sobre todo conmigo misma para afrontar la vida, siendo una mujer que con sus inseguridades de adolescente, el carisma de niña, y la inteligencia de una mujer universitaria, logró lo que se propuso.
Es curioso, como se dieron las cosas, al inicio una mujer que de niña pensaba que en la vida estaba el amor de madre incondicional, pero que más adelante se encontró con el abandono de su padre, algo que sin duda me hicieron entender que ser madre era la palabra que llevaba una adición entre ma+padre, con mi madre entendí lo que es la lucha constante por sacar a un hijo adelante frente a cualquier adversidad.
Pasado los años, la misma mujer ya de adolescente, entendió que en la vida las personas no son como se muestran y guiada por las decepciones al confiar en personas de manera rápida, pudo clasificar a quienes serían amigos, casi hermanos, desconocidos por completo aunque compartiera con ella toda la vida, resulta que para tener las personas que sean un ejemplo de vida a seguir, esta mujer sabía que las personas no necesitaban tener riquezas materiales, por el contrario, para esta mujer las personas que estarían hasta sus últimos días en sus pensamientos y recuerdos debían ser agradecidos con la vida, reconocer el lugar y la familia de procedencia, tener valores de los buenos, humildad aún habiendo logrado un título universitario o mayor y sobre todo que con su forma de ser, hayan captado su atención en alguna cosa que los hiciera únicos.
Y es que si te pones a pensar, tú, no saludas de la misma manera a cada persona que conoces, porque nunca coinciden ni los días, ni los lugares peor las circunstancias en las que conoces a quienes serán una lección en tu vida, o con quienes compartirás hasta que Dios, te permita vivir.
Ahora, esta misma mujer, tiene a su lado a un hombre extraordinario, porque le enseñó lo que le faltaba por aprender de la vida, no como un arrogante si no como un compañero de viaje que le presto su vida para ser vivida con plenitud, esta agradecida por la fortuna de tener una madre orgullosa de sus dos hijas, que pudieron entablar una hermandad basada en confianza y en amor para con su madre, sonriente ve desaparecer aquel sol entre las olas, haciéndole entender que así como empieza un día, también termina, pero es el fin de lograr lo que te propones y la continuidad de algo nuevo para sacudir tu vida y empezar con más fuerza a luchar por lo que quieres.
Sí, aún me falta mucho que aprender, para llevar a cabo ese libro, pero ahora mismo, he dado mi primer paso, disfrutando de escribir lo que pienso, inventando historias, escribiéndoles a mis amigos sobre algo que me inspiraron, teniendo el placer de engancharlos con lo que escribo.
Pero sin duda, la historia que no está escrita pero que estoy viviendo, siguen haciendo de mí, esa mujer que sonríe cuando el sol se ha apagado.
Pd: Feliz del proceso y expectante del resultado hasta el último de mis días.
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