Para disfrutar de este relato te recomiendo leer primero la primera parte de Amante Renovado.
Puedes hacerlo en:
https://clubdeescritura.com/obra/543927/amante-renovado/
Este es un relato que cuenta con personajes de la saga Hermandad De La Daga Negra de la autora J.R. WARD. Todos los personajes y sus derechos le pertenecen a ella.
Esta es una obra sin fines de lucro solo con fines lúdicos.
Que lo disfrutes!
Dedicatoria
Los grandes corazones albergan grandes amores
La final había sido la noche anterior cuando había estado de guardia y los Red Sox habían ganado, así que, ya que estaba fuera de rotación, era un buen día para ver la repetición de ESPN.
Habría sido una noche perfecta si no hubiera sido porque había sido el juego más aburrido en los 116 años de existencia del equipo y en realidad estaba durmiéndose. Eso y que lo estaba viendo malditamente solo. Solo él y su triste culo.
Rhage y V estaban fuera de rotación también pero Hollywood había arrastrado a V a The Shadows para que tomaran un trago, o mejor dicho para que V lo hiciera ya que, el hermano era abstemio en proporción directa a su atractivo. Así que probablemente pediría un agua mineral con limón y sal para acompañar el Goose de V.
La invitación no lo alcanzó a él y por eso ahí estaba. Viendo el partido más aburrido de la historia, vestido con un exquisito Hugo Boss nuevo como si fuera a ir a alguna parte y con los pies descalzos sobre la mesa de centro jugando a que sus dedos bailaban entre sí.
Había intentado hacer que Marissa volviera a casa para estar con ella pero esta había recibido otro caso horrible de agresión y se iba a quedar en Lugar Seguro para atender a la maltrecha hembra y su pequeño hijo.
Se había sentido tan decepcionado por los dos desplantes que ni siquiera había ido a la primera comida. Y aunque ahora tenía un poco de hambre, tampoco tenía intención de ir a buscar sobras. No se sentía de humor para cruzar hasta la mansión y no quería importunar a Fritz o a los otros Doggens que debían estar ocupados.
Eso lo dejaba con un montón de horas libres para hacer absolutamente nada.
Mientras jugaba con sus dedos una imagen lo alcanzó. Imagen que había tratado de evadir durante toda la noche.
V entre sus piernas chupando con fuerza.
Mierda.
Pensó mientras se frotaba la cara.
Habían pasado dos meses desde que, por difíciles acontecimientos, había pasado la noche con V en su Penhouse y había perdido…bueno, su otra virginidad con él. Volviendo su relación “Mejores Amigos” a “Un poco más allá de la amistad”. Diablos, aún se sorprendía. Solo con el pasar de los días había logrado asimilar que había cruzado la jodida calle hacia la cera del frente, aunque no completamente. Se había quedado a mitad de la calle, al lado de V, donde este siempre había estado. Ni de un lado ni del otro. Dejando claro que la inclinación sexual que toda su vida había sido bien demarcada, tenía una pequeña fisura por donde su mejor amigo se había colado, o lo que era aún más irónico, él por su cuenta había deslizado el pie fuera de esta.
Demonios, era un jodido bisexual. Aunque con una característica bastante peculiar e increíble. Esta bisexualidad solo se disparaba hacia a V y solo hacia él. El resto de los tipos sobre la faz de la tierra, simples congéneres y nada más. No era como que hubiera salido del penthouse de V con fantasías de follar con cualquiera de los hermanos. De hecho la idea le daba escalofríos.
Con todo y aquello, lo de ellos no había pasado a más porque desde entonces sus horarios habían sido completamente opuestos y habían salido con diferentes hermanos excepto entre ellos. Y Sus noches de descanso tampoco habían coincidido excepto la que estaba empezando.
Y tenía una tácita idea del porque los habían separado.
Hollywood se había enterado sobre ellos de una manera más bien divertida, cuando había tomado su móvil para hacer una broma a V y había leído accidentalmente los mensajes bastante comprometedores que se enviaban y, aunque en cuanto se dio cuenta que el tipo se había hecho con su móvil se lo había arrebatado de las manos, había sido muy tarde. Rhage tenía suficiente material para hacer un reporte completo y dar una copia a todos en la casa incluidos los doggens. Así que, todos ya tenían sus propias conclusiones sobre ellos y aunque nadie les había mencionado nada, era obvio que Tohr no había querido emparejarlos en el campo solo por las dudas.
Bien pensado por parte del hermano. No necesitaba recibir un tiro por estar echando miradas al culo de V en momentos poco oportunos.
V había tenido el impulso de meter la cabeza de Hollywood al retrete cuando se había enterado pero, con los días había terminado por importarle un comino el mundo y los chismes como era su costumbre.
Con todo y los chismes la realidad era que su relación desde aquella noches se había limitado a solo verse al finalizar la noche y saludarse rápidamente con un brevísimo choque de puños antes de irse a la cama, con un saludo igual cuando se veían en la oficina de Wrath, donde seguían compartiendo el mismo sofá de costumbre a pesar de la curiosidad en los ojos de los hermanos. O miradas furtivas en la última comida, cuando V se presentaba a esta. De cualquier modo se comían con los ojos cada vez que sus miradas se cruzaban de manera fortuita.
Jane seguía con su horario de mierda pero V había dejado de beber en exceso y estaba durmiendo como una piedra desde aquella noche. Lo sabía por los ronquidos de este y no porque hubieran dormido juntos. En todo caso aunque V estuviera solo en su habitación y él también, habían acordado mantener sus asuntos fuera de la casa que compartían con sus respectivas parejas, y bajo ninguna circunstancia esas camas se iban a usar para algo que no tuviera una fémina involucrada. A parte de las insinuaciones y textos con doble sentido que los había delatado, los últimos días los textos también se habían limitado muchas veces a asuntos de trabajo o un ¿Cómo va la noche?.
V era el custodio de dos de los bastardos más violentos y esto lo tenía rendido pero, a pesar de todo aquello, nunca se había sentido tan cerca del tipo.
Eso le calentó el pecho y lo hizo sonreír.
El sexo había sido fantástico por decir poco. Una cosa de otro mundo, algo de un plano astral diferente y de verdad quería una repetición pero, intentaba evitar a toda costa las imágenes de V besándolo o corriéndose en casa por algo que a él le gustaba llamar respeto comunal. El hecho de que sus esposas aprobaran la situación no era razón para pasar haciéndose pajas mentales con V frente a ellas. Eso y que no podía pasar la vida con una erección perpetua. Sin embargo, cuando estaba solo y aburrido aquellos pensamientos eran malditamente tentadores.
Salir hubiera sido un buen método de distracción pero no podía ir solo al centro por una orden general y, si iba la mansión solo lo estaría esperando Fritz o alguna de las Shellans y aunque los adoraba, no se sentía de humor para que lo invitaran a cambiar pañales, no con los pensamientos que lo invadían constantemente. No creía que las mujeres apreciaran tener a un tipo erecto frente a sus pequeños bebes.
Aflojó la corbata y se estiró hacia el whisky que estaba frente a él y lo apuró. Checó los alrededores. Su saco estaba sobre el otro sofá de cuero negro, las llaves del Escalade estaban detrás de la puerta como siempre, sus armas estaban en la mesa del centro justo al lado de su botella de whisky, sus loafers Boss estaban junto al sofá. Pero no, no iba a caer en la tentación de ir al centro por un trago o quizás ir a The Shadows para tratar de coincidir con sus colegas como quien no se lo esperaba.
Se extendió en el sofá aunque sus pantorrillas y pies quedaran colgando por el brazo de este.
Tomó su celular y dio un recorrido rápido. El volumen a todo lo que daba, no tenía mensajes de Marissa, el grupo de Whatsapp de la hermandad solo tenía un mensaje de Qhuinn y Z informando que todo estaba tranquilo en el centro. Al parecer no era el único que se aburría.
Se quedó contemplando el avatar de V que era la portada del último disco de Kendrick Lamar. No se molestó en entrar al chat para checar el estado porque V siempre aparecía como desconectado aunque no fuera así. Tampoco lo textearia para tomar la iniciativa con un “Manda a tomar por culo a Hollywood y vayamos al Commodore” porque, al haber sido él el que dio el primer paso, no quería verse como un impertinente. Además, no era de los tipos que tentaban su suerte, al menos no con cosas que le importaban realmente. V daría el siguiente paso cuando se sintiera cómodo para ello. Porque los años le habían enseñado que a V no se le presionaba, no jodias con su paciencia y no lo jorobabas con estupideces, sobre todo si esperabas algo de él. Así que por supuesto que esperaría pacientemente el tiempo que fuera necesario.
Esperaría, claro que sí…¿Cierto?… Esperaría… aunque eso no justificaba que aquellos dos infelices no le hubieran llevado con ellos. ¿Por qué no lo habían invitado? ¿No se suponía que eran sus mejores amigos? Cretinos, bastardos, malos amigos. ¿Qué tenía Rhage que no tuviera él? Bueno, ese chiste se contaba solo, pero en todo caso quien se había ido a la cama con V había sido él y no culo perfecto mejor conocido como Hollywood. Y se suponía que eso le daba ventaja y prioridad sobre V.
¿Se lo daba? ¿Cierto?
Mierda.
El pecho se le comprimió y de repente algo frío lo recorrió.
¿Acaso no decían que una mente ociosa es el patio de recreo del diablo?
Tuvo un mini ataque de pánico cuando su cabeza se puso a trabajar de manera poco productiva, acercándose peligrosamente a pensamientos poco saludables tipo “No se repetirá”.
Inhaló con fuerza, retuvo unos segundos y empezó a exhalar lentamente.
Y alguien dijo.
“Ni lo sueñes, fue solo una noche y nada más” “El tipo solo necesitaba follarte esa noche”.
Y una voz gritó encogiéndole las pelotas.
“El tipo se arrepintió”.
Suspiró. No daría cuerda a esas boberías.
Fracasó estrepitosamente.
¿Y si V se había decepcionado? ¿Si no había llenado sus expectativas? ¿Si se había metido en una cama a la que no estaba a la altura? Después de todo su experiencia en ese campo era 0 absoluto y V…bueno el sujeto era un 4 x 4, todo experiencia en todos los ámbitos. Era bueno, muy bueno, realmente era todo un jodido dios del sexo en la cama para ser claros. Capaz de poner a cualquiera de rodillas a sus pies. Capaz de hacer que las prostitutas rechacen el dinero. Capaz de hacer que mujeres que lo hacen solo de misionero se quiten las bragas en lugares públicos para tratar de obsequiárselas y que él les pagara con cosas que te podían llevar a la cárcel por comportamiento inmoral. Capaz de volver a tipos heterosexuales que se lo hacen a sus mujeres de pie contra la pared en tipos que les gusta que los pongan sobre 4 puntos de apoyo. Ahora entendía porque su agenda eran gigas de nombres y teléfonos que esperaban su turno para tener una oportunidad con él. V era un total mojabragas de libro… y un experto mojaboxers, los suyos primeros en la lista. Segunda leyenda sexual viviente de la raza, superado solo por Rhage y por un asunto de apetencia pero nunca de calidad.
Y él…bueno él solo era un exhumano, exdetective de homicidios con problemas con el control de la ira, alcohólico que hacía de las suyas en su auto con diferentes mujeres, a veces con prostitutas en horas de oficina o antes de ir a casa solo. Y ahora era solo Un Nuevo Rico ostentoso y nada más. Nada de leyendas ni historial porno de antología.
Y sin embargo V le había deseado. Lo suficiente para llevárselo a la cama.
Pero ¿Y si después de haberlo deseado por años cuando lo probó se había apagado la calentura? Nunca en toda su vida había sentido inseguridad sexual pero le acojonó pensar que había sido un pésimo amante. El amante del que tipos como V escondían y renegaban por ser su peor experiencia.
Y para más inri, los pensamientos cambiaron y no para bien.
¿Si no se trataba de desencanto sexual si no que V SOLO lo había tomado como legítimo salvavidas aquella noche?. Lo que era una absoluta mierda era que aquello era una posibilidad completamente viable.
Había ido y se había ofrecido como mufla de escape de la frustración generalizada de V y este le había tomado la palabra. Si se ponía a analizarlo con calma, V estaba en todo su derecho de decirle “Gracias” y volver a lo de antes sin remordimientos y sin involucrarse más, como quien se limpia las comisuras de la boca con una servilleta y se levantara de la mesa después de una cena que un amigo le hubiera invitado. Dios era testigo que V tenía suficiente hielo y plomo en las venas para hacer una cosa así. Y aunque siempre se había sentido a salvo hasta cierto punto del carácter fulminador de este, era cierto que nunca se terminaba de conocer a las personas, y menos si estos eran vampiros cabrones displicentes y glaciales de 307 años con pasados tan escabrosos capaces de hacer que el mismísimo Chuck Norris se meara en los pantalones. Además no podía ignorar que una verdad de Dios en el mundo era que el sexo cambiaba a las personas y sus relaciones interpersonales incluidas la amistad. Movía millones, perversiones, fetiches, proyecciones, en resumen el sexo dominaba el mundo, el corazón y el alma de los hombres, y de los vampiros para el caso. Eso lo dejaría a él como el único que había implicado algo más que la polla en el asunto. Con todo y racionalidad, el estómago se le revolvió al tener que considerar tener que hacerse a la idea de que había sido un polvo de desfogue y solo eso.
Diablos, no.
Las miradas, los mensajes. No podía ser que su radar estuviera captando el mensaje equivocado.
Pero, Oh sagrado corazón. V no había estado esperando su noche libre juntos como lo había hecho él. V no se había comprado un traje de dos mil dólares para esa noche. V había tenido otros planes que ni siquiera lo incluían.
Mierda, debía detenerse.
Bloqueó el móvil, lo puso sobre su pecho y cerró los ojos. Con suerte echaba una cabezada y aun con más suerte dormiría toda la noche. El juego seguía sonando por lo bajo. Trató de concentrarse en la narración pero una imagen de V desnudo y bañado en sudor lo tacleó.
Tuvo una erección instantánea.
Demonios.
Respiró, con mucha dificultad apartó la imagen y trató de concentrarse de nuevo en la voz del narrador.
Un sudor frío. Nauseas.
“El tipo solo necesitaba follarte esa noche para nivelarse” “El tipo solo necesitaba apagar el fuego” “Solo eras un jodido capricho” “Ya no le das curiosidad” “” “Eres solo su mejor amigo” “Fuiste tú, no él el que lo inició, eso solo lo vuelve tu fardo y tu ansiedad” “Tu mejor amigo te folló y te gustó tanto que te hundirás en la mierda si no desea hacértelo de nuevo”.
