EL mar se apoderó de la verdad
y un destello bajó del cielo
encarnándose, así, en tu cuerpo.
El estado de éxtasis, subyacente
en nuestras almas, provocó
una ebullición de amor que
acabó con todo tipo de dolor
indómita poesía escribieron
nuestros ojos, al verse en los
bosques silvestres
indómita armonía produjeron
nuestras manos, al tocarse despacio
todas las horas son tuyas, querida
te pienso cuando duermo
te veo estando ciego
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