Capítulo 1: El fin de las cosas


Jason se encontraba sentado en su silla, estaba viendo su computadora. Algo no estaba bien. Desde que era pequeño él siempre había sentido interés por el espacio, los planetas y las estrellas. Simplemente lo encontraba fascinante y misterioso. Con los años su amor por la astronomía se volvió cada vez más fuerte. Al terminar el colegio se dispuso a estudiar astronomía y una vez que egresó de la universidad la NASA lo contrató, algo que no se esperaba para nada. Pero él era un hombre de esfuerzo y bastante perseverante en las cosas que hacía. Tenía una vida feliz, estaba casado y tenía una hija de 7 años. En ese momento se encontraba sentado en su oficina de la casa, la cual parecía más una biblioteca por la cantidad de libros que habían.

Algo no está bien, pensó Jason esa fría noche de Abril de 2036. Al frente de él se encontraba su computadora con unos datos que recién le habían llegado del observatorio. Unas lecturas que parecían de lo más alarmantes.

Su teléfono comenzó a sonar. Era Michael su compañero de trabajo. Jason lo conocía hace más de 4 años y era un amigo cercano de él.

Jason contestó el teléfono rápidamente.

«Michael,» dijo Jason.

«¿Viste lo que te acabo de enviar?» dijo Michael a través del teléfono.

«Lo estoy viendo.»

«Tenemos que avisarles.»

«¿Estas seguro de que estos datos están correctos?»

«Muy seguro.»

«Diablos…»

Antes de que pudiera decir algo más, la hija de Jason, Susana, la cual estaba en el marco de la puerta, lo interrumpió. «Mami dice que la comida está lista,» le dijo. Jason la miró y le respondió tiernamente, sin apartar su teléfono de la oreja «Voy enseguida,» la niña se fue corriendo entonces en dirección hacia la cocina.

«Hablamos luego Michael… Esto no tiene buena pinta.»

Eran ya las 4:00 AM de la mañana, y Jason dormía plácidamente en su cama, luego de una contundente cena, al lado de su esposa Mary, cuando de pronto el sonido de su celular lo despertó. Era Michael otra vez, quien se había quedado despierto toda la noche, revisando una y otra vez los datos que le había enviado a Jason. No había error alguno. Él estaba seguro de sus datos.

«Tienes que venir al observatorio ahora mismo. No hay tiempo que perder. Necesitamos actuar ahora,» dijo Michael a través del teléfono.

«Está bien iré en seguida.»

Jason colgó el telefono, se levantó, se dio una ducha y luego se vistió rápidamente.

«¿Qué ocurre?» dijo Mary quien recién se había despertado a causa del ruido provocado por Jason.

«Es… Es el trabajo, tengo que ir ahora,» dijo Jason mientras se colocaba su chaqueta de cuero.

«Son las 4 de la mañana.»

«Lo sé… Aún así debo ir. Es urgente.»

Luego de vestirse Jason le dio un beso a Mary, quien se volvió a dormir en la cama luego de que él saliera de la casa.

En las calles hacía frío, tanto así como para que te saliera vapor por la boca cuando hablabas y no se veía ningún alma, pero casualmente se podía ver algún auto que pasaba. El cielo en esa noche se podía ver claramente, estaba bastante despejado. Incontables estrellas iluminaban el cielo en torno a la luna llena, pero dentro de ese mar de estrellas se contraba una la cual resaltaba dentro de las demás por su potente brillo y tamaño. Mientras conducía hacia el observatorio, Jason no podía dejar de observar aquella estrella luminosa en el cielo. El impostor, se decía a si mismo mientras la miraba a traves del vidrio frontal del auto.

En el observatorio Michael lo esperaba nerviosamente sentado en una silla. Hacía sonar sus dedos en la mesa que tenía al lado y le temblaban las manos. Ambos habían trabajado ahí desde que los habían asignado a una división especial de la NASA, la cual trabajaba en conjunto con el gobierno en situaciones específicas del espacio y secretas. Jason por su parte no hablaba mucho acerca del trabajo con su esposa, no podía revelar nada de acerca de este. A veces le mentía y le inventaba alguna historia que se le ocurría en el momento, eso no le gustaba mucho a Jason, pero debía hacerlo, no tenía otra opción. Para ella él sólo era un astrónomo y trabaja en la NASA, al igual que Michael.

