Un amor para recordar

I

Fue tu primer día en el trabajo, recuerdo verte bajar por las escaleras; yo era un simple lavaplatos, para entonces y ni siquiera notaste mi presencia, pero tu llegada para mí tampoco fue para mucho notar, hasta ahora que empiezo a recordar como cambiaste mi vida.

Al cabo de un tiempo fui ascendido al área en que estabas. Entre risas por haber dicho un chiste a los compañeros, alcanzo a verte tan seria, me preguntaba porque no te había parecido gracioso como a los demás. Ese día, justamente ese, al ver como yo parecía invisible ante ti, provocaste en mí, el deseo de conocerte.

Fui reemplazado al otro turno, en el que debía entrar luego de tu salida; No podia creer, como las cosas se iban poniendo en mi contra, así que decidí llegar en varias ocasiones, una hora antes de tu salida, así podría verte, ni siquiera me había atrevido a pedir tu número de celular.

Iba en el tren cuando de pronto alcance a verte sentada al otro lado; llevabas unos jeans ajustados que definian tu esbelta figura, una suera gris que asentaba a la perfección con tu tono de piel, tu pelo negro que lucía tan brillante y sedoso; con la cabeza inclinada hacia abajo leyendo una obra que parecía interesante, ya que pude notar como soltaste una hermosa sonrisa. De pronto el tren se detuvo y ni siquiera era la parada en la que me quedaba, pero te pusiste de pie y saliste, asi que no dude ir tras de ti.

– Alicia- pude decir entre nervios-.

– Hola Daniel, como te va?

– Muy bien, tu que tal?

– Bien, y que te trae por aquí?

– Pues….- Por unos segundos tuve que pensar la excusa que reemplazara el verdadero motivo del porqué estaba allí, tras ella-. Vengo a recoger un paquete -puede decir-. Había una oficina de correo, justo enfrente de nosotros, así que señale que allí me dirigía.

– Alcanzas a ver aquel Café, -dijo Alicia -. Hay es a donde voy, venden los mejores croissant, así que vengo de vez en cuando a disfrutar de esa maravilla.

Al salir de la oficina de correos, paso en frente del Café, con ansias de que aun estuvieras alli. Ibas saliendo cuando nos reencontramos.

– Me persigues, -dijo ella-, y soltó una carcajada.

Me sentía como un estúpido, en verdad era lo que parecía, aunque en realidad la perseguía.

– Debo seguir, hasta luego. -Dijo alicia-.

-Podrías darme tu numero de celular, -Logre decir, antes de que se marchara-.

-Mmh, me das el tuyo y te escribo!! – contestó rápidamente-.

II

Durante varios días, espere a que me escribiera y no lo hizo, llegue a un punto en el que me resigne a que no me hablaría , incluso dejé de llegar antes al trabajo. Cuando de pronto un día recibí un mensaje suyo. Fue una breve conversación, pero sentí que al menos se acordó de mí.

A Partir de esa breve conversación, inicio lo que podría llamar una historia de amor llena de complejidad, intriga, pasión y lujuria.

Hablábamos con frecuencia, lo que nos llevó a formar un vinculo muy confortable. En varias ocasiones la invite a salir y se negó rotundamente, en otros momentos me dejaba esperando. La última vez que accedió y nunca llegó, provocó en mí que durase varios días sin establecer contacto con ella.

Me sentía rechazado, pero de pensar en ella me hacía perder el enojo y la pena, que me causaba su hostilidad.

Era una mujer alta y hermosa, de piel morena, unas caderas que aclamaba tocar y unos labios carnosos, que provocaban en mí un infinito deseo de besarlos, con toda la pasión y delicadeza, que ella merecía.

No podía resistirme a tanta belleza que poseía, mucho menos a toda la que incluía de forma interior, esa que la hacía perfecta, tan perfecta para mi.

III

Alicia tenía sus motivos para tantos rechazos, y es que ambos sabíamos que era imposible querer establecer algo más que una amistad, ya que estábamos casados con personas diferentes. Yo no me rendía, quería estar con ella, pero Alicia era una mujer conservadora, fue criada bajo otros parámetros, esos que no le permitían cometer una infidelidad.