Se mordió con tanta fuerza un labio que le lloraron los ojos.
¿Y el asunto de la alimentación? Oh Dios, de manera patética se encontró deseando que si solo esa anomalía fuera suficiente para que V se interesara de nuevo, lo tomaría. Claro que lo haría y sin titubear además. Tomaría como rehén el insaciable intelecto de V y pediría como rescate…bueno, lo pediría todo.
Oh cielo santo, no. Todos eran pensamientos demasiado autodestructivos.
El móvil en su pecho vibró y sonó al mismo tiempo. Casi estrella la cosa contra la pared cuando estuvo a punto de provocarle un ataque cardiaco fulminante.
El sonido fue breve y no se repitió.
Un mensaje de Whatsapp.
Lo desbloqueó. El corazón casi le saltó a la alfombra y se incorporó como si le hubieran disparado a los pies al ver que el pequeño uno sobre un circulo verde estaba paralelo a la solitaria V.
Gracias Dios.
Suspiró sintiendo como todas las voces daban un paso atrás. Aunque, talvez solo estaba siendo ridículo y absurdo. Diablos, eran los mejores amigos y eso no iba a cambiar ni siquiera por una noche de sexo, así tuviera que transgredir la dichosa verdad de Dios y, aunque esto lo matara. Quizás V solo le estaba enviando un meme de humor negro de esos que les gustaba a ambos y no algo que tuviera nada que ver con el departamento “Ven a montar mis caderas hasta que nos desmayemos” o, “Ven a meterte entre mis muslos y hazme pedir más”, o quizás “Ven que aún tengo muchas cosas que enseñarte a hacer estando desnudos, yo sobre ti, tu sobre mí”, o el fantástico, “Te voy a enseñar el verdadero significado de la palabra follar y sus conjugaciones”.
Pero como muchas veces la esperanza es tonta e ilusa, vio la luz al final del túnel.
La prevista del mensaje solo mostraba un punto. Sintiéndose un absoluto imbécil, se acomodó el cabello antes de abrir el chat.
El mensaje era una columna de cinco puntos y al final un solitario.
¿Aburrido?
Frunció el ceño y vió en todas direcciones checando el pit, e incluso se inclinó un poco para ver el final del pasillo. Estaba seguro como la mierda que V no estaba en casa pero entonces, ¿Cómo sabía que estaba imitando a una ostra? Su mejor amigo a veces le daba escalofríos. Texteó a la velocidad de la luz con las manos un poco temblorosas.
Como la mierda. ¿Culoperfecto te está dando mucha lata? *emoji de un durazno*
Esperó sin despegar los ojos del chat que indicaba que V estaba escribiendo.
Gracias Dios. Necesitaba aunque fueran frivolidades pero que le hablara.
No estoy con él. ¿Estás en casa cierto? ¿Qué haces?
Frunció el ceño. Él con sus propios ojos los había visto salir juntos sin siquiera tratar de invitarlo aunque fuese por compromiso. Pero de inmediato le importó un comino. Sintió malditas mariposas en el estómago y escribió.
Afirmativo. En el pit, viendo el juego más aburrido de la historia ¿Tu? *emoji de una bola de Baseball y una carita azul enferma*
V texteando casi sin dejarlo pulsar el botón de enviar.
En el penhouse. También lo estoy viendo. Es horrible. Creo que voy a entrar en coma.
Rió un poco y sintió nauseas cuando el corazón amenazó con desbocarse cuando leyó la palabra penthouse. Puso los pulgares sobre el teclado para escribir pero se disparó otro mensaje.
¿Quieres venir a terminar de verlo aquí?
Una risa tonta y nerviosa. Un sudor frío le quemó la frente. Checó el juego. No le quedaban más de 10 minutos, lo que quería decir que, gracias Jesucristo, V estaba dando el dichoso siguiente paso.
Tuvo el impulso de caer de rodillas y clamar a su señor. Bueno y oportuno como siempre, con él que era un simple pecador impenitente. Pero no pudo porque el corazón se detuvo dos segundos y sintió que el cuerpo le ardía. Muchas veces había odiado no poder desmaterializarse pero nunca como en ese momento.
Voy de camino.
Texteó más rápido que un suspiro. Y su respuesta fue ambas palomillas pintándose de azul. Se apresuró a abrir el chat con Marissa y solo escribió:
Con V.
Esperó un momento pero las palomillas siguieron grises. Probablemente no estaba pendiente del móvil. Salió disparado del sofá y brincó sobre sus lofters ajustándose la corbata. Tomó un trago directo de la botella, se armó a toda velocidad, tomó el saco y se lo puso rápidamente. No se molestó en apagar la pantalla. Esta siempre estaba encendida de todos modos.
Se acercó a uno de los espejos de la estancia y se aseguró que todo estuviera en su lugar. Dientes limpios, aliento a whisky, cabello peinado, nudo de corbata perfecto, rolex, nariz rota.
Listo.
Lo ven, no fui solo un jodido capricho.
Dijo a las voces en su cabeza que enmudecieron.
Tomó las llaves del Escalade, se persigno y salió disparado por la puerta con el estómago en un puño.
Por un trago no se arriesgaría a ir al centro. Por una noche en el Penhouse con V, se enfrentaría a una docena de restrictores.
Subió al enorme Cadillac y hundió el pie en el acelerador. Gracias infinitas a Dios, su cerebro se sabía la ruta de manera automática y el auto era igual de automático, porque no estaba prestando atención. En cuanto había arrancado y ya fuera de casa, alejó los pensamientos malsanos y había dado rienda suelta a las imágenes que había estado evitando por varias semanas y todas estas juntas casi lo hicieron correrse al volante.
Demonios, necesitaba llegar ya. Apretó más el acelerador.
El Commodore estaba solo a 25 minutos de la mansión pero le parecieron horas. Checó el Rolex. Ocho y veintiuno de la noche. Había mucho tiempo. Aparcó en el enorme subterráneo que solo albergaba autos de lujo. Salió del Escalade, subió las amplias gradas de dos en dos y cruzó el lobby como un rayo saludando al recepcionista con un gesto de la mano.
Este lo creía el dueño del penhouse y no lo molestó. V siempre se materializaba en el balcón y nadie en el edificio, excepto Rehv, sabía que este le pertenecía al hermano. Se abalanzó al elevador. Introdujo la clave en el panel y cuando las puertas se cerraron, checó sus dos metros con seis de altura de nuevo en el reflejo de estas. Todo en orden, excepto el rostro ansioso. Respiró profundo para no llegar agitado al último piso. El ring del elevador que avisaba que se había llegado al piso deseado siempre lo hacía dar un salto. Tenía que dejar de abordarlo en tensión y nervioso como la mierda.
Las puertas se abrieron y entró lentamente acomodándose por milésima vez el cabello. De casualidad no había rap a todo volumen. Solo se escuchaba un pequeño murmullo que provenía de la gigantesca pantalla del lugar. El olor a tabaco turco y de V inundaba el lugar y en cuanto había puesto un pie fuera del elevador y había dado dos pasos, un olor a lujuria lo recibió. Aspiro fuertemente para llenarse de la fragancia.
Cuando entró a la estancia, encontró a V descalzo, acostado a la orilla de la cama con la cabeza contra la cabecera, con una rodilla flexionada sobre esta y la otra colgando hasta el suelo. Solo iba con una camiseta negra y sus pantalones de maldito y bienvenido látex. Esos que le quedaban tan, pero tan bien. Tenía un cigarrillo entre los dedos como de costumbre y un rock glass de vodka sobre el pecho y miraba la pantalla.
En cuanto se miraron el picor de la lujuria de V lo taladró. Ambos tuvieron una erección más que visible. No se molestó en ocultarlo. V tampoco.
No estoy loco. No estaba recibiendo la señal equivocada. No estaba imaginando cosas. Gracias Dios, no fui el capricho de una sola noche.
Claro que no. Todo era muy real, tanto que estaba ahí de pie siendo devorado por los ojos del tipo más atractivo de la tierra. El único que ponía en dificultades a su bragueta y que daba la casualidad era su jodido mejor amigo. Y estaba a punto de empezar otra noche proverbial del tipo Kamasutra con él.
No tenía leyendas sexuales que la raza pasara de generación en generación pero quizás esa noche podría empezar a escribir una en compañía de V o por lo menos ser parte de la leyenda de aquel.
Metió las manos en los bolsillos.
—Pensé que me esperarías en pelotas y con una rosa entre los dientes.
V extendió las manos hacia arriba.
—Las floristerías estaban cerradas y tenía un poco de frío.
Sonrieron. La maldita conexión era tan fuerte que aunque estuvieran a esa distancia parecían estar uno sobre el otro.
Oh virgen, ¿Cómo había podido dudar?.
—¿En serio? Yo tengo un poco de calor.
Dijo Butch aflojándose un poco el nudo de la corbata.
Otra ola de lujuria. V abrió el ventanal con su mente.
—Ahí tienes.
Butch contempló un poco a su compañero y soltó uno de los dos botones del saco para quitárselo.
—No.
Le gruñó V. Butch levantó las manos como si le estuvieran apuntando.
V solo lo miró con una sonrisa perversa. Butch se quedó inmóvil sonriendo. Si V le ordenaba que se quedara ahí hasta el día del juicio, así lo haría.
—Buen chico.
Dijo V con la voz muy ronca. Deslizó la mano hasta su erección y la acarició descaradamente barriendo con la mirada el enorme cuerpo frente a él. El frente de los pantalones de Butch palpitó ansioso y se mordió con fuerza la parte interna de la mejilla. El deseo de ambos se encontró de camino y casi rompe los cristales pero V se detuvo.
—Ya puedes desarmarte.
Dijo deteniendo la caricia también y llevándose el vaso de Goose a los labios.
Butch continuó con el striptease y colocó el saco sobre el bar. Se quitó la pistolera doble y la puso al lado del saco y también se deshizo de las dagas y el arma de la cintura. Mientras lo hacía V se había puesto de pie y se había cercado en silencio como un gran felino, dando otro trago al vaso mientras lo hacía. Butch no lo perdió de vista. V dejó el vaso sobre el bar y se acercó alargándose. Por un momento el poli pensó que V lo iba a abrazar pero este solo tomó las Glocks y con movimientos eficientes checó el seguro, la cámara echándola hacia atrás y soltándola y también checó el magazine. Mientras V pasaba a la siguiente arma y hacia lo mismo, Butch se cruzó de brazos y recostó la cadera al bar. V termino con las armas de fuego y luego tomó las dagas y con el dedo probo el filo. Supuso que viniendo de V era algún tipo de galantería o simplemente que este primero velaba por la seguridad de las armas dentro de la habitación donde estuviera.
V enfundó la última daga y lo miró.
—¿Lo hice bien? ¿Recordé poner magazine?
Preguntó Butch divertido.
—De hecho una de ellas necesita una limpieza o se te va a encasquillar.
—Mentiroso.
V se encogió de hombros y tomó el vaso de nuevo.
—¿A qué viene ese interés por mis armas?
Preguntó Butch aún con la cadera recostada al bar.
—Era una excusa.
Contestó V dando el último sorbo y mirándolo fijamente. El deseo que exudó este peligró con ahogarlos.
—¿Excusa? ¿Para qué?
—Para acercarme.
Confesó V sin titubear.
Butch se acercó hasta quedar a una palma y se inclinó al oído de V.
—No necesitas excusas para acercarte.
Murmuró y lamió la yugular de V muy lentamente. Este se estremeció excitado pero aun así después de un momento se dio la vuelta y se dirigió a la cama de nuevo.
Butch dio una buena vista trasera. V rellenó su vaso y volvió a su posición inicial. La sensación de su amigo en la lengua le había provocado comezón por todo el cuerpo. Una especie de torrente de energía tirando de sus extremidades. Aún era increíble lo bien y fácil que se sentía seducir a un tipo, o mejor dicho, seducir a V.
—Creí que estabas con Hollywood.
Dijo desabotonando las muñecas y arremangándose mientras iba tras el bar a buscar un rock glass.
—Imbécil chismoso. Solo quería que le contara sobre nosotros y el maldito se puede hacer de piedra esperando a que yo me siente a contarle una mierda.
Butch rió un poco imaginándose la escena y aliviado porque aquello daba un poco de sentido a que no fuera invitado a la salida. Probablemente Rhage calculó que sus ansias de cotilleo tendría más oportunidad con uno de ellos a la vez, porque juntos lo hubieran vapuleado y por supuesto primero lo iba intentar con V que era el hueso duro de roer, el caso perdido, solo por tentar su suerte y tratar de presenciar un milagro. Como no lo había logrado, no le costó imaginarse que en unas noches se encontraría a Rhage acostado en su cama esperándolo para tratar de interrogarlo. El pobre hermano no sabía lo que le esperaba.
—¿Me pasas la botella?
Dijo señalando la botella que estaba en la mesa de noche.
—El bar, esquina inferior izquierda.
Indicó V. Butch se asomó siguiendo las coordenadas y ahí, justo al lado de dos botellas de Goose estaban tres resplandecientes botellas de Lagavulin dieciséis años. Sufrió un ataque de amor súbito. Muchas veces nada lo hacía sentir mejor que un rock glass de whisky, del barato antes de llegar a la mansión y ahora su elección siempre seria su inseparable amigo Lagavulin. Entre más añejo mejor. Pero V no tomaba whisky y dijo.
—Tú no tomas whisky.
Dijo sobre la barra tomando una de las botellas y abriéndola.
—Tu sí.
Fue la corta respuesta. Butch supuso que aquello podía ser el equivalente a dejar el primer cambio de ropa en casa de una novia. Sonrió para sí pensando en la cara que V haría si le dijera tal cosa.
Se sirvió una medida y cerró la botella. Cuando iba a dar un sorbo vio algo extraño desentonando sobre el bar en medio de la pistolera de V y se acercó un poco.
Era una elegante y pequeña caja con la tapa verde. La reconoció. Tenía muchísimas de estas. Era una caja de corbatas Gucci. Frunció el ceño. Checó a V pero este miraba la pantalla entonces giró la caja hacia él y la abrió. Dentro se encontraba lo que parecía ser su rustica corbata verde favorita, un poco gastada en algunas orillas, la que V había roto en su primer encuentro. Pero eso no era posible. Se atrevió a más y la saco de la caja. La corbata estaba en perfecto estado lo que significaba que no podía ser la suya. Miró la etiqueta trasera y efectivamente era una etiqueta negra con la palabra Gucci gastada y bordada a mano. Era una réplica exacta de la suya pero aquello era imposible. Dio la vuelta al bar y caminó hacia V con la corbata en la mano. Cuando este lo miró, levantó la tela en el aire.
