Apología Herética

Apología Herética

Israel Garcia

28/09/2017

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”

(Juan 5:24.)

Dedicado con profundo amor a mis madres:

Melania López de Osuna

Consuelo Osuna López

Quince tesis he logrado pegar en el muro sucio del templo consagrado al nuevo dios, en esta horrenda Torre de concreto y metal que hemos construido y a la que llamamos sociedad, he sido testigo del mundo, he visto como nos hemos corrompido, como nuestra codicia ha acabado con lo que Dios ha creado, como hemos sido engañados por el mensaje que con disfraz de evangelizador se ha predicado, he visto el sufrimiento de quienes han sucumbido a sus sectas, yo mismo he sido víctima de ellos, conozco cada rincón de su podredumbre, y he visitado las habitaciones donde se prostituye el mensaje primario. Haciendo mal uso del cristianismo y convirtiéndole en herramienta de manipulación y dominación de los pueblos, quienes han consentido en esto, han sido aquellos que desde las esferas de poder dictaminaron la religión oficial, llenos de codicia pervirtieron el mensaje de Cristo, aquel que nos habló de amor como fin último del ser.

He venido sin clavos y sin martillos a entregar lo antes ya revelado y hoy olvidado bajo un collage de banalidad e interminable ambición de poder. Es por esto que ahora soy un fugitivo, mi acción herética debe ser castigada, me persiguen por plantear una nueva reforma, por pretender socavar las raíces de una institución que se ha pervertido, por regresar a las enseñanzas antiguas, al Dios único, al antiguo, al Dios sin nombre:

Q

  1. El Dios antiguo no tiene nombre, el Dios sin nombre creó con su onda de voz el universo, una onda expansiva que transformó lo no existente en algo, creó la nada a su vez antes de la nada, pues la misma nada está impregnada de presencia. La adoración al único, al Dios sin nombre, es la adoración al verdadero Dios.
  1. En el cuestionamiento de la ortodoxia está inmerso el ejemplo rebelde del Mesías, ¡cuestionémoslo todo!, ¡dudemos de todos los dogmas establecidos por la institución de las religiones, de las falsas iglesias, de sus jerarcas, de su afán terrenal de entender el cosmos sin mirar las estrellas!, el dios que nos han enseñado es un dios limitado a la preferencia de los moralistas para no dejarnos ver al verdadero Dios único, el dios del que nos hablaron es un dios muy pequeño, solo limitable a la razón, dudemos de la razón misma y miremos más allá del falso dios moral. El Dios único trasciende este universo.
  1. Cristo es sinónimo de pueblo, Toda acción destinada al pueblo es una acción destinada a Cristo, así lo explican las señales antes del fin. De nada sirve la caridad en medio del lujo desmedido, mientras exista hambre en el mundo todo lujo será un pecado. Según la propia lógica de la moral, los perros ya no han de comer las migajas que caigan de las mesas de sus amos, pues el mensaje de Cristo lleva implícito un sentimiento de empatía social en apoyo a los más desposeídos, los amos morales deben sucumbir, ¡los perros debemos levantarnos en señal de rebeldía contra el jerarca religioso!, su poder es la antítesis del Cristo de los pobres, su codicia y vanidad provienen del mal, Cristo se levantó ante el capital y repartió sus bienes entre los pobres, acusó a Judas (el tesorero), de avaro y ladrón. Los pobres siempre existirán entre nosotros porque bajo el germen de la moral nos hemos individualizado, hemos endurecido nuestros corazones, de nada sirven los golpes de pecho en las iglesias, ni las largas oraciones antes de comer para pedir a Dios dar alimento a los pobres si nosotros mismos no ponemos un plato de mas para el hambriento que merodea nuestra mesa.
  1. Cristo se presenta a la humanidad como un subversivo, anarquista, derogador de la ley, héroe de la resurrección, de la libertad perdida en el jardín del Edén, esa libertad que no estaba atada a la moralidad de una sociedad. Cristo no es el enemigo de la humanidad, es su salvador.
  1. Los mercaderes de la fe, avergonzando a la cristiandad, han interpretado las escrituras Bíblicas a su conveniencia moral y han transformado la reverencia a Dios en un espectáculo donde se cobra por entrada.
  1. La adoración a Dios ahora tiene derechos de autor y utilidades por ventas de discos, ¡estos no son más que ladrones y cambistas en el templo! ¿Cuánto cobró Cristo a sus seguidores por oír su mensaje?
  1. El hombre ha dejado de ser preso de la moralidad impuesta como castigo en el Edén, el hombre ahora puede buscar en el aliento de la creación la voz de Dios y el lenguaje único de su creador.
  1. El pecado ha muerto
  1. La transformación del hombre está en la medida de la conciencia que este tenga acerca de su naturaleza amoral, en la liberación de la culpa esta la dicha, el hombre ha de bañarse con la sangre de Cristo para ser purificado de su germen inicial, el de la moral.
  1. El mensaje de Cristo fue el amor, no la moral judía, la moral judía fue rechazada por Cristo y así universalizó su mensaje a todos los pueblos, la moral es invención humana, entregada en principio por la serpiente en el Edén, no de este Dios sin nombre del que escribo.
  1. La caridad en la pseudo-cristiandad es falaz, mientras unos compran aviones privados otros mueren de hambre en el más antiguo de los continentes. “ !Que se jodan los pobres, yo quiero un avión propio!” dicen desde sus pulpitos
  1. Las verdaderas muestras de amor han sido censuradas y satanizadas por la moralidad pseudo-cristiana, mientras a sus iglesias asisten hombres y mujeres en busca de amor, los nuevos fariseos imponen cargas morales en sus espaldas que ni ellos mismos pueden cargar.
  2. La pseudo-cristiandad se ha hecho un claustro y en él, solo han de ser hermanos los mismos de su clan; han olvidado la parábola del buen samaritano.
  1. Palestina fue el nombre de la tierra por donde caminó Jesús. El amor ha de trascender cualquier muro, frontera, moral, tradición o religión.
  1. El cristianismo ahora sufre los embates de los tiempos que la escatología nos indico, la perversión y la corrupción están a la orden del día. Ante esto, nos vemos en la obligación de generar una nueva reforma, el cristianismo ha de volver a su estado original y su mensaje habrá de basarse solo en el amor predicado por el líder de esta revolución, el Cristo, el Dios sin nombre.

Todos me acusan de traición y herejía, me buscan para quemarme en la hoguera, por no haber puesto mis rodillas ante su nuevo dios; el dios que inventaron a su imagen y semejanza está impreso en fajos de billetes, ese que por medio del genocidio, la guerra y la tortura se ha institucionalizado como dios oficial.

Una vez que abrí los ojos, el insomnio me consumió entre los versos que me dicta aquello que no conozco, mientras escribo a escondidas de aquellos que temen mis palabras, si me capturasen antes de tiempo quemarían mis textos, romperían mis manos y cortarían mi lengua para que no gritase las palabras que me fueron dadas.

Me repudian al punto que en lugar de considerarme un hermano, me tienen por enemigo, las tinieblas están en mis palabras, aseguran. Sin embargo no pueden silenciarme, hablo sobre aquello que me ha sido revelado:

Un nuevo dios se instauro en el corazón del hombre, la fuerza de la espada y la costumbre le legitimaron, a este dios le llamamos “moralidad», no fue difícil aceptarle, tras el ofrecimiento de una seductora “manzana”. Perder y morir no tenía relevancia en el estado inmortal y amoral en que vivimos una vez, ¿puede acaso un inmortal temerle a la muerte? ¿Puede acaso un amoral temer al que dirán? Era necesario engañar al hombre, advertirle que estaba desnudo, señalarle el bien y el mal para que entonces fuese como Dios.

Desde el génesis de las tres grandes religiones, se exaltó la culpa y se menosprecio el sacrificio, se condenó a Caín por su ambición heredada, por su mal heredado, la sangre clamó desde la tierra por justicia, se condenó el deseo magnético del asesinato, pero no fue Caín el primero en ceder a su vanidad. Ciertamente desde el cielo se peco primero

Anteriormente no existía muerte, hambre, vanidad, ni codicia, sin embargo, luego de sucumbir ante aquel que les tentó a ser igual que su Dios, el hombre se convirtió en un animal eternamente hambriento, un vampiro que encuentra su propia ruina en la ambición y sed de nostalgia, el paraíso perdido ahora es un suspiro, el comienzo de una hermosa historia cuyo éxtasis estaría en la tortura y la muerte de la mano de quienes teorizarían la moral. Se redujo la interpretación metafísica a simples dogmas y axiomas establecidos por los jerarcas morales. Todo consistió en el cumplimiento de la ley o la muerte. El dogmatismo se apropio de lo subjetivo del mensaje que traía el Dios sin nombre, por esta razón crucificamos a su hijo y lo colgamos en nuestros cuellos.

En poco tiempo el nuevo dios compró las conciencias de los desgraciados, e instauro oficinas en todos los pueblos, Caín y sus descendientes se constituyeron como dueños del mundo opresor, esclavista, feudalista, capitalista y por ende, sacerdotes modernos del nuevo orden mundial, su apodo fue el de “los chicago boys” (míticos seres provenientes del retrete del infierno), quienes llegaron predicando con sus ladrillos la salvación de la humanidad.

Las teorías sobre la falsa divinidad se han esparcido, la moral y el dogmatismo hicieron imposible para los hombres comprender el mensaje único dado por el Dios antiguo, se pervirtió el valor enseñado por el Creador al espíritu de los hombres antes de su llegada al mundo, se nos enseñó a odiar y nos fue muy fácil aprender a hacerlo, el amor predicado en un principio se convirtió en juicio, inquisición, moral y santurronería.

El recuerdo del antiguo Dios ahora se debate entre el mito, y el oscurantismo ortodoxo, entre el ascetismo y el hedonismo. Entre el nuevo dios y el antiguo Dios hay mucho dinero de distancia.

¡Yo mismo fui vendido a este dios!; desde mi niñez me enseñaron que sin este no sería nada, me dijeron que el éxito consistiría en lamer bien el suelo por donde este pisara; me dijeron que debía lealtad al nuevo dios. ¡Pero les ignore!

Ahora soy un fugitivo de mí mismo, no encuentro libertad en mí, nada me tortura más que saber que mientras me aprisione la vida no conoceré la totalidad de la verdad; por esta razón escribir no es sino una forma de calmar mis propias angustias, de frenar la idea suicida que me mantiene con vida y así encontrar un lugar donde esconderme.

Nada me queda más allá de esa resignación silente en la que avanzo temeroso a la muerte, aun mas, entiendo que no hay variantes a la constante de la muerte. Nada se pierde y nada se gana en el terrible estado de la existencia.

Ante este dios, no hay escapatoria sin ruina, la humanidad se ha arrodillado ante él; bajo sus órdenes los hijos mataron a sus padres, el incesto y el genocidio fueron su culto, sus templos se alzaron en cada ciudad y en cada pueblo.

¡No somos culpables de la maldad heredada, de la perversión heredada!, nuestra primaria enseñanza es el canibalismo, la oscura noche no cumple mas función que la de ser obscura, cada quien es responsable de encender las lámparas que les fueron dadas.

En altares de oro adoraron su bondad mientras la gran mayoría sufría el castigo, un dios advertido por quien nos habló del amor y en contra del capital; a ese que crucificamos por ser pobre.

De entre las ruinas de la Torre de Babel edificamos un rascacielos moral y bajo esta lógica moral construimos una sociedad sumisa a los axiomas de la religión, la política, la cultura y la economía, el nuevo dios dictó como debía ser estructurado cada detalle de nuestras vidas, y le obedecimos, nadie recuerda quien fue el dador original de este sistema que heredamos pero no importa, todo principio de rebeldía ha sido sofocado, toda subversión vencida por quienes dominan la moral del Estado Totalitario Global. Los que se han opuesto han sido apresados, los secuestros son realizados en las maternidades, lugares obscuros donde las mujeres pujan exhalantes de una ira mezclada con amor a sus retoños, es en pago a la moral que los dolores del parto se acrecientan en estos lugares donde ya nadie nace, la programación de nuestras mentes se aplica al nacer; nuestras vidas son subastadas al precio del mejor postor, se nos alimenta con logos, y semiótica alienante; las fantasías sexuales y la banalidad se convierten pronto en nuestros únicos principios; existen centros especializados de enseñanza del sistema llamados escuelas; cualquiera que intente revelarse será un paria, la muerte y la amenaza del suicidio son el único consuelo de mantenernos con vida.

Me miro al espejo y siento temor, soy el mayor de los hipócritas, el más grande de los majaderos, yo mismo no soy sino un prisionero más. No me bastó con la cárcel en que se ha convertido mi cuerpo, sino que he sido encerrado bajo mi silencio cómplice, al antojo de mi familia, de quienes amo, ellos son mis carceleros, les odio y les amo a la vez, me he enamorado de mi propia prisión, solo en estas visiones logro un poco del sabor de la libertad, en el hermoso desenlace que espero me alcance pronto, el coraje del suicidio es mi propia ruina.

Desde esta celda en anonimato observo el universo, el oráculo me enseña lo que le conviene, no así presto atención más allá de los megabytes que me muestra

¡Qué aberrante vanidad nos consume! ¡La vomitiva tragedia de nuestra cultura de esclavos!, nos creemos conocedores de toda sapiencia, tenemos respuestas a las preguntas más fundamentales, ¿Quién es Dios? ¿Qué es el amor? ¿Qué es la moral? ¿Qué es la bondad y la maldad? ¿Qué es la vida y que es la muerte? Hemos institucionalizado a la humanidad, un manual de normas y procedimientos se ha creado para cada aspecto de nuestra vida natural, existen manuales para hacer el amor, manuales para llorar, manuales para la locura y manuales para la cordura, manuales para comer, manuales para orinar y defecar, manuales para el buen gusto y manuales para el mal gusto, manuales de observación, manuales para mantenernos ciegos, manuales para asesinar, manuales para alargar la agonía de la muerte, manuales para prostituir, y manuales de castidad, manuales para hacer sufrir y manuales para amar, manuales para orar y manuales para el culto de este nuevo dios, manuales para acercarnos a la oficina de este dios y manuales para imitarle… ni un solo aspecto de nuestra existencia escapa de esta Torre.

Las ventanas se encuentran bien selladas y moralistas provenientes de las profundidades de la oscuridad custodian sus puertas. Ni siquiera Dante se atrevería a cruzar con la advertencia de perder toda esperanza.

En esta Torre el ser humano nos resulta en extremo odioso y horrendo en su forma más pura, la naturaleza del hombre debe ser rápidamente sustituida por las normas morales del sistema, ningún niño escapa del aprendizaje forzoso.

El habla no es más que los sonidos guturales de nuestros anos y excretable arrogancia. Al habernos hecho sordos e ignorantes de nuestro lenguaje primario, obligamos a los recién nacidos a aprender un nuevo idioma, afanados violentamos la naturaleza y le hacemos nuestro. Nada nos incomoda más que estos extraños seres recién llegados al mundo sin contaminación social, es necesario infectarles de lenguaje, tradición, moral y educación…

En esta Torre, el ruido es poesía, una orquesta de sonidos jamás oídos por nuestros ancestros golpea nuestras mentes. Los más astutos de todos fueron los animales cuando sellaron sus bocas y dejaron de hablarnos, como una vez lo hicieron en el paraíso, ahora nos miran compasivos mientras entre ellos dialogan con el único lenguaje existente, el leguaje único que hemos perdido en esta Torre de Babel…

Algunos pocos recuerdan al antiguo Dios, aquel que les creo en un mundo sin moral, un mundo de desnudes perfecta, existen quienes se acercan a adorarle, pero ahora la adoración al antiguo Dios tiene derechos de autor y utilidades por ventas de discos.

Nuestros maestros morales nos han dado el ejemplo de cómo comportarnos en el mundo. Por temor al salvajismo nos han enseñado la guerra, por temor al sexo nos han instaurado la violación y la prostitución, por temor a la muerte nos han instaurado el homicidio y condenado el suicidio, bajo las excusas de patriotismo han alzado banderas en honor a nuestro nuevo dios, para acabar con aquellos que aun no lo tienen…

Un dios acuñado y estampado en fajos de papel y en el que con tinta de sangre escribieron:

“IN GOD WE TRUST” “EN DIOS CONFIAMOS”, ¡ese es su lema!.

La destrucción de los bosques para su creación es la ofrenda que damos para que este nos permita comer de las migajas que caen de su mesa, un dios por el que hemos derramado la vida de más de tres cuartas partes de la creación, un dios que exige el sacrificio de los débiles, un dios que se viste de Hugo Boss y se perfuma el pene con la sangre de las vírgenes. Nabucodonosor ha elevado sus estatuas nuevamente, y los becerros de oro son adorados en templos donde el hombre celebra el asesinato de su Dios antiguo, el crucificado, ese de quien se avergüenzan por ser pobre.

