La noche enamorada del tango se convirtió en mujer. Se puso un vestido negro, zapatos con taco aguja y caminó por las calles porteñas. En una esquina escuchó el sonido de un bandoneón, entusiasmada se acercó, abrió la puerta y se sentó en un sillón.
Embelesada con la orquesta no se había percatado de que un hombre de traje azul se le estaba acercando hasta que le preguntó…
—¿Bailaría conmigo?
La noche transformada en una hermosa dama quedó suspendida…
Escuchó aplausos y los acordes de “La Cumparsita” comenzaban a sonar.
El hombre le extendió la mano y ella no se resistió.

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