Peligros para las mujeres⛔Breve reflexión [2020]

Peligros para las mujeres⛔Breve reflexión [2020]

Jessie Mcnely

29/06/2020

   Todos saben, lo que ha hecho Disney con sus protagonistas, y las alborotadas hormonas que eso ha traído. El verse bien, vistiendo tal o cual maquillaje, la popularidad que eso conlleva y la imagen de “es mi vida y sé lo que hago, por tanto, no te metas en ella”. Ha dejado muy en claro el concepto de rebeldía y la posición que deben ocupar las mujeres hacia el centro objetivo de los demás, en relación a ellas. Pero todo esto, representa un factor crucial para que las jóvenes adolescentes sepan que rol ocupan en el entorno donde se sitúan. Sin embargo, más allá de los despectivos casos de ir en pos de los intereses comunes, tanto los niños como las niñas, no todos son un caso a resolver.

   En definitiva. ¿Importa la educación que reciben? El más claro, ¡por supuesto! Es la franca respuesta que uno podría dar. El hogar es fundamental para encarcelar los brotes de orgullo y arrogancia, ignorancia y desinformación, que, en la mayoría de los casos muchos jóvenes de hoy exhiben como patrimonio personal. “Yo puedo cuidarme sola; A mí eso no me afectará; Ya no soy una niña, etc, etc” ¿Lo han escuchado alguna vez? (Más adelante, quizás haga un artículo relacionado al orbe de mi generación. No lo sé)

   Los estereotipos se encuentran a la orden del día, al igual que las opiniones de aquellos que dicen ser especialistas en el orden social según los géneros. Diversos abusos en el acondicionamiento mental de los niños y las niñas, han tenido como resultado, diferentes casos de personas que han crecido con un tipo de adiestramiento que los ha separado del resto de sus respectivos congéneres. El respaldo no ha sido el más prudente y como consecuencia, se han derivado diversos maltratos emocionales a la integridad del individuo, sea este hombre o mujer. Son puntos que deben subrayarse, y es algo en lo cual, no entraré en detalles.

   Ahora, la contribución que los medios otorgan a nuestros jóvenes tiene mucho que ver, y eso, es algo que todos ya saben, porque en la medida que se adquieren hábitos propios y muy particulares, todo eso acompaña a aquellos traumas y vivencias que han vivido de niños o acaban de experimentar recientemente, si cabe la explicación. Por tanto, es algo que por ninguna razón se debe minimizar. No obstante, y sin desacreditar las valiosas pautas que confieren a la personalidad de una mujer. Debo decir, sin entrar en el ejemplo de las que delinquen en compañía de otros o de sus novios, además de las adustas damas que viven de forma privilegiada por causa del mundo oscuro que trafican a escondidas, y porque no, a la vista de unos pocos; que, en el tópico general de las mujeres, ellas, siempre han sido el objetivo detrás de la mira. ¿O me equivoco? Y aquí no entra ni Supergirl, Batwomen, o la desquiciada y maravillosa (no me pregunten, por qué), Harley Quinn. No, amigas mías, en la vida real no importa si eres feminista y endulzas el paladar con la expresión: ¡Defiendo mis derechos y mi libertad a escoger! Eres mujer y siempre estarás expuesta. En tanto tengas atributos que los machos consideran únicos, tú serás el objetivo a seguir. No te enojes ni te alteres, y permíteme aclararte un poco más.

   De acuerdo quedamos, en que las mujeres siempre han sido el objetivo detrás de la mira. Es decir, un blanco al que apuntar. Un blanco que muchos hombres ─depredadores en su caso─ han sabido apuntar con férrea diligencia hasta dar con ellas. Y déjame decirte, que los temores no son infundados, la mayoría de las mujeres inteligentes y con sentido común, lo saben bien, conocen de lo que estoy hablando. Ellas mismas lo han visto con sus propios ojos, lo han hecho en artículos de revistas, periódicos, cable de televisión e incluso en películas, y hasta han escuchado por bocas de otras, el tipo de pesadillas por la que han atravesado incontables mujeres, experimentando en carne propia, la más terrible flagelación que conlleva al ser violentada de forma brutal, sin reparar en su integridad, ya sea física o emocional. ¡Hablo de maltratos, abusos, violaciones, y ultrajes que en mi condición de consejera me ha llevado a escuchar!