“Pero, sabed, oh rey, que no adoraremos a tus dioses ni nos arrodillaremos ante la imagen de oro.”

(Daniel 3:18)

¡Se lee en un grafiti pintado cerca de una cárcel!

La advertencia ya fue hecha, esperábamos que en estos tiempos la caverna se expandiera, la mentira sería galardonada con títulos académicos y el hombre se limitaría a errar por los pasillos de esta Torre donde la existencia seria normada, ¿Como escaparemos?

La añoranza de una antigua existencia nos hace suspirar por las noches, una existencia primaria y perfecta, que ahora corrompida solo es una nostalgia antigua, (el paraíso), no hay mayor felicidad para el hombre que la libertad, pero esta solo ha de surgir dentro del ser mismo, la hipocresía es la regla de conducta en esta Torre, la represión de la naturaleza es la finalidad de los santificados a sí mismos, el cuerpo ya no es nuestro abrigo, la sordera es cada vez mayor, asesinamos para usar el cuero de nuestras victimas y no morir de frio, comemos sin hambre, bebemos sin sed, vivimos sin halito, deseando la eterna agonía antes que la muerte, y suspiramos… el paraíso se ha perdido, la vergüenza de nuestra desnudez es la peor pena.

El mito de un lenguaje único y de una existencia única apenas logra calmar mi sed.

“Qué triste es pensar que la naturaleza habla y que el género humano no la escucha.”

(Víctor Hugo)

Hemos llegado a una era en que la cristiandad se ha capitalizado, los amos del mundo han puesto a la venta el valor del altruismo por el de la culpa eterna, la institucionalización y la demagogia de quienes presiden este imperio ha desnaturalizado el mensaje del Dios antiguo, del único Dios. Han hecho de la imagen del Cristo un icono pop del mercadeo y la publicidad, dentro de este contexto, muchos seres humanos en busca de la verdad, sin ninguna guía, han caído presas de este mensaje globalizador y se han hecho siervos ciegos alienados al sistema que aun no conocen, la existencia del Dios único se debate entre la tipificación de pecados morales, el politeísmo, las sacrosantas tradiciones evangélicas y la razón, esta última, blanco de todas las persecuciones religiosas.

La atorrante figura del jerarca evangélico; el lobo disfrazado de oveja junto con el germen de la moral se ha hecho vocera a sí misma de la santidad; y la amoralidad que es la verdadera naturaleza del ser, ha sido satanizada desde sus pulpitos.

En la instauración de este imperio, se ha desnaturalizado a la humanidad, la creación esencialmente perfecta es ahora un monstruo aberrante del que hay que avergonzarse, de nada sirve ser un humano en estos tiempos, hemos preferido el vestido a la desnudez, el voyerismo a la curiosidad, la mentira a la verdad, la castidad al sexo y la moral a Dios.

Dios ya no juega un papel relevante pues el hombre ha escrito y dictaminado quien es Él y cuáles son las reglas de juego. La moralidad es más importante hoy en día, “el qué dirán” supera la medida de clemencia de Dios mismo, ¿pero quién fue el dador de la moral? ¿Acaso no fue la misma serpiente quien engañando al hombre le entrego toda moralidad?

En este transitar de eras, la aterradora adolescencia es la constante del hombre. La necesidad de compañía, de pertenecer a grupos sociales que alimenten nuestra falta de atención, la desesperada justificación de nuestra infelicidad; ¡pobres de nosotros los hombres, combatimos el pecado con el germen del pecado “la moral”!

Para esto, la religión y el sectarismo abren sus puertas a los más desventurados, ofreciendo riquezas como la salvación de sus males, productos del mismo capital que avalan las iglesias y que por otra parte aborrecen. Una adaptación real del Rey Midas se abalanza sobre los religiosos, brotando oro de sus propias manos mientras el mundo muere de inanición e indolencia.

La caridad de la pseudo-cristiandad es falaz, mientras unos compran aviones privados otros mueren de hambre en el más antiguo de los continentes.

  • “que se jodan los pobres, yo quiero un avión propio” dicen desde los pulpitos

La esclavitud es heredada de generación en generación, los hijos de estos nacen esclavos de un pensamiento institucionalizado y dogmatico sobre la figura de Dios, sin derecho a cuestionamientos, las grandes respuestas han sido dadas por el oráculo del ordenador, ¿pero quién lo ha programado?… Y lejos, muy lejos, como única escapatoria a la represión esta la libertad.

Sin embargo, el dogma nos ha enseñado que no se puede creer en Dios en libertad, que es necesaria la esclavitud a la norma moral para encontrar al menos una falaz felicidad, la ignorancia y la ceguera han hecho más felices a los hombres; y no se equivocan quienes arguyendo esto emplean su escasa retorica para convencer a los suyos de quedarse presos, un privado de libertad al menos tiene comida y un techo sobre su cabeza, así, la libertad resulta peligrosa y sediciosa, por eso para la religión cristiana es necesario borrar la figura de Cristo, pues este aparece subversivo y libertario. Mientras menos sepa el ser humano de su condición de esclavitud más feliz será, pues es en el conocimiento donde se encuentra el sufrimiento.

Seres que dicen ser divinos advierten a los mortales sobre la posibilidad de la inmortalidad, a cambio de esto solo deberán sacarse los ojos y vivir eternamente ciegos, lamentablemente son muchos los que con gusto clavan agujas a sus ojos con el afán de la inmortalidad, pero de nada les vale tal sacrificio. “una vida que no se analiza no es digna de ser vivida” decía Sócrates.

En este estado de interpretados vivimos absortos de los grandes axiomas enseñados por antiguos maestros, nada se escapa de esta Torre, todo pensamiento sedicioso ha de ser eliminado.

“Yo soy la luz del mundo” advirtió Cristo a su pueblo y le matamos. En esta Torre se ha decidido apagar esa luz, y la religión (invento por excelencia del sistema) ha remplazado la luz y al Cristo, en su regocijo ha creado luz artificial y en los días soleados se encienden estas lámparas retando a Dios mismo, la humanidad moral ha dictado sus axiomas, el temor a la muerte se ha convertido en el pesar cotidiano de los seres humanos, contradictoriamente de quien reconoce en la muerte un escape de este cuerpo carcelero, más allá de la aberrante forma humana se ha de encontrar un ser infinito, no hay acción metafísica mientras estemos encerrados.

Enfrentamos un sistema, organizado en cada detalle de la explotación material por medio de la moral del hombre, la culpa es vendida como penitencia a los que dicen ser cristianos, la religión no ha dejado de ser el opio de los pueblos, la costumbre ha sido puesta como regla, los custodios de la mentira han apuntado sus armas a quienes en espíritu meditamos sobre el Creador, cuidado lectores, los muros de la moral se han alzado y aquel que intente escapar será un hereje, como yo.

CAPITULO I

DELIBERACIONES

El Dios antiguo expreso su axioma en un lenguaje único, habló al hombre en resonante verdad: “quien oye su palabra y cree al que le envió tendrá vida eterna”. Pues de su voz proviene la vida, y la eternidad del hombre está implícita en que toda la creación tiene un origen común, el cosmos atestigua a favor de un punto de partida, de una única onda de creación expansiva. La negación de un génesis ante la nada resulta poco lógico. Por la voz del Dios antiguo fueron creadas las cosas, en esta reside la idea de la perfección de la que no dudo existe en el universo. Somos parte del inicio, venimos de su voluntad expansiva habitando el límite del cosmos. Su onda de voz fue oída claramente por el universo y este le obedeció; una onda creadora de todas las cosas, emitida en un principio y que hoy en resonante verdad nos deja su promesa: “quien oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna”

Empero, nuestra aberrante sordera nos ha condenado a una vaga interpretación de lo no perceptible por los sentidos. El dogma se impone sobre la razón pues nada nos es más fácil que obedecer, sin este sentido de sumisión a los estamentos morales de las pseudo-iglesias nada tendría sentido para los feligreses. Todo está programado para crear la ilusión de lo bueno; la antropormofización del Dios antiguo nos ha llenado de un vano misticismo, al otorgarle a Dios emociones humanas y contagiarlo de nuestro propio germen moral hemos tomado a Dios por los cabellos y lo hemos adaptado a nuestras máximas de conducta e indolencia, a nuestra vana hipocresía.

No existen más que interpretados de la etología sacrosanta, la ortodoxia del rito y el sacrificio. Seres que dicen ser místicos ensanchan sus ropas y alardean de su presunto ascetismo que en nada les ayudará a la afinación del oído del alma, nada es más irrelevante que los intérpretes de sus propias emociones quienes en estos tiempos se han declarado como profetas. Se trata simplemente de un afán de vanidad, una aberrante arrogancia, una desagradable alucinación asistida por quienes se han auto nombrado padres espirituales de esta pseudo-cristiandad.

En esta Torre el nuevo dios se disfraza del antiguo, desde los pulpitos, extraños personajes semejantes a lobos se aferran con sus garras a sus tronos mientras aseguran que las palabras del Dios antiguo no fueron suficientes:

  • Sin el nuevo dios no hay redención, sin capital no hay misericordia.
  • ¿A quién hemos de creer? ¿De qué palabra nos habla Cristo? (Preguntan los devotos)
  • ¡Nosotros les enseñaremos la verdad si pagan su cuota diezmal! ¡he aquí somos los traductores de Cristo! (Gritan mientras se rascan las pulgas)
  • Ese debe ser el sol.
  • ¿pero qué dice?
  • ¿Acaso el viento puede traer una voz lejana?
  • ¿Habrá el Dios antiguo hablado en un lenguaje universal no codificable por medio de la razón y las estructuras formales de la sintaxis y la filología?
  • ¿En qué lenguaje hablaría Dios a la creación?
  • ¿Existe un lenguaje único, divino, por el cual la naturaleza oye la voz de Dios y responde a este?
  • ¿Quiénes son capaces de escucharlo y comprenderlo?
  • ¿Estará este lenguaje sujeto a una estructura formal?
  • “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
    Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”
  • ¿Cómo hemos de llegar tu y yo, con nuestra naturaleza trina a encontrar un conocimiento espiritual?
  • ¿Por qué Dios hablo a través de una burra y no a través del mismo profeta?
  • ¿Qué impidió la comunicación entre el hombre y su Creador?

Nada podemos cuestionarles a estos lobos rapaces, el nuevo dios no tiene misericordia, todo se muere a través de él, por su voluntad la discriminación, el afán de colonización y las guerras aumentan; su verdadero culto es la miseria de los más pobres.

¡Qué hastío! Huyo por las calles que se abalanzan a mi alma, todas indicándome lo que debo creer. Por las noches me encierro en mi habitación, asqueado del humo que ha alimentado mi cuerpo, mi espíritu se aflige, he adornado mi prisión con oráculos que me muestran la realidad, entre ellos el televisor y el computador, estos, sabios en toda sabiduría dirigen nuestras vidas, presumen de tener todas las respuestas, pero no les creo, debe haber algo mas en esta existencia, algo más que simples saltimbanquis llamados artistas, algo más que estos sofistas que pasean su sexo delirante ante los incautos para hacerles presa de sus axiomas y paginas pseudo-sapienciales, ¡estoy en el límite!, esta cárcel no es gratuita, ¡cuanta más esclavitud la mía que pagar por mi propia celda!

Arrojo mis botas al duro suelo, cada vez se desgastan más en el pavimento mis ansias de tocar la tierra con la planta de mis pies, libre como los animales.

Anhelo nuevamente el paraíso, anhelo la voz única, el lenguaje único, la amoralidad y la inmortalidad, anhelo la desnudez perfecta, el sexo perfecto, el sabor perfecto, la visión perfecta, la vida en el clímax sin desenlace, la eterna gloria. Pero sufro, le temo al aburrimiento.

Mi cárcel es de concreto, mi selva esta incendiada por el deseo irreprimible de la destrucción. La única orden es desaparecer todo rastro de tierra, todo rastro de hierba ha de ser aplastada y destruida, hemos cambiado el verde por el gris, las flores ya no perfuman los caminos, en lugar de ello vemos su fotografías y nos bañamos en químicos que pretenden simular su olor, todo se ha convertido en una nostalgia, a veces, solo a veces, muy pocas veces logro alzar mi cabeza entre el casco que me estorba y ver el cielo, alguna vez fue azul, lo recuerdo en el campo, sin embargo una pequeña luz me ciega

¡He preferido la mentira para guardar la vida, sin embargo moriría por la verdad!

Me recuesto y voces extrañas saltan a mi cabeza, delegan instrucciones erráticas, muchas de esas no las entiendo. Jamás seré un profeta, no me mentiré a mi mismo para sobrevivir. Miro fijamente la blancura restante de este collage y escucho: aun el viento vuela libre entre mi celda, pareciera hablarme

Miro el universo y mi pregunta es contestada pero surgen otras

De la voz lejana de una anciana recuerdo decir:

“Dijo Dios: hágase la luz y se hizo la luz”… la voz del Dios antiguo que dijo: “hágase la luz… y se hizo la luz”… solo por su voz fue hecha la luz que hoy es remplazada por la artificial…

Afino mi oído y reconozco la voz de mi abuela en mi cabeza, recita el evangelio de Juan:

Una voz creadora en el universo, el verbo creador, una palabra, una onda, ¿quien la escuchó y quien obedeció? ¿En qué lenguaje fue dicho? ¿En castellano, en enockiano, en hebreo, en arameo, en griego, en árabe, en mandarín? No lo comprendo ¿Cuál fue el lenguaje causante de la gran explosión?

La figura del Creador con la figura del verbo es uno en sí mismo, es así que se desarrolló este lenguaje único, y a su vez por medio de este fueron creadas todas las cosas. La duda sobre la existencia de un lenguaje único por el cual todas las cosas fueron creadas, es evidente en estos textos.

Así, continúa el pasaje de Juan en mi mente diciendo que en este verbo o lenguaje estaba la vida, la existencia del mismo universo, y que esta vida era la luz de los hombres.

Me asaltan las dudas ¿a qué se refiere cuando habla de luz? Fácilmente puedo relacionar a la luz como el conocimiento, pero ¿de qué tipo de conocimiento nos habla el Dios sin nombre? No creo que este sea referido a un conocimiento material y tangible de esta Torre de Babel, de estos oráculos de fin de mundo. ¡Me angustio! La voz lejana de esta anciana a quien reconozco como Melania sigue recitando antiguos textos.

Veo los obstáculos mientras me recuesto, de pronto siento un salto fuera de mí, una absorción involuntaria que me hace salir de mí mismo, al abrir los ojos veo un cuerpo horrendo y desarticulado; se burla de mí. ¡Soy yo mismo!, me reconozco con horror, poco a poco me yergo curioso y le pregunto:

El cuerpo no contesta, su burla es hilarante, le compadezco, siendo este de naturaleza corruptible y apegado a la finitud de una existencia no deja por más de aferrarse a todas aquellas cosas que superficialmente me mantengan existiendo, ignora mis dudas. Con su mueca de muerte prematura.

A su lado se yergue otra figura, transparente, parece estar perdida y no recordar nada, le reconozco, es mi alma, se ve triste y confundida, corruptible, se aferra a la amnesia colectiva de no recordar su primaria existencia, por esto sufre junto con el cuerpo una adversidad de sentimientos pesimistas pues desconoce su inmortalidad.

De repente frente a mí, se para gallarda otra figura, esta me resulta hermosa y cegadora de sus luces, sin embargo, con grandes esfuerzos los otros dos la atan, entonces la reconozco también, es mi espíritu: incorruptible y eterno, con conciencia infinita, esta figura mira entristecida, presa desde los barrotes en los que sus carceleros le mantienen sujeto. Este espíritu ha sido condenado a una abrumadora prisión que le impide entrar en perfecta armonía y comunicación con su creador, intenta hablar, pero el cuerpo no le entiende y el alma no le recuerda, entonces le amordazan, pero es este quien efectivamente conoce el lenguaje único de su creador, y es a esta figura a quien responde, ahora cautivo pero en algún momento libre, gime junto con la naturaleza la impotencia de su falta de conexión con el universo que le creó en el principio de los tiempos. Sé que habla, pero solo escucho el silencio… ¿En qué lenguaje habla el espíritu con su creador?

Abro mis ojos angustiado, por semejante sueño pero rápidamente me calmo observando el oxido de los barrotes de mi celda. Reflexiono sobre lo visto y recuerdo un pasaje de un libro antiguo donde asegura que Dios hablo a través de una Burra a un profeta que pretendía maldecir a su pueblo, y no dejo de preguntarme:

La sordera del profeta ante la voz de su Creador (respondo en silencio) la amnesia de su alma y la corrupción de su cuerpo le impidieron escuchar la voz del Creador por sí mismo, por esto habló Dios a través del único ser puro que encontró cerca de este, un animal.

