Estaba leyendo un libro filosófico, esto hacía mientras mis padres iban manejando el carro, no sabía el lugar de destino de tal viaje, simplemente mis padres me habían dicho que estábamos de paseo, esto me parecía inverosímil, pues la noche anterior mis padres habían discutido, me enteré mientras me asomaba por un orificio de 4 cm3, note que mamá estaba llorando, tenía lágrimas, noté como el mundo de ella se desboronaba a través de las lágrimas deprimentes que estaba derramando; sus ojos eran el compuesto perfecto de desesperación; sus labios estaban decaídos y pálidos, seguramente llevaba tiempo llorando; su cara era la perfecta imagen de desilusión, por otro lado, mi papá estaba melancólico, desesperado, pero mostraba firmeza, también noté que papá estaba firmando un tipo de certificado, se veían papeles importantes, sin embargo, tomó un largo tiempo para firmarlos, y cuando lo hizo, una lágrima cayó, era la profundidad de culpabilidad que él sentía. Me sentía exaltado y desesperado, pues no tenía la menor idea de que estaba sucediendo. Mis padres pensaban que estaba dormido, ya que me habían sedado mediante mi bebida favorita (una taza de café), sin embargo, la manera en que ellos utilizaron el sedante fue de manera incorrecta, ya que al combinar químicos que cohíben el sueño y sustancias que animan al sueño, crea un efecto neutro. Físicamente dos polos se atraen, por el simple hecho de ser contrarios, formando así neutralidad pura, esta neutralidad es definida como: “acción o cosa que no tiene ningún efecto”. Aunque mis padres tenían un poco de razón; Si estaba durmiendo, pero no fue por el efecto del sedante sino por voluntad propia. Al ver todo lo que estaba ocurriendo decidí reflexionar en mi pieza, todo era obsoleto, el entendimiento, la razón, la lógica, nada tenía sentido. Llegué a la conclusión de que mis padres me iban a internar, ya que al lado de papá había documentación mía, era triste saber eso. Nunca había irrespetado a mis padres, siempre les obedecía, siempre cumplía sus expectativas en cuanto lo académico, además de que mi disciplina era excelente, aunque no podía decir los mismo por mis ideologías, ya que siempre fueron diferentes, algunas veces innovadoras, otras veces catalizadoras, a cambio de eso gané indiferencia. Toda la noche lloré, lágrimas tras lágrimas, pues no sabía cuál era mi destino ni que me esperaba, pensaba huir, y así lo hice, mientras iba camino sin dirección encontré una librería. La librería era pequeña, y lo único que miré y que me llamó la atención fue un libro de filosofía, lo compré, y seguí mi camino sin rumbo, llegue al parque central de la ciudad, me senté y comencé a observarlo, lo abrí, lo olí, lo palpe, era maravilloso, y noté una frase que me dejo anonadado que decía: “no huyas del destino estructurado por un destino sin bases”, analicé la frase y de inmediato regresé a casa, llegué, y mis padres estaban preocupados, los abracé y les dije lo mucho que los quería, les di las buenas noches, me dirigí a mi pieza, deposité el libro, me cambie de ropa por una más cómoda para dormir, levanté la primera cobija, luego la segunda, entré en la cama, me acomodé y parecía un gusano embutido, dormí profundamente.
Me levanté, eran las 6:30 AM, busqué desayuno, luego me cepillé, me bañé, me vestí, luego me senté en la cama, reflexioné y sin duda estaba preparado para mi destino, mis padres llegaron (no sabía de donde) y me dijeron que íbamos a ir de paseo, cogí mi libro, un cuaderno bastante voluminoso, un lápiz y un lapicero, todo lo coloqué en una mochila, me subí angustiado y con un poco de temor al carro; mis padres dijeron: “te amamos hijo”, luego arrancaron. Ahí iba, leyendo mi libro filosófico, con un cuaderno, lápiz, lapicero, y mi mochila, preparados para el destino que me esperaba.
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