TRISTE FINAL
Arrebatau lo seso e’ calentura
el tano Giacumin con la pendeja,
que mal aconsejada por su vieja
lo basureaba al pobre sin mesura.
Engayolándolo con la figura
que Dios le regalara, aquella mina,
la hija e´l verdulero de la esquina….
tan ordinaria como pretenciosa,
lo hacia sufrir, y sin querer la cosa
olvidar su penar en la cantina.
Los gomías le batieron: Un bacán,
o milonguea o chau apuntamento,
y sin pensarlo se rajó pal centro
buscando una academia de gotán.
Se lució bien de bute, en ese afán
de dragonear el cuore de su amada,
pero… no tuvo en cuenta para nada
en la contra principal de aquel levante:
“Sua propria lingua, quella, la dil Dante”
le jugo en la ocasión, mala pasada.
Aquella mezcla de canyengue y tano
se convirtió en el burdo cocoliche,
que fue tema de joda en el boliche
que lo cachó de punto al Italiano.
Y cuando por orgullo fue a las manos
pa´ defender su honor peninsular,
lo sopapearon como pa` guardar,
aquellos patoteros compadritos
lo surtieron sin asco, y a los gritos
lo sacaron cagando de aquel bar.
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