Dije también en mi corazón: “esto es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a las bestias” pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias: como mueren los unos, así mueren los otros, y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la bestia, porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo y al polvo volverá.

¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?”

(Eclesiastés: 3:18-21)

¿Cómo he de escuchar y entender este lenguaje único? Leguaje por el cual todas las cosas obedecen

De nuevo la voz lejana recita:

  • “Si tenéis suficiente fe como un grano de mostaza, podéis decir a este monte, quítate y échate al mar y el monte se quitara y se echara al mar.
  • Nunca salga fruto de ti
  • ¡A ti te digo levántate!
  • Talitacumi”
  • ¿Cómo sería el comportamiento del hombre arrojado a la intemperie, sin moral ni normas de conducta que le revelasen un puesto en la sociedad? Un hombre que en la soledad de su alma contestara abiertamente sus planteamientos ante la infinitud presente de su alma, un hombre arrojado a la selva o al desierto, sin afanes de ascetismo ni de privación de su ser, un hombre capaz de comer solo cuando siente hambre, de beber solo cuando siente sed, de entender que no existe lujuria sino instinto y que la desnudez no le avergüence.
  • ¿Y qué hombre que se comporte y razone así, no será juzgado por la ortodoxia judía a la que llamamos cristianismo?, ¿Cómo la fe verdadera ha de combatir el mal de la moral heredado desde el Edén?, ¿Hemos de remontar una campaña a favor de la destrucción del orden moral establecido?, ¿La cristiandad algún día devolverá al hombre la voz del Dios antiguo y no la voz del hombre que cree hablar en nombre de Dios por medio de una moral establecida por otros hombres?, ¿Fue Cristo un subversivo de esta negación a la naturaleza del hombre?, ¿Cómo no he de cuestionarme la doctrina predicada hoy en día, carcelera del pensamiento?
  • Dios te bendiga, porque soy un ángel que pide por caridad un plato de comida.
  • ¿Cómo hemos de oír la palabra de Dios sino a través de la mirada de los pobres?, ¿Del llamado de un prójimo que espera con paciencia un poco de misericordia?
  • ¿Por qué Cristo y no Zue o Chia?
  • Guachare en Yohama (sacrificio de un hijo en la laguna Yohama).
  • ¿Cuál fue su pecado?
  • ¿Por qué fueron engañados?
  • ¿Qué se necesita para poder ser engañado?
  • “¿con que Dios os ha dicho: no comáis de ningún árbol del huerto?”
  • “Del fruto de los arboles del huerto podemos comer, pero del fruto que está en medio del huerto dijo Dios: “no comeréis de él, ni lo tacaréis, para que no muráis”
  • ¿Precisaríamos como mala la acción de Eva en un orden moral inexistente?
  • ¿Acaso su pecado fue el simple hecho de tomar el fruto del árbol del conocimiento?
  • ¿Conocían Adán y Eva el concepto del bien y del mal antes de este momento en que se encontraron frente a frente con el fruto prohibido?
  • ¿Sabían lo que era la muerte?
  • ¿Habían visto muerte hasta ese instante?
  • ¡De ninguna manera!
  • ¿Podríamos asegurar que nuestros pueblos naturales no tenían moral antes de la llegada del español invasor en 1492?
  • ¿Aseguraríamos que nuestros pueblos solo eran barbaros salvajes que caminaban con los senos al aire y el pene amarrado a la cintura?
  • ¿Diríamos que nuestros pueblos no meditaban sobre la ontología de su entorno, el mito, la astrología, el pensamiento teológico, filosófico y moral?
  • ¿No son pruebas de esto, textos como el Popol Vuh y su mito de creación?,
  • ¿Acaso podríamos pesar en una balanza, la moral española invasora y la moral natural de los habitantes de la antigua mal llamada América antes de 1492?
  • ¿Juzgaríamos moralmente a un infante por mostrar su desnudez?
  • ¿Juzgaríamos moralmente a una persona con síndrome de Down o retraso mental por masturbarse?
  • ¿No andaban también Adán y Eva desnudos en el Edén?
  • ¿Es que acaso el hombre en su desnudes deja de ser moral?
  • ¿La moralidad solo consiste en el vestido?
  • ¡De ninguna manera!
  • ¿Cómo es posible que Caín fuese un extranjero, si se suponía que su núcleo familiar era el único existente en el mundo?
  • ¿Quién habría de matarlo si se suponía que no existía nadie más allá de esas tierras?
  • ¿Qué sucedió entonces con el pecado de Adán y Eva?
  • ¿Fue perdonado?
  • ¿Con que sacrificio podían Adán y Eva recuperar su inmortalidad?
  • ¿De qué sirve entonces que Cristo haya muerto por nuestras faltas?
  • ¿De qué sirve entonces que Cristo haya muerto por nuestras faltas?
  • ¿Hacen falta más sacrificios?
  • ¿Cuánto ha de medirse el espíritu de la cristiandad que en tanto que oran por bienes personales, otros mueren de hambre en el más antiguo de los continentes?
  • ¿Dónde encontrara redención el cristiano, en cuanto que ha olvidado el amor verdadero por la humanidad, en cuanto se ha hecho ciego, sordo, mudo, paralitico ante los males que azotan a los pueblos a causa de su propia vanidad?
  • ¿Cuánto ha de reflexionar el verdadero cristiano, que guiado por el calvinismo ahora se encuentra rodeado de excesos y obesidad mientras mueren personas de hambre afuera de su casa?

Son las palabras de Cristo, algunas de ellas referidas para con los muertos… estos regresaban de la muerte al solo oír esta voz. La voz de Cristo me advierte de la posibilidad de generar actos similares con la comprensión de su mensaje, un mensaje dado a través de un lenguaje universal único, con el que Dios habla a su creación tal como lo hacía con Adán y Eva en el Jardín del Edén y que en nada responde a un orden sintáctico, fonético o gramatical de los que como seres sensoriales estamos acostumbrados.

En este punto una mano misteriosa apunta mis dedos a escribir a los hombres:

CAPÍTULO II

A LOS LECTORES

Ruego, no se apresuren ustedes a juzgarme de hereje, bien es cierto que he aborrecido la institución de la iglesia por la promiscuidad de su devoción y el distanciamiento del mensaje genuino, no se apresuren en armar hogueras donde esperaran que les maldiga desde las llamas, sientan calma ante mis palabras.

Esté que ha acercado sus letras no es sino otro más que cree ser una voz que clama en el desierto, solo gritos dentro de una botella, ninguna pretensión tengo, más allá de la que mi humilde alma pueda saciarse de la fuente que todo lo conoce, he batallado con el sufrimiento que trae el conocimiento, en una incansable búsqueda sin respuestas, pues mi aparato auditivo se ha atrofiado; el acercamiento a la comprensión de una existencia una vez divina, hoy encerrada en un cuerpo mortal y corruptible, me atormenta. Ciego y sordo en buena parte, más bien sin ánimos de oír, solo se degustar y sufrir de gula para calmar mi ansiedad ante la abrumante nada que me proyecta sombras al fondo de una caverna.

Aun así, una voz lejana se me hace perceptible, la voz del Creador que intenta darme a conocer sus misterios, una voz que en un tiempo pasado habló a la humanidad en un lenguaje único comprensible a la naturaleza.

Ante esto no dejo de sentir nostalgia, ¿cuál era este único lenguaje por el cual el hombre oía a su Creador y del que hoy, absorto en esta Torre de Babel que construimos pasamos nuestros días sin más objetivo que el de desgastar el alma encerrada en una jaula de concreto que nosotros mismos hemos fabricado?

En ocasiones me consuelo en mi megalomanía, en pensar que quizás una copia de la llave de esta jaula me ha sido dada, pero en la que debo trabajar, aun debo amolar sus orillos y encontrar la cerradura para lograr salir. En la comprensión de este lenguaje único creo encontraré mi libertad

Por esta razón, durante largos años he meditado sobre la doctrina predicada e implementada hoy en día por las iglesias que dicen seguir las enseñanzas evangelizadoras de Cristo, (específicamente a la doctrina de la religión evangélica y demás cultos monoteístas del cristianismo) en un principio, temeroso de caer en el cuestionamiento directo de Dios mismo, lo que para ojos de la pseudo-cristiandad significa una herejía. Pseudo-cristiandad a la que pertenecí en un momento y llamo pseudo-cristiandad con responsabilidad a aquellas doctrinas que corrompiendo el sentido original del cristianismo se entregaron al nuevo dios, el dios que inventaron para justificar el horror y la miseria que nos han heredado, el dios que se disfraza de Cristo para someter las conductas de la humanidad, el dios del dinero, el dios de la avaricia, de la idolatría, del falso positivo; conservando solo la apariencia de lo que una vez fue la filosofía predicada por Cristo, pero que hoy ha convertido a la casa de Dios en una cueva de ladrones.

“Y aquello que hicimos antes por el amor de Dios, lo hacemos ahora por el amor al dinero, es decir, por amor a aquello que da la sensación más elevada de poder y la buena conciencia.”

(Nietzsche)

Ante esta situación, es necesario amarrar los cueros nuevamente en forma de látigo contra los anticristos del pastorado y obispado de las iglesias pseudo-cristianas.

No lo niego, sentí riesgo al emprender esta empresa, no sería fácil cuestionarme lo que hasta entonces fue mi única vida, por ser criado bajo la doctrina evangélica pentecostal y luego bautista, el génesis de mi cuestionamiento estuvo basado en un punto de quiebre espiritual, en el que dos realidades me abrumaban: la predicación del extraño ser con forma de hombre detrás del pulpito, la figura autocrática legisladora y judicial del pastorado y su estructura jerárquica vertical que lejos de una verterbralidad solo buscaba el dominio del pensamiento crítico a través de la ortodoxia y la justificación de una exacerbada acumulación de riquezas en nombre de Cristo, la pesadez del camino señalado por la institucionalización de la predicación, que llama a la santidad a través de las sacrosantas tradiciones evangélicas; en contraposición a mis deseos de duda, a mi lucha de debatirme a mí mismo, de cuestionarme como sirviente y esclavo de axiomas antinaturales… estas dos corrientes hacían mermar cada vez mas mi ánimo por la pseudo-cristiandad.

Mi espíritu se confrontaba con los textos Bíblicos donde Jesús predicaba el amor y la negación de la ortodoxia religiosa poniendo por encima de esta el más puro sentir de amor al prójimo, la abnegación absoluta por la causa de la humanidad, una prédica dada por el mismo Cristo, en donde no se negaba la naturaleza del hombre y en donde no existía un mensaje moral, sino que por lo contrario, la misma se oponía a la moralidad enseñada por el lobo predicador, el ejemplo altruista de este Cristo que con su simple andar desmonto las más preciadas tradiciones judías, el hombre que llamo “sepulcros blanqueados” a los máximos representantes de la fe a la que él mismo pertenecía, el subversivo, el rebelde, aquel que distribuyo lo poco que tenia entre los pobres, el mismo que dio de comer a sus seguidores. Jesús él no ortodoxo.

Fui uno de los devotos que alzo su voz y pregunto ¿a quién creer? la palabra del hombre en contra de la palabra del Dios sin nombre expresada en la Biblia. Dos caminos que para el conservador, tradicionalista y obrero de esta Torre le resulta sobremanera difícil divisar, pues ambos parecieran estar estrechamente relacionados entre sí.

Fui rechazado, botado de cada pseudo-iglesia donde exprese mis dudas, todo en mí les provocaba terror, mi libertad les fue agresiva y con violencia me expulsaron de sus clanes de hermandad. ¡Mundano! Me dijeron, ¿pero acaso no fui puesto en el mundo para meditar sobre todo el trabajo que se hace debajo del sol? Pregunté desde sus puertas.

Me sentí desprotegido y arrojado al mundo por la expulsión de la pseudo-iglesia, mi corazón se constriñó, no quería separarme de aquello que conocía como Dios, mas cuando pedí a este que me hablara solo encontré silencio, una y otra vez traté de flagelarme para que viera mi sacrificio y solo encontré silencio, poco a poco fui comprendiendo mi propia sordera; me lamente amargamente al darme cuenta que en el principio de la creación se le había permitido al hombre escuchar y entender el lenguaje único del Dios antiguo, el mismo que Cristo trajo de nuevo. Sufrí al entender que habíamos dejado de escuchar la voz del Dios antiguo, la misma que en el Edén paseaba libremente entre la naturaleza, y por encima de esta, habíamos venido a escuchar la voz de los hombres que no es más que la voz del nuevo dios, administrador de esta Torre, donde el ruido es poesía.

Un quiebre espiritual de la humanidad hizo sordos los oídos de los hombres, así como también les fue difícil sino imposible a los escribas y fariseos del templo de Jerusalén escuchar la voz de su Mesías.

Sin embargo, al poder despejar mis miedos, sobre el camino difícil a elegir, luego de una vida de tradiciones y moral pseudo-cristiana, me percaté con placentero idealismo, que el cuestionamiento de la doctrina que hoy en día es predicada como fiel interpretación de la palabra de Dios, quedaba exento de ser una herejía, me redimí de entre las llamas de las hogueras que prendieron a mi alrededor y no lograron tocarme.

Pude darme cuenta, que el cuestionamiento de la doctrina pseudo-cristiana, junto con la decisión y aceptación de la existencia de ese Dios antiguo, que no es más que el Dios único, puede alimentar la fe del verdadero creyente en mayor medida que la tradición o la moral dada desde un orden jerárquico vertical implantado en las pseudo-iglesias de la pseudo-cristiandad. Me erguí rebelde, en contra de la ortodoxia, de la moral y de las sacrosantas tradiciones pseudo-cristianas que debilitan la fe y alejan al individuo de la comprensión de un Dios infinito.

¡Me libere! No encontré mayor felicidad, mayor libertad y mayor acercamiento a este Dios antiguo que cuando renuncie a toda religión y dogma

“… conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.

(San Juan 8: 31)

Bebí mi primera cerveza y baile al ritmo hermoso de una música extraña, esperando que en el climax fuese alcanzado por un rayo, por el dedo furioso del dios que conocía, y espere, nada paso…

Todos arrojaron sus piedras en mi contra, con afanes de atinar primero, pero ninguno dio en el blanco, “Vete y no peques más” fue la respuesta en mi corazón.

Hoy, Las sirenas de policías y gendarmes moralistas han anunciado mi arresto y próxima ejecución. Miro por una pequeña ventana, ¡no llegaran pronto!

Afino mis ojos en la lejanía del pasado, en esta visión no soy culpable de la supuesta herejía que me imputan, la institucionalización del pseudo-cristianismo por parte del Estado negó a la humanidad la posibilidad de la libre interpretación sobre su Dios, el pensamiento ontológico se equiparo al mito y al simbolismo y como tal quedo en la oscuridad, sin posibilidades de análisis alguno.

Ellos mismos crearon un puente entre Dios y los hombre y a este puente le llamaron religión y politeísmo; así nació el nuevo dios y perdió su contenido fundamental el mensaje de la verdadera cristiandad, pues fue infectada por el virus de la moral social, esto hizo que el cristianismo primitivo perdiera su relevancia; ya no era Cristo el predicador, ni el dador del sermón, ahora lo era el Estado, la monopolización de todo conocimiento en sus manos cobró la vida de miles de herejes, tomando como punto de partida para los juicios, sus propias interpretaciones morales y las conveniencias sociales y económicas de la época.

De Constantino nació el aberrante Catolicismo lleno de sincretismo y politeísmo; y de Lutero nació la reforma protestante y sus sectas evangélicas. Pero olvidaron a lo largo de los siglos al líder de la revolución Cristiana, al Cristo.

De esta forma se interpretó que no estaba lícito hacer el bien en los días sábados por ser pecado, sin embargo, se hizo mal en los otros seis días, pues estaban exentos de pecado. Se desconoció por cierto la interpretación del mismo Cristo cuando explicaba que no quería sacrificio sino misericordia.

La pseudo-cristiandad puso a la venta el valor altruista del sacrificio de Cristo a cargo de la culpabilidad de las conciencias, mas no enseñó que aquel acto en lugar de embargar a la humanidad de un sentimiento de culpabilidad, fue realizado con la intención de enseñar la abnegación perfecta, de abrumar de admiración y agradecimiento al hombre para con aquel que se sacrifico por todos. Los axiomas del catolicismo se convirtieron en verdades absolutas e incuestionables, la ciencia y el humanismo fueron negados y los verdaderos culpables se lavaron las manos cual Pilatos.