Una tarde de julio, después de tantos rechazos, accedió a una salida, a la que por cierto llegó cuarenta minutos más tarde. Su propósito al llegar allí, era hacerme comprender que no podía seguir intentando, así que fuimos a comer, pedimos unas pechugas con una salsa francesa, con sabor agridulce en la cual mojaba unos trocitos de pan, que llevaba a su boca, con toda delicadeza. Pasamos juntos toda esa tarde, hablamos, reímos, parecíamos dos adolescentes, que empezaban a conocer el amor, así me hacía sentir, joven y lleno de vida.

De pronto me acerqué con lentitud; por un momento mi mirada se perdió en la dulzura de la suya y pude besarla, en ese momento experimente demasiadas sensaciones, esas que hace tiempo no me hacían sentir, pero ella no permitió que durase mucho tiempo.

– Estás loco, -Dijo Alicia-. Se apartó de mí, -lucía desconcertada-.

IV

Luego de varias semanas sin hablar, decidió llamarme, se sentía mal por lo ocurrido, sabía que no era correcto, empezaba a sentir cosas por mi , que no eran apropiadas para nuestra situación.

Nos reunimos otra vez, asi podria aclarar las cosas. Sin ella notarlo pedí un taxi, el que nos llevaría a un hotel a las afuera de la ciudad, asi podriamos tener la privacidad necesaria para conversar.

– Tienes un poder increíble para el convencimiento, -exclamó Alicia-

– Disfruta el momento, -pude decir con una sonrisa-.

Después de unos tragos y unas horas de charla, decidimos jugar un poco, entre besos y caricias, ya estaba en sus brazos, fuimos explorando nuestros cuerpos.

***

Alicia

Era mágico como podía sentir la delicadeza de su piel, tan suave y cálida; tuvimos una compenetracion inolvidable. Estar allí, fue el momento más maravilloso de mi vida, encontré algo que siempre quería; tenía mucho miedo, pero allí estaba, con un hombre que me hizo sentir como una reina, me perdí entre tanta dulzura, como nos abrazamos sin querer alejarnos, nuestras piernas entrelazadas, y nuestros corazones latiendo sin parar.

***

Daniel

Esa tarde me di cuenta de muchos sentimientos hacia ella, estábamos felices, la tenia en mis brazos, desnuda a flor de piel, todo nos salía tan natural, como si desde hacía tiempo que nos conocíamos. No podia creer, esa chica que veía inalcanzable, era la que estaba conmigo, llenando cada espacio, robandose mi alma y dejándome sin aliento.

V

Estábamos tumbados sobre la cama, una sábana blanca, arropaba nuestros cuerpos, de pronto te pusiste de pie y pasaste al baño, después de unos minutos decidí seguirte el paso y estabas parada, te miro y observo como con tu labial rojo carmesí, escribiste en el espejo: Aquí en nuestro rincón de donde nunca quiero salir, cuando estoy contigo … te pregunto: «¿Quieres ser mi novio?».

Realmente no podía creerlo, esa chica que al principio ,se mostró tan ruda e incapaz ante mi, que me rechazo y fue tan estricta, me pedía que fuese su novio. Lentamente me fui pegando a la pared y suavemente fui cayendo sentado al piso.

VI

Era increíble la química que teníamos, jamás había experimentado tantos sentimientos, no había deseado tanto a una persona, y lo más difícil de todo es que pensaba en ti cada noche, y me dolía tanto pensar que otro hombre estaba a tu lado, al igual que yo con otra mujer.

Como el destino es capaz de juntar a dos personas de esa manera, como permite que se amen y lo entreguen todo, cómo puede mi mente solo pensar en ti, cómo puede mi corazón sentir que late solo por ti, y cómo es que te siento tan mía, pero realmente no lo eres.

Quiero vivir todo contigo, quiero amarte, ser todo y para todo tu complemento ; una sed infinita de tu cuerpo, y un anhelo inacabable de tus besos. Cambiaste mi vida y me hiciste ser un mejor hombre, quiero amarte por siempre y para siempre.

***

-Suena mi celular-, necesito verte, te veo en el lugar de siempre.

-Al llegar, pedí algo de comer; que estará sucediendo porque quiere Alicia verme con tanta urgencia, -pensé-.

-Tengo algo que decirte, -dijo Alicia-

-Asentí con la cabeza, esperando la noticia.

-Estoy embarazada…

-M.K

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