—¿Qué es esto?
Preguntó.
V miró la cosa aburrido.
—Una horrible e incómoda prenda de vestir que se originó en Croacia en 1660 que algunos machos estirados les gusta usar alrededor del cuello.
—Es en serio, V. Nunca haz usado un traje en toda tu vida entonces asumo que no es tuya. Y da la casualidad que esta es una réplica de una corbata que tuve y que tú sabes muy bien lo que le sucedió. ¿De dónde la sacaste?
—Era tu favorita.
Murmuró V.
—Lo era. Pero no has contestado mi pregunta. ¿De dónde la sacaste?
—Solo quise reponer la que estropee. No sabía que era una mierda especial.
—A mí no me importó perderla.
—Pero a mí sí. Debí ser más cuidadoso.
—V sigues sin contestar. ¿De dónde?
—Sé que no se te da la tecnología pero debes estar familiarizado con algo llamado catálogo virtual.
Butch entrecerró los ojos y se centró en los diamantinos que lo miraban fijamente.
V se sentó en la orilla y suspiró fastidiado.
—¿Qué?
—Cuando Phury me regaló esa corbata, me contó la historia del porque debía cuidarla. Me contó que era una reliquia del primer tiraje de la fábrica de Guccio Gucci. Phury la compró el día de la apertura en Italia hace… 100 años. Te cuento más, también me dijo que solo quedan 4 de estas en el mundo en colecciones privadas. Así que como te acabas de dar cuenta, sé que no es una prenda que puedas encontrar en un catálogo. Ahora dime como conseguiste una de esas 4 copias.
V encendió un liado a mano y se encogió de hombros.
—Solo la conseguí y ya.
—No esperabas que conociera la historia de la corbata ¿Cierto? Ahora tienes tu patético culo en un problema. Dime de donde diablos la sacaste.
Butch sacudió la corbata para reforzar sus palabras.
—Puedo ser persuasivo cuando me lo propongo.
Eso, aunque cierto, no respondía nada.
—¿Cuánto pagaste por ella?
—Es irrelevante.
—¿Cuánto V?
—Demonios solo quería reponer la que rompí ¿Ok? Solo tómala y cállate.
— ¿100 mil? ¿500 mil?
—Eso no importa.
—V. Es demasiado dinero.
—Bueno, si no la quieres entonces Phury, Revh, Blay o Saxton la apreciarán.
Dijo V levantándose y estirando la mano para tomar la corbata. Butch se apresuró a apartarla.
—No he dicho que no la quiera.
Dijo acunando la preciosísima prenda contra su pecho como a un bebé.
—Entonces deja de fastidiar. Toma la maldita cosa y ahórcate con ella, demonios.
Dijo V volviéndose a sentar.
—¿Te das cuenta que esto es casi romántico?
Bromeó Butch echando una mirada a la vieja tira verde.
—No me jodas. Hubiera hecho lo mismo por cualquiera de los estirados dandis de la casa.
—No es cierto. Debiste tardar mucho en encontrarla y luego ofrecer suficiente dinero para que un culo elegante de, quizás Londres, quisiera deshacerse de un artículo de colección.
—No es para tanto ¿Ok?
—V, la corbata de Phury era especial pero este detalle de tu parte es invaluable para mí. La vestiré todos los días hasta que se desintegre.
A V se le encendió el rostro.
—No me interesa lo que hagas con ella.
Butch caminó muy rápido hacia V. Este se apresuró a dejar el liado en el cenicero.
—¿Qué crees que vas a hacer?
Le dijo cuándo se abalanzó sobre él.
—Voy a abrazarte.
—No, no lo harás.
V se escapó a último momento y rodó sobre la cama.
—Ven aquí.
Butch se lanzó tras él y lo tomó de un pie.
—Solo quiero agradecértelo apropiadamente.
—No me gustan los abrazos ni los agradecimientos. Págame con una mamada si quieres.
Dijo V tratando de alejarse. Butch se lanzó sobre la espalda de este como un jugador de futbol americano.
—También puedo hacer eso.
V forcejeó pero su erección palpitó.
—No puedes hacerlo si estoy boca abajo.
—Vamos no seas huraño. Solo quiero que sepas que es algo especial para mí.
Dijo Butch aprisionando a V bajo él y haciéndole una llave en el brazo. Este maldijo cuando el hombro se quejó.
—Si hubiera sabido que te ibas a poner así por ese vejestorio, la hubiera quemado.
—No seas así cariño.
V se revolvió con fuerza y gruñó.
—Si me vuelves a llamar así te rompo la jodida cara.
Butch rió sobre él. Sabía que V dominaba al menos diez artes marciales y era infalible en el cuerpo a cuerpo y que no le hubiera sido difícil deshacerse de él, o bien podía desmaterializarse fuera de su alcance pero, se estaba dejando sujetar. Eso indicaba que no estaba del todo disconforme con la situación, al menos no para ponerse verdaderamente violento.
Dejó la corbata a un lado y con la mano que no aplicaba la llave acarició uno de los fuertes brazos de su prisionero.
—¿Qué haces?
—Solo quiero acariciarte.
—No lo hagas.
—Si dejaras de maldecir y revolverte verías que se siente bien.
Dijo Butch peinando el cabello de V con los dedos. Acarició el tatuaje de la cien.
—No lo toques.
Dijo este alejando todo lo que pudo la cabeza.
Butch lo dejó pasar para no abrumarlo. Sabía que esos tatuajes no eran una broma para V, entonces pasó el brazo bajo el cuello de este y lo estrechó suavemente contra él.
—¿Acabaste?
Le preguntó hoscamente V.
—No.
Butch miró detenidamente el apuesto perfil. Olisqueo el cabello limpio que tenía un delicado olor a champú de romero del que Fritz ponía en los baños.
Contempló los escalofriantes ojos que estaban abiertos, fastidiados y que veían hacia el bar porque era lo único que tenía en su rango de visión en aquella posición.
V se revolvió de nuevo.
—Tus ojos son extraños.
Un poco más de arrastre.
—Me lo han dicho muchas veces.
Dijo V entre dientes.
—Me gustan…dan miedo pero no son peligrosos.
V dejó de forcejear por un momento pero retomó.
—No me gustan los halagos tampoco.
Ver a V acongojado y molesto por un abrazo cuando ya habían tenido sexo y, no solo sexo común si no sexo del que cuenta, del que nunca vas a olvidar, lo excitó. Era la fuerte lucha en su interior, la de querer dejarse tocar y la de no querer dar señales de debilidad por ello. Sentirlo revolverse bajo él realmente lo puso.
Lo imaginó cansado de la batalla hasta altas horas del día buscando la corbata y gastando una fortuna de su propio bolsillo y, aunque este solo hubiera sido calderilla para la cuenta bancaria de V, eran las ojeras bajó sus ojos, que había visto pero que pensaba que eran por fatiga con los bastardos, lo que era invaluable para él. Soltó el agarre pero al mismo tiempo frotó su ardiente erección contra el increíble culo de V.
Este se quedó muy quieto. Repitió el movimiento una y otra vez acariciándose y llevándose hasta una distancia muy peligrosa de un orgasmo. V tenía los ojos entrecerrados, su mirada estaba perdida y empezó a gemir suavemente contra la seda negra de la cama, con el negrísimo cabello mimetizado con la seda.
—¿Te gusta?
V aflojó mucho más, relajándose. Cerró los ojos y gimió un poco más.
—Sigue.
Pidió.
—Creí que no te gustaban las caricias.
Se burló Butch.
—Púdrete.
Gimió V. Butch se detuvo por su propio bien. V abrió los ojos pero no estaba molesto porque lo hiciera. Solo estaba relajado.
—Sigue.
Pidió de nuevo por lo bajo.
—Si sigo ¿Me dejaras acariciarte mientras lo hago?
V dudó unos momentos y luego solo asentó con la cabeza.
Butch trató de disociarse para no llegar hasta el final y poder seguir complaciéndolo. Había empezado un juego que no sabía si podía seguir. Excitar a V para que bajara la guardia era su idea pero ahora estaba a punto de un orgasmo y no sabía si soportaría más el roce de la tela de los pantalones o el firme culo de su amigo.
Siguió el masaje pero metió la mano bajo la camisa y primero acarició la cintura suavemente. Metió la mano un poco para tocar el estómago aprisionado contra la cama, luego subió hacia la enorme espalda, la fuerte nuca, la palpitante yugular, el negrísimo cabello, la frente, las oscuras cejas que se fruncían, la fuerte mandíbula. Dibujó el bonito perfil de la nariz, le acarició los labios y metió un poco la punta del pulgar en la boca y acarició los largos colmillos. V daba terror la mayoría del tiempo pero al verlo relajado y excitado se podía apreciar mejor su increíble atractivo de, literalmente, semi Dios.
Debía parar. Se detuvo pero habló al oído de V.
—Ves que no es tan horrible. Solo quería agradecértelo. Solo quiero demostrarte que te…
—No digas nada. No lo arruines.
Interrumpió V abriendo los ojos.
Butch pensó que no iba a seguir ese sendero. V lidiaba mejor con el contacto físico sexual que con los sentimientos y si así lo tendría, así lo haría. Como no siguió este empezó su huida de nuevo. Los gemidos y sus rasgos tranquilos se fueron.
—Poli, enserio, me estas ahogando. ¿Podrías bajar de mi espalda?
—Tranquilo, se administrar RCP.
Butch mordió un poco el hombro y empezó a frotar de nuevo bajo su mismo maldito riesgo. Quería a V tranquilo de nuevo. El mordisco en el hombro logró su cometido. V se quedó quieto.
—¿Qué hiciste con mi corbata rota?
—¿De qué hablas?
Gimió V.
—¿La tomaste de la cesta de la basura?
Pausa donde solo se escucharon sus respiraciones y el murmullo de la pantalla.
—La necesitaba para poder conseguir la otra.
—¿Y dónde está?
Butch se acercó todo lo que pudo y dio un ligero lametón a la comisura de la boca de su amigo.
—La tiré después de conseguir la otra.
—Mentiroso.
Dijo Butch sonriendo.
—¿La tienes aquí?
V se vio descubierto. No podía esconder su olor si su estado mental estaba alterado y estaba excitado como la mierda. Era obvio que Butch lo notaria.
—No. Está en el… pit.
Confeso finalmente, sintiéndose un poco culpable por llevar la cosa a casa con sus hembras, pero realmente le daba un extraño confort saberla desentonando entre sus pantalones de cuero.
—La tienes en casa entre tus cosas.
Parecía que el poli le había leído la mente. Hasta donde recordaba era él el que se sabía ese truco. Un largo silencio. Más Butch contra él. Más de ese delicioso olor a Whisky y el picor del olor natural de su piel bajo el perfume, el picor del jengibre. La base de su olor vinculante.
—¿Me la devolverás?
V guardó silencio diciendo este más que mil palabras.
—¿Para que la quieres V?
Más silencio. Más fricción.
—¿Te gustó el olor en ella? También lo notaste esa noche ¿Cierto?
Descubierto de nuevo.
—Solo la necesitaba.
Trató de justificarse V.
—¿Que has hecho con ella?
Pregunto Butch que obviamente no necesitaba sus excusas.
—Nada.
Mintió miserablemente de nuevo V.
—¿La hueles cuando te estás armando y piensas en aquella noche? ¿La noche en que follamos y me quitaste la virginidad? Te excita ¿Cierto?
—No sé de qué hablas.
Más fricción. V gemía por una penetración.
—En ese caso escucha lo que harás la próxima vez. No solo la olerás. Vendrás aquí y tomarás esa corbata que arrancaste de mi cuello en una de las mejores noches de mi vida y la envolverás en esa maravillosa polla tuya y, te harás la mejor paja de tu vida pensando en mí y te correrás en ella, te correrás y gemirás muy fuerte. Luego tomarás tu móvil y me dirás que ya lo has hecho para saber que mi corbata favorita esta donde yo desearía estar.
V respiraba como un camión de carga y la frente se le había perlado en sudor. La erección contra la cama ardía pero aun así peleó porque era su única manera de lidiar con el placer culposo que le provocaba ser sometido.
—No.
—Lo harás y lo disfrutarás.
Confirmó Butch como un hecho. V se encontró sin valor para replicar.
—¿Quieres saber que haré yo cuando me llegue ese mensaje?
V se mordió los labios.
—Haré lo mismo con la que me acabas de regalar y me correré muy fuerte para ti. E imaginare que tu boca está donde está la corbata y te daré un informe completo de cómo fue o, un reprise cuando nos volvamos a ver.
Respiración dificultosa de ambos. Butch ondulando las caderas para estimularlos.
—Entonces, ¿Harías eso por mí?
V solo pudo gemir más fuerte.
—Genial, es un trato.
Confirmó Butch tomando el gemido como respuesta.
Butch se detuvo una vez más y sintió una gota de sudor resbalar por la mejilla. V seguía respirando fuerte pero dejó de gemir. Volvió a abrazar a V por el cuello y le susurró al oído.
—¿Ahora o quieres quemarte un poco más?
Butch esperó la respuesta. Cualquiera de las opciones le iba bien.
—Consúmete un poco más.
Butch rió al oído de V. El cretino era un tipo listo y sabía perfectamente que era él el que se estaba muriendo con cada roce.
V sonrió y luego agregó.
—Quémame un poco más.
Butch detuvo la presión y se alejó un poco pero no lo soltó y recostó la cabeza a la cien de V.
—¿Me dejarías darte un beso de agradecimiento?.
—No, de agradecimiento no. No me gustan los intercambios de ese tipo.
Contestó bruscamente V.
—Pues vas a tener que vivir con este, porque fue genial lo que hiciste por mí. Ahora, gírate.
Ambos se quedaron muy quietos. Butch como cuidando de un felino asustado, V con inseguridad. Sin embargo cuando este se apoyó sobre los brazos para girarse, Butch se separó y le dió espacio. V maniobró estrechamente contra su compañero de manera que no tuviera que alejarse demasiado. Cuando estaban cara a cara Butch se sentó a horcajadas sobre sus muslos para que no pudiera huir. Este lo miró inexpresivo.
—Te diré que haremos. Te voy a dar las gracias y tú vas a responder “con mucho gusto” y te besare.
—No.
—Gracias por la corbata V.
Butch lo ignoró. V no dijo nada solo lo miraba seriamente.
—Gracias V.
Repitió Butch.
—Espero que te ahorques con ella.
—Gracias por la corbata V.
