El deleite de su esencia

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Él es una serenidad inexplicable que mantiene al mundo en constante movimiento; con la palabra conquista el sentido y con el tacto tranquiliza el alma. Él es una melodía suave que hay que escuchar en silencio, él es un templo sagrado que merece mi respeto y a la vez, un ser libre que vuela dentro de sí. Él pertenece a la oscuridad que guía el camino luminoso; irradia tanto que se apaga y promete solo en ausencia de luz, porque no hay miradas ni compromiso y aunque él sea valentía, es convencido por el miedo. Sin embargo, calla y escucha, volviéndose más puro y respira las sonrisas que provoca con el simple encanto. Atraen sus manías y sus objetivos en una vida que parece tan breve, pero él la hace tan larga como quiere. Él es eternidad, él corre con el tiempo y le hace compañía hasta que decide enamorar. Enamorar la primavera para el verano y entregar la alegría que hace al mundo un lugar más feliz. Sus lujos los lleva en la mente y los comparte porque si no son de todos, no son de nadie. Sus ojos guardan una historia tan fantástica que te lleva a dormir, y en los sueños aparece su imagen, tan real y tan sincero, que solo eso se puede sentir en su energía: honestidad.