Apunto a la brevedad mis notas a usted que lee esto y el espanto me abruma, hoy en día la realidad no es muy diferente a aquella en la que se perseguían herejes y se ejecutaban seres humanos en mazmorras de palacios arzobispales con instrumentos de tortura en nombre de Cristo. Aunque el oscurantismo ha quedado en el pasado, y el renacimiento y el enciclopedismo nos han dado las luces para el establecimiento de juicios racionales, la iglesia de la pseudo-cristiandad continua contaminada de su germen inicial (la moral) y ha traído de vuelta la cacería de herejes.

En este punto, hoy, la pseudo-cristiandad se hace responsable al deslegitimar la prédica verdadera de Cristo y se vale de una credibilidad debilitada por los excesos, la privación de los instintos del hombre y la tipificación de pecados morales para encerrarle y hacerle sordo. Irónicamente dicen basarse en la misma predicación que un principio tenía como pilar fundamental para su desarrollo, el amor al prójimo.

Muchas expresiones inconscientes de cristianismo social han sido tomadas como herejías, ateísmo, y comunismo; revelando claramente el papel de la iglesia pseudo-cristiana, históricamente a favor de los fascistas y las más altas elites de la sociedad mundial, en contra de los más desposeídos.

La malinterpretación de la doctrina calvinista que plantea la recompensa material de bienes y riquezas por amor a Cristo se contrapone directamente a quien dice alabar, pues el Cristo de su predica, fue el mismo que sin tener donde caerse muerto le fue prestada una tumba para que le sirviera de sepulcro.

La iglesia evangélica actual se alza como garante de la interpretación de la palabra de Dios para el hombre y reprocha abiertamente y juzga con juicio férreo las riquezas de su rival, la iglesia católica, pero la misma no es más que una burda representación de lo que dice aborrecer del catolicismo, el hombre se ha enseñoreado de las conciencias y la moral de la comunidad que comulga en la pseudo-cristiandad.

El oscurantismo no ha perdido su fuerza y como consecuencia directa ha traído la explotación de los más débiles por el zorro más astuto de todos, (el predicador) el jerarca de la comunidad pseudo-cristiana, el que se llena los bolsillos de dinero sobre la miseria de sus feligreses, la prédica sin fundamento teológico, ni histórico del diezmo, la alienación del pseudo-cristianismo actual, la negación del individuo sobre la interpretación espiritual de su creador, la vergüenza étnica, la manipulación etc.… todo esto desvirtuando a la verdadera cristiandad, todo esto no es más que la anti cristiandad.

No podemos encontrar al Cristo entre templos de oro y riquezas absurdas, lo encontraremos en nuestra choza y en nuestro pueblo pobre

(Guerrillero Sandinista)

CAPITULO III

EN EL PRINCIPIO

¿Es que acaso no fue Dios mismo quien otorgo libre albedrio a los hombres, para pensar y entender el planteamiento de la infinitud ante nuestra desvirtuada naturaleza finita?; ¿Quiénes se hicieron sacerdotes de la escatología? ¿Acaso no son los mismos que hoy se aferran temerosos al presente?, ¿las serpientes que huyen de la ira venidera?

La concepción de futuro no les afecta más allá de los diezmos arrojados a sus arcas; mientras el engaño moral sea su prédica el mundo seguirá preso en esta Torre.

La humanidad no acepta su génesis, no le son tolerables sus instintos primarios, su apetito le produce anorexia, su lujuria abstinencia; su moralidad es insostenible, sin embargo necesita de ella para alimentarse del terror causado a los demás, la moral es su germen, su virus, su jerarca, empero la misma humanidad ignora que la moral ya no ha de existir sino por una decisión propia, sin ley no hay violación, sin ley no hay pecado.

-¿Acaso Cristo no quito el pecado?

Y sin pecado no hay ley, es decir no existe la moral.

– ¿No dice esto las mismas escrituras que dicen seguir como guía infalible?

Según esto, el hombre puede regresar al Edén, pero se niega a desinfectarse de su germen inicial.

El culto al nuevo dios no es más que un culto moral, de mutilación y muerte.

-¿No fue en pago la eternidad de Adán, lo que le permitió tener el conocimiento de la moral?

Adán entrego su eternidad por el engaño; perdió su inmortalidad a cambio del conocimiento moral, a cambio del virus. Fue Adán quien sufrió la primera infección, su desnudez le fue vergüenza, el intercambio no fue bien pensado. Que ilusa fue la humanidad al aceptar tal intercambio, la muerte se enseñoreo de nosotros, pero era inevitable que esto ocurriera, no es fácil juzgarle temerariamente si la concepción de la muerte no le era natural, por eso la amenaza de la misma no le causo ninguna coacción y con gusto acepto el trueque.

Las generaciones han pasado, la carga de la muerte quizás es el único estimulo de supervivencia que mantenemos. El pecado original, la condena eterna del hombre a través de la serpiente y el fruto prohibido aun nos angustia, lloramos por los rincones de esta Torre y suspiramos mientras nos preguntamos:

-¿Qué es lo que hemos perdido?

– ¿Cuál es nuestro anhelo de esperanza?

Observo a los que se desplazan con las cabezas volteadas hacia el pasado, son seres que parecen caminar al revés, eternamente mirando atrás y les entiendo, el mito del paraíso aborda sus conciencias con anhelos de retorno y suspiros de nostalgia, en busca de la esencia perdida del hombre, aquella que una vez arrojo al hombre a un lugar sin moralidad, sin reglas de conducta, donde en un momento se encontró en completa libertad, donde no se avergonzaba de su naturaleza, donde la ley no se escapaba más allá del razonamiento natural de sí mismo, donde ni el bien ni el mal existían pues no existía una medida moral para acusar los actos que hoy consideramos inmorales ante la sociedad inexistente. Les veo y les compadezco, pero pronto me percato que camino entre ellos, ¡somos nosotros mismos!, pobres de nosotros, eternamente suspirando y llorando…

En el umbral de mi ventana observo: mientras gendarmes y policías trepan por capturarme, se que aún hay tiempo antes del silencio. Los encargados de esta Torre no permitirán mi rebelión, cámaras ocultas me observan omnipresentes en busca de pornografía, en busca de mi desnudez, en busca de mi pecado moral para así juzgarme, lo han encontrado, he masturbado mi esencia y en el orgasmo he encontrado el clímax de mi creación, la gran duda es una bofetada a esta humanidad.

Mas sin embargo calmo mi paranoia en el recuerdo, en algún momento el hombre y la mujer fueron entregados a sus instintos naturales en un entorno autosustentable, sin la conciencia del bien ni del mal, donde el hombre escuchaba la voz de Dios en aquel lugar, por ser de naturaleza amoral, a ese lugar que una vez llamamos Paraíso.

El hombre eterno en su virtud de no conocer…

Continúo mi marcha, en las lágrimas de estos seres que no somos más que nosotros mismos, evidencio la ambición del hombre por conocer el bien y el mal, y suspiro; fue esta ambición la que trajo como castigo inclemente la implementación de la moral. ¡Ay que dicha la de los niños!, ¡ay que dicha la de los animales!, ¡ay que desdicha la invención moral del hombre!

No fue la muerte el castigo eterno, no fue trabajar la tierra lo que castigo al hombre, no fueron los dolores de parto el castigo, más que el provocado por la invención de la moral.

Los siglos vinieron, y el castigo continuó, la moral se hizo a sí misma como única alternativa de dialogo con la divinidad, ¡otro engaño!, mientras el hombre sufre por el paraíso perdido, se apega a un orden moral mundial con el que cree alcanzará su naturaleza divina, los Derechos Humanos no son más que una parodia moral de los pueblos occidentales. La moral de la iglesia evangélica y la moral de la religión pretenden solucionar el problema con sus mensajes de autoayuda, ascetismo y puritanismo. Esta infructuosa tarea resulta tan absurda como la de apagar el fuego con combustible. ¿Cómo hemos de acercarnos a Dios a través de nuestro orden moral y ansias de santidad, si es precisamente la moral el castigo del hombre, el pecado del hombre? ¿Cómo hemos de encontrar a Dios a través del germen que nos separó de este, el mismo que nos hizo sordos a su lenguaje único?

Adán, hombre desnudo, inconsciente de su desnudez, caminó por el jardín junto a otros animales sin imaginarse la suerte que le vendría, ¿acaso habrá en el mundo cosa más ridícula que una vaca con un vestido de Carolina Herrera? y por analogía directa ¿no le es igual de ridículo al hombre?

Adán, creado por Dios para su propia adoración, no tuvo un lenguaje impuesto, su lengua primaria fue enseñada por su propio creador, un idioma único con el que podía comunicarse con la naturaleza entera, prueba de esto vemos como los mismos animales conversaban con Adán en un lenguaje universal, sino fuere de este modo ¿Cómo pudo entonces la serpiente dirigirse a Eva sino existía este lenguaje único? ¿Por qué no le causo espanto a Eva ver que un animal le hablara?

Suponemos que Adán fue entonces un hombre capaz de escuchar la voz de su creador, voz que se paseaba por el paraíso, y no hablo de esa voz interior, de esa suerte de apasionamiento que hace a algunos pseudo-cristianos escuchar lo que les conviene pues es su interior egocéntrico el que habla para justificar llamarse a sí mismos profetas; me refiero a una voz creadora que todo lo controla.

Adán, hombre en la infinitud, solitario caminante y anhelante de lo que los animales tenían, ¡“una compañera”!, Adán en un principio, creado por el barro y el halito de Dios, observó que en su infinitud de recursos naturales indispensables para su desarrollo, necesitaba compañía, el sexo dado por la naturaleza sin más pretensiones que la reproducción, tal como fue el mandato de Dios a su creación. Por esta razón, una mujer carne de su carne le es dada a Adán.

Este, seguramente ignorante de cualquier orden moral miró fijamente los senos de Eva, curioso entraría en sus pasiones naturales y acariciaría su pubis con la inocencia de un infante

-¿Qué conducta moral guio a Adán más que la proveniente de su propia naturaleza?

– ¿Habrá tenido sexo con Eva múltiples veces antes de la ingesta del fruto prohibido?

– ¿Y cómo negar que el hombre en su más puro instinto natural no se entregaría a tal pasión?

-¿Fue pecado?

-¿Cómo aseverarlo si no había sido dada una ley que le prohibiera tocar el pubis de Eva?

La ley planteada desde el ámbito jurídico se resume a un código de conducta creado para el sostenimiento de cualquier sociedad, basada en el axioma de que “lo que no está prohibido está permitido”

Los guardianes morales de esta Torre, se alzan hoy en día, condenando y negando la naturaleza humana, el pseudo-cristianismo se debate entre el ascetismo y el instinto, en una balanza moral pretenden pesar su hipocresía, mas resulta indispensable y necesario reconocer cual es la naturaleza del hombre, pues es el hombre y su naturaleza creación de Dios mismo y lo que Dios creó no necesita ser condenado.

Entonces:

-¿Cómo es el hombre por naturaleza?

-¿Quién recuerda sus primarios instintos?

Irónicamente pareciese que el mito de Tarzán cobrara importancia.

¡En este punto de mi relato advierto!: Los guardianes han cargado sus armas en este preciso instante y amenazan con derribar los barrotes de mi celda, mas no les temo, yo continuo cuestionándolo todo

-¿Qué sería del hombre arrojado a la intemperie, a la suerte de su naturaleza humana?

-¿Cómo hablaría?

– ¿Cómo vestiría?

-¿Sería bueno?

-¿Sería malo?

-¿Cómo era Adán en ese entonces, en el paraíso?

-¿En qué momento conoció una norma de conducta que le dijera lo bueno y lo malo y le condenara a una eternidad de expectación de pecado?

Sabemos por el mundo semita que este punto de quiebre se encontró cuando tentada por la serpiente la mujer probo del fruto prohibido y lo compartió a su hombre,

“les fueron abiertos los ojos”

El castigo eterno de la humanidad. La pérdida del paraíso no fue otra cosa que la implementación de un orden moral. ¡Con cuanto hincapié advirtió Dios sobre el mal de la moral!, mas desobedecimos, los ojos de la moral fueron abiertos y encontraron vergüenza en su naturaleza, el hombre dejó de ser libre al sentir esto, su desnudez le pareció antinatural.

La condena de la humanidad había comenzado con la moral, una moral que le enseñó su desnudez, que le enseñó el esfuerzo innecesario del trabajo que hace el hombre debajo del sol; una moral que no provenía de otro lugar sino del mismo Mal disfrazado de serpiente, la moral de la condenación, la moral que negó la naturaleza perdida del hombre, el destierro de su propio ser, el hombre arrojado al abismo de su propia vergüenza desnuda ante los ojos de una sociedad.

– ¿Cuándo recuperaremos el paraíso? Preguntan los hombres a escondidas de los guardias

Y el hereje les contesta:

-Cuando los muros de la moral se arrojen por su anti naturalidad a los mismos abismos de donde vinieron. No fue Dios el dador de la moral, sino de la vida, la moral solo fue el castigo por el pecado.

La amoralidad fue nuestra primaria existencia, la amoralidad fue nuestra ley natural, el bien y el mal son concepciones creadas por la moral. Dentro del corazón de los hombres habita el aliento de su creador quien prepara un lugar mejor que el paraíso, pero para esto el hombre debe limpiarse del germen inicial, del virus infeccioso de la moral.

Atónito miro a mí alrededor en busca de un maestro amoral y le encuentro:

-¿Quiénes de entre los nuestros son los más parecidos a Adán?

-¿Quiénes guardan aun su naturaleza amoral, divina y sincera ante su creador?

-¿Acaso no son los animales?

-¿No son también los niños quienes se asemejan más a esta descripción de Adán?

-“…dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos…”

(Recita la anciana las palabras de Cristo)

Le entiendo, empero mi mente divaga en un collage de pensamientos

Miro de nuevo por mi pequeña ventana y observo a los fieles acercarse a sus carceleros con preguntas sin respuestas. No habrá una voz que nos indique el verdadero camino más que la del líder de esta revolución amoral, el Cristo. Sin embargo hemos perdido la gloria por la que fuimos restaurados, no hemos aceptado la natural enseñanza de la bondad y el amor, así hemos ganado el mundo pero perdido nuestras almas

El auto castigo continua, hemos puesto un nombre a Dios como si le conociéramos lo suficiente como para universalizar su nombre y bautizarle. En nuestra inmensa vanidad hemos objetivado lo intangible

¿Cómo conoceremos a ese Dios creador de las cosas si hemos perdido nuestro idioma original, nuestra naturaleza amoral e inmortal?

Cuando Moisés pregunto a Dios su nombre, de entre la zarza que ardiendo no se consumía, este le dijo “Yo Soy El Que Soy” planteando de esta manera que no debía tener designación alguna

¿Con que nombre conoció Adán a Dios?

En el Islam la palabra Alá no es referida a un nombre propio sino a un epíteto, a su cualidad como “El Todo Poderoso”, y sin embargo los pseudo-cristianos guardianes de la moral, plantean que el Dios del Islam no es el mismo del Cristianismo, ¿acaso no es el Dios del Cristianismo también El Todo Poderoso?

Incapaces de determinar la esencia de Dios lo hemos antropomorfizado a nuestra imagen y semejanza. Siendo nosotros netamente sensoriales, conocedores de toda sabiduría empírica lo hemos determinado por los sentidos, y por esta razón le hemos dado a Dios manos y pies. ¿De que otra manera puede conocer el hombre a su Dios si no es a través de sus sentidos? Y si Dios no ha de conocerse a través de los sentidos, faltara mucho más que de un simple razonamiento fideista para entender la esencia del mismo.

En nuestra extensa sabiduría hemos construido una nueva Torre de Babel, la tecnología y la ciencia han hecho incuestionables sus axiomas y la capacidad subjetiva del hombre se ha visto minorizada, hemos construido nuestras propias celdas, hemos desplazado a Dios por una pantalla de ordenador contentivo de todas las respuestas de la humanidad; a la par de esto, el invento más ingenioso del Estado: “la religión”, la más alta exaltación de la moral, la más fiel proclama de la naturaleza perdida, ha hecho meya de todo pensamiento distinto al de esta Torre de Babel que se levanta como intérprete objetiva de la esencia de Dios y de las tradiciones heredadas de una cultura semita. Un nuevo ordenador fue entregado a la humanidad, el ordenador de la religión, el dogma y la ortodoxia, la Biblia como única fuente indiscutible e ininterpretable por los pueblos, a excepción de los más reconocidos fariseos y evangelistas.

Para bien de la humanidad hemos esclavizado al hombre negando su única naturaleza y aborreciendo sus más puros instintos. Todo esto como consecuencia de nuestro pecado original.

-“dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos”

El supuesto cristianismo buscando frenéticamente sumar pisos a su torre de Babel ha acrecentado la perdida de aquel idioma único, y ha abandonado al hombre al destino de innumerables religiones entre monoteístas y politeístas que de alguna manera intentan explicar que su dios es el verdadero.