Repitió Butch una vez más y sostuvo la afilada mirada de su amigo por un momento muy largo.
V dudó, cruzó los brazos sobre el pecho, desvió la mirada, apretó la boca y luego masculló como masticando metal.
—Con gusto.
Butch se inclinó y se acercó a la boca que tanto ansiaba, feliz de tener una excusa. V evitó el contacto.
—De agradecimiento no.
Sentenció como un juez.
—Ok, un beso porque nos sale de las pelotas y porque he agonizado cada noche que ha pasado por uno.
V clavó los diamantinos en la boca de Butch y su gesto se suavizo. Luego de un momento se puso al alcance. Butch le dio un suave beso en los labios. Ambos temblaron un poco con el primer contacto íntimo de la noche. El eco del beso les ardió por todas partes. Habían esperado tanto por ello y había sido tan bueno como la primera vez aunque, no obstante, menos húmedo.
—Ves, no era tan difícil.
V lo miró con resentimiento.
—Ahora levanta la cabeza.
—¿Para?
—Solo hazlo.
V obedeció sin quitar la mirada de indignación. Butch se estiró hasta la corbata y la coló bajo la cabeza de V. Este miró la cosa como si un Alien hubiera saltado sobre él.
—¿Qué haces?
Dijo recostando la cabeza de nuevo con el ceño fruncido.
—Necesito anudarla.
Dijo el poli mientras con una suerte de agiles movimientos pasaba ambas tiras sobre y entre ellas.
—Usa tu jodido cuello.
—Ahí lo tienes, un bonito Windsor.
♏
El poli se estaba aficionando a ignorarlo últimamente.
V miró hacia el Windsor perfectamente ejecutado. ¿Los malditos nudos tenían nombre? ¿Por qué sabía que era un Windsor bien ejecutado? Claro, porque en su búsqueda del vejestorio había leído todo tipo de información respecto a esa horrible prenda que tanto le apasionaba a Butch.
—Ya vuelvo.
Dijo el poli, bajó de sus muslos y de la cama. Se sintió horrible sin el peso.
V se incorporó y reptó de nuevo hacia sus cigarrillos sintiéndose un total imbécil con su látex, la camiseta de combate y una reliquia de cien años en el cuello. Aun así no se la quitó y solo miró a Butch que se alejaba con la camisa salida de los pantalones por la lucha y con la erección que él deseaba.
El poli tomó su trago, la botella y se acercó a la cama de nuevo.
—¿Puedo?
Dijo señalando el otro extremo de la cama con la botella pidiendo permiso debidamente al capitán.
V señaló con la cabeza hacia el lugar dando su consentimiento. Butch caminó hacia ahí y de una patada se deshizo de los loafers, puso la botella en la mesa de noche, se sacó el Rolex y el pesado crucifijo de oro macizo del cuello, que en esta ocasión no había dejado en casa, y los dejó al lado de la botella. Subió a la cama y se recostó en la cabecera con las largas piernas cruzadas por los tobillos.
Ambos sintieron que aunque había una king size entre ellos estaban tan cerca como hacia un momento, cuando habían luchado sobre ella.
V atenuó la luz con su mente. Y así cada uno en un extremo, bebieron y vieron el partido de los Yankees que había empezado.
—Espero que todos se quiebren una pierna.
Dijo Butch dando un trago al 16 años.
—Amén.
Dijo V dando una calada.
Un largo silencio. Nada interesante en la pantalla. Butch se aburrió y habló.
—Supongo que ya Hollywood se encargó de decírselo a todos.
—Ese bastardo.
Refunfuñó como confirmación V.
—Y supongo que por eso Tohr no quiso tomar riesgos y nos separó.
—Inteligente de su parte.
—Lo mismo pensé pero…igual no es lo mismo salir sin ti.
Se miraron y frunciendo la boca V asintió repetidas veces.
—¿Cómo se han portado los bastardos?
V se masajeó el cuello.
—Son violentos y peligrosos… pero, eso justamente es lo que los hace magníficos aliados. Una vez que entiendes su modus operandi no es tan difícil. Han sido subordinados de Xcor por siglos entonces las ordenes no les va mal. Pero con Zypher, diablos, con ese bastardo tenemos un problema de promiscuidad peligroso. Se distrae con facilidad si está hambriento o si hay alguna hembra cerca. Las elegidas ya se han visto en problemas al alimentarlo. Phury la ha tenido difícil. Tiene que estar a menos de un metro para que la alimentación se dé sin que las elegidas sean profanadas.
—Supongo que es solo cuestión de tiempo para que se civilicen.
Repuso Butch dando un trago.
—Eso espero.
Homerun.
—Mierda.
Gritaron ambos.
Gruñeron hasta agotar el repertorio de groserías, finalmente Butch rezongó.
—Dime ¿porque seguimos viendo esta porquería?.
—Porque tengo la esperanza de ver perder a los muy malditos.
Contestó V dando una profunda calada.
♓
Poco después el juego entró en un valle de aburrimiento. Butch bostezó y se lo contagió a su compañero. Cuando terminaron de acomodarse la mandíbula Butch miró a V fijamente.
—¿Qué?
Preguntó este sin mirarlo. Butch se apresuró a apartar la mirada y volvió al juego.
—Gracias por las botellas.
Dijo finalmente. V guardó su típico silencio un rato.
—Es para que puedas venir más seguido…o por si… solo quieres venir a pasar el rato.
Butch miró a V pero esta vez cuando este le devolvió la mirada también no apartó los ojos.
—¿Puedo?
—Las veces que quieras.
Le dijo V sin parpadear.
Todo el mundo sabía que el penthouse era el santuario, el refugio de V. No había querido deshacerse de este ni siquiera después de emparejarse a pesar de todo lo malo pero sobre todo por lo bueno que había pasado en el lugar. Jane no se opuso en lo más mínimo. Después de todo era agobiante estar siempre en casa y antes de que Jane entrara en su periodo morir de extenuación, la visitaban juntos cada cierto tiempo, cuando V necesitaba un poco de cera. Y ahí terminaba la lista de las personas que eran totalmente bienvenidas al lugar o la lista de las personas que podían estar ahí sin que V estuviera presente. Así que Butch supo que aquello era algo importante para este.
—¿Estás seguro?
—Supongo que no tendrás pensado traer a un tren de putas, y sé que tampoco traerás a Marissa, ergo, sé que lo usarás sabiamente.
Sonrieron.
V tenía razón. Estaba fuera del mercado de las putas y no traería a Marissa ahí como no invitaría a V a follar en su cama del pit, la que compartía con su esposa. O como V no lo invitaría a él a hacerlo en la suya. Cada quien tenía su espacio. El penthouse era el de ellos.
Butch asintió con la cabeza y dijo.
—De verdad lo aprecio.
V se encogió de hombros y volvió a la pantalla.
Butch sintió necesidad de tenerlo más cerca. Lanzando la botella al lado de V y manteniendo la bebida estable sobre la cabeza, gateó sobre tres extremidades hasta estar al lado de su compañero y se sentó hombro con hombro. V no se quejó. Vieron el partido un poco más, nada importante sucedía y lo que era peor los Yankees seguían ganando.
Después de finalizada la cuarta entrada, V recostó la cabeza hacia atrás y Butch recostó la suya a esta.
Estuvieron así mucho rato.
A mitad de la quinta entrada V recostó la suya a la de Butch.
—Deberías usar traje un día, Gucci te sienta bien.
Dijo de repente el poli.
—Eso no va a suceder. Y ya te dije que odio los halagos.
Butch sonrió viendo de reojo la tira perfectamente ajustada en el cuello de V.
—Pensé que no me llamarías.
Silencio.
— Quería tener el vejestorio que te gustaba para cuando nos viéramos. Y tenía que ir a recogerla a The Shadows esta noche. No contaba con que Hollywood me obligaría a llevarlo conmigo.
Aquello le dio sentido a todo, y saber que V no lo había hecho aún lado en su salida con Rhage le dio un extraño e infantil consuelo.
—Gracias.
—Ya te dije que no es nada.
—No es solo por la corbata. Es por pedirme que viniera, por tener Lag para mí y darme “Las Llaves del pent”… ya sabes, por abrir un poquito la puerta y hacerme espacio. Sé que es difícil para ti.
—No lo es…si eres tú o Jane, todo es más sencillo.
Hicieron un silencio cómodo y agradable. Luego, aprovechando que habían empezado a conversar, V preguntó.
—¿Le dijiste a Marissa?
—Sip.
—¿Y?
—Esperé hasta la noche siguiente. Cuando se lo dije se puso feliz y tuvimos el mejor sexo en hacía mucho tiempo. Y no es por presumir pero eso es mucho decir.
Bufó divertido.
—¿Puedes creerlo? Me premió con sexo por haber follado contigo.
V sonrió.
—Las hembras también tienen fetiches. Quizás el de ella sea, ya sabes, que un macho se folle a su hellren.
Butch soltó a reír.
—Antes te hubiera dado un uppercut por eso pero, en este momento con todo esto…
—Esa hembra es algo especial, hombre.
Dijo V sonriendo con los colmillos brillantes.
—Sehh lo sé. Ella es linda.
Contestó el poli de acuerdo.
—Y tú ¿Ya se lo dijiste a doc?
—Sip, pero no tuve tanta suerte como tú.
Butch levantó la cabeza tan rápidamente que casi golpeo la de V.
—La cagamos.
Sentenció.
—Nop, ella puso esa sonrisa de suficiencia suya, me abrazó y besó como hacía mucho tiempo no lo hacía. Su intención era tener sexo pero cuando la estaba desnudando se quedó dormida.
Butch se descojonó de la risa y recostó la cabeza de nuevo.
—Pobrecilla. Al paso que va, va a terminar emparejándose con Assail también.
La temperatura del cuarto bajó un poco y V gruñó.
—Tranquilo vampiro, solo bromeaba. Déjala trabajar. Ella volverá cuando sea el momento.
—Lo sé.
Dijo V moviendo su bebida y pensando que había sido una buena mierda la conversación que había tenido con Jane y era muy bueno ya no resentir tanto su ausencia. Aun la extrañaba pero, ya no se sentía enfadado con ella. Butch tenía razón. Debía dejarla trabajar. Después de todo les quedaba casi un eternidad para estar juntos.
Butch interrumpió sus pensamientos cuando dijo.
—Mientras tanto me tienes a mí. Seré tu puta exclusiva.
El frío del cuerpo de V cambio rápidamente a un olor picante y lujurioso al escuchar el descarado ofrecimiento. Miró a su compañero con los ojos encendidos.
—Acepto la oferta pero no como una puta. La acepto como un amigo, como un…
V dudó.
—¿Amigo con beneficios?
Sugirió el poli.
V se encogió de hombros.
—Llámalo como quieras.
♏
Butch rió y poco a poco se dejó caer sobre el regazo de V y recostó la cabeza en el fuerte muslo. Este levantó las manos y al no saber qué hacer con ellas las cruzó sobre el pecho y sus ojos se embriagaron con el cabello sobre su látex y el enorme cuerpo en posición semifetal. Recordó las manos del poli acariciándolo, lo tibio y lo bien que se había sentido.
Alargó su mano enguantada hacia el castaño cabello, pero Butch se movió un poco y la apartó de inmediato. Apagó el liado a mano en el cenicero de plata y dejó el vaso al lado de la botella en la mesa de noche. Trató de concentrarse en el juego pero la imagen de Butch acariciando su boca y su espalda lo desconcentró. Habían estado tan cerca. El enorme peso ahogándolo. Había podido oler lo feliz que estaba el poli por la cosa vieja que él le había dado. El olor había sido muy bueno, increíble. El recuerdo lo hizo estremecerse.
Ahora estaba de nuevo tan cerca que solo necesitaba alargar la mano un poco y podría tocarlo de nuevo. Extraño, como si no hubieran follado ya, temía tocarlo. Su olor era tan jodidamente bueno. Demonios, se estaba haciendo fan del maldito Agua di Gio ¿O qué?
—Hazlo.
Dijo Butch sobresaltándolo.
—¿Hacer qué?
Preguntó V rápido y evasivo.
Butch solo rió suavemente y siguió viendo la pantalla sin decir nada. V sintió como la pierna se le empezaba a entumir pero no había poder humano o vampírico que lo moviera de allí. Ya ni siquiera intentó fingir ver la pantalla. Sus ojos estaban centrados en el perfil de la nariz rota de Butch, en su boca que siempre sonreía, en su cuidado cabello castaño que ya necesitaba un corte. Miró la manera en que sostenía el rock glass con whisky muy cerca del cuerpo. Y la fina camisa tirante sobre sus hombros.
Y cuando el estómago se le encogió se dio cuenta que se había sentido tan miserable toda su vida por no tener a nadie y resultó caber dos en el frío iceberg de su pecho.
Con ese pensamiento y antes de darse cuenta de lo que hacía, V estiró la mano buena y metió los dedos en el suave cabello castaño. Sus dedos entre las hebras era fascinante. Butch suspiró suavemente y cerró los ojos. V se embriago en el toque y peinó una y otra vez. Por un momento pensó que Butch se había dormido y estiró la mano enguantada hacia el costado de este. Cuando lo tocó suavemente el poli apartó el brazo y le dejó espacio. Su guante subió y bajo sobre los oblicuos una y otra vez.
♓
Era suave, un tacto increíblemente delicado para venir de V. Pensó Butch.
Los dedos que lo peinaban parecían emborracharlo con cada toque. Cuando V le acarició el costado, el corazón se saltó una pulsación. Siempre había pensado que el alivio que V le brindaba al limpiarlo del Omega, era solo un asunto de trabajo, la misión que su madre le había impuesto. Pero la mano que V llamaba mala, muchas veces no lo era, no para él. En ese momento no estaba contaminado por un restrictor y aun así se sintió aliviado. El tacto se llevó el estrés y cualquier preocupación. Era simple paz.
De la caricia se empezó a desprender un calor que peligró con detenerle el corazón. Podía estar ahí por siempre y un poco más. Sintió unos extraños deseos de llorar. V no solo era un asunto de sexo, era la felicidad de su sola existencia, la felicidad de que su buen Dios lo había llevado hasta ahí a pesar de todo el dolor. V había llegado, había tomado todo eso y los había echado a patadas de su vida para dejar un mejor hombre para Marissa y ahora de nuevo para él. Quería el toque más cerca de su corazón. Alejó la bebida y la afianzó ahuecándola sobre la cama y se acostó sobre su espalda.
—Harías eso mismo ¿Aquí?
