Las 2:30 de la madrugada, como siempre no puedo dormir. El aparato tecnológico que cancerbea mi cerebro me indica que la temperatura es de -1°C, ¿qué otra cosa más puedo hacer que ponerme a leer aislado en el sillón para no molestar a nadie?
A estas horas, la sobredosis de cafeína ingerida durante el día ocasiona un efecto extraño y me lleva a leer artículos variados sin prejuicios, desde libertarios otarios hasta socialistas progresistas aplaudidores del gobierno de turno.
Mi periodo de lectura termina abruptamente cuando encuentro un artículo en un famoso diario que me obliga a pensar, ¿cómo se puede describir con el mismo adjetivo a una nota periodística con una total falta de coherencia narrativa y a una receta manuscrita de un profesional de la salud?
Ilegible.
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