¿Que ha sucedido con aquel lenguaje único, ese que hablo el hombre una vez en comunión con Dios, el único. Aquel idioma que la naturaleza reconoce y del que Adán y Eva argumentaron contra una serpiente?

CAPITULO IV

EL MENSAJE

¿Cómo hemos de entender los pasajes Bíblicos sin el contexto de cristiandad en el que hoy en día viven los pueblos occidentales? ¿Cómo hemos de entender que un dios de una tierra tan lejana como la tierra Palestina, prometido a un pueblo tan distinto a los pueblos de occidente, con costumbres tan lejanas en aquel entonces a la realidad de los pueblos conquistados por medio de la espada y la cruz, con moral, religión e idiomas tan ajenos a las cultura de Europa y a la nuestra, sea el único dios que el mundo mayormente politeísta (con algunas excepciones de monoteísmo) debía adorar? y en modo particular ¿como ese redentor de un linaje como el de Judá podría ser considerado el único Dios?, ¿Por qué Jesús y no Buda, por que no Zue, o El Chapulín Colorado?

Entre golpes y reprensiones crecí al preguntar tales cosas, me amordazaron con la represión moral. Los años han pasado y la pseudo-cristiandad aun no me ha dado respuesta alguna, por lo contrario no ha visto solución más viable que la del fideísmo para responder a este y a los cuestionamientos más elementales del pensamiento ontológico del hombre sediento de una interpretación satisfactoria pero que por más parece lejana.

Dado que toda respuesta esta manchada por el mismo germen moral, no pretendo yo dar ninguna respuesta tampoco, no soy quien para presumir de tal cosa. Siendo un hipócrita, he creído en mi corazón lo que he querido creer, la cuestión es de simple elección, el mensaje más contradictorio y difícil de entender para el hombre es el que intento hoy internalizar pero que aun no entiendo, ¿Cómo he de amar a mi enemigo? No hay tarea más difícil que está en el mensaje, pero nada parece más hermoso que lograrlo.

¿Quién será capaz de engañarme si he sido defecado desde las entrañas mismas de la religión, de la pseudo-cristiandad, de la santurronería y el moralismo como escusa, quien ha de engañarme?, ¿El fariseo, el pseudo-cristiano y sus sacerdotes? Les conozco bien a todos, les he visto desnudos, se han hecho incrédulos y perezosos, incapaces de meditar en el mensaje original.

“…sino que en la ley de Jehová esta su delicia y en su ley medita de día y de noche…

(Salmo 1).

El Dios antiguo, es el Dios sin nombre, el universal, el que ha enviado su mensaje a través de su único lenguaje, de cuyo código solo hemos podido codificar el amor, habla a la naturaleza del hombre con un mensaje cruel y duro a la razón, pero hermoso en toda comprensión, el mensaje del verdadero amor, y el mensajero de este no es sino el mismo Dios único cuyo nombre no ha de ser revelado.

No presumo de tener en mi vocabulario las palabras del lenguaje único, por lo contrario sufro al desconocerlas, pero las buscare empecinado hasta el final de mis días, y al encontrarlas clamare a Dios por ayuda, ese día desapareceré del mundo.

El afán de encuentro del hombre con su verdadera naturaleza, la añoranza de aquello que perdió (el paraíso) y el anhelo de lo que cree tendrá algún día (la redención perfecta o el nuevo mundo) le angustia y le indetermina, el hombre ha sido arrojado en un mundo perfecto, en un mundo infinito siendo él mismo imperfecto y finito, tomándose la osadía (aquella que le condenó en el génesis del pensamiento) de meditar y especular sobre aquello que le fue dado una vez y que perdió, la divinidad del hombre en su escencia trina (carne, alma y espíritu), su lucha cruenta entre la razón y su instinto natural, la creación de su propia cárcel en los muros de una moral social y los más elementales de sus arrebatos pasionales, todo esto subyugando al hombre en un sentimiento de culpa por la muerte de Cristo en la cruz, mas no en un sentimiento de agradecimiento por la enseñanza altruista de aquel acto en que en medio del suplicio de la tortura suplicó piedad para sus verdugos, ¿Quién ha de poder imitarle? Ejemplo majestuoso del amor incondicional.

Un filosofo alemán, cuestiono el planteamiento del altruismo cristiano como la victoria de lo débil ante lo fuerte, pero obvió el método de conquista del hombre a través del amor, pues es el mismo amor uno de los elementos de la naturaleza perdida que Cristo viene a reimplantar.

Aun así existen recuerdos obscuros; para todos es cierto que a lo largo de la historia, el pseudo-cristianismo ha avergonzado a la humanidad con sangre y tragedia, con avaricia y afán de poder, con el fideísmo exacerbado, con la negación de la razón con base a principios morales judíos que no nos pertenecen por naturaleza y que solo intentan alejar al hombre de su verdadero instinto. Entonces:

El hombre, el humano en su puro instinto, creación divina

Sin duda que sería juzgado por la pseudo-cristiandad reinante hoy en día como un salvaje y pecador, un animal sin fe y sin respeto por el orden de lo que ahora ellos llaman natural, Rousseau plantea en el Emilio que los seres humanos tenemos un afán de transformar nuestro entorno por no aceptar la belleza de lo natural, por eso hacemos de lo natural y bello algo monstruoso que nos complazca mas. Así la moral pseudo-cristiana ha forzado a la misma naturaleza a avergonzarse de su Creador.

¿Acaso la naturaleza nos enseño la negación del ser?

Cada animal goza de su propia determinación, de un instinto combativo pero además piadoso, que le guía, como la voz de un narrador inconsciente que no le juzga ni le abruma pues conoce la voz de su creador.

Esta fe conformista y teocrática que niega los planteamientos del hombre ante la infinitud que rodea su mente finita.

Me sobrepongo, mientras a la puerta de mi celda golpean con fuerza para entrar, hago publica mi confesión, es cierto que tengo un pasado vergonzoso, que una vez juzgue y perseguí a cualquiera que cuestionara el dogma oficial de la religión cristiana, es cierto que fui embrutecido y feliz sobre mi cátedra de ignorante, es cierto, no me justifico a mi mismo, la enseñanza moral de un nuevo dios disfrazado de antiguo me abrumó, aborrecí todo análisis de una fe guiada por la razón, del Cristo subversivo y de un discurso por mas social, hacia el establecimiento del reino de Dios en la tierra. Es cierto me avergüenzo, sigo siendo un hipócrita, solo entendí el mensaje cuando vi el rostro de un mendigo cruzar un puente y decirme

Me aborrecí de inmediato, me asquee de mi mismo, me sentí horrendo, morí, me declare el más ignorante de los ignorantes ante este mendigo que me ensenaba una verdad.\

Aun me aborrezco a mí mismo, mientras haya hambre en el mundo todo lujo seguirá siendo un pecado.

A través de un largo estudio comprendí que los elementos proféticos y culturales que posicionan a Jesús en Palestina no se justificaban para hacer valer un linaje cultural ni moral único en el mundo, sino para que la figura de Cristo, subversiva y desafiante por excelencia se exaltara como poseedor de la verdad en la humanidad, verdad resumida en su ejemplo y predicación, el mensaje de Cristo no fue en ningún sentido religioso, sino espiritual, habló de amor, de perdón y murió creyendo en aquello que había predicado, no se humilló ante la muerte que le venía, ante las torturas de los romanos se fue creciendo, una vez clavado en la cruz pidió a su Padre que les perdonara por no saber lo que hacían, su sufrimiento y compasión mostraron al mundo la fortaleza de las ideas, de la fidelidad a sí mismo, Cristo no habló de rituales, tampoco de instauración de fiestas sagradas, ni de cómo habían de rendirle culto, simplemente instó a amarnos los unos a los otros y aun mas subversivo instó a amar a los enemigos, Cristo no es el dador del cristianismo, ese fue el nombre que luego los hombres dieron a los seguidores de su doctrina, Cristo es el dador del mensaje único, del mensaje de la abnegación absoluta, siendo el amor una cualidad humana, el mensaje se constituye entonces universal, el enemigo de este mensaje es la religión, cualquiera que esta sea, la adoración al Dios Único y sin nombre está en el amor. Un ateo que en completa abnegación de su vida por sus amigos y más aun por sus enemigos está dando una muestra de fe en aquella doctrina predicada por el Dios Único y sin nombre, un homosexual que es lapidado por una turba de moralistas, mientras este abnegadamente ha procurado amor para los suyos, es una muestra de fe de aquella doctrina predicada por el Dios Único y sin nombre, una prostituta que no teniendo más posibilidades de sobrevivir, vende su cuerpo por amor a sus hijos, es una verdadera creyente, que ha dado muestra de fe de aquella doctrina predicada por el Dios Único y sin nombre. ¿Acaso alguno se atreverá a juzgar tales ejemplos? ¿Quién arrojara la primera piedra?

Amarnos los unos a los otros ha de ser la tarea más difícil de conseguir, amar a mi enemigo, bendecir a los que me maldicen, pedir misericordia para mis verdugos, es lo más hermoso y el camino más difícil a seguir, en esto se universaliza el mensaje del Dios Único, del Dios sin nombre, del Dios homónimo, en esto se basa la universalidad del mensaje, mas no en las convenciones sociales y morales judías de la época que pretenden hoy aun implantarse en nuestras sociedades.

El Dios sin nombre habló al universo en su único lenguaje, no nos queda más sino escuchar el sonido de esta única lengua hablada por la naturaleza misma. Todo el que hable de amor, hablará del único Dios sin nombre, toda cultura y nación que hable del amor hablará entonces del Dios sin nombre, toda predica que hable del amor genuino y verdadero estará hablando como mensajero del Dios único y sin nombre, todo hombre que entienda el mensaje quemante de este amor, asumiendo el riesgo de lo subversivo y revolucionario del mismo ha de ser un adorador del Dios único y sin nombre, todo aquel que ame a su enemigo y bendiga a quien le maldice será un creyente de este Dios único y sin nombre, todo aquel capaz de dar su vida por la de sus amigos pero sobre todo por la de sus mismos enemigos será conocedor del mensaje del Dios único sin nombre.

No existe mayor reto a la humanidad que la de amarse. Tarea difícil en el contexto social individualista de una sociedad cegada por el dios nuevo y su doctrina neoliberal. La moral ha de morir ante este mensaje, no hay camino más difícil que el de amar.

Según muchas hipótesis pintorescas referidas a su significado etimológico la palabra amor se le concibe en una de ellas como:

a (sin)- mor (muerte); es decir “sin muerte” Lo que pareciera estar en una correlación lógica con la predicación de Cristo.

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra (amor) y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”

(Juan 5:24)

La universalidad de la predicación hecha por Cristo sobre el amor, no se basa en su hacer etnológico sino en la subjetividad de sus acciones, todas encaminadas a la exaltación de un sentimiento de entrega y sacrificio incondicional. El espíritu colectivista y desafiante de Cristo ante la ley y su cuestionamiento a las tradiciones judías fueron puntos de partida para el despertar del Cristianismo. El rechazo constante al modelo social establecido por la ley como dogmas sin trasfondo espiritual, nos demuestra su no convencionalidad ante la sociedad, sumado a su principal planteamiento implícito de que todo lo que no se analizara desde la lógica del amor no podía ser llamado cristiano, nos expone incuestionablemente a un Cristo no ortodoxo, al rechazar claramente el institucionalismo y cualquier conducta derivada de ello, encaminada al cumplimiento de una obligación en función al alcance de la santidad, representando a la obligación en sí misma como pecado, nos muestra su carácter no convencional para la época. Como doctrina contraria a esta, Cristo nos enseña la elevación sincera de un sentimiento de amor puro y sin manchas que ha de venir de nosotros mismos en nuestro hacer y no en nuestra mayor o menor obediencia a la tradición.

“15:1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
15:2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.
15:5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,
15:6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
15:8 Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
15:9 Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.”
(Mateo 15:1-9)

“23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!
23:25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.
23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.
23:27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.”

(Mateo 23:23-27)

En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

2 Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.

3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;

4 cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?

5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y son sin culpa?

6 Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.

7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes;

8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.

(Mateo 12: 1-8)

El contexto cultural y los sujetos que forman partes en estas citas Bíblicas. Los fariseos (del hebreo פרושים) pertenecientes a la tribu de Levy, eran los mas altos representantes del judaísmo, tratándose así de los máximos garantes de la moral, la religiosidad, la tradición y el culto de todo el pueblo de Israel, la figura del Sumo Sacerdote Fariseo podría compararse por analogía con la del Papa y sus Cardenales, o con la de los más publicitados Pastores del marketing actual como Benny Him o Cash Luna; ¡contra estos habló Jesús en los versículos anteriores!, contra su falsa moral devenida de tradiciones de hombres mas no de la meditación sobre Dios y su justicia; ¿y quién era Jesús para oponerse a ellos y llamarlos ciegos? Jesús simplemente era el hijo de un carpintero, proveniente de una familia proletaria de Belén de Judea, seguramente sin educación formal, inquieto y rebelde, un niño que se separa de su madre y su familia por varios días, en una ciudad desconocida y es encontrado luego en el templo hablando y enseñando a los doctores de la ley; un judío que comía con recaudadores de impuestos, que convertía el agua en el mejor de los vinos, que tenia prostitutas como seguidoras de su doctrina, y ladrones como amigos, es esta la imagen social y moral de Jesús en los tiempos bíblicos, por lo que definitivamente no puede ser considerado como un garante de la moral judía para la época ni garante de la moral en el presente, por lo contrario podemos asegurar que Jesús de Nazaret era un subversivo de todo sistema moral, la Biblia nos muestra indiscutiblemente que Jesús no era un custodio celoso de las tradiciones para su época y por esto, fue atacado por las elites dominantes de la religión moral en aquel momento: pues este conocía que la moral era el virus de la humanidad.

33 «Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: «Demonio tiene.»
34 Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.»
(Lucas 7: 33-34)

37 Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,
38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.”

(Lucas 7: 37-39)

9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
9:11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
9:12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”

(Mateo 9:13)

Cristo nos enseña un amor expresado a los demás desde lo más profundo del pensamiento, un amor que nos indicaba la empatía y el altruismo de asumir visceralmente el dolor, la injusticia y el maltrato de mi prójimo como un maltrato hecho hacia uno mismo.

“… Sean capaces de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo, es la cualidad más linda del revolucionario… déjenme decirles a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero esta guiado por grandes sentimientos de amor…”

(Ernesto Guevara)

Una prédica revolucionaria que renunciaba a la moral y establecía el amor como pilar fundamental de su actuación, la amoralidad provendría de su amor y no de la religión.

De esto nos explicaba Jesús en su parábola del buen samaritano:

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”

(San Lucas 10:25-37)

Es importante recordar las diferencias religiosas que ambas culturas judía y Samaritana recelaban, al punto de que ninguna de estas tenía trato entre sí, actuación censurable y tildada como deshonrosa para quienes pensaran en hacerlo. Cristo reta a la comunidad moral judía, al sumo sacerdote con sus palabras. La parábola claramente nos enseña que es el amor en la práctica, el bien o fin último de la humanidad, la felicidad en la amoralidad, la destitución del dogmatismo ortodoxo, la superación de las diferencias religiosas, doctrinales, sociales y culturales entre los hombres es lo que ha de exaltar a la humanidad al génesis de su primaria existencia, la amoralidad absoluta entonces dará al hombre el conocimiento necesario para obrar acorde a las leyes escritas en su corazón desde su creación y no sobre la base de aquellas dadas desde un ordenamiento social vertical por personas que ostentan el poder.

Cristo desafía la moral judía, el hacer dogmatico y reconoce a su prójimo en la especie humana, mas no en una tribu, estado, nación o continente determinado, universalizando de esta manera su palabra, con la predicación de que sería el amor lo que dirigiría las conductas de los hombres, la religión ya no sería entonces garante de la actividad moral del ser humano, ni la sociedad establecida, sino solo bajo la lógica del amor seria entendida la palabra de Cristo entre las naciones y así la moral quedaría entonces a través del pensamiento Cristiano, sepultada en la letrina del infierno de donde vino.

Por esta razón, la religión ha de perecer en cuanto a dogma he institución moral y ha de ser esta sustituida por la fe, la esperanza y el amor por sobre todas las demás cosas.