Tomó la mano de V y la llevó hasta su pecho. Este dejó la mano un momento ahí y luego la movió. Ohhh buen Dios, era mejor de lo que esperaba, era tan cálido. ¿Cómo podía el resto del mundo tener problemas cuando él se sentía tan bien? ¿Cuando V caminaba en la tierra?. Abrió los ojos. V lo veía embelesado. Se dio cuenta que estaba gimiendo y que V tenía una erección posiblemente por escucharlo. No se movió. Se miraron a los ojos quizá una eternidad y el toque solo mejoró. V se detuvo y le aflojó la corbata, él se apuró a ayudar. Luego abrió los primeros botones de la camisa y V coló la mano hasta hacer contacto con su piel. El calor y el alivio le quitaron el aliento. Gimió como si se hubiera corrido. V parecía hacerle el amor con la mano. Tuvo una idea y se embriagó de solo pensarlo.
Tomó la mano de V y empezó a desabrochar el cuero.
—No.
Dijo V tratando de apartar la mano. Butch lo retuvo con fuerza.
—No me puedes hacer daño con ella.
—No poli, no es una buena idea.
V forcejeó y con uno de los bruscos movimientos de la mano, esta se liberó de su prisión de cuero y plomo.
La habitación se iluminó como si estuvieran en el Sahara. El calor que salió de esta era reconfortante como lo había sido la luz del sol antes de volverse vampiro.
—Sigue.
Le pidió a V que mantenía la cosa levantada sobre su cabeza y le iluminaba los ojos diamantinos.
—No.
—Sí. Hazlo.
—Devuélvemelo.
Exigió V señalando el guante que Butch se apresuró a ocultar bajo él. No lo arrojó por el balcón porque aunque la mano de V no podía dañarlo a él, si la cosa tocaba algo, eso irremediablemente se iba a desintegrar. Era mejor tenerlo a mano.
Butch abrió completamente la camisa para hacer espacio y lo miró. V negó con la cabeza.
—Sabes que no me harás daño.
—No la quiero sobre ti si no es estrictamente necesario.
Butch tomó el brazo, alcanzó la mano y entrelazó sus dedos con los resplandecientes. Gimió con el calor y lo que este calor le hacía a su cuerpo. Luego miró a V a los ojos.
—¿Lo ves?
V luchó un momento pero luego aflojó. Butch trajo su mano de vuelta y con ella la de V y la posó sobre su pecho. Cuando se realizó el contacto creía que había tenido un orgasmo pero fue solo un torrente que lo lanzó a una de las sensaciones más increíbles que había vivido. Sentía como V temblaba pero no le soltó la mano.
—Ohhh Dios…sí…es genial.
Susurró en un gemido. Animó a V a continuar el movimiento empujándola con la suya.
—¿De verdad estás bien?
Preguntó V con la voz apagada.
—Como nunca en toda mi vida.
Gimió Butch.
♏
Ver al poli gimiendo de satisfacción le encogió la polla. Parecía tan tranquilo. Parecía que se sentía tan bien. Sin embargo esa cosa maldita llena de marcas ahí sobre su pecho. V tenía un nudo en la garganta. Butch tomó su mano y la pasó sobre él pero esta temblaba mucho y no pudo apartarla. El poli estaba sobre su regazo, con los ojos cerrados y gemía con la boca abierta como si estuviera experimentando el mejor oral de su vida.
—Hazlo tú.
Le pidió el poli abriendo los ojos.
V tragó con fuerza y deslizó solo un poco la mano. Butch lo recompensó con un suspiro. Otro deslizamiento. Un gemido. Cambió de dirección y se dirigió a los firmes abdominales.
—No te detengas.
Gimió Butch. V retrocedió a los pectorales. Volvió sobre el camino y llegó hasta el ombligo.
—Ohhh Dios.
Gimió el poli.
La mano de V empezó a dejar de temblar y una erección reclamó atención. Ver al poli así como si tuviera sexo pero no teniéndolo le hizo hervir la sangre. Su voz suplicante, la suavidad de su piel lo tenían absorto. Volvió hasta los pectorales, subió hasta su garganta y lo sintió tragar fuertemente. Acarició la yugular recordando lo que su sangre le había hecho. Quería al poli de nuevo, tomándolo y alimentándolo como la primera vez. Volvió a bajar hasta el sixpack e iba a volver sobre el camino, pero Butch tomó su mano y lo instó a que siguiera bajando. Los dedos del poli acompañaron los suyos y la deslizó bajo la cinturilla del pantalón.
Butch gimió cuando el calor se acercó a su erección. Se iba a correr, necesitaba que V lo tomara con su mano bendita y lo hici…
V se apartó de repente e intentó levantarse. Butch reaccionó a tiempo para tomarlo de la cintura y devolverlo a su lugar.
—No te alejes.
Le pidió con un orgasmo aun merodeándole la columna.
V lo miró con la mano sobre la cabeza.
—Ya no insistiré. Solo no te alejes.
V se sentó de nuevo. Butch se incorporó y tomo el guante de debajo de él. Alcanzó el sol que era la mano de V pero este se resistió.
—Solo quiero ponerlo de nuevo ¿Ok?
Dijo el poli cautelosamente, aun respirando fuertemente.
V aflojó y Butch colocó dedo por dedo muy bien el cuero en su lugar y cerró los seguros.
—Lo arruiné de nuevo.
Dijo V.
—No digas eso. Yo lo arruiné. Me excedí, no debí pedirt…
—Eso no, eso.
Dijo V y señaló las caderas de Butch. Este siguió el dedo. El frente de sus pantalones era una masa achicharrada de tela maloliente y cuero. Por supuesto, cuando deslizó la mano de V bajo la tela y el cinturón esta se calcinó y por eso este había retrocedido espantado.
—Espero que esos no hayan sido de colección también.
Dijo V. Butch lo miró sonriendo.
—Nah, una baratija de Boss.
Ambos se peinaron el cabello con los dedos como sincronizados.
—Lo siento mucho. No debí presionar.
Dijo Butch.
—No pasa nada. De todos modos fue genial.
Le contestó V. Butch sonrió ampliamente satisfecho de escucharlo.
—¿Butch?
—Um.
Dijo el poli levantando la mirada de su ropa estropeada.
—¿Puedo besarte?
Butch sonrió y se mordió un labio.
—¿Enserio lo estas pidiendo como si no hubiéramos…?
—Olvídalo.
Dijo V fastidiado dando alcanzando el Goose y dando un trago.
Inmediatamente Butch tomó el vaso de las manos de V, lo devolvió a la mesita de noche y se sentó a horcajadas sobre las caderas de este. La erección de ambos se rozaron pero V estaba más concentrado en la boca de Butch que en su entrepierna.
V lo tomó del cuello, lo llevó hacia él y lo recibió con la lengua ardiente. Un beso largo y prolongado, sexy, ardiente pero lento y agradable. Butch metió las manos bajo la camiseta de V y le acarició el sixpack acompañado de un pequeño ondeo de caderas y deliciosa fricción.
Y por fin un poco de aire que tomar cuando V paró.
—Otro.
Pidió Butch. V lo complació. Lo besó con fuerza, le mordió los labios y la lengua. Todo era tan malditamente caliente hasta que V se separó cuando Butch trató de abrir el primer broche del látex.
—Quémame solo un poco más.
Pidió V contra la boca de su compañero y aunque lo que pedía era un verdadero sacrificio para Butch, esto eran órdenes para él. Estaba excitado, ansioso y solo deseaba a V desnudo sobre o bajo él. Suspiró y se separó. Ambos tomaron una profunda respiración.
—¿Falta mucho para que te fundas?
Preguntó sonriendo Butch.
—Solo un poco más.
Dijo V alcanzando un cigarrillo y encendiéndolo para distraerse.
♓
Butch estaba sobre los muslos de V y tenía el rostro saturado de excitación.
Contemplándolo, V pensó que el beso había sido demasiado perfecto para ser real. Aún más bueno de lo que lo recordaba. Porque sí, por primera vez había agradecido tener memoria fotográfica y así pudo repasar cada detalle de su primera noche juntos, una y otra vez, miles de veces las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Porque no solo uno de sus sueños, anhelos y fantasías más grandes de tener más que una amistad con Butch se había hecho realidad, sino que además este le había obsequiado su preciosa virginidad…bueno, la otra la que no había perdido a los 14, y se la había dado a él y ya nadie podía arrebatarle eso. Había estado tan feliz que no cabía en la ropa y el mundo le parecía pequeño. Sufría de fiebres sexuales constantemente, tanto que por primera vez desde que había sido un vampiro recién pasado por la transición, tuvo ardientes sueños húmedos. Y cuando al estar a solas el cuerpo era arrebatado por los recuerdos y la piel le incomodaba sobre los músculos, se había hecho calientes y descaradas pajas que lo hacían jadear y correrse aumentando su deseo de volver a estar con el tipo que dormía en la habitación de al lado. El protagonista de sus fantasías. Y lo hacía sin reparos, sin remordimiento y las veces que fuera necesario hasta que las sabanas se empapaban y la carne estaba tan sensible que no podía hacerlo de nuevo. Ya había perdido la cuenta de las noches que no había logrado dormir por hacérselo. Estaba teniendo el comportamiento de un vampiro joven pero en realidad le importaba una mierda porque deseaba todo, cada centímetro de los dos metros del tipo tanto físicamente como merodeando en pelotas por su cabeza.
Le debía eso a su cuerpo. Cuando había sido el momento no había tenido la oportunidad de descubrir su sexualidad sanamente como era debido por toda la mierda que habían arrojado sobre su psique y las desviaciones que esta había tenido que tomar para lograr tener vida sexual, aunque una peculiar en realidad. Y aunque no sentía que sus gustos fueran parte del trauma totalmente sino solo su manera de ser, ahora con la cabeza llena de buen material con imágenes de sexo mesurado, le gustaba porque era toda una novedad. No se trataba solo de llamar a un macho, exigirle su presencia y que este se presentara frente a él dispuesto a lo que fuera sin chistar. Ahora debía trabajar por ello. Seducir, mirar, hablar, tocar, acariciar, dar todas las señales para que le miraran y tratar de complacer. Era el ritual común que nunca había vivido con un macho. Le gustaba, era satisfactorio si la persona era la correcta y por tanto lo tomaría. Una cosa más que el poli le obsequiaba. La oportunidad de poder estar consigo mismo por primera vez sin darse asco por sentirse atraído por otros machos.
Y ahora su salvador, su tormento, su fantasía estaba ahí, sobre él y podía hacer sus fantasías una realidad pero también deseaba rendir cada segundo. Saborear cada palabra que este dijera con su peculiar acento. Lo deseaba lento, muy lento, dolorosamente lento. Para absorberlo en su totalidad hasta que su insistente erección empezara a doler seriamente. Para finalmente tomarlo y tener un nuevo recuerdo imposible de olvidar y que su piel fuera escoriada con su presencia.
Butch trató de componerse y se acarició la fuerte mandíbula. Bajó de los muslos de V pero cuando lo hizo estuvo a punto de perder los pantalones y estos le dificultaron el movimiento, haciéndolo caer despatarrado y muerto de risa sobre la cama.
V lo miró divertido contagiándose con la risa.
—¿No tienes otros de esos que me prestes?
Dijo Butch sujetando los restos del pantalón calcinado con las manos y señalando con la barbilla las caderas de V.
Este levantó mucho las cejas.
—¿Quieres látex?
Preguntó sorprendido V y su erección pateo con más fuerza al imaginarse al poli embutido en uno de sus ajustados pantalones fetiche.
—No puedo ir al auto por el cambio de ropa con la polla al viento.
Contestó Butch riendo aun.
—Yo no tengo problema con eso.
Dijo V sonriendo perversamente.
Butch gimió un poco por lo bajo. Necesitaba que V llegara a su límite rápido. Entendía lo de llevar las cosas hasta un punto insoportable por un asunto de prolongar y mejorar el placer, pero él ya casi había llegado a ese punto y tenía una erección acorazada digna de Irak y solo deseaba dejarse follar o follar a V hasta caer desmayado. Pero finalmente habló y su voz sonó más firme de lo que pensaba.
—Quizás pero el recepcionista no lo apreciaría.
Rieron con fuerza al imaginarse la escena.
—Eres un poco más grande así que no se si te queden.
—Eso… ya lo sé… pero déjame intentar.
Dijo Butch y mientras decía aquello se tomó la entrepierna y apretó con fuerza la enorme erección y dio dos fuertes y obscenas sacudidas al mejor estilo de su coterráneo Marky Mark.
V miró fijamente lo que Butch se hacía y su lujuria espesó el aire volviéndolo pesado y ronroneó como un gato malcriado sintiendo que la erección le iba a empezar a sangrar si no la atendía.
Sin embargo, solo respiro fuertemente para evadir la provocación y susurró.
—Los machos que evitan la temeridad son los más longevos.
—¿Me estás amenazando?
—Sí.
—¿Qué precio tiene mi temeridad V?
—Todos los cajones inferiores.
Dijo V levantando una ceja y señalando con la cabeza hacia a un lugar hacia el que Butch no miró.
—Vamos V, hazme pagar mi temeridad.
—De ninguna jodida manera.
—¿Solo porque lo deseo?
—Correcto.
Butch sonrió. Jugar rudo. No esperaba otra cosa de V. Se irguió sobre sus rodillas.
-Un consejo. Nunca amenaces con sexo salvaje y mortal a un tipo cuando esta duro por ti.
Otro ronroneo. V lo tomó de la camisa, lo acercó a su boca y le clavó los colmillos en la mandíbula con suficiente fuerza para hacerlo gruñir de dolor pero no para hacerlo sangrar.
—Todos los cajones inferiores.
Repitió V en un profundo ronquido y con la cabeza señaló una puerta al otro lado del penthouse.
Luego empujó al poli hacia atrás. Butch lanzó una dentellada al aire divertido hacia V. Este lo ignoró y se sirvió un poco de hielo y Goose.
Butch bajó de la cama sosteniendo el pantalón con tanta dicha y excitación que la piel le tiraba como si los dos metros no fueran suficientes para contenerlo y caminó hasta el lugar. Cuando abrió las puertas se encontró con un enorme walking closet que a simple vista estaba vacío excepto cuando se abrían los cajones. Estos contenían todo tipo de ropa negra: camisetas, calcetines, cuero en muchas presentaciones. Uno de los cajones también tenía muchas presentaciones de látex. Pudo haber buscado cuero pero nop, esa noche le iba bien el látex.