«¡Mierda Jason! Hasta que apareciste, llevo esperando como 100 años acá,» dijo Michael mientras se ponía de pie.

«Sólo fueron 20 minutos,» le contestó Jason, quién recién había llegado al lugar.

«Les envié los datos.»

«¿Qué dijeron?»

Michael se quedó en silencio por unos segundos.

«Habrá una reunión a las 8:00 AM, ahí nos diran cómo actuar.»

«Bien…»

Jason y Michael se quedaron hablando hasta que el reloj dio las 7:30 AM, luego se fueron en sus respectivos autos hasta la oficina central de la división en la cual habían sido asignados, la llamaban «Safe Universe». No sabían mucho para quienes trabajan, pero había sido advertidos múltiples veces acerca de que la revelación pública de lo que hablaran era en contra de las reglas, y que se pagaba con la muerte. Renunciar no era una opción para ellos.

El edificio al que se dirigían tenía un color grisáceo y con unas pocas ventanas en las cuales casi ni se podía observar qué pasaba al interior. Menos aún con el sol que recien comenzaba a salir e iluminaba tenuamente aquella estructura pálida y un poco sombría.

«Blue Electricity Co» llevaba por nombre la edificación, el cual era simplemente un nombre falso que servía para pasar desapercibido por la gente. 2 guardias con chalecos anti bala y armados resguardaban la entrada día y noche. Era la única entrada y salida del edificio. Y para entrar en este, debías de poseer unas identificaciones especiales las cuales sólo la obtenían gente que trabajase para la «corporación de energía», o si tenías alguna relación con esta.

Ya dentro del establecimiento Jason y Michael se sentaron en unas sillas y esperaron en la recepción, la cual estaba vacía pero de a poco se fue llenando, con gente que nunca habían visto en sus vidas pero que tenían aspecto de ser de lo más importantes. Se quedaron ahí sentados hasta que alguien les llamase, según les habían informado anteriormente.

A las 8:00 AM comenzó la reunión de la que tanto se comentaba en la sala de espera. Esta se llevó a cabo en el último piso del edificio, un área restringida, en una gran sala con una mesa de madera al centro, en donde se encontraban personas de traje, las cuales tenían una influencia gigantesca en lo que pasaba en el mundo y provenían de diferentes lugares del planeta, pero que aún así eran desconocidas para el mundo. Uno de los miembros aclaró su garganta e hizo un gesto para que las personas dentro de la sala guardaran silencio.

«Estimados miembros de la orden… Creo que todos ya están al tanto de la situación y es cierto. El asteroide que ha reemplazado la trayectoria de «Apofis» ha cambiado su rumbo. La colisión es segura. Nos queda poco tiempo. Es hora de tomar nuestra decisión final. »

La sala entonces empezó a hacer mucho bullicio, y algunas personas se empezaban a susurrar al oído.

«Debemos continuar con el plan,» dijo uno de los hombres. «La operación Exodus se ha de llevar a cabo. Quienes esten a favor alcen la mano.»

Uno por uno los miembros de la reunión comenzaron a alzar las manos.

La reunión continuó por algunos minutos más. Al final, todos firmaron un acuerdo de silencio y se comprometieron a que todo lo que se había hablado dentro de la sala no se hablaría en público, ni nunca más en la vida. La operación «Exodus» debía de llevarse a cabo.

En la sala de recepción, Jason y Michael aún esperaban que los llamasen. Estaban impacientes y no sabía que estaba por ocurrir. Pero de algo estaban seguros, eso era de que a los seres vivos de la Tierra les quedaba poco tiempo de vida.

Comenzaron a llamar a las personas de la recepción una por una. Hasta que llegó el turno de Jason. Unos hombres vestidos completamente de negro lo condujeron a través de una serie de pasillos y puertas que tenían un letrero de «Acceso restringido» y en donde había guardias en cada esquina. Tomaron un ascensor que los llevó algunos pisos abajo para luego salir por un corredor largo el cual terminaba en una puerta que parecía estar blindada, la cual estaba resguardada por 2 guardias a cada lado. Los hombres que lo llevaban lo hicieron entrar al cuarto.

