BETO, TE VAS A MANDAR UN CAGADON

BETO, TE VAS A MANDAR UN CAGADON

Hernan Camardon

06/11/2017

BETO, TE VAS A MANDAR UN CAGADON.

Como carajo irá ?; ¿ el negro con el rojo, y el azul con el verde o el negro con el verde y el azul con el rojo ?; se preguntaba Beto mientras sostenía con una mano el cable negro y con la otra el cable azul. No eran muchas las variantes, era una o era otra, cincuenta por ciento de posibilidades de acertar y el mismo porcentaje de posibilidades de pifiarla. La falta de conocimientos técnicos, decidió suplirla con un “ta –te –ti” entre los cables verde y rojo, para ver cuál de los dos se uniría al cable negro.

– ¿ Beto, terminaste con el ventilador de techo ? –preguntó Nelly pegándole un grito desde el comedor donde estaba ordenando.

– Estoy en eso Nelly, estoy en eso –contestó bufando Beto mientras se secaba la frente que ya estaba goteando de sudor.

Yendo del comedor a la cocina, Nelly se asomó de pasada por el cuarto y vio a Beto con los dos cables en la mano buscando algún indicio que le ayudara a resolver como debían conectarse.

– ¿ Querés que te diga cuál de los dos cables es el que tenés que conectar al negro ? –le preguntó Nelly servicial.

– Si dale, a ver, decime.

– Te digo Beto, sin posibilidad de error, el cable que corresponde es el que no vas a elegir.

“Pero que ganas de romperme los huevos que tiene esta mujer” –pensó Beto sin decir una sola palabra, y siguió con lo suyo.

-“…si no fuera para ti, será para mí, ta-te-ti.”. El cable verde sería en definitiva el científicamente elegido para ser unido con el negro.

– Beto, en serio, para mi te vas a mandar un cagadón, nunca serviste para hacer estas cosas, al final por ahorrar 1000 pesos en un electricista, vamos a tener que renovar toda la instalación eléctrica –le dijo Nelly mientras retomaba el paso a la cocina, y agregó- la última vez que quisiste cambiar un cuerito, me inundaste todo el baño, Beto, en serio, llama un electricista y dejate de jorobar, te vas a mandar un cagadón. Después no me digas que no te lo avisé, eh ???!!!.

– Nelly, ¿ por qué no me dejás de romper los huevos ? –dijo Beto en un tono suficientemente alto como para que escuche su mujer, pero suficientemente bajo como para que no entienda lo que estaba diciendo.

– ¿ Me dijiste algo Beto ? –preguntó Nelly-.

– No, no te dije nada Nélida, no te dije nada –contestó finalmente Beto al tiempo que terminaba de enlazar los cables negro y verde por un lado y azul y rojo por el otro.

– Te vas a mandar un cagadón, Beto, te vas a mandar un cagadón –repetía Nelly desde la cocina al tiempo que guardaba cacerolas y platos en sus respectivos estantes, y agregaba con tono burlón-, vos sos bueno para la teoría Beto, para eso sí que sos un genio, para hablar y dar recomendaciones sos mandado a hacer, pero al momento de los bifes, se te quema hasta el té, Beto.

Unidos los cables en la forma que determinó el inefable “ta-te-ti”, Beto se incorporó, se sacudió las manos una con otra, y puso en funcionamiento el ventilador apretando el correspondiente interruptor. Se escuchó el ruido del motor pero las hélices no acusaron el menor movimiento. De repente pasó lo inesperado. La casa empezó a girar alrededor del ventilador que quedó absolutamente quieto. Beto trastabilló y perdió el equilibrio como si estuviera en el “Zamba”. Desde la cocina se escuchó el grito de Nelly:

– ¿ Qué hiciste Beto ?; te dije que te ibas a mandar un cagadón, te lo avisé, hiciste la conexión al revés pedazo de inútil, pero hablar con vos es como hablar con una piedra, Beto, no escuchás, siempre lo mismo Beto, no escuchás !!!

Beto se asomó por la ventana y verificó que lo que giraba alrededor del ventilador de techo, no era solo su casa, el mundo entero giraba en el mismo sentido. Corrió hacia el interruptor y lo apagó. Calculó que la casa y el mundo habían llegado a dar dos vueltas sobre el eje del ventilador, creyó haber visto dos veces en esos pocos segundos la salida y la puesta del sol. Los galpones que rodeaban la casa ya no estaban, habían salido despedidos. Vio pasar un par de vacas y caballos volando a velocidad sideral a más de veinte metros de altura; evidentemente, la fuerza centrífuga opuesta a la fuerza de gravedad había convertido a esas bestias terrestres, en plumas sujetas al avatar del viento.

– Todos los platos rotos Beto, no quedó un solo plato sano !!!; te dije Beto, te lo dije !!!; no…, no…, mirá como quedó el jarrón que compramos en las Sierras de Córdoba, Beto !!!; un desastre Beto, esto es un desastre.

Estamos en el epicentro del giro donde las consecuencias son menores. Los efectos del desastre van a tardar más en llegar pero van a llegar –pensó Beto al tiempo que sentía el vibrar de la tierra bajo sus pies. Las placas tectónicas con semejante giro, deben estar chocando entre sí, generando terremotos masivos –seguía pensando Beto al tiempo que escuchaba venir de la cocina los gritos de Nelly:

– Todo roto también en la heladera Beto, y cuando digo todo, es todo !!!; no, si yo te lo avisé, te vas a mandar un cagadón Beto, te vas a mandar un cagadón por ahorrar cuatro mangos; mirá lo que es la alacena Beto, no se salvó ni el pack de Levite, Beto, ni el pack de Levite se salvó !!!.

El tsunami sería inevitable, -pensó Beto- seguramente ya más de la mitad de la tierra estaría sumergida debajo de metros de agua. Miró a través de la ventana y vio venir a lo lejos una enorme ola que calculó tendría no menos de cincuenta metros de altura. Solo atinó a cerrar las persianas como si de esa forma pudiera evitar el desastre y se sentó a los pies de la cama esperando el ineludible final. La cabeza de Nelly se asomó por la puerta del cuarto.

– Ah bueno !!!, la misma historia de todos los días, la boluda solucionando los problemas que provoca el señor y el señor rascándose las bolas sentadito en su cama.

Beto levantó serenamente la cabeza. Sabía que le quedaban solo algunos segundos de vida. Sus palabras quizá fueran las últimas pronunciadas por un ser humano en su paso por el planeta tierra. Con rostro carente de cualquier expresión la miró directo a los ojos y en tono suave y calmado le dijo:

– Nelly, andate a la putísima madre que te parió.

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