Buscó un poco y por fin encontró unos pantalones. Con la mano libre midió el largo por encima de la cadera y pensó que V tenía razón y quizás le iba a quedar un poco corto pero igual los tomó. Su esperanza era no tenerlos puestos mucho tiempo porque V los iba bajar por sus piernas pronto. Por un segundo pensó en cerrar la puerta para cambiarse pero aquello era ridículo y además, podía sentir los ojos de V sobre la espalda y como estaba en la misión de fundirlo pensó que quizá un poco de striptease podría a ayudarlo a decidirse a cumplir con su amenaza. Demonios, solo un tipo como V podía hacer de una amenaza lo más caliente que alguien escuchara, haciendo que su víctima se acojonara y estuviera a punto de un orgasmo al mismo tiempo.
Además tenía una sorpresa que V definitivamente aprobaría.
Fingió que no se sentía observado y dejó caer el casimir a los tobillos.
Escuchó a V gemir del otro lado. Sonrió. La sorpresa había surtido la reacción esperada.
V saltó en su lugar.
No llevaba ropa interior. Bendito todos los santos del cielo de Butch. El poli se había dejado los Calvin Klein en casa y ahora estaba de espaldas con aquel maravilloso culo suyo solo ligeramente cubierto por la Boss blanca. Sacó la corbata azul de 300 dólares por la cabeza y la dejó caer también. Su peso se distribuyó perfectamente sobre sus esbeltas piernas mientras él sentía que iba a hacer combustión espontánea.
Butch se entretuvo desabrochando la camisa y mientras tanto él tuvo que desabrochar el látex y dejar respirar el mástil entre sus piernas. Butch era material de paja sin duda alguna pero no lo deseaba así. Ya había tenido mucho de aquello. La presa sexual de dos meses no se desataría así, no en ese momento. Sin embargo se acarició sobre el látex y tuvo que parar porque estuvo a punto de correrse cuando la camisa finalmente cayo y toda aquella parte trasera lo jaló de la polla.
El poli tenía una espalda enorme dibujada en músculos, una cintura estrecha, un magnifico culo y unas fuertes y largas piernas. La marca con el nombre de Marissa cubría la extensión de hombro a hombro y la tinta que le recordaba a su hermana muerta recorrían su cintura. Todo el conjunto era insultantemente sexy.
Tan sexy como siempre pero el contexto era distinto y eso echaba una nueva luz sobre la desnudez que había contemplado cientos de veces pero que en un principio le había sido prohibido admirar de manera sexual por las circunstancias. Pero ahora estaba ahí, solo para sus ojos, una insinuación sexual para provocar su libido, y vaya que lo hacía.
Butch fingió analizar el uso del látex simulando ser un total desconocedor de como colocarse unos pantalones.
Lo estaba haciendo al propósito sin duda alguna y a V no le molestaba en lo más mínimo. Si fuera por él el poli podía hacer toda una tesis sobre la maldita prenda mientras estuviera desnudo.
Oh mierda, desnudo era bueno, desnudo sobre él mucho mejor.
Butch giró un poco poniendo a contra luz el látex como si fuera una radiografía y… justo ahí estaba a lo que se refería. La deliciosa carne que V anhelaba. Butch era enorme y caliente, como el guerrero que era, aunque si se lo preguntaban había habido una mejoría en la especie con aquel espécimen. ¿Enserio había soportado todo aquello la vez pasada? ¿Acaso no era un puto héroe?.
El poli lo miró sonriendo sabiendo perfectamente lo que hacía. Dejó caer los pantalones al suelo y se tomó con descaro. V casi dejó caer el vaso sobre la cama cuando se incorporó de repente. Estuvo a punto de correrse de nuevo. Butch dio dos largas pasadas sobre sí mismo y con la barbilla le indicó su propia entrepierna.
¿Así que aquello solo era el ejemplo de lo que se esperaba de él?
El poli quería un poco de exhibicionismo y él podía con eso. El problema, lograr tocarse sin correrse. Lo intentaría. Butch se soltó y recostó el cuerpo sobre el canto de uno de los cajones y miró atentamente.
V levantó las caderas y bajó un poquito el látex. Solo lo suficiente para mostrar lo que Butch pedía. Este levantó una ceja y gimió mientras se mordía un labio. V lo imitó, se tomó y se dio un par de largas pasadas. Apretó los ojos. No podía con Butch mirándolo y mordiéndose los labios mientras aprobaba el espectáculo. Luego de un rato de miradas lascivas y ligeros gemidos, el poli se giró para recoger el látex de nuevo para, probablemente acercarse a él, dándole la mejor vista que un macho podía tener para realizar una adecuada y satisfactoria paja.
V se detuvo en seco.
Un olor le acuchilló los senos nasales y le atravesó el pecho. Un olor que reconocería a millas de distancia. El olor de la corbata. El olor de vinculación de Butch.
Un haz de demente lujuria le arrebató la razón. Una espesa niebla de sexo descontrolado lo cegó. Dejando caer el vaso al suelo, se desmaterializó en un suspiro al walking closet, tomó a Butch de la nuca y lo azotó contra la pared inmovilizándolo. El hormigón blanco se salpicó un poco con la sangre de la boca del poli cuando su mejilla y boca la impactaron.
La visión de la sangre empeoró los espasmos en el estómago y cienes. El olor se disparaba por absolutamente todos los rincones desde la piel desnuda de Butch.
V coló un muslo entre las piernas del poli para asegurarse que no se moviera y le sujetó las muñecas en la espalda con la mano enguantada y apretó fuertemente la nuca con la otra. Jaló un poco del cabello de la base. Butch gimió y tembló un poco. Las especies oscuras se mezclaron con un olor a excitación y un poco de temor. Olisqueó el castaño cabello de su mejor amigo. Ahí estaba el olor. Le olfateó el cuello y el olor era un poco más fuerte en esa zona.
—¿Qué haces?
Preguntó Butch contra la pared poniendo solo un poco de resistencia. V Lo ignoró y olisqueó los hombros. Era exuberante y enloquecedor. ¿Acaso el poli no lo olía? ¿Acaso solo el sentía que perdía la razón?
Con dificultad V se inclinó y olisqueó la espalda. O santísima deidad completamente inútil en algún lado. El olor era mucho más fuerte ahí y, supo que si bajaba hacia la potente erección aprisionada contra la pared, encontraría la fuente. Pero, no se atrevía. Estaba a punto de perder el control. Gemía y su polla obscenamente expuesta fuera de su látex lloró. Recostó la frente a la cabeza del poli.
—V, ¿Lo quieres ya?
Preguntó este en voz baja. V le mordió un poco el cuello enloquecido por el sonido de la profunda voz, del extravagante acento. Sí, lo deseaba, lo quería inmediatamente. Cuando se inclinó hacia la mejilla, el olor de la sangre alargó sus colmillos volviéndolos armas verdaderamente peligrosas.
—Muéstrame lo que tienes ahí.
—¿Ahí donde? V Si no lo has notado voy en pelotas.
Dijo Butch sonriendo un poco.
Cada vez que el poli decía con su profunda voz la letra con la que abreviaban su nombre lo apuñalaba en la entrepierna.
—Tu boca.
Butch frunció el ceño y se lamió los labios sintiendo la sangre. Necesitaba esa lengua y esa sangre ambas juntas en él. Deseaba frotarse contra su prisionero pero el agarre se lo impedía.
—Es sangre. Creo que empujaste con fuerza pero esta bi…
V soltó las muñecas del poli y disparó los dedos hacia la boca sangrante, silenciándolo. Butch solo dejó caer los brazos sin intención de presentar resistencia y por lo contrario lo encontró, apoyo los brazos a la pared y se empujó hacia atrás para frotarse contra sus caderas.
Los dedos enguantados se llenaron de sangre, y en respuesta al movimiento de Butch, V devolvió la fricción mientras contemplaba el cuero manchado y le parecía la más sagrada comunión. Se los llevó a la boca y aquella sangre no solo sabía exquisita. Olía sacrílegamente avasalladora. Y esa sangre era suya. Estaba en su boca y le pertenecía. Y al apoderarse de ella, esta lo hería y su significado lo apabullaba.
—¿Qué significa ese olor?
Preguntó V justo sobre el oído del poli con los colmillos muy apretados. Aquel olor se hizo más fuerte y V sintió que la nariz le iba a empezar a sangrar. Butch apretó los labios y cerró los ojos.
—¿Qué mierdas significa, Butch?
Dijo V y empujó un poco más al poli contra la pared.
—Lo…siento.
—¿Porque lo lamentas?
—Porque no puedo evitarlo.
—Retíralo.
V tiró del cabello del poli hacia atrás dejándole la garganta expuesta.
—Sabes que no puedo hacerlo.
Masculló Butch con el cuerpo empapado en la fragancia más increíble que V había olido en su vida.
V sabía perfectamente también que eso era imposible. La vinculación era involuntaria y el control sobre este estaba reducido a solo poder concentrarlo a placer y eso era todo. Desaparecerlo era imposible. Aun así necesitaba que Butch encontrara la manera de detenerse porque lo empezaba a lastimar. De una manera magnífica pero insoportable.
Otra ola de olor oscuro y picante.
—Detente.
—No puedo.
—Y una mierda que no puedes. Me estas trastornando.
—V, solo no puedo detenerlo.
V haló más el cabello. Butch se quejó un poco.
¿Podía ser posible aquel aroma? ¿Porque Butch inmovilizado contra la pared, desnudo, aparentemente vulnerable y sumiso era más poderoso que él que ejercía el poder?
—Follame V.
V lamió la comisura de la boca del poli.
Esa sangre gritaba y proponía solo una cosa. Sus propios instintos también hablaron y la respuesta era jodidamente sí.
El poli quería marcarlo.
Por todos los infiernos de todas las religiones. No solo se lo permitiría, suplicaría por ello. Ese olor tenía que estar en él. Deseaba que todos olieran la marca. Que todos supieran que habían llevado su amistad mucho más allá. Era demencial y malditamente genial.
Necesitaba más. Volvió a meter los dedos en la boca del poli y este los lamió un poco mientras lo urgía.
—Follame ya, V.
Más sangre en su guante. Cuando volvió a lamerlo tuvo un espasmo y las piernas le temblaron. No pudo ver por un momento porque su vista se oscureció. El olor lo saturaba. Lo corrompía.
—¿Acaso quieres meterte en problemas poli? Porque tu olor me enloquece y las cosas se pueden poner peligrosas.
Butch solo se frotó contra la erección que ya casi había llegado a casa. Gemidos y maldiciones de ambos.
—Si no vas a montarme y marcarme con él, retíralo de inmediato.
Exigió V y dio un violento manotazo sobre la pared.
—No puedo V, pero tu si puedes y quieres follarme. Aquí, ahora mismo. Hazlo.
V apretó su agarre en el cuello. El poli seria complacido. La concesión había acabado. Reclamaría lo que era suyo. Haló del cabello con todas sus fuerzas y pateó los tobillos para abrir espacio y alejó a Butch de la pared para acariciar su erección.
—Vamos V. Follame y te marco tal como lo deseas.
V le arañó los muslos.
Butch apretó los dientes.
¿Qué estaba diciendo? Por el amor de Dios. ¿Marcarlo?. ¿Estaba diciendo eso? ¿Porque se sentía tan bien decirlo? ¿Porque lo excitaba y se sentía tan convencido de hacerlo?.
Diablos, simple y sencillamente porque realmente deseaba hacerlo. Comprendía solo un poquito el asunto de la marca pero su cuerpo sí sabía perfectamente lo que deseaba y se lo exigía. Había tratado de evitar que el aroma saliera pero no había sido capaz de detenerlo y ahora no deseaba hacerlo. Deseaba a V anhelándolo ser poseído por él. Dispuesto a tomarlo. Enloquecido por lo que él deseaba darle.
La sangre en su boca era genial. V colocándolo en la posición indicada, simplemente fantástico porque, santo cielo, deseaba marcarlo. Era lo correcto.
V lo tomó con la mano y lo bombeó con fuerza y no pudo más que gemir desesperado. V temblada mientras le mordía la espalda pero, algo no estaba bien. No se lo estaba haciendo.
Y su boca hablo exigente, su cuerpo había tomado el control y presionó.
—¿Tanto quieres que los demás sepan que estuve aquí? Lo haré, te marcare pero entra.
V lo bombeó, metió los dedos en su boca acallándolo y los hundió hasta la garganta. Tuvo una arcada pero la contuvo. Lamió los dedos que lo ahogaban una y otra vez.
—¿Lo harás?
Preguntó V enloquecido mientras lo bombeaba y sacaba los dedos de la garganta para que pudiera hablar.
—Lo haré y haré que te guste. Sabes que te lo puedo hacer muy bien.
V gimió. Estaba justo en la entrada, solo necesitaba empujar pero demonios, no lo estaba haciendo y el bombeo sobre su ardiente carne lo estaba llevando hacia el orgasmo que no deseaba de esa manera. No deseaba un trabajo manual aunque este fuera increíble. Debía serV en él.
—Mierda V, entra.
De reojo vio como este mordía su propio antebrazo con una fuerza brutal.
—Solo entra y haré lo que quieras.
V gruño como si estuviera adolorido.
-Jodeme, demonios.
Gruñó Butch de vuelta.
El dolor en el propio antebrazo trajo a V de vuelta. Butch gemía urgido, deseaba que entrara y él deseaba entrar pero no lo haría. Lo lastimaría. No tenía el autocontrol para ser gentil y Butch sangraría. Eso no iba a suceder. Mordió más fuerte. Cuando Butch le habló V cambio de objetivo y mordió el hombro del que le hablaba.
Butch gritó con fuerza.
El dolor en el hombro lo precipitó al vacío y se consumió. Una liberación fuerte y salvaje bañó la pared y la mano de V. Este se quedó congelado y luego se alejó de súbito dejándolo sin apoyo haciéndolo trastabillar hacia atrás. Cuando se giró sudoroso y liado, V se cubría la cara con la mano enguantada y esta temblaba con fuerza.
Oh diablos, el cuerpo se le estaba incendiando. No podía ver las llamas pero estaban ahí.
Cuando Butch se había corrido el olor que se desbordó de él le propinó un gancho. Se miró las manos temblorosas. Tenía que alejarse o se volvería loco. La esencia le ardía sobre la piel. El poli estaba sobre su mano y la vinculación lo seguía, le atenazaba la entrepierna y el lóbulo frontal del cerebro. Necesitaba respirar. El cuerpo le comenzó a convulsionar. ¿Dónde había ido la jodida puerta?
—V tranquilízate, espera.
Le pidió Butch con la voz dificultosa, pero no podía mirarlo. Si lo hacía se abalanzaría sobre él y lo poseería de manera salvaje y lo dañaría. Dio manotazos al azar tratando de salir.
