Historia de un alma nocturna

Historia de un alma nocturna

Evelyn Guaicha

02/10/2017

Una noche como esta en donde la luna parecía ser mi única compañera, las estrellas me observaban con un poco de timidez en su brillo y la noche congelaba mis entrañas, una vez más estaba perdiendo la cabeza, quizá era uno de los mejores momentos de mi vida porque podía imaginar cosas que nadie antes las había imaginado, en medio de la penumbra noche fui en busca de un cigarro, la verdad es que no comprendo porque busco algo que nunca me atrevería a fumar, pero seguía caminando posiblemente con la mente errabunda en algún desolado lugar, todo a mi alrededor estaba cerrado quizá pasaban de las 11 de la noche y al parecer esta gente no era nocturna, de repente sentí unos pasos detrás de mis aceleradas huellas, me viré lentamente sin temor alguno y ahí estaba un joven de más o menos unos 23 años con una botella en mano invitándome a vivir una noche llena de humo y placer, agarré su mano lentamente y nos sentamos en la vereda de una esquina, debo confesar que no tuve miedo, total yo me sentía muerta y sus locas ganas de intentar dañarme no iban a revivir para nada mis ganas de querer vivir, , fue una conversación muy larga me habló acerca de porque caminaba todas las noches por distintas calles queriendo encontrar almas perdidas, todas sus penas y sus desgracias que debieron haberme hecho sentir un poco de angustia, pero la verdad no generó ninguna reacción en mí.

Poco a poco la noche se nos iba esfumando y este hombre hablaba como loco, al final resultó tener tanta inocencia que terminó con sus ojos bañados en lágrimas y quebrando la única botella que con tanto esfuerzo había logrado comprar, no entendía si lloraba más por su botella o por toda su historia tan extremadamente desterrada que me estaba platicando, yo no entendía aun que era lo que me pasaba, pero precisamente en esa noche me sentía más muerta que lo normal, un rato después me alejé de aquel buen hombre que abrió su despiadado corazón para llorarle a la noche y por supuesto le dejé un poco de dinero para que pueda seguir saciando sus ganas de vivir y le dije que ojalá pueda encontrar un cuerpo y lo logre habitar…

La noche se había desvanecido y solo se sentía la tenebrosa pero fascinante esencia de la madrugada, y yo seguía tratando de encontrar un maldito cigarrillo, caminé unas cuadras más y encontré una tienda abierta, me acerque rápidamente y una mujer morena con ojos cansados que me doblaba en edad se acercó a la puerta y muy rigurosamente me dijo que tenía droga, trago, cigarros y un poco de calor ahí dentro de su desolada habitación, la miré minuciosamente de pies a cabeza y le dije que solo necesitaba un cigarro, ella se dio la vuelta y me dio 2 y luego me dijo – Estas intentando recuperar una vida que ya perdiste ahogando tus penas en el humo de un cigarro? – En ese instante no sabía si esa mujer era mi conciencia o mi reflejo, pero simplemente le dije que yo era una memoria y esa noche por primera vez tenía ganas de un maldito cigarro, y luego me retiré sin pagarle ni siquiera con una sonrisa, de repente escuché su grito desgarrador diciendo – Oye tú, memoria, vuelve mañana y te ofrezco una de las tantas vidas que tengo encerradas ahí dentro- su propuesta no me pareció nada interesante, pues ¿Quién necesitaba una vida? Si mi infierno era muy interesante, solo le dije – gracias por los cigarros – Di media vuelta y bajo una lámpara que apenas iluminaba mi sombra encendí uno y justamente cuando estaba a punto de llevarlo a la boca escuché gritar mi nombre, no puede ser, era mi madre, se había hecho de día y yo tenía que despertar para ir a la universidad, rápidamente me tiré de la cama y comencé a alistarme, dándole vueltas a mi cabeza que todo lo que maravillosamente me había pasado era nada más que un triste y aburrido sueño …

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