La universalidad de esta doctrina enseñada por Cristo es entonces alcanzable y viable para la humanidad. Cristo no fue un maestro de la moral, las tradiciones o la ley, sino un maestro del amor y la amoralidad. Un verdadero revolucionario

34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

(Lucas 13:34-35)

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

10 más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”

(I Corintios 1)

CAPITULO V

SACRIFICIO

El hombre arrojado en esta selva de concreto sufre los embates de la claustrofobia, la luz apenas si se cuela entre la cima de los edificios del Ministerio y demás burócratas en juego, todo es oscuridad, se nos han atrofiado los sentidos, el paisaje gris que ahora lo cubre todo nos abruma, la falaz alegría de la moneda aliena cada vez nuestras mentes, en búsqueda de un escape a esta esclavitud al nuevo dios, hemos dejado de mirarnos a los ojos, en ellos vemos un retorno al instinto, hablamos por señales, semiótica, por botones y timbres que nos indican que hacer en lugar de usar la palabra, el oráculo en las pantallas dictamina cualquier tendencia del supuesto libre pensamiento del hombre, son estas pantallas quienes nos muestran la realidad que debemos conocer, todo está diseñado para la ceguera, los sentidos no han de llevar al hombre a conocer su realidad de esclavo, la moral continua mutando, la inmoralidad solo es consecuencia de quienes han creído en la moral, ¿con base a que han de juzgar la inmoralidad si una cosa es igual a la otra?, no hay escapatoria, el camino hacia la fuente es custodiado por el sistema moral, la humanidad ha de perecer, el fin ha llegado, el hombre cada día se aleja más de su verdadera naturaleza, mientras, los animales siguen observándonos con ojos de lastima y compasión, hemos acabado con el mundo creado en perfección, poco nos queda antes de la escases. En este punto, el hombre ha de desprenderse de cualquier proyecto individualista, de la mirada obscura entre las celdas de metal que le aprisionan, el hombre ha de superar cualquier concepto preconcebido sobre el amor, pues el egoísmo y el individualismo son su desgracia, la falacia de un mundo perfecto dominado por el nuevo dios de oro es su ruina. El hombre ha de entregarse a una misión exclusiva encaminada a la perfección del amor colectivo, esto representa un acto subversivo, un quehacer revolucionario, no es fácil amar al ser humano desde este contexto en el que escribo, cada persona parece ser peor que la otra, todos llenos de su germen moral y su patético individualismo hedónico, la abnegación se ha satanizado, todos esperan algo de alguien y todos se decepcionan, la caridad es solo una inversión en esta Torre, nadie escapa del placer, de invertir por recompensa, por recompensa amamos a otros, esperamos nuestra cuota de amor por que amamos, de lo contrario odiamos y nos vengamos, solo esperamos lo que damos, somos sicarios emocionales, asalariados por las muestras de amor y caridad. Sin embargo contradictoriamente a esto, resulta hermoso pensar en amar a la humanidad, pero esto trae consecuencias, todo acto de rebelión debe ser suprimido según el sistema del nuevo dios, el amor es revolucionario, solo aquel que ha entendido el amor por el género humano y a esta tarea se ha entregado, ha alcanzado el máximo eslabón de la especie humana, el de ser revolucionario, como lo dijera en su momento el grandioso guerrillero, toda entrega por el pueblo imita a su Creador y su acto emula el verdadero cristianismo, ante aquel que da su vida por sus amigos y enemigos no se han de presentar cuestionamientos morales en contra, ni la satanización del mismo como comunismo. Todo hombre que entregue su vida por amor, predicará el mensaje del Dios único y sin nombre. Por lo tanto, el hombre ha de superarse a sí mismo y como un acto anárquico a la sociedad ha de amar a la humanidad siguiendo el ejemplo de su creador, en este acto habrá de guardar su amoralidad y sus principios, y solo bajo esta óptica será medida su devoción al antiguo Dios.

El hombre sufre amargamente su inconsciencia, su apatía, el hombre ha sido arrojado ante un universo tan infinito como la infinitud de su alma, mas este hombre no es completo, pues la finitud imperfecta que conoce aprisiona su razón, y su ser inmaterial es y será siempre su tormento.

Desde el comienzo de los tiempos el hombre ha conservado un grave sentimiento de culpabilidad superior a todas sus fuerzas, el paraíso perdido provoca una nostalgia inconsolable a la humanidad, lo que ha traído como consecuencia natural al hombre, un abrumador remordimiento espiritual, el cual ha querido recompensar con la práctica de sacrificios morales de expiación por sus pecados. Lo que pareciere ser una patología en el pensamiento universal, puesto que la penitencia por la culpa es una conducta moralmente aprobada por los seguidores de las religiones; culpabilidad que todas las culturas del planeta han cultivado a través de la tradición.

La dotación de una conciencia divina pareciera ser un látigo de sufrimiento y placer para el hombre; nuestros propios indígenas Mucuba, Jamuen, Cases, Orcases, por nombrar solo algunos, al igual que el resto de las naciones llevaban a cabo numerosos sacrificios de expiación por sus pecados; sacrificios tanto animales como humanos:

Esto, no le es indiferente a la Biblia, pues desde Adán y Eva, hasta los tiempos de Jesucristo en Palestina se preveía la concepción del sacrificio de expiación de inocentes por las faltas cometidas por el hombre, como ofrenda de sangre a Dios. Un Dios por lo más sediento de un sacrificio del todo perfecto.

Para entender mas rápidamente el planteamiento anterior, retornemos al inicio simbolico de la creación en la teología occidental, el momento Bíblico en que Adán y Eva, probaron del árbol del conocimiento del bien y del mal, (árbol de discernimiento, de albedrio propio) engañados por la serpiente. Acaso ¿no fue este un momento trascendental de perdida y castigo para el hombre?, ¿Momento de descubrimiento de un orden moral no natural entregado al hombre como pena por su desobediencia?

La mentira lleva consigo como pilar fundamental de la misma, la creencia en su proposición; es necesario creer en la mentira para lograr ser engañado, en el estado de interpretados en que vivimos errantes por esta Torre no existen obstáculos para que la mentira cale en nuestras almas, así, ninguna mentira genera una duda si la firmeza del espíritu del ser esta libre de codicia, de vanidad, del germen inicial que implanto la serpiente.

(Génesis: 3:1)

(Génesis: 3:2-3)

-“no moriréis. Pero Dios sabe que el día que comáis de él serán abiertos vuestros propios ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el mal.”

(Génesis: 3:4)

La expresión que utiliza la serpiente diciendo: ¡no moriréis!, basta entonces para que Eva no solo dude de la palabra dada por Dios, sino que crea en las palabras de la serpiente, quien aseguraba que Eva no corría ningún peligro al comer del árbol y que Dios mentía al decir que morirían, es claro que en ese momento ya la mentira había calado en su corazón, pues había creído en ella.

El pecado original no fue sino la duda existente en el corazón de Eva, fue esta precisamente la que abrió paso a que la mentira entrara como consecuencia natural de este acto, Eva conoció la vanidad de creer poder llegar a ser como Dios (conocedora del bien y del mal).Y en este abismo se arrojo a la humanidad. Creó la subjetividad con la llegada de la duda, y como castigo le fue entregada su desnudes.

El mayor dilema de la humanidad ha sido debatirse entre lo que considera es bueno o malo y este se determina a su vez por conceptos que axiológicamente recibimos de la moralidad, basada en elementos culturales, religiosos, sociales, estadales que dentro de una sociedad estiman lo que es bueno y lo que es malo con base a juicios de apariencia y todos enquistados en una estructura de poder donde el máximo jerarca es quien otorga las verdades en el pueblo.

“…la desvaloralización del mundo humano crece en razón directa a la valorización del mundo de las cosas

(Karl Marx)

Ninguno de ellos era consciente de lo que era bueno o lo que era malo, pese a que Dios había dado una prohibición, no había conocimiento de las consecuencias. Una ley imperativa no era suficiente para detener la naturaleza del hombre, sino que por lo contrario, fue por ella misma que entro la tentación a la desobediencia; jamás se le explico a Adán y a Eva el por qué estaba mal que tomaran del fruto, solo se les advirtió que morirían, pero estos no conocían la muerte es decir que no existía un orden moral que valorara tal situación como algo grave a su existencia en el Edén. Estos, vivían en un estado completamente amoral, felices de su estado natural e ingenuo, (estado interior del hombre que hemos perdido y que ahora llenamos con la satanización de todos los conceptos contrarios a la moral cristiana.)

Adán y Eva entablaban sus acciones al margen de la moral con la que se les castigaría posteriormente a este acto, por esta razón vivían desnudos, pues ¿quien habría de regir su conducta y quehacer moral si la conceptualización de la misma era inexistente? La moral como castigo a la desobediencia del hombre cercenó su naturaleza y la censuró como conducta no natural y deplorable para la vida en sociedad.

Sin embargo, aún hoy el hombre se observa desnudo en la soledad de su habitación, retando al génesis y al reflejo de su propio castigo…

El surgimiento de una conducta moral fue establecida posteriormente por valores axiológicos culturales, etológicos y etnológicos que a fuerza de espada se impusieron en todo el mundo como estandarte de la pseudo-cristiandad.

¿Qué ocurrió entonces en aquel momento en que el hombre se hizo responsable de sus actos?, ¿Cuál fue la estrategia de la serpiente para atacar al hombre, sino otra que la enseñanza de la ley, la enseñanza de la prohibición, la enseñanza de la tentación y sus consecuencias morales?; esta misma enseñanza fue la que hizo codiciar al hombre, la misma que reto la obediencia impuesta desde el iuspositivismo, le dio una norma antinatural de conducta y la planteo como natural, le enseño el pecado que hasta entonces era inexistente.

“¿con que Dios os ha dicho: no comáis de ningún árbol del huerto?”

(Génesis: 3:1)

Así fue como con la misma norma le engañó. La expectación del pecado le atemorizaría por el resto de su existencia.

“¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: NO CODICIARAS.”

(Romanos 7:7)

El señalamiento de la prohibición junto con la promesa de ser como Dios es el método persuasivo que tiene la serpiente para tentar a Eva. Le miente, esta le dice “no moriréis sino que serás como Dios, conocedora del bien y del mal”. Y así entrega la serpiente el conocimiento moral preciso al hombre para generar en el hombre la expectación de pecado.

Ahora bien, ¿podemos hablar superficialmente sobre el hecho moral de la humanidad? Decir que existe una máxima de moral es contradictorio al espíritu humano, la moral está cargada de subjetividad y se relativiza en la actuación de cada pueblo.

Curiosamente la primera acción moral de Adán y Eva es darse cuenta de su desnudez, lo que justificará a futuro el vestido como la herramienta de más alta estima moral de la humanidad,

Cada pueblo es garante de su propia moral, como castigo por su codicia y vanidad en el Edén, por lo tanto hacer un juicio de valor entre diversas formas de moral y acusarla aun de pecado resulta un trabajo inquisidor, agotador y por lo demás inútil en función a que el hombre si no reconoce el pensamiento infinito del espíritu y la trascendencia del alma ante un universo desconocido, solo será un mal juzgador de pecados y satanizador de naciones, a quienes incluso se atreverá a juzgar con juicios temerarios, al llamarlas mundanas, sin él mismo haberse percatado de que su juicio moral es aparente, factico, terrenal y no espiritual.

“No juzguéis para que no seáis juzgados, Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá”

(Mateo 7:1-2)

La moral ha de suprimirse al ser mismo, la amoralidad ha de provenir de su afán de perfección en el amor natural y primitivo, mas por lo contrario la moralidad no ha de generalizarse al género humano, pues aunque en apariencia tenemos una igualdad, no todos somos iguales.

Dentro del contexto Bíblico, el momento en el que Eva y posteriormente Adán desobedecen la prohibición de comer del fruto, podemos profundizar en el cuestionamiento previo:

¿Fue la desobediencia el pecado original, o fue la vanidad en la expectación de creer en la promesa dada por la serpiente al asegurarles que serian como Dios, conocedores del bien y del mal los que los condenó al orden moral?

En este somero análisis se puede identificar claramente que el principio de todo mal no es otro que “la vanidad”, vanidad infectada de engaño, codicia innecesaria, el Rey Salomón puede dar fe de mi buena intención al tratar esta cuestión en su libro Eclesiastés.

El génesis del pecado original no fue cometido en la tierra, ni siquiera por un humano, sino que el pecado original fue perpetrado en el cielo por Satanás y su sequito de ángeles

«¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú que dijiste en tu corazón: ‘Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo

(Isaías. 14, 12-14)

Así, dentro del contexto teológico de las escrituras Bíblicas, Satanás es representado por el simbolismo como la serpiente, quien utiliza su misma desgracia para desgraciar a la humanidad, la vanidad.

«Así dice el Señor Yahveh: Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. En Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas formaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, aderezados desde el día de tu creación. Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego. Fuiste perfecto en su conducta desde el día de tu creación, hasta el día en que se halló en ti iniquidad. Por la amplitud de tu comercio se ha llenado tu interior de violencia, y has pecado. Y yo te he degradado del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego. Tu corazón se ha pagado de tu belleza, has corrompido tu sabiduría por causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te he expuesto como espectáculo a los reyes. Por la multitud de tus culpas por la inmoralidad de tu comercio, has profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a ceniza sobre la tierra, a los ojos de todos los que te miraban. Todos los pueblos que te conocían están pasmados por ti. Eres un objeto de espanto, y has desaparecido para siempre.»

(Ezequiel. 28, 12-19)

Por ello, los cielos también arderán en el final de los tiempos…

“Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.”

(Apocalipsis 21: 1)

Podemos inferir que la vanidad fue el primero de los pecados de la creación, el creer poder ser igual que Dios fue un engaño para lograr atarnos a un orden moral. He ahí que la vanidad pasa a ser el principio de todo mal.

“…la desvaloralización del mundo humano crece en razón directa a la valorización del mundo de las cosas…”

(Karl Marx)

Diremos entonces, que dentro de este contexto teológico, Nadie puede servir a dos señores porque amará a uno y odiara al otro, por eso nadie puede servir a Dios y a las riquezas… es decir a la vanidad y a Dios, al antiguo Dios y al nuevo dios. ¿O acaso no todo es vanidad?, tristemente hoy en día la pseudo-cristiandad ha cambiado a Dios por un becerro de oro (la moneda), por el afán de lucro de los evangelistas que aprisionan con su mensaje apocalíptico los temerosos corazones de los más débiles

Nos es de urgencia un desprendimiento de lo terrenal, una victoria sobre el sistema establecido, sobre la misma moral, sobre el pensamiento costumbrista, sobre los bienes, sobre el cuerpo que aprisiona el alma para poder llegar a conocer un poco mas de Dios. Vanidad que advierte el mismo Jesucristo a los fariseos, acusando: como estos amaban orar de pie en las plazas, y ostentaban los primeros puestos en las sinagogas, los primeros asientos en las cenas y buscaban que la gente los llamara Rabí (sacerdote judío) o Maestro. Tal como hoy en día se hacen llamar los Padres (curas) y los Pastores de las iglesias, todos buscando el reconocimiento de un puesto como guía espiritual de los demás, ¡lo cual también es vanidad! Jesucristo llamaba a la humildad con sus palabras diciendo:

“Pero vosotros no pretendáis que os llamen “Rabí”, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.”

(San Mateo: 23: 8-11)

Jesucristo nos hace una exhortación a la humildad, a no pretender ostentar títulos ni reconocimientos como guías espirituales, pues todos estos están infectados por el virus inicial de la moral y no representan nada en el ámbito espiritual y que hacer metafísico del hombre

“El que es mayor de vosotros sea vuestro siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”

(San Mateo: 23: 12)

“3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, “4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.”

(Juan 13:3-5)

Titánica muestra de humildad no es más que un mensaje subversivo contra la ortodoxia e institución de poder, donde el jerarca se alza déspota en su trono, Cristo se humilla a sí mismo con amor, con vocación de servir, con lo que reta todo sistema jerárquico y toda expectativa de vanidad. Por esto su mensaje cargado de un fuerte contexto social y político ha de ser desvirtuado y rechazado por los gendarmes morales de esta Torre, las imágenes de Cristo nos muestran un Cristo rubio de ojos azules con trajes limpios, prácticamente vestido de palto, de frac y de levita, siempre peinado y glorioso en poder, con ángeles a su servicio, un Cristo burgués o de clase superior a la de los feligreses, comparando esta imagen con la de sus mismos líderes religiosos y así semióticamente justificando la propia opulencia en que estos viven hoy. Pero extrañamente vemos un Cristo humilde lavando los pies de sus discípulos, en esta Torre toda imagen subversiva debe ser eliminada, y ese Cristo humillado en servicio les es poco conveniente. La imagen de un Cristo que siendo Dios mismo lava los pies a sus discípulos, es seductora y sediciosa, va en contra de los intereses del sistema de esta Torre, esta imagen debe ser ignorada como un desliz de Cristo.