—Necesito un momento… Solo un momento.
Butch maldijo cuando V salió por la puerta y entrecerró el walking closet, dejándolo dentro sintiendo que la noche se había echado a perder. Cayó de rodillas y se acostó sobre el fino piso de mármol, respirando con dificultad con remanentes del orgasmo. Podía ir tras V pero dos motivos lo detuvieron. Una, que V de verdad parecía necesitar un poco de espacio y era peligroso acercársele cuando él no consentía y, dos, porque también necesitaba un momento. Podía sentir las ráfagas de vinculación salir de su propia piel sin control e ir tras V y no quería abrumarle más. El placer había sido magnífico pero V se veía fuera de sí y eso bajo ningún concepto era lo que quería. Al menos no cuando había recuperado la cordura que también había perdido en respuesta a su angustia sexual y a la exigencia de su instinto.
Todo había sido rápido y violento como ser asaltado por yonkies con síndrome de abstinencia en un callejón. Solo intentaba fundir a V y de repente cuando este se había empezado a tocar para él en la cama, había visto sus ojos diamantinos brillar en la oscuridad mirando directo a su carne expuesta y lo acuchilló un ardiente deseo de tenerlo a su lado, por siempre, como su amigo, como su único macho y no volver a sufrir la angustia de hacia una hora, cuando había tenido un ataque de pánico pensando que V no le quería o no de la manera en que él deseaba que le quisiera.
Luego de ese pensamiento la piel se sintió fresca como si le hubieran untado el cuerpo con aceite de menta y su vinculación se manifestó a través de cada poro, sin poder hacer nada por detenerlo. V había sufrido algún tipo de quebranto en respuesta. Se había abalanzado sobre él, pareciendo confundido, herido y al mismo tiempo había podido sentir su deseo de tomar lo que se desprendía de su piel y reclamarlo como propio. Su naturaleza se había apoderado de la situación. Su cerebro solo respondería al hilo de acontecimientos que debía suceder. V lo tomaría y haría buen uso de su cuerpo y luego le dejaría…marcarlo.
Diablos todo era muy extraño, habían muchos sentimientos encontrados.
Sin embargo algo había sobrevivido al arrebato. Su determinación de marcar a V como suyo. Estando ahí, desnudo, sudoroso y confundido había algo que era claro como el agua.
Deseaba marcar a V y V deseaba la marca también. Así que lo haría. Si V estaba convencido, lo haría.
Cerró los ojos y respiró, tratando de escuchar que pasaba detrás de la puerta pero todo estaba en completo silencio al otro lado.
Señor altísimo en el cielo. Daria una extremidad o todas por poder marcarlo.
V se tambaleó hasta la cama y se sentó a la orilla unos momentos. Luego tomó otro impulso y se lanzó al cuarto de baño. De camino y con dificultad abrió todos los ventanales con la mente. Necesitaba ventilar el lugar o sufriría un colapso mental. Aun con la puerta casi cerrada del closet, la vinculación de Butch le ardía en los pulmones y lo arrastraba de vuelta a su lado.
Cerró la puerta y se checó el pulso sobre el cuello. El corazón estaba desbocado y a punto de un ataque. Abrió el grifo de agua fría y se lavó las manos con fuerza y con mucho jabón. Su cuerpo se resistía pero la parte racional de su cerebro sabía que para nivelarse necesitaba tratar de atenuar el olor de Butch que tenía sobre las manos. Cuando estas estaban rojas, se detuvo y vio que la corbata alrededor de su cuello, la preciosa prenda del poli se estaba mojando. La apretó con las manos mojadas y luego la sacó por la cabeza y con mucho cuidado la colgó tras la puerta.
Respiró con fuerza ordenando a su cuerpo relajarse. Le costó pero el pulso finalmente bajó una pulsación y luego otra.
Su cuerpo se había decidido y él apoyaba la moción. De verdad quería aquello pero lo quería bajo control. Todo había sido caótico. Lo había lanzado contra la pared, le había roto la boca y lo había masturbado con fiereza hasta provocarle un orgasmo enrarecido. Y eso, aunque a Butch no le había molestado, no era como debía ser. Y para rematar, ahora lo tenía prisionero en el closet.
Nada estaba sucediendo como lo había planeado. Su primer encuentro había sido ciertamente inolvidable excepto el inicio que había sido triste y violento con Butch deteniéndolo de hacer la mayor estupidez de su vida y por milésima vez salvando su patético culo y, por eso había querido que su segundo encuentro hubiera sido más relajado.
Había planeado ver un poco de televisión, tomar un trago y por supuesto sexo duro pero no de aquel tipo. Planeaba sexo duro controlado, no un arrebato enajenado. ¿Sería su destino tener que empezar la noche fuera de sus cabales? Oh mierda. La vinculación con las hembras no era así. ¿Por qué era diferente entre machos? ¿O solo era entre él y el poli? ¿Qué diablos sucedía? ¿Por qué la vinculación estaba fuera de control? No tenía respuestas y eso lo alteraba. Ofendía su intelecto. Nunca ningún macho había deseado marcarlo y mucho menos él había deseado serlo. ¿Siempre era la vinculación entre machos tan violenta? Lo ignoraba. Lo único que sabía era que cuando Butch estaba cerca todo a su alrededor se descontrolaba. Su mente se desconcentraba y su capacidad analítica desaparecía. ¿Qué tenía el maldito sujeto que cuando estaba cerca podía aprisionar su calma y su voluntad y sacarlas de su cuerpo a patadas? Tampoco lo sabía. Solo tenía la determinación de que iba a aceptar lo que se le ofrecía. Los cimientos de su carácter se reacomodaban placenteramente ante la imagen de alterar a su raza con esa decisión.
Tomaría la marca de otro macho.
Se sacó la camiseta, se mojó la cara y el cabello para despejarse. Dentro del cuarto el olor se atenuaba lo suficiente para poder retomar el control. Acomodó la erección dentro del látex y cerró un poco la cremallera. Se miró al espejo sin quererlo. Tenía el rostro rojo como el de un demente enloquecido, jadeaba con la boca abierta como un perro rabioso y sus pupilas estaban muy dilatadas. Se pasó una mano por la perilla, se peinó el cabello y se miró el torso que estaba cubierto de la sangre que brotaba del hombro donde había tenido que morderse para no lastimar al poli. Lamió la herida para detener el sangrado, la lavó e hizo lo mismo con todo su torso. Tomó una toalla negra de uno de los cajones y se secó.
Luego se sentó a la orilla del jacuzzi e hizo ejercicios de respiración y luego de una eternidad ya estaba listo, ya se sentía mejor. Estaba excitado pero no fuera de control. Tomaría la marca de Butch pero de manera apropiada. Unos respiros más y salió.
La vinculación lo golpeó de nuevo pero esta vez no lo azoró porque se había mentalizado para recibir el embate. Se disparó una ola de excitación pero no nublaba su mente. El olor mapeaba cada movimiento que Butch hacia directo a su mente. Podía sentir como al escucharlo salir del cuarto de baño se había levantado del suelo donde había estado acostado hecho un ovillo y como luego recostaba la espalda contra la puerta con los látex apretados en la mano y escuchaba atentamente tratando de rastrearlo en la habitación. Se sentó en la cama y levantó el rock glass de la alfombra, se sirvió hielo y Goose casi hasta la orilla y dio un largo sorbo. Luego encendió un liado a mano. Inhaló con fuerza una y otra vez hasta que lo consumió.
La voz de Butch llegó atenuada por la distancia y la puerta.
—¿Estamos bien, V?
Suspiró. Butch se escuchaba preocupado, pero él ya estaba a tono.
—Sal de ahí.
Indicó V.
Butch se apresuró a subir por las piernas el látex que se ajustó más cómodamente de lo que pensaba y salió mientras se abotonaba.
—Quizás te quede un poco holgado en la entrepierna.
Butch levantó la mirada. Era bueno ver el rostro de V tranquilo. Estaba sentado a la orilla de la cama con un trago en la mano y las piernas estiradas hasta la alfombra cruzadas por los tobillos. Había perdido la camiseta y tenía el cabello húmedo. Sonreía un poco al verlo forcejear con los botones. Había roto la tensión y esa siempre era una excelente señal.
¿Habría salvación para que la noche no se estropeara? Por favor Dios que así sea. No quería irse. No quería que V lo hiciera. Quería simplemente estar ahí con él aunque fuera mirando a los Yankees ganar. En ese momento hasta eso le vendría bien.
Butch rió divertido para complacerlo. Algo le hacía pensar que a V le gustaba verlo reír. Siempre decía cosas para provocar su risa y eso en realidad lo complacía.
—Entonces tendré que aconsejarte que compres un par de tallas más pequeñas para que tu autoestima no se vea comprometida.
V sonrió y miró a Butch que se acercaba acomodando su enorme y latente erección en la bragueta y con él venía el maravilloso aroma en el que él deseaba ahogarse. Tuvo el impulso de pedirle disculpas por lo del closet pero no deseaba ni comentarios, ni chistes pasados de tono, ni conversación, ni disculpas, ni nada. Solo necesitaba el sexo que él podía darle con la erección a la que obviamente no le había bastado solo una liberación atropellada.
Apretó el vaso. Ahora las cosas irían enserio y como debían.
Se levantó, se encontró con Butch a mitad de camino. Este se detuvo cuando lo vio acercarse. Cuando llego a él, estando suficientemente cerca para poder besarse, V sonrió calientemente, levantó el rock glass sobre sus cabezas y vertió el Goose y el hielo sobre el fuerte pecho y los hombros de Butch.
—Mierda, frío.
Maldijo este saltando un poco sobre los pies cuando el vodka que cubrió su pecho y vientre resbaló hasta la cinturilla del látex y los cubitos de hielo rebotaron sobre su estómago y luego golpearon los pies de ambos.
—¿Que fue eso?
Preguntó Butch escurriendo el vodka que le corría por el brazo hasta los dedos. V dio un paso hacia a él mirándolo a los ojos. Butch Saltó fuera del charco sobre la alfombra y dio un paso atrás viendo el desorden con una gran sonrisa en el rostro. V lo siguió parándose sobre la poza.
—Está frío como la mierda.
Dijo Butch cuando V lo siguió paso a paso. Sacudió un poco del líquido y retrocedió hasta que su culo golpeó uno de los taburetes del bar. V lo acorraló y se concentró en su boca, sonriendo frescamente. Luego se dobló por la cintura y lamió lentamente el Goose directo de los surcos de su vientre.
V gimió cuando saboreó el penetrante aroma a especies oscuras con la fuerte base a jengibre de la vinculación de Butch mezclada con el vodka.
Butch lo acompañó con un largo gemido también.
Ohhh mierda, esa era una buena manera de tomar un trago. Claro que podía sustituir al rock glass perfectamente. Podían dejar de llamarlo Butch y llamarlo Brian Rock Glass O’Neal.
Gracias Virgen María. La noche no se había estropeado. Estaban bien, estaban sintonizados. V era V de nuevo y ahora todo iría bien.
Mientras V lamia y lamia, lo tomó del culo y su erección pateo con fuerza. Butch deseaba intervenir pero dado el recién incidente, V necesitaba tener el control para mantenerse en el sendero correcto y lo dejó trabajar poniendo los brazos sobre el bar que tenía a la espalda. Cerró los ojos y echó la cabeza para atrás disfrutando la sensación, gimiendo con los mordiscos y las succiones aplicadas a su cuerpo. V lamió los surcos bajo el ombligo.
Mierda, solo baja un poco más.
Pensó Butch pero lo dejó a criterio del buen V.
Miró de nuevo. La lengua del vampiro era caliente sobre su piel. Pudo sentir de nuevo una ráfaga de su olor vinculante salir de él y lo lamentó muchísimo. V se alejaría de nuevo. Esperó la reacción pero este solo apretó un poco más su culo, lo acercó a su lengua y siguió. Esa quizás había sido la mejor noticia de la noche. Cuando alcanzó sus hombros se dio cuenta que estaba sentado sobre el taburete porque se balanceo un poco y porque estaba mucho más abajo que la estatura total de V y él de hecho era unos centímetros más alto.
V le lamió el cuello y le habló al oído.
—Siento mucho lo de hace un rato.
Vaya, al final por sobre el deseo si imperaba una disculpa. No podía reclamar a Butch como suyo con un telón tan turbio de fondo.
—No tienes por qué. Yo te tomaría de cualquier manera. Solo lamenté que te fueras pero lo entiendo. Siento mucho sacarte de quicio y molestarte con este olor.
V tomó al poli de la nuca y lo abrazó. Oír a Butch lamentando su olor de vinculación le hizo arder los ojos. Era un total imbécil. Lo había arrinconado a sentirse mal por ofrecerle algo que él no merecía. Su perfecto aroma. Su vinculación. Su deseo de reclamarlo como su macho.
—Es absolutamente maravilloso y, yo soy un patético cretino que no sabe controlarse. Tu vinculación es perfecta e inesperada. Me honras con él, es lo mejor que nunca vas a poder obsequiarme y lo estropee. Nunca lo lamentes…
Butch le abrazó la cintura muy fuerte y el corazón se le derritió con el gesto. Luego recordó la boca sangrante del poli y agregó.
—También siento lo de tu labio.
—Auch!
V se alejó de inmediato y buscó los avellanas.
—¿Qué?
—No es nada es solo mi labio herido.
Dijo Butch haciendo un gesto dramático de dolor total y completamente fingido. Un corte como aquel debía haber desaparecido pocos minutos después. El macho que deseaba marcarlo quería jugar un poco. Su entrepierna saltó feliz con la idea. ¿Acaso no era sugestivo el maldito detective?.
—Dicen que eres doctor. ¿Podrías echar un vistazo a ver qué tan grave es?
Dijo Butch acercándolo más. V sintió el roce de erección contra erección y sonrió cómplice. Claro que podía ejercer un poco aunque la herida en cuestión fuese inexistente. Quizás todos los libros de medicina y entrenamiento medico habían sido para llegar a revisar esa herida invisible. Demonios, hasta podía volver al cuarto de baño y ponerse la corbata de nuevo para la consulta.
—Déjame ver.
Butch abrió la boca, él lo tomó de la mandíbula y movió la cabeza un poco a la luz más cercana e inspeccionó. Frunció el ceño fingiendo preocupación.
—Um, no estoy seguro, quizás necesite colocarte unos puntos.
Butch entornó los ojos.
—No estás seguro porque no estas revisando bien. Creo que tu lengua haría un mejor trabajo.
