Sombra de Nieve

Sombra de Nieve

Jarlyn Loza

22/09/2017

Era la media noche de invierno de 1810, en un poblado en medio del bosque en las montañas. Raúl, un hombre a quien nadie llamaba por tener una enfermedad en la piel, estaba sentado en la banca de un parque, era la única persona ahí, no solía hacer nada más que disfrutar el paisaje nocturno mientras leía su libro favorito. Algo de pronto llamó su atención, la noche era blanca seguro por la nieve pero aquella silueta destacaba, era una sombra brillante amorfa pero extravagante, el decidió ignorarla y la silueta se fue.

Al poco rato un sonido extrañó empezó a sentir en sus oídos pensaba que era bello, pero le asustaba saber que si alguna persona estaría en el mismo parque que el, él sería el único en escuchar tal ruido. Los nervios de no poder reconocer aquel fenómeno le invadían el cuerpo, «¿será un animal?, Si el ruido viene de lejos, tendría que ser un animal grande para hacer semejante ruido, pero si viene de cerca, uno muy pequeño y muy cerca de mi» pensaba, decidió volver a ignorar y dar vuelta a la hoja.

Al cabo de una hora decidió marcharse a casa, dando un gran bostezo y estirando como ligas los brazos, se levantó para emprender su camino.

Al llegar a la última calle antes de su casa volvió a percibir el ruido, esto asustó mucho a Raúl y aceleró el Paso, de pronto comenzó a notar que el camino se hacía más profundo, a penas podia notar la puerta de su casa, vio de reojo la sombra de nuevo, no sabía si debía afrontarla o ignorarla, ¿Y si lo seguía molestando?. Dio vuelta hacia la sombra y no había nada, todo era nieve cuando, detrás de él, una luz brillante aparecía, dio vuelta con valor, se encontró frente a la puesta de su hogar, la luz venia de dentro, no tenía miedo, tenía curiosidad, las ansias de saber que había dentro le mataban, acercaba su mano pero sus extremidades le pesaban, se le dificultaba. De pronto su mano ya estaba en la manija daba vuelta pero le costaba trabajo, empujó la pesada puerta y la luz huyó, no supo que era y todo estaba como siempre.

Desde aquel acontecimiento Raúl, repitiendo su rutina nocturna, asistiría al parque, pero ya no lo hacía para leer su libro, lo hacía para encontrarse con su amigo, una luz amorfa con sonido este año que lo acompañaba en la soledad del parque. El sabía que eran amigos y también sabía que a pesar de que nunca se encontraran frente a frente, ese fenómeno siempre estaría ahí para el.

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