“El que es mayor de vosotros sea vuestro siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”

(Mateo 23: 11-12)

En esta Torre de Babel, la sapiencia se ha hecho garante de desvirtuar cualquier pensamiento ontológico en el hombre. El mismo sistema al que nos enfrentamos enemisto teorías hermanas que confluían a explicar el origen de las especies, Darwin fue considerado un hereje al exponer su tesis, lo mismo que Copérnico, Giordano Bruno y Galileo, el afán del empobrecimiento de la realidad está en el mismo génesis de la moral.

En este contexto teológico, al comienzo del texto de la creación, según la Biblia: se dice que Adán fue el primer hombre de la tierra, afirmación que fundamenta la teoría del creacionismo, que se antepone absolutamente a la teoría de la evolución y cuyo conflicto se ha evidenciado en la historia mundial. Sin embargo hemos de preguntarnos, si Adán y Eva fueron los primeros hombres de la tierra, y tuvieron dos hijos, uno llamado Caín y el otro Abel, ¿cómo se dice luego en la Biblia: que Caín, después de matar a su hermano Abel, fue condenado al exilio donde seria extranjero en otras tierras?

“Grande es mi culpa para ser soportada. Hoy me hechas de la tierra, y habré de esconderme de tu presencia, errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me encuentre, me matara”

(Génesis 4:13-14.)

Resurge en este texto la duda razonable de la existencia de otros humanos; la teoría sostenida por la ciencia e innegable a la razón: nos dice que el hombre, al igual que las demás especies ha evolucionado a lo largo de millones de años hasta ser hoy lo que se supone que es. Y como hecho científico al igual que la ley de la gravedad, es irrefutable.

Sin embargo la teoría de la evolución tampoco resulta en lo absoluto contradictorio a lo planteado en la Biblia. La teoría del creacionismo y la teoría de la evolución tienen algo en común: El lapso de tiempo dado por las escrituras de 7 días para la creación del universo es un lapso de tiempo no imputable de contar en segmentos de 24 horas cada uno, pues bien las mismas escrituras Bíblicas nos revelan luego hipérboles hechas por profetas y apóstoles diciendo que un día para Dios son como 1000 años

“8 Además, hermanos míos, no olviden que, para el Señor, un día es como mil años, y mil años son como un día”.

(2 Pedro: 3; 8)

“Ciertamente mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que paso, y como una de las vigilias de la noche”

(Salmo 90: 4)

Teorías científicas que plantean el viaje en el universo a la velocidad de la luz, lo que efectivamente relativizaría el tiempo, dan fe de que esto es posible de entender. A lo que podemos hacer mayores hipérboles que esta y decir que un día para Dios son como un millón de años para los ojos de los hombres, entonces pensando razonablemente ¿no pudo el hombre evolucionar en un lapso de 7 millones de años, o de 7 mil millones de años o más? Las teorías del creacionismo y de la evolución, enemigas a lo largo de la historia podrían reconciliarse entonces en este planteamiento, el hombre ha evolucionado y seguirá en evolución hasta el dictamen de Dios mismo.

De esta manera, cuando en la Biblia se refiere a Adán y a Eva, como los primeros hombres de la tierra no nos afirma que fuera Adán el primer eslabón de la humanidad, sino que nos indica simplemente, que eran ellos los primeros hombres creados en el mundo con la inocencia de sus propias almas, los primeros hombres en tener noción de la existencia de un Dios supremo. En este caso, por supuesto que fueron los primeros hombres con conciencia metafísica, apartados en un huerto llamado el Edén, donde vivían en total armonía con Dios y la naturaleza, inconscientes del bien y del mal, inconscientes de tomar sus propias decisiones, incorruptibles seres que no conocían el pecado pues no conocían la prohibición ni tenían mas ley que la de sus instintos. La prohibición fue dada para que este Adán se diferenciara del resto de los hombres. Cuando se refieren a Adán como el primer hombre, y a Eva como la primera mujer, se refieren a los primeros seres creados con la capacidad de comprender la existencia de un Dios único y verdadero, que en un principio no tiene nombre y que tampoco es revelado en las escrituras, más no se refiere, a que estos fueron los primeros seres cavernarios australopitecos o neandertales de la prehistoria.

En el libro del génesis Capítulo 1 versículo 27 dice: “Y creo Dios al Hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo”

Luego en el Capítulo 2 del mismo libre en el versículo 7 dice: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, soplo en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente”

Finalmente en el Capítulo 2 versículos 22 al 23 dice: “De la costilla que Jehová Dios tomo del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: “! Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Sera llamada “Mujer” porque del hombre fue tomada”

Precisamos tres momentos que posiblemente podrían ser distintos en el mito de la creación dentro del sexto día, pues los mismos distan de muchos versículos unos con otros, entendiendo entonces que el proceso de un día mencionado en la Biblia nos plante una hipérbole de aproximadamente mil años.

En un primer momento vemos al Creador Dios único, precisando la creación del hombre a su imagen y semejanza, es decir un hombre trino contentivo de Cuerpo, Alma y Espíritu, llamándoles varón y hembra como creación suya.

En el segundo momento vemos a Dios creando a Adán mas plantea el mismo texto que el mismo se encontraba solo. Si notamos con detenimientos nos damos cuentas que existen 11 versículos de diferencia entre la creación del Hombre y la creación de Adán, en un contexto donde en capítulos anteriores denotamos que la diferencia de tres versículos inclusive hacen un día para la Creación.

En el tercer momento vemos una diferencia de 15 versículos hasta la creación de Eva que sería creada de la misma costilla de Adán diferenciándola del primer momento en que el mito de la creación plantea: “creo Dios al Hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo” ¿podríamos estar hablando entonces de tres momentos diferentes en tiempo espacio y lugar de la creación? Esto explicaría razonablemente porque Caín al dar muerte a su hermano Abel se lamenta diciendo que será extranjero en otras tierras y cualquiera que le encuentre le mataría. Pues bien si se tratase de tres momentos diferentes de la creación podemos inferir que el proceso evolutivo del hombre desde su creación en el primer momento del Capítulo1 versículo 27 hasta la creación de Adán en el Capitulo 2 versículo 7 y posteriores 22 y 23 se pudo dar a lo largo de muchos siglos. Es decir que en la separación de estos momentos la humanidad evolucionó con tranquilidad, no se trataba entonces de que Adán y Eva fueran los primeros seres humanos creados pues entonces Caín, siendo el único hijo que quedaba luego de asesinar a su hermano Abel no podría ser de ninguna manera extranjero en otra tierra, puesto que de referirnos teológicamente al mito del creacionismo solo existiría una familia en el planeta.

Podemos decir entonces que el simbolismo utilizado a Adán y a Eva como los primeros seres con nombres en génesis de la creación, los refiere simplemente como a los primeros humanos en tener conciencia metafísica divina de su creador, los primeros seres en lograr escuchar la voz de su Creador apartados en un huerto donde no verían muerte ni moral. Mas no se refiere a Adán y a Eva como los primeros seres involucionados de la especie humana conocida como se conoce hoy.

La simbología del mismo Edén también fue ocultada en esta Torre con recelo bajo un candado moral que solo un amoral ha de poder abrir

En este mismo orden de ideas cronológico al génesis. Las escrituras nos revelan a su vez que en el huerto del Edén, no había solo un árbol, sino dos:

El árbol del conocimiento del bien y del mal; y el árbol de la vida; diferenciándose uno del otro en que el árbol del conocimiento de bien y del mal corrompería al hombre al ser tentado en vanidad y codicia dándole como castigo la moral, mas el árbol de la vida seria aquel que rescataría su naturaleza inmortal y amoral. Un problema y una solución deliberadamente puestos ahí…

“… también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del conocimiento del bien y del mal”

(Génesis 2:9)

“… El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, que no alargue su mano, tome el árbol de la vida, coma y viva para siempre

(Génesis 3:22)

Dentro del contexto teológico del Cristianismo, el árbol de la vida vendría a representar la figura de Jesucristo como salvador del mundo del pecado, al igual que al hacer referencia en plural de “ha venido a ser como uno de nosotros” (Padre, Hijo y Espíritu Santo)

Una vez cometido el pecado ¿Cómo comerían Adán y Eva del árbol de la vida, si estos fueron expulsados del huerto del Edén?, ¿Si Dios puso querubines al oriente del huerto del Edén, y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino al árbol de la vida? La solución quedaba entonces lejos de su alcance, el sacrifico por la expiación era necesario en la trama de esta historia. Su protagonista: “el hombre”, no comería del fruto de la vida, hasta que no llegara su tiempo y el Hijo de Dios fuera glorificado en la cruz del calvario, pagando de una vez y para siempre los pecados de la humanidad

¡En su momento el pecado no les fue perdonado!, solo fue expiado con sangre hasta que llegara el día del perdón. Así se dispuso del primer sacrificio de un inocente para tapar su desnudez como lo confirma la Biblia al hablar de pieles de animales:

“…y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió…”

(Génesis: 3:21)

Sacrificio, que anunciaba la venida del Cristo como cordero perfecto a sacrificarse a sí mismo, no por la simple expiación del pecado, sino por la completa paga y perdón de los pecados del hombre; como luego lo confirmarían sus palabras en a cruz:

“…consumado es…”

(S. Juan: 19:30)

Curiosamente, ligado al texto bíblico, el hombre ha sentido en la historia la necesidad de expiar sus culpas a través de sacrificios morales, que bien sea dicho, no se refiere exclusivamente a la muerte de un animal o una persona, sino referidos a la penitencia voluntaria e involuntaria, al sacrificio de todas aquellas cosas que le cuestan al hombre y que este realiza con la creencia de que servirán para pagar sus propias culpas

En este contexto de cristianismo pregunto:

Si con la penitencia, sacrificio propio y acciones semejantes como: ir a la pseudo-iglesia cada domingo, ayunar en promesa a Dios, orar por que es obligatorio, o más aun, dejar de frecuentar personas y lugares por creerse superiores a ellos en moral, pensamos que podemos hacer algo para ganar nuestra salvación, pues sacrificamos nuestra vida a la moral.

¿Acaso esto no resulta en extremo contradictorio al texto Bíblico?, la pseudo-cristiandad cree estar pagando su propia salvación a cambio de su sacrificio moral, despreciando el sacrifico de Jesús. El ejemplo de abnegación dado por Cristo no ha calado en la pseudo-cristiandad, aun dan para recibir. Su sacrificio según ellos debe ser recompensado

Recuerdo claramente temblar de terror cuando el lobo pastor de la pseudo-iglesia a la que iba me pidió que orara en voz alta ante todos los presentes, mi corazón palpito rápido ante la duda, ante la revelación, de mi alma surgió una voz que rápidamente expresó mi garganta en un profundo y resonante ¡NO!. Todos ahí me juzgaron por rebeldía, era cierto, no quise ser un hipócrita, en ese momento no quería orar y si lo hacía seria para ganar la aprobación de los otros y no de mi Dios, no podía ser hipócrita a mi Dios complaciendo a los hombres que esperaban de mi una oración en voz alta. No me sacrifiqué ante la apariencia. Llegue a mi habitación y en soledad ore a Dios con sinceridad y en secreto. Hoy me siento orgulloso, ese fue el comienzo de mi herejía.

La pseudcristiandad duda en su corazón que el sacrificio de Cristo haya sido perfecto y por ello les es necesario realizar acciones encaminadas a expiar sus propias culpas sin comprender que teológicamente y en perfecta concordancia con el texto Bíblico ¡Que nada pueden hacer para obtener dicha salvación sino única y exclusivamente creer en el sacrifico de Jesús en la cruz!

La situación se agrava, la pseudo-cristiandad dentro de su propio hacer teológico no ha comprendido que les es necesario creer en primer lugar que la salvación no es algo que puedan ganar con sus acciones morales; por más que oren a Dios, o ayunen, o que hagan alarde de sus cualidades de ascetas, con lo cual la pseudo-iglesia ha logrado engañar con apariencia de santos a sus feligreses. Acciones todas estas que por mas no dejan de ser hipócritas, en cuanto buscan solo la apariencia moral ante la sociedad mas no una reflexión sincera de su hacer.

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.”

(Mateo 23: 25-26)

Dentro del mismo contexto teológico en el que la pseudo-cristiandad se ha formulado, el hombre no puede santificarse ante el Dios único con disfraces morales, los lobos siempre se rascarán las pulgas. En el contexto teológico Bíblico la pseudo-cristiandad no puede pagar una sola de sus culpas. Pues bien, la salvación no es algo que puedan ganar; la salvación es un regalo de Dios que se nos da por la fe a la verdadera cristiandad, con la pura y simple convicción de creer que el Señor Jesucristo nos libero de todos nuestros pecados una vez y para siempre y nos restauro al estado amoral inicial de la creación, a través de su sacrificio en la cruz del calvario. Con su muerte el velo del templo del lugar santísimo se rasgo en dos, significando esto, que ya no sería el sumo sacerdote quien exclusivamente podría entrar una vez al año al lugar santísimo a pedir perdón por los pecados del pueblo, corriendo incluso el riesgo de morir al entrar, pues este entraba en la presencia de Dios y todo aquel que entraba a la presencia de Dios sin haber expiado sus pecados moría al instante. Sino que sería el mismo Cristo quien haría algo más grande que el sumo sacerdote, entraría al lugar santísimo con su propia sangre pura como paga por nuestros pecados; por esa razón el velo del templo se rasgo. Ya la humanidad entera podía estar frente a la presencia de Dios. Sin pecado, sin morir ante su presencia pues todo se había consumado, se había firmado entonces con la sangre de Jesucristo un nuevo pacto. Ya el hombre no se salvaría por la ley y los mandamientos, ahora se salvaría por fe, por creer en Jesucristo. Pues el pecado había sido pagado en su totalidad con su propia sangre sagrada y por lo tanto el pecado había dejado de existir. Así, la ley que en un principio había atado a Adán a un orden moral, ahora había sido pagada con un solo y único sacrificio de amor perfecto, el castigo de la moral había muerto con este acto, el hombre ahora regresaría al paraíso amoral con la muerte de Cristo.

“… por que sin la ley el pecado está muerto”

(Romanos 7: 8)

Una convicción solo obtenida por la fe del verdadero cristiano.

Según el texto Bíblico, y bajo el análisis del contexto teológico del cristianismo, el pecado entonces dejó de existir y en esto ha de fundamentarse la fe de la verdadera cristiandad, en confiar en que aun siendo pecadores, Jesús pagó por todos los pecados de la humanidad en la cruz del calvario una vez y para siempre. Nunca más la moralidad habrá de señalar con sus juicios al verdadero cristiano, la libertad está en la simple decisión de creer o no creer.

“En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

(Hebreos 10: 10)

“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrifico por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”

(Hebreos: 10: 12)

“porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”

(Hebreos 10: 14)

La verdadera cristiandad ha de armarse de heterodoxia, en la sentencia de Cristo “de que ninguna acción puede realizar para el perdón de uno solo de sus pecados”, salvo la sola fe de creer que Jesús ya pagó por ellos. Pues la sangre de todos aquellos corderos que se sacrificaron durante miles de años desde Adán hasta Cristo, no pudieron perdonar ni siquiera uno solo de los pecados como lo dicen las escrituras.

“porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados”

(Hebreos 10: 4)

En este contexto teológico, solo el sacrificio perfecto del hijo de Dios pudo perdonar los pecados exterminándolos una vez y para siempre, tratándose esto de pecados pasados presentes y futuros en la vida del hombre y así regresando al hombre el Reino de los Cielos, entregando de nuevo la amoralidad a su existencia.

“En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

(Hebreos 10: 10)

Es por ello que el pecado no existe para aquel que cree, en que solo por la fe ha sido salvado

Resulta indispensable hacer hincapié dentro del contexto teológico que plantean las escrituras Bíblicas, que Cristo no pagó por un paquete incompleto, Él sabía que el germen de la moral se mantendría como engaño a la humanidad y que bajo esta perspectiva el hombre volvería a pecar y conocía bien los pecados que este iba a cometer, mas bajo esta misma lógica, esos pecados también serian perdonados en la cruz una vez y para siempre, solo quedaría como juzgador la moral y esta estaría asechando al hombre, más sería decisión del hombre aceptar su juicio moral o libertarse de esta cadena de castigo proveniente del Edén.

Por ejemplo, analicemos la negación de Pedro, tres veces le negó y Jesús lo predijo, aun así, sabiendo el pecado que iba a cometer Pedro, Jesús lo perdonó en la Cruz del Calvario, lo mismo que la incredulidad de Tomas. Cristo entonces pagó por nuestros pecados pasados, presentes y futuros en un solo acto de sacrificio.

“En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

(Hebreos 10: 10)

En el camino amoral guiado por valores intrínsecos al alma humana, como el amor y la justicia, hemos de perfeccionarnos al tiempo adecuado y esto nos alejará de la corrupción de la pseudo-cristiandad.