   Las agresiones sexuales no son un tema tabú. Las mujeres conocen lo que deben hacer y aquello que no, que lugares frecuentar y a los que deben evitar. La libertad para ellas, queda supeditada a restricciones que se autoimponen para preservarse de todo peligro y advertir cualquier amenaza que pudiera representar un riesgo en potencia. Tampoco es necesario que hable con ejemplos los que los medios publican como información y noticias.

   Las mujeres son más vulnerables a los dictámenes implacables de los hombres. Y no estoy hablando de fragilidad, sino de exposición, vulnerabilidad. Los casos de abusos son extensos, desde un tranquilo parque donde nunca nada sucedió, hasta una fiesta de cumpleaños, celebración familiar e incontables casos de atropellos que surgieron de forma premeditada como inconsciente, solo porque la ocasión se presentó. Como dije, hay expertos en la materia que podrían enunciar los ejemplos con nombres y fechas, y por esa razón, no me detendré a irrumpir en sus labores. Es más, me pregunto, ¿qué hago escribiendo acerca de esto? Si ya hay, libros, documentales y reseñas biográficas que personas más especializadas, han sabido llevar a cabo de manera concienzuda y práctica. ¿Cuál es el fin de hablar de lo mismo y regresar una y otra vez a algo que ya es conocido y promulgado como una historia de mesa o alrededor de una fogata…? La verdad, no lo sé. Supongo que encontré el tema y no solo me interesó, sino que me preocupó. Como sea, soy, si acaso, otra simple voz, que se alza en medio de tantas otras, para denunciar los agravios y proclives excesos de algunos.

   El género progresivo, ha sido martirizado por los sexistas que deciden cumplir con el rol de salvadores de la matriz humana. Sexismo y misoginia, dos puertas por las que muchos quieren cruzar, sin darse cuenta que del otro lado los espera un gran buitre inmisericorde que los devorará sin miramientos…
Mm…; si, creo que me fui por las ramas. En todo caso, dejo algo que, la escritora y profesora estadounidense Camilia Paglia, dice al respecto en su libro: Sex, art, and American culture. (Si no me creen, pueden buscarlo en Google, por favor.)

   “…las mujeres están soñando si creen que algo cambiará. El feminismo sigue diciendo que los sexos son los mismos. Sigue diciéndole a las mujeres que pueden hacer cualquier cosa, ir a cualquier parte, decir cualquier cosa, usar cualquier cosa. No; no pueden. Las mujeres siempre estarán en peligro sexual». Por ahí está la historia de un estudiante varón que dormía en un pasaje de la Gran Pirámide de Egipto. Nunca experimentaré eso. Soy una mujer. No soy lo suficientemente estúpida como para creer que podría estar a salvo allí. Hay un mundo de aventuras solitarias que nunca tendré. Las mujeres siempre han conocido estas sombrías verdades».

   Una cultura de violación es un complejo de creencias que fomenta la agresión sexual masculina y apoya la violencia contra las mujeres. Es una sociedad donde la violencia se ve tan sexy y la sexualidad como algo violenta. En una cultura de violación, las mujeres perciben una continua violencia acechando, que va desde los comentarios sexuales hasta el contacto sexual y la violación misma. Una cultura de violación condona el terrorismo físico y emocional contra las mujeres como la norma. (De transformar una cultura de violación)

   Denunciar o callar, ha sido siempre, la prerrogativa. Y más allá de todo, el balance ha sido erróneo en varios aspectos. Porque, están quienes, se ven amenazadas por el hecho de ser más tarde señaladas o con la probabilidad de recibir amenazas, además de la baja credibilidad que sugiere tales evidencias que en muchos casos y por haber transcurrido mucho tiempo, se vuelve improbable ante un tribunal. Como sea, la cadena de forjar límites y de engendrar coraje en mujeres que han sido víctimas, crece día a día. Categóricamente hablando, autoras de miradas penetrantes y voces que denotan impaciencia por hablar, se han dado a conocer por medio de sus libros, donde no solo esgrimen ejemplos, sino que, además, enfatizan el hecho de avanzar con el fin de proteger la integridad y la de salvaguardar, la herencia de nuestra juventud y la de mujeres que no pueden defenderse. Y este es un plan fijado a largo plazo, por lo pronto, nos resta continuar remando en busca de posibles náufragos que requieran de nuestra ayuda.

Jessie Mcnely 2020

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