Estás lejos, pensé mientras te tenía en frente. Me duele.

Hacía calor y, aunque no me molesta viajar en micro, fueron 12hs de viaje. Me dolía la cabeza, me dolía la boca del estómago sentia que algo en mí iba a explotar.

-¿Que hago acá?

-¿Que vine a buscar?

Nosé, pero lo voy averiguar.

Esas fueron las dos primeras de millones de preguntas que me hice ese día cuando te volví a ver.

Fuistes un amor de verano, esos que no se olvidan, hace ya 8 años.

Dicen que uno siempre vuelve dónde fue feliz. Lo nuestro fue complicidad, fueron algunas miradas cálidas que se cruzaron en esa casa de verano. Capaz un abrazo, capaz un beso.

Creo q fui a buscar eso, un poco de esa felicidad.

Vivís muy lejos, pero aún así disfrutaba de tu presencia, aunque sea unos dias. Me abriste las puertas de tu casa como si fuera mía y ¡Que familia! Me sentí como en mí casa. Me reí, me entretuve y hasta llore con tu familia. Pero yo fui a verte a vos. Buscaba en vos esa persona que escribía atrás de un teclado palabras cálidas.

Te miraba a los ojos, me gusta mirar a los ojos, y no veía nada. (Shh.. Me duele.)

Te hablo y no me miras ¿Por qué no me miras? (Shh.. Me duele)

Te toco sutilmente el brazo y está frío. Ese frío, no me dolió. Eso pensé.

¡Que vine a buscar!. Se me cierra la garganta. Quiero llorar.

Deje de pensar un poco en ese desconocido y empecé a disfrutar del lugar, después de todo eran dias de vacaciones y necesitaba estar relajada y lo logré !

Llego el día de irme, sin querer vi tus ojos, y me estabas mirando y eran cálidos.

Pero yo me tenía que ir. Me traigo esa única mirada calida y me quedo con el recuerdo de ese amor lejano de verano. Porque no es verdad que uno vuelve dónde fue feliz. ¿Quien inventó eso? No sé puede volver atrás. Pero podemos generar nuevos recuerdos.

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