Sabor chocolate.
Brillaban pequeños destellos del atardecer capitalino, mis pies caminaban muy cerca de la carrera séptima y a lo lejos se vislumbraban las imponentes montañas orientales, trayendo consigo los vientos gélidos pero a la vez cálidos hacia la ciudad. De repente sentí el olor suave del chocolate de la Florida, por un momento imaginé la taza de chocolate caliente, con la espuma escarchada y el pan fresco, pero esta vez era un olor particular, de esos que al pasar del paladar llevan consigo el más dulce de los recuerdos.
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