La habitación por dentro parecía que hubiese sido sacada de otro lugar. Tenía un aspecto hogareño, rustico y antiguo. Una fogata que estaba en una chimenea la cual se encontraba en el fondo calentaba la pieza e iluminaba gran parte de esta. Estanterías repletas de libros adornaban los lados y el suelo en vez de ser de concreto o baldosas como la mayoría del edificio era de madera. Un escritorio de madera con grabados usaba una porción de la habitación, mientras que el resto estaba con sillones lujosos en donde en uno de ellos se sentaba una mujer rubia y de piel pálida de edad mayor, probablemente de unos 55 o 60 años. Un guardia que se encontraba dentro del cuarto le indicó que se sentara en un sillón al frente de la señora, él siguió la orden.

«Señor Bechkar, gracias por asistir a la central,» le dijo la señora.

«De nada… Pero… ¿De qué se trata todo esto?» preguntó Jason.

«Usted lo sabe. Es sobre lo que ha estado trabajando estos últimos años.»

«El asteroide…»

«Sabíamos desde mucho antes acerca de la existencia de este asteroide, por lo que comenzamos a hacer un plan de salvación en caso de que este colisionara con nuestro planeta. Pero gracias a usted y a otras personas hemos podido prepararnos a tiempo.»

Jason se quedó en silencio por unos segundos.

«¿Cuánto nos queda?» preguntó Jason.

«Unos días, tal vez horas. No lo sabemos bien.»

«Pero… Tienen un plan, ¿verdad? Pueden desviar el asteroide, o tratar de destruirlo, o-»

«No.»

«¿No?»

«Señor Bechkar, hemos tratado de hacer todo. Ya no queda nada más por hacer. El fin de todo se acerca.»

«No… No puede ser verdad… Dígame que podemos hacer algo, tiene que haber algo que podamos hacer, yo-»

«Un nuevo comienzo.»

«¿Qué? ¿A qué se refiere?»

«Hemos construído una nave espacial para salvar a la raza humana de la total aniquilación. La vida en el planeta dejará de existir pero nostros debemos continuar.»

La mujer abrió un cajón de un mueble que se encontraba al lado de ella y de él sacó una tarjeta de color blanca la cual tenía un código. Se la entregó a Jason y el la inspeccionó por delante y por atrás. «Exodus» decía en el reverso de esta y salía una dirección.

«Cuando el fin esté cerca diríjase a esa dirección. No pierda la tarjeta, ya que es su única salvación.»

«¿Que hay de mi familia?» preguntó Jason quien aún seguía mirando la tarjeta.

«Pueden venir también.»

«¿Y el resto de las personas?»

«La nave no es lo suficiente grande para salvar a toda la población humana, señor Bechkar. Pero hemos hecho lo posible para salvar a todos los que podamos.»

«Gracias, no sabe lo agradecido que estoy.»

«Eso es todo lo que necesita saber señor Bechkar. Y recuerde, no debe de hablar de esto con nadie. Usted sabe las consecuencias.»

«Lo entiendo…»

Los guardias llevaron a Jason de vuelta a la recepción. Michael ya no se encontraba en la sala y ya el sol resplandecía con todas sus fuerzas en el exterior.

Jason salió del edificio y se dirigió en su auto. Se quedó pensando un poco al entrar en este. ¿Acaso todo va a terminar de verdad?, se decía a sí mismo una y otra vez. Echó a andar el auto y condujo en dirección a su hogar. Mientras conducía miraba por la ventana del auto y pensaba en todo lo que desaparecería. Los árboles, las personas, el perro que supuestamente le regalarían a Susana, familias enteras, niños, mujeres, hombres, abuelos. Todo lo que había visto alguna vez desaparecería.

Recordó entonces a su padre, necesitaba hacerle una visita para advertirle sobre lo que pasaría. Jason dio un giro brusco con el auto y se dirigió en dirección a la casa en donde vivía su padre. Fue un viaje de unos cuantos minutos cuando finalmente llegó. Tocó el timbre y su padre lo recibió sonriente, con su bastón en la mano como siempre. Le dio un abrazo y le hizo pasar al living.

