« De esquina a esquina exploré, te buscaba.»
Algún eco contestaba alguna incoherencia, el ganar o perder era una excusa, el camino solía ser mas confuso que la meta, que aun no conociamos.
Subió las escaleras, los pasos firmes cada vez los sentía menos, y aquel primer paso que me desequilibró ya casi no lo recordaba. PERVERSA PALABRA! «recuerdo».
Era un error bastante común, solía confundir el recuerdo con el dolor, como si no recordara la dureza y el horror de aquel primer escalón, cada vez menos ruidoso pero cada vez mas lejos. Permitir el dolor o dejar ir? aunque a muchos sonaba ilógico mil veces preferí el dolor a la distancia, al olvido, en sí al miedo.
Me sentía en una selva oscura, perdida en medio de una tormenta, cuando realmente lo que estaba apreciando era una imagen de alguna nube pasajera. No me mojó, no molestó, no abri la ventana pero aun asi me atemorizaba, me angustiaba.
Pude haber estado encerrada unos dos o tres años, perdiendo mas soles que tormentas por un miedo oscuro, irritante pero aun asi ilógico o al menos para quien lo viera desde afuera.
Llegué a sentir la perdida de mi cordura, llegue a sufrir en silencio por evitar lo inevitable.
Esos tres primeros escalones de lo que algunos llaman olvido fueron eternos, y hoy sin escuchar el paso los siento aun mas fuertes, a pesar de que dolieran menos. Yo no habia intentado subir mi escalera aún, pero tampoco habia decidido que el lo haga. Mi intención nunca fue ocultar el ruido molesto que me seguían ocasionando aquellos pasos, pero una vez me dijeron, «es mas sano, pensar que ya no suenan, que ya no duele»
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