Sería contradictorio seguir cometiendo las mismas injusticias morales que antes cometimos, porque entonces seguiríamos creyendo en un orden moral y no en la liberación conseguida a través del mensaje del Dios único y sin nombre. Sería ridículo pensar de esta manera, pues bien el seguidor de Cristo debe estar inspirado por el más puro espíritu de amor, de humildad y justicia a Dios y al prójimo.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (I Corintios: 13: 4-8)

“Oísteis que fue dicho: “Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen”

(San Mateo: 5: 43-44)

Bajo este contexto teológico, el sentimiento de humildad también debe ser buscado por aquellos que han atendido el mensaje de Cristo, la humildad de conocer, de actuar, la humildad de saber que nada material ni moral podrá servirnos más allá de esta vida.

“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis, estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme”. Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos ¿o cuando te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Respondiendo el Rey les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi me lo hicisteis”. Entonces dirá también a los de la izquierda: “apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber, fui forastero, y no me recogisteis, estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?”. Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mi lo hicisteis”

(Mateo 25: 31-45)

Cristo es sinónimo de pueblo, Toda acción destinada al pueblo es una acción destinada a Cristo, así lo explican las señales antes del fin, de nada sirve la caridad en medio del lujo desmedido. Mientras exista hambre en el mundo todo lujo será un pecado, según la propia lógica de la moral, los perros ya no han de comer las migajas que caigan de las mesas de sus amos. El mensaje de Cristo lleva implícito un mensaje social en apoyo a los más desposeídos, Cristo se levanta ante el capital y reparte sus bienes entre los pobres. Acusó a Judas el tesorero, de avaro y ladrón, los pobres siempre existirán entre nosotros porque bajo el germen de la moral nos hemos individualizado, de nada sirven los golpes de pecho en las iglesias, ni las largas oraciones antes de comer para pedir a Dios dar alimento a los pobres si nosotros mismos no ponemos un plato de mas para el hambriento que merodea nuestra mesa.

“No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?. Entonces les declararé: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad! (Mateo 7: 21-23)

La caridad en la pseudo-cristiandad es falaz, mientras unos compran aviones privados otros mueren de hambre en el más antiguo de los continentes. “que se jodan los pobres, yo quiero un avión propio” dicen desde sus pulpitos

El sentir del verdadero cristianismo ha de ser de empatía por la humanidad entera, el darnos cuenta que fuera de nuestros hogares millones de personas mueren de hambre, de sed, muchos están en la paupérrima pobreza. La enseñanza contra el capital de Cristo resulta subversiva, sediciosa y revolucionaria, el enseñar que lo material solo es vanidad y moral, y de nada sirve a nuestro espíritu, es algo que en esta Torre debe ser silenciado.

“ninguno puede servir a dos señores, porque odiará a uno y amara al otro, o estimara a uno y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: no os angusties por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro padre las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿Por qué os angustiáis? Considerad los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan, pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.”

(San Mateo: 6: 24-30)

Desde mi celda, miro mis carencias y me avergüenzo de mi pasado, ¿Cómo rogaremos a Dios nos conceda vestidos y riquezas? Si el mismo Cristo anduvo pobremente a pie por caminos de tierra, sin dinero, ni carrozas, ni riquezas, sin tener siquiera una tumba donde reposar, porque la tumba en la que reposó su cuerpo fue donada por un amigo; en palabras coloquiales: Cristo “no tenia donde caerse muerto”. JESUS EL POBRE.

Bajo este contexto de restauración de la amoralidad perdida en el Edén, nuestras máximas de conducta han de estar encaminadas al amor inspirado por la justicia, entendiendo así que el hombre justo no ha de hacer mal a nadie, el hombre justo no es aquel que da a cada quien lo que le corresponde, pues eso es simple equidad y no justicia. No ha de juzgar su actuación acorde a la simbología de una balanza puesto que no es igual según un refrán popular: un kilo de plomo a un kilo de plumas, así mismo las normas generales de conducta de esta Torre han de ser desvalorizadas y desincorporadas de su pedestal de Justicia y llevadas a simples normas de equidad, la ley dentro de esta Torre, claramente prohíbe robar, pero si alguien ha sido despojado de lo que es suyo bajo pretextos aberrantes de los carceleros de esta Torre lo más justo es que este lo recupere, pero a este accionar si le llamarían robo y seria sentenciado a la más injusta de las condenas.

“Cuando una ley es injusta lo más correcto es desobedecer”

(Mahatma Gandhi)

Se trata de un sistema enquistado por el germen moral en todas sus instituciones, una moral burguesa, una moral dada por seres que ostentan el poder, el Estado, la iglesia, la religión, el jefe de la empresa, la familia, los padres, todos infectados de un nuevo dios que da las órdenes. El nuevo dios aberrante del dinero, aquel cuyos sumos sacerdotes no son más que los capitalistas y sofistas neoliberales de la escuela de Chicago y las recetas de Milton Friedman, son estos quienes han robado el sudor de la frente del pueblo y los han enviado a la Torre como prisioneros.

Sacerdotes que han engordado su vanidad con fortuna desmedida, los amos de esta Torre que se placen en su culto al nuevo dios, a costa de nuestro trabajo, que de nuestra plusvalía han tomado provecho, nos han humillado y nos han convertido en un recurso de explotación material para el aumento de sus fortunas personales, los jefes morales de este sistema merecen ser destruidos, su quiste moral ha de ser extirpado en todo ámbito de la hermosa humanidad creada por el Dios antiguo, el Dios sin nombre cuyo mensaje de amor es a su vez un mensaje de lucha y resistencia.

Mi apropiación no ha de venir del mal ni de la venganza, sino en perfecta justicia de lo que he sido despojado. La recuperación del paraíso es la cercanía del estado amoral que Cristo nos advirtiera

El hombre justo busca conocer aquellos factores que van más a allá de la simple equidad y se integra al sentimiento humano de buscar la misericordia. Entendiendo que no ha de ser la norma la reguladora de un valor subjetivo como la justicia. ¡De ninguna manera!, pues la justicia ha de mirar más allá de la simple equidad. Y es esta justicia la que en el contexto teológico del cristianismo nos habla en sus escrituras.

El hombre justo no ha de hacer mal a nadie ni al bueno ni al malo, pues de igual manera Dios hace llover sobre justos e injustos.

“Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

(Mateo 5: 45-46)

La justicia solo ha de estar ligada al más puro sentimiento de amor al prójimo, de amor a nuestros enemigos, como un acto sedicioso y revolucionario.

Cristo impidió la lapidación de aquella mujer adultera, retando a la comunidad moral judía a que se juzgara a sí misma, esta al verse hipócrita y desnuda de su moral le dejó y no lanzó piedra alguna sobre aquella mujer, Cristo con amor habló a la mujer y le dijo: “vete y no peques mas”

“Por tanto, si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; pues mejor te es que se te pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”

(San Mateo 5: 29)

Pecar no es más que obrar con moralidad, obrar con el germen antiguo que nos infectó; y bajo este obrar seremos condenados.

Cuando existe un pecado consecuente en nuestra vida es decir, el pecado como practica moral, contagiado como virus en el Edén, este necesita de arrepentimiento, por esta razón Jesucristo le dijo a aquella mujer” vete y no peques mas” pues de otra manera se convertiría en una apostata.

Dentro de este contexto teológico de las escrituras bíblicas bien puede decirse entonces que la salvación no se gana, pero cuando se obtiene tampoco se pierde, pues libera al hombre de su germen moral, de esto se trata la fe en Jesús, la liberación de la caverna que en su alegoría nos refiriera Platón.

“de cierto de cierto os digo, el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación mas ha pasado de muerte a vida”

(S. Juan 5:24)

Dentro del contexto teológico moral de las escrituras Bíblicas del antiguo testamento, sobre todo en la Tora, vemos, al sacerdote derramar la sangre sacrificada por la expiación de los pecados del pueblo sobre la tapa conciliatoria del arca sagrada, donde dentro de esta arca se contenían las tablas de la ley. Esta sangre era derramada en la tapa en señal de que la ley que estaba dentro del arca no vería el pecado cometido por el pueblo, y que por ello lo pasaba por alto (lo expiaba) mas no lo perdonaba.

Contextualmente al hecho Bíblico, Jesús vino a ser esta tapa conciliatoria entre el Padre y los hombres, donde el hombre culpable moralmente por el germen heredado en el Edén al haber desobedecido, es expiado de su culpa por Jesús, con su sangre, que en señal al Padre ofrece en pago por el pecado y la liberación de la moralidad del hombre.

Jesús mismo viene a velar por la verdadera cristiandad en que aun siendo pecadores, portadores del germen inicial de la moral, nos ama con amor infinito al punto de cumplir en si mismo todo acto moral con tal de liberarnos a nosotros de esta.

¿Quién habrá de acusarnos ahora, Si el que nos acusaba ahora es nuestro abogado?

Jesucristo mismo ha pasado a ser el abogado defensor de la cristiandad liberada de su germen moral frente al Padre.

¿Si no fuera de esta manera entonces como el hombre podría encontrar redención?

Jesucristo mismo es quien lava las manchas de la cristiandad con su sangre preciosa día a día, segundo a segundo, solo con la fe de su acto de entrega de sacrificio altruista. Nada puede hacer la verdadera cristiandad por pagar el pecado cometido por la humanidad más que confiar en el único sacrificio eterno de Cristo

La reforma necesaria a la pseudo-cristiandad ha de ser la del entendimiento real de que todos somos parte del cuerpo de Cristo y que Jesús es el hijo amado en quien Dios se complace, por lo tanto también se ha de complacer en la verdadera cristiandad que no exige sacrificios morales.

“entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”

(San Juan 6: 28-30)

“y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitare en día postrero” (San Juan 6: 40)

“de cierto de cierto os digo: el que cree en mi, tiene vida eterna” (San Juan 6: 47)

¿Por lo tanto de que le sirve a la pseudo-cristiandad mantener su ambición de ascetismo moral para redención de sus pecados? Esta acción es tan contradictoria como apagar fuego con gasolina.

Este afán de ascetismo y privación del ser se fundamenta en el engaño, en la exaltación de la culpa en lugar del agradecimiento. En la atorrante expectación de juicio al haber creído que matamos a nuestro Dios en la cruz y que ahora debemos pagar por tal acción tan humana con el sacrificio nuestro. Nada más alejado de la verdadera muestra de amor abnegado y altruista enseñado en la cristiandad con la imagen de Cristo crucificado en medio de dos ladrones suplicando clemencia para sus verdugos.

Dios, el único, el antiguo, el sin nombre, nos ha santificado y nos ha regresado al estado inmortal y amoral del Edén

¿O acaso cree el hombre que puede santificarse a sí mismo?

Para que pueda existir un delito, debe existir una ley que lo condene, si no existiese esa ley que lo condene, entonces no existiría el delito, lo que no está prohibido esta entonces permitido. Así piensa nuestro legislador aplicable por analogía a lo que sucedió con la ley de Dios hace más de dos mil años atrás.

Si la ley existe entonces existe el pecado, pues la ley es moral y esta se acopla al germen inicial del hombre, pero si la ley deja de estar, el pecado entonces también deja de estar y nuestros actos pasan a ser amorales como en el Edén:

“¿Qué diremos pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: no codiciaras.”

(Romanos 7: 7)

“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera”

(Romanos 6: 15)

“pero gracias a Dios, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma doctrinaria a la cual fuisteis entregados”

(Romanos: 6: 17)

“… por que sin la ley el pecado está muerto”

(Romanos 7: 8)

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucito de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”

(Romanos 7: 4)

Dentro de este contexto teológico, razonamos que si hemos muerto a la ley y vivimos por el Espíritu de fe, el pecado también ha muerto en nosotros y ya no venimos más a condenación pues hemos pasado de muerte a vida, hemos sido liberados de las cadenas de la ley, hemos conocido el mensaje de Dios y hemos sido liberados de toda moral, de todo dilema, hemos sido liberados de creer que por las obras nos podemos santificar, libres de creer en convencionalismos sociales, hemos sido liberados del pecado original, de la horrenda moral entregada en el Edén, del exilio del paraíso

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”

(Romanos 8: 1-2)

En este contexto teológico la Cristiandad ha de convencerse que solo bajo esta fe el hombre ha de liberarse de su germen inicial, en que si bien nuestro cuerpo está muerto en pecado por la herencia moral recibida de Adán, Jesús nos ha limpiado y liberado a través de su sacrifico, perdonando una vez y para siempre todos nuestros pecados, dándonos a entender que al decir una vez y para siempre se trata de los pecados pasados presentes y futuros de la humanidad.

“En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

(Hebreos 10: 10)

Así, en el contexto teológico cristiano, ha de entenderse que nuestra carne siempre estará contaminada de la sociedad moral. Mas la promesa del texto Bíblico está en la perfecta purificación de los cuerpos a través de la resurrección.

“pero si Cristo esta en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de justicia. Y si el Espíritu de aquel que levanto de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levanto de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su espíritu que mora en vosotros.”

(Romanos 8: 10-11)

¿Cómo hemos entonces de santificarnos a nosotros mismos a través de la ley que nos exige sacrificio? Entendiendo al sacrificio como toda penitencia, todo aquello que hacemos ante los demás o ante Dios mismo sin tener la sincera disposición de realizarlo, como por ejemplo: nuestro afán de ascetismo y puritanismo, ir a la pseudo-iglesia, orar sin querer hacerlo, o el ayuno prolongado en favor de conseguir algo de Dios por vanidad, como un automóvil, una vivienda, vestidos, etc.

Bajo este contexto teológico, la verdadera cristiandad ha de vivir por la gracia de Dios con humildad de saber que la conducta moral nada hará para lograr obtener una santificación personal y que es solo Cristo quien a través de la gracia del único y perfecto sacrifico ha santificado una vez y para siempre a la humanidad y le ha desinfectado del germen moral contraído en el Edén.

“En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”

(Hebreos 10: 10)

El bien y el mal son valores que ya no determinará la moral enseñada en esta Torre de Babel en que habitamos, el bien y el mal ahora son valores determinados y escritos en el corazón del hombre, pues su espíritu proviene de la infinitud, ahí radica su única devoción al Dios sin nombre, mensajero del amor. Las pseudo-iglesias son las culpables de la oposición a Cristo, son ellas mismas quienes han mostrado a un Cristo opresor y enemigo del libre pensamiento, un Cristo castigador y moralmente correcto según su propia opinión y de acuerdo a estándares judíos, un Cristo religioso lleno de puritanismo y soberbia moral, son las iglesias quienes han puesto la imagen de Cristo en un bando contra la humanidad misma, todos esperan la llegada de este con rayos y fuego a quemarlos por pecadores, su acusación moral se extiende en todos los rincones del planeta, su culpa es mucha para ser cargada por los humanos, por eso, ante la desesperanza han tomado bandos contrarios, se han resignado al infierno pues el Dios que les enseñaron fue un Dios moral y castigador que bajo ninguna circunstancia les acepta como un padre. Nadie desea alcanzar a Dios a través de la religión, sus ejercicios son obsoletos y sus ritos y sacrificios un insulto al único sacrificio de Cristo, son ellas las que han hecho que la humanidad repudie su figura como autoridad moral, son las pseudo-iglesias las culpables del fin de los tiempos, han mostrado a un Cristo fascista y dador de leyes, son las pseudo-iglesias y sus jerarcas las que nos han engañado, hemos sido sus cómplices, ¡ES EN ESTAS PSEUDO-IGLESIAS DONDE RESIDE EL ANTICRISTO! Levantémonos cristianos del mundo a una urgente reforma, Cristo no es el enemigo de la humanidad es su salvador.

“… Tú que te jactas de la Ley, ¿con infracción de la Ley deshonras al Dios?, pues, como está escrito: “El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por casusa de vosotros”.

(Romanos 2:23-24)

SENTENCIA

He sido capturado, han roto las ventanas y los candados de hierro en mi puerta, me han quebrado los huesos de las manos y derramado tinta sobre mis páginas, el juicio se ha hecho en esta pequeña habitación en medio de la obscuridad, la sentencia es de muerte, la herejía no será perdonada en esta Torre, de mi boca se apropian las palabras de Bruno: temen más al decir mi sentencia que yo al escucharla. No soy mártir, ni profeta, mucho menos un religioso, me he orinado en el sistema y he sido hipócrita, no me he constituido maestro de la fe, ni mucho menos garante de mis palabras, la obra misma se vuelve en mi contra y me destruye, “vete y no peques mas” es lo que recuerdo. Antes del final he mirado a mi alrededor como con la nostalgia de quien extrañará un poco la amargura en la que habito… escupo al nuevo dios y a la religión, y con esto, mi último acto queda grabado en sus memorias… el verdugo se acerca lentamente para poner una bolsa en mi cabeza, lo último que veo es una cruz en su cuello.

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