«¿Quieres un café, té o algo?» preguntó el padre de Jason»

«No, gracias,» respondió Jason

«¿Y bien… Cómo está la familia?»

«Papá… Tengo que decirte algo,» dijo Jason tomando asiento en un sillón.

«¿Qué ocurre?»

Jason se quedó en silencio y puso una mano en su frente.

«¿Jason?» preguntó el padre.

«El mundo… El mundo se va a acabar.»

«¿Qué? ¿Cómo es eso?» preguntó el padre con una pequeña risa. «Mierda antes eran los mayas, el nuevo milenio y ahora me vienes con esto. Creo que el mundo ya se habría acabado hace mucho tiempo Jason.»

«Si, pero esta vez es cierto. Recuerdas que te comenté que me habían asignado a un trabajo especial en la NASA hace algunos años atrás.»

«Creo que si.»

«Estaba trabajando, junto con otras personas, viendo la trayectoria y estudiando un asteroide que estaba cerca de la órbita de la Tierra. Resulta que el asteroide va a colisionar con la Tierra y pronto. Y bue-»

«Espera… ¿Hablas en serio?»

«Es encerio papá… No te mentiría con cosas así.»

«Vamos Jason, no jodas.»

«Es verdad,» dijo Jason en un tono seco y muy serio.

El living se quedó por silencio unos segundos.

«Nos quedan horas… Tal vez días si tenemos suerte.»

«¿Y el gobierno? ¿Por qué no ha salido en la tele esto?»

«No quieren que se sepa… Produciría un caos tremendo en todo el mundo. Solo salvaran a algunos para iniciar de nuevo…»

«Mierda…» dijo el padre quitandose los lentes mientras su cara de felicidad cambiaba lentamente a una cara de preocupación y tristeza.

El padre de Jason se sentó en una silla tratando de digerir lo que su hijo le había dicho.

Jason se puso de pie y puso su mano en el hombro de su padre. «El gobierno ha estado trabajando en una nave… Podemos llevarte, estoy seguro de que podemos y-»

«No… Jason…»

«¿No?»

«Jason… Ya estoy demasiado viejo para seguir viviendo… Yo ya he vivido, tú no. Aún te faltan cosas por experiementar… Y desde que tu madre falleció… Las cosas… Las cosas ya no son lo mismo, Jason.»

«Quiero que vengas con nosotros, por favor.»

«Siempre he estado orgulloso de ti Jason, creo que lo sabes. Nunca dije lo mucho que te quería. Te quiero Jason.»

«Y yo a ti papá.»

Ambos se abrazaron por un largo tiempo. Una lágrima caía por el rostro de Jason.

«Papá… Prometeme que no se lo dirás a nadie. Si esto se llegara a saber… Podrías… Morir.»

«Te lo prometo hijo.»

«Gracias,» dijo Jason mientras abrazaba a su padre por una última vez.

Jason luego se fue de la casa de su padre rumbo a su hogar. Mientras conducía más lágrimas salían de sus ojos y caían por su cara. Quería llorar, pero necesitaba ser fuerte.

Al llegar a su casa Jason abrazó a su esposa y su hija. Llevó a Mary a su oficina para luego contarle acerca de lo que sabía acerca del asteroide. Al principio ella pensó que era una broma, pero luego, por la mirada seria de Jason, ella le creyó.

Rapidamente empezaron a empacar las cosas más necesarias, ya que el asteroide podría caer en cualquier momento. Jason le mintió a Susana, diciendole que se irían de viaje por mucho tiempo a un lugar muy divertido. Ella se emocionó con la idea y empezó a empacar con mucho entusiasmo. Mary por otra parte se veía muy preocupada, y comenzó a llorar repentinamente. Le preocupaban sus amigos, el mundo, la casa en donde habían vivido por tantos años, sus padres, la gente que conocía. Jason la abrazó fuertemente por un largo tiempo, «Comenzaremos de nuevo. Te lo prometo», le decía Jason tratando de calmarla.

