Recuerdos en tu memoria…

Aún recuerdo aquel día en que me dejaste. Te fuiste a otro lugar, y lo más triste, sin mí. Añoro tu partida abuela, pero se que ahora eres feliz, ya no sientes dolor, ni penas… ¡Aisss….! Esos días que llorabas por todo el mundo de tu alrededor. No te importaba lo que pensaran de ti, tú siempre vivías por los demás, y eso, querida amiga, era lo que te hacía ser especial y diferente a los demás.

Eras una mujer de tu casa, soñadora, pintora, trabajadora, cariñosa y aventurera. Eras el rayo de esperanza y de luz que me iluminaba en mis días grises.

Y, ¿cómo olvidar de tus regañinas por no limpiar? Reconozco que era algo descuidada… Tú me enseñaste a no rendirme nunca, a perseguir mis sueños. Pero hoy, después de casi 2 meses de haberte ido se que mi único y gran sueño en la vida eras tú. Era despertarme y verte en tu butaca cosiendo o simplemente cantando; era comer tus comidas que sólo tú podías hacer, era ver tu rostro afligido pero siempre con una sonrisa dibujada en tu boca.

Ahora le doy gracias a Dios por mis 20 años de vida que te he tenido conmigo. Por enseñarme a amar la vida, por saber amar sin esperar nada a cambio, pues así tú lo hacías conmigo. Tan sólo espero poder vivir, amar, servir, como tú lo hiciste.

«Ahora empiezo a aprender que tu vida fue un regalo, un tesoro y un enorme AMOR que me dejaste». (Anónimo).

Como olvidarte si fuiste tú quién lo dio todo por mí. Gracias.