Al día siguiente, en la mañana, Jason, Mary y Susana se encontraban tomando desayuno en la cocina. Jason decidió prender la televisión y poner las noticias. Lo que vieron los impactó a él y a Mary, mientras Susana no entendía lo que pasaba. Con dificultad leyó «Ap..Apoc…Apocalypso? Mamá, ¿Qué es un apocalypso?» con lo que Mary respondió «Nada amor… Significa que es hora de irnos.»

Resulta que, según el canal de noticias, les había llegado un reporte, una persona anónima se había acercado. Quien tenía pruebas de que el mundo acabaría pronto. Y envió fotos confidenciales al canal, además de la dirección en donde supuestamente estaría la «salvación de la humanidad». Era la misma que Jason había visto en su tarjeta, la recordaba perfectamente. Alguien había dicho todo «por el bien de todos», según decían.

Jason tomó su teléfono rápidamente y llamó a Michael. Nadie contestaba. Se dirigió entonces a la ventana y dirigió su mirada al cielo. Lo que vio lo espantó.

La estrella luminosa que sólo en la noche era visible ahora parecía que se podía ver a plena luz del día. Solo faltaban algunas horas para que el juicio final empezara.

Con rapidez la familia salió de la casa y se fueron hacia la dirección en donde supuestamente estaría la salvación de la humanidad. Jason iba al volante, y mientras conducía prendió la radio. Habían noticias de violencia y saqueos por toda la ciudad. No tuvieron que avanzar mucho para darse cuenta ellos mismos. Gente saqueando los supermercados y tiendas, edificos completos en llamas, algunas personas con armas incluso, disparandoles a otras personas. Gente que chocaba mientras conducía… Era un caos entre gritos y llantos. Incluso en una oportunidad un hombre se acercó al auto de la familia Bechkar para tratar de robarlo pero no lo logró ya que Jason pudo arrancar antes de que este le reventara el vidrio con un fierro que llevaba. Se toparon incluso con una mujer que había sido apuñalada, pero nada podía hacer Jason, el tiempo que le quedaba era poco. El cielo repentinamente comenzó a tonarse rojo, y se podía ver a lo lejos como caían algunos pequeños asteroides que se desintegraban en la atmósfera terrestre.

Mientras se acercaban cada vez más a la zona de salvación, se dieron cuenta que el tráfico aumentaba. Tanto así que quedaron atascados en una fila enorme de autos, de kilimetros de largo, la cual llegaba hasta donde supuestamente estaría la nave espacial. La familia se bajó, solo llevando una mochila y dejando lo poco que habían empacado en el auto. Corrieron hasta la reja, junto a muchas otras personas, donde se encontraba la entrada, la cual estaba con una cantidad impresionante de gente amontonada tratando de entrar al edificio.

Ya en la entrada Jason se pudo dar cuenta de que unos soldados protegían la puerta y algunas personas conseguían escabullirse y entrar. Con dificultad la familia avanzó entre la multitud y llegó hasta el frente, donde un hombre sacó una pistola y le disparó a un guardia, el cual cayó, dejando pasar a mucha gente. Jason aprovechó la situación para poder entrar junto a su familia.

Bajaron por muchas escaleras, mientras algunas personas al lado de la familia se caían o eran disparadas por otros soldados en el camino. Llegaron hasta otro un túnel. Los hicieron parar a todos. En este punto habían muchos más soldados y se podía observar algunas personas muertas tiradas a un lado. Uno por uno los soldados revisaron y pidieron las identificaciones de cada persona que se encontraba en el túnel. Aquellas que no la poseían eran fusiladas.

Mary abrazaba a Susana quien estaba asustada y estaba llorando.

Pasaron algunos minutos hasta que les tocó por fin su turno. La familia fue revisada rapidamente y les pidieron sus identificaciones. Jason mostró la tarjeta que la mujer le había pasado el día anterior. El soldado que la revisaba miró a Jason y luego a su familia. Aceptó los documentos y pudieron pasar al hangar, que estaba al final del túnel.

El hangar era gigantesco, estaban bajo tierra pero era tan grande que una parte de él sobresalía por la superficie. En el centro de este, ocupando casi todo el espacio se encontraba la nave, la única salvación de la humanidad. El «Exodus», como se indicaban en unas letras gigantes que la nave tenía a los lados. Tenía un color blanco y sus dimensiones eran inmensas. Muchos soldados resguardaban todo el hangar y especialmente el Exodus.

Con prisa se pusieron otra vez en una fila inmensa, en donde chequeaban otra vez las identificaciones y documentos de las personas. Había otro montón de personas muertas a un lado, el cual era mucho menor que el del túnel. Llegó el turno de la familia. Jason fue el primero en pasar. Pasó a una especie de plataforma gigante, en donde habían muchas personas con él. Esperó a que el resto de su familia fuera revisada, pero algo no andaba bien. El rostro de Mary pasó a ser de una seriedad y algo de preocupación a una total desesperación y làgrimas.

El soldado comenzó a empujar a Mary hacia un lado, junto con Susana quien lloraba y gritaba «¡Papá! ¡Papá!». Jason se acercó al borde de la plataforma en donde 2 soldados lo detuvieron y no lo dejaron avanzar más. Empezó a tratar de avanzar, forcejeando entre medio de los soldados pero estos lo detuvieron y lo inmovilizaron en el suelo. Jason gritaba con todas sus fuerzas para que lo soltaran y que dejaran ir a su familia, pero lo ignoraban. Pedía ayuda a las otras personas, pero estas lo ignoraron también. El soldado ahora le estaba apuntando con su rifle a su esposa e hija. Jaló el gatillo, fusilando a ambas.

Jason con impotencia gritaba y lloraba. Los soldados lo noquearon con la culata del rifle, dejandolo inconsciente.

El momento final ya estaba cerca. Algunos fragmentos del meteoro empezaban a caer por todo el mundo, sembrando la destrucción y el caos a su paso. En las afueras del edificio el cielo se había tornado de un rojo oscuro. Las personas gritaban y lloraban mientras se habrían paso entre la multitud, corriendo. Eran demasiadas personas, los soldados no podían contenerlas a todas.

Las plataformas en que se encontraba las personas destinadas a ir dentro del Exodus comenzaron a elevarse lentemaente. Miles de personas corrían hacia ellas, empujandose y golpeandose, los soldados por su parte disparaban a algunas tratando de contenerlas, pero no era suficiente. Muchas llegaron a las plataformas que se elevaban, pero no había suficiente espacio en ellas para que cupieran todas, por lo que la gente comenzaba a caerse de ellas. Habían algunos soldados que iban en las plataformas que simplemente disparaban a aquellos que ya estaban al borde de ellas o los lanzaban hacia abajo. En pocos minutos ya las plataformas estaban fuera del alcance de las personas que iban últimos en la multitud, quienes simplemente se daban por vencidas, esperando su muerte.

Casi al llegar al final, las personas que estaban demasiado a la orilla de las plataformas fueron lentamente aplastadas, ya que al subir completamente, estas se adentraban en el Exodus y se sellaban por los bordes.

La nave comenzó a encender sus motores, cuya fuerza era tal que quemó y mató a varias personas que se encontraban cerca de la parte inferior de esta. La compuerta del techo del hangar gigante comenzó a abrirse, y la nave comenzó a despegar y subir. Al pasar por la compuerta, el Exodus comenzó a tomar velocidad, pasó por las nubes, luego por la atmósfera, hasta llegar al espacio.

Pocos minutos después de que el Exodus logrará escapar del planeta, el asteroide de aproximadamente 10 kilómetros de diámetro finalmente colisionó con la Tierra. Cayó en el océano atlántico, generando un terremoto de inmensa magnitud que sacudió a todo el planeta, destruyendo muchas edificaciones y ciudades enteras. Produjo un oleaje gigantesco en todas direcciones la cual terminó por inundar todas las ciudades que se encontraban en la costa del Atlántico, mientras que el cielo se inundaba con los escombros del asteroide que salían y volvían a caer al planeta generando temperaturas altísimas, quemando bosques enteros y creando una capa de polvo y hollín que bloquearía la luz proveniente del sol por más de un año, matando a toda planta que hiciera fotosíntesis. Aquellos seres vivos que no murieron en el impacto del asteroide habrían de morir días o semanas después, dejando a la Tierra en un silencio sepulcral y sin vida.

Toda la historia de la Tierra había llegado a su fin.

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