V apretó los dientes y gruñó. Lo miró un momento y luego lo atacó con un beso mojado y con dos protagonistas absolutas, sus dos lenguas.
V tomó los muslos de Butch, los abrió y se acercó todo lo que pudo. Lo besó desesperadamente, lo abrazó por los hombros para que sus pechos entraran en contacto también.
V rompió el beso para empezar a bajar por su cuello y luego más y más abajo.
Mierda era genial. Había pasado semanas deseando tener aquella vista de nuevo. El oscuro cabello negro bajando directo al lugar donde lo necesitaba. ¿Se le podía pedir más a la vida?
V le indicó con un pequeño jalón que bajara del taburete para poder bajar el látex y tener espacio para trabajar. Lo hizo y cuando este bajó el látex, la erección exigió espacio. V maldijo con los dientes apretados, y lo empujó de nuevo hacia el taburete para que se recostara, terminó de sacar el látex tal y como había fantaseado y cayó de rodillas.
Genial, podía tomar esa disculpa sin duda alguna. V se lo iba a hacer e iba a ser tan increíble como la primera vez o incluso mejor. V de rodillas a punto de llevárselo a la boca. Eso era la definición de perfección.
V lo tomó con la mano y tuvo que afianzarse al taburete que era lo único que impedía que cayera al suelo. Un bombeo, dos. Gemidos. V no se lo había llevado a la boca pero estaba bien, podía esperar. Finalmente V lamio, mordió y succionó pero no su extensión, empezó por los pesos gemelos bajo esta.
Un sudor ardiente lo empapó. La sensación era aún más fuerte que la vez pasada.
—Ohhh mierda. Se siente tan bien.
Gimió. V trabajó un poco más la zona y luego recorrió poco a poco la extensión hasta llegar a la cabeza.
¿Tenía V brazas en la boca para que ardiera de aquel modo?
—Ohhh demonios, V.
Este succionó la cabeza roma mientras levantaba la mirada hacia la suya. Aquellos ojos claros como la luna llena eran lo único que existía en el mundo en ese momento. Estos y su boca sobre él.
—¿Me tomaras por completo, V?.
Dijo, V gimió y empezó a tragarlo poco a poco hasta la base, ahogándose.
Ohh por todos los cielos, chupaba justo la fuente de la vinculación. La polla de Butch en su boca y su olor lo mojaron por completo. El poli gemía con fuerza y solo para él. Quería que se corriera y tomar la fuente de su fuerza, la manifestación de su vinculación.
—Más…profundo V… sostenme ahí.
Butch se había empujado hasta su garganta bloqueando su respiración. No podía describir la sensación. Sus pulmones se quejaron y Butch salió de súbito cuando tuvo un espasmo. El aire volvió a entrar pero no pudo reponerse porque su boca fue inundada de nuevo. Genial. Aplicar una tercera garganta profunda era bueno. Butch gimió con fuerza, estaba cerca de donde lo quería llevar.
Succión fuerte. Morder sus caderas, volver al trabajo, ayudarse con la mano para no descuidar a nadie. Oh vaya, Butch estaba muy cerca, se correría fuerte y como debía ser, en su boca.
—Ohh mierda me lo haces tan bien.
Gimió Butch y V tuvo un pensamiento perverso. Si detenía lo que hacía en ese momento ¿Qué pasaría? Recordó al poli en su primer encuentro quemándolo hasta fundirlo y luego deteniéndose haciéndolo jadear de sufrimiento y de repente fue una buena idea hacer el experimento. Después de todo tenían una buena parte de la noche de su lado. No había porque apresurar las cosas.
Su vena sádica y pervertida hizo acto de presencia.
Paró y lo trabajó con la mano. Lamió sus dedos y fue justo a donde deseaba estar y entró de sorpresa.
Butch gritó y gimió. Su rostro se convirtió en una máscara de deliciosa agonía.
—Mi buen Dios ¿Que me haces?
—¿Me detengo?
—Hazlo más fuerte.
Volvió a su trabajo oral mientras jugaba con todas la zonas eróticas del poli. Los muslos de Butch temblaron y lo tomó del cabello con fuerza. Casi pudo ver el orgasmo materializarse en las sangre de su compañero.
—Oh mierda V voy a correrme.
Advirtió Butch con los ojos desesperados mientras lo miraba.
El orgasmo llegó y cuando Bucth empezaba a gemir suplicante, V se detuvo por completo y se puso de pie, mirando despiadadamente mientras el poli perdía el equilibrio y caía a gatas sobre el piso, confundido y temblando con la fuerza de un orgasmo mojado, frustrado y doloroso entre los muslos.
Muy bien, aprendió la lección. V era un macho rencoroso. Había matado a hierro y a hierro estaba muriendo. V había aplicado la misma hacha que él había utilizado la vez pasada. Le había hecho las cosas más magnificas para acercarlo al mejor orgasmo de su vida para luego alejar el pastel y dejarlo pendiendo de un hilo.
Levantó la mirada y V estaba frente a él, erguido sobre todos sus dos metros con cuatro y miraba hacia abajo, hacia él, ardiente como el semi Dios que era.
—Toda una experiencia ¿Eh?
Gruñó V.
Butch no pudo más que respirar y sonreír. Su amigo era un maldito semidios vengativo. Sin embargo podía recibir la vendetta si esta venía de V. Podía con el martirio, incluso podía suplicar por un par de látigos más, y si Vishous hijo del Bloodletter lo deseaba sobre la alfombra de su lujoso penthouse, sudoroso, jadeante y tembloroso para él, se mantendría así hasta que el sol lo calcinara en el lugar.
V le mostró los colmillos en una amplia sonrisa y abrió su cremallera. La erección apareció como una promesa de una noche larga y ardiente. Oh Dios enorme, perfecto como lo recordaba. Su boca se hizo agua ante la única erección en el mundo que le despertaba aquellos sentimientos. Gruñó ansioso por lo que se le mostraba. V se trabajó frente a él, mirándolo a los ojos.
—Demonios.
Maldijo Butch mirando y deseando.
—La cama, ahora.
Ordenó V y se giró rumbo al destino indicado con aquel apretado y sexy culo suyo. Butch esperó un momento y se levantó. Las rodillas aunque temblorosas, aceptaron el trabajo de seguirlo. Obedientemente le pisó los talones. Cuando V se detuvo a la orilla de la cama, Butch se acercó y mordisqueo uno de los hombros de la espalda que había seguido. V gruñó y se sentó a la orilla de la seda negra, atrajo a Butch entre sus piernas y trató de llevárselo a la boca. Este lo detuvo de los hombros.
—¿Terminarás o volveré a la alfombra?
Preguntó mientras V sonreía divertido.
—Te haré acabar como nunca en tu vida.
Prometió V por lo bajo. Butch sabía perfectamente que este tenía la capacidad para cumplir con sus palabras. Lo dejó llevarlo hasta su boca y empezar de nuevo con la deliciosa cadencia. Lo hiciera acabar o no, aquello era lo que necesitaba. Cerró los ojos dejándose llevar de la mano hacia la liberación.
Una oleada de su vinculación. V chupó con más fuerza y maestría en respuesta. Recordó la sensación del frío Vodka sobre su pecho y la sensación de la boca tibia de V tomando de él. Abrió los ojos y miró la mesita de noche. Sobre esta estaban las botellas. La de vodka y la de whisky. Y se le ocurrió que dar a V otra copa era una magnífica idea. V amaba el buen Vodka y él sería un bartender complaciente.
Alargó la mano, tomó la botella Goose y vertió un poco sobre su propio vientre para que este resbalara hacia V. Este cuando sintió el sabor, se alejó y miró lo que hacía.
—Jodida buena idea.
Susurró lanzándose sobre el vientre de Butch para beber. Este llevó la fría bebida hasta su extensión y la empapó. V se abalanzó sobre esta chupando el alcohol y haciéndolo gemir. Se separó.
—Un poco más.
Pidió V con el rostro saturado.
Butch volvió a mojarse y V volvió sobre él sorbiendo y utilizándolo de copa.
Dio un trago de la botella y las entrañas le ardieron. Cuando V se retiraba, se mojaba una y otra vez. Y V bebía una y otra vez también. Siguieron hasta que tembló con fuerza, con un orgasmo a las puertas. Devolvió la botella a la mesa y ayudó con el ritmo. V apuró su paso. Lo mordió y lo succionó con fuerza.
—Hazme llegar.
Pidió. V chupó con fuerza una y otra vez. Aquella perilla era el marco perfecto para correrse, claro que sí. No, mejor su pecho, lo quería sobre él, quería su olor sobre él. Por un momento pudo ver como V se trabajaba mientras lo servía y verlo dándose placer lo empujó.
—Ahhh demonios.
Gritó, alejó a V de un empujón y se corrió dramáticamente justo sobre lo que V se hacía a sí mismo y sobre su apretado sixpack. Con su liberación se liberó una ola de su aroma vinculante y este envolvió por completo a V.
—Oh santos infiernos.
Gimió V viendo el espectáculo y sintiendo como la vinculación se metía por sus poros haciendo su corazón estremecerse. Se trabajó ayudado por lo que Butch había puesto sobre su carne con las manos temblorosas.
—Más.
Pidió con la voz trémula.
El poli siguió corriéndose sobre él mientras lo miraba y miraba lo que hacía intermitentemente con los ojos entrecerrados y colmados, gimiendo con ansia. Deseo llegar y acompañarlo pero no pudo, estaba demasiado estupefacto por lo que sucedía. Por la vinculación que lo reclamaba. Ese momento era para admirarlo. El poli era un macho espectacular. Un dios erótico cuando sufría un orgasmo. Su rostro y cuerpo se volvían realmente poderosos e impresionantes. Sus ojos avellana ardían como el sol.
De repente la cabeza le dio vueltas y cayó hacia atrás cuando Butch estaba tomando los primeros respiros para reponer los que el orgasmo le arrebató.
—¿Estás bien?
Preguntó Butch agitado al ver los labios de V palidecer. Este asentó con la cabeza.
—Solo un poco mareado.
El poli rió poniendo los brazos en jarras.
—Estás ebrio.
—Claro que no. Solo es falta de oxígeno.
V trató de incorporarse para probar su punto pero fue una mala idea. Cayó hacia atrás de nuevo.
—Bueno y quizás un poquito ebrio.
Confirmó. Butch rió y se desplomó a su lado. Ambos miraron al techo hombro con hombro sin creerse nada de lo que estaba pasando.
—Voy por una toalla.
Dijo Butch suspirando y tratando de levantarse. V lo detuvo sosteniéndole el brazo. Butch ni siquiera pensó en protestar. Aquello era un asunto del que formaba parte pero obviamente V creía que no era de su incumbencia como él quisiera recorrer el camino. Así que se acostó de nuevo y contempló el techo.
—Deberías aprender a tomar.
—En esta ocasión culpo al barman.
Rieron por lo bajo.
—Todo un bastardo el tipo.
Dijo Butch.
—El mejor que te puedas imaginar. Esta será la mejor borrachera de mi vida.
Dijo V arrastrando un poco las palabras. Butch sonrió y pasando el brazo sobre la cabeza llegó hasta la de V y jaloneó un poco el cabello de este. Se quedaron en silencio un rato con sonrisas de psicópata en los labios.
Pasado un rato, Butch checó que V no se hubiera dormido. Miró sus caderas. Total y definitivamente V estaba despierto. Este no se había corrido a pesar de toda la estimulación pero conociéndolo aún no lo deseaba o el mareo del alcohol había ganado el round. V lo miró de vuelta.
—Sé hacer un truco, ¿Quieres verlo?
V tenía los ojos tranquilos. Estaba ebrio y desinhibido. Oh Dios, V estaba feliz. Nunca lo había visto así. Y no era que dudara que fuera feliz con doc. Quizás en su dormitorio a solas V lo demostraba pero con todos los demás V seguía siendo el mismo muro de acero congelado del ártico al que todos estaban acostumbrados. El único cambio tácito con la llegada de Jane era que su aura oscura había desaparecido y su ira explosiva estaba bajo control casi todo el tiempo, pero no era como que anduviera por las esquinas suspirando por su esposa o desojando margaritas.
Su rostro era tan increíble cuando el hielo se derretía. No tenía la mirada antigua añejada por 300 años. Parecía solo un atractivo tipo a mitad de los 30’s. Uno que estaba feliz.
Asentó con la cabeza.
—Seguro.
V se incorporó con esfuerzo, se sentó a horcajadas sobre los muslos de Butch y se inclinó hacia su polla que despertó con la primer lamida.
—¿Qué haces? Dijiste que me mostrarías un truco.
Dijo peinándole el cabello a V.
—Te necesito como asistente, bueno, para ser exactos necesito esta parte de ti para la demostración.
Butch rió porque V arrastraba aún más las palabras.
—Estás malditamente ebrio.
—No tanto como para no poder hacer un truco que sé que te gustará. Pero lo veras mejor si estás de pie, levántate.
V bajó dificultosamente de los muslos de su compañero. Butch rió de nuevo y se arrastró fuera de la cama. Cuando se giró V lo miró.
—Wow, creo que ya estás listo para el truco.
—¿Tú crees?
Dijo Butch riendo. Efectivamente estaba listo para la acción de nuevo con una insolente erección. Quizás era un maldito al creerlo pero ver a V ebrio era divertido y lo excitaba.
No es que nunca lo hubiera visto ebrio, claro que lo había visto. De hecho lo habían hecho juntos muchas veces pero por lo general V se embriagaba por las razones equivocadas o tenía tendencias lóbregas y un poco violentas cuando se alcoholizaba. Nunca lo había visto teniendo un buen viaje etílico.
—Ok. Necesito algo más.
Dijo este y se estiró hacia el cajón de la mesa de noche y sacó un pequeño cuadrado metálico y lo mostro en alto.
—Un condón.
Dijo Butch sorprendido. V se acercó de nuevo hacia él.
—Observa.
Dijo y rasgó el paquete con un colmillo. Saco el látex húmedo y se lo mostró. Butch asentó siguiendo la acción. V metió el condón en su boca. Butch levantó mucho las cejas mientras V le mostraba el látex entre los dientes. Lo acomodó con la lengua y se acercó a su erección. Lo tomó con la boca hasta la base mientras succionaba. Butch gimió con el contacto pero le ganó la curiosidad. Cuando V se retiró, mordió el látex sobrante de la punta y lo soltó de golpe. El condón estaba perfectamente colocado y listo para usar.
—Taran! Aprendí a hacerlo en los setentas.
Butch levantó aún más las cejas y empezó a reír.
—Fantástico, es muy divertido V.
V hizo una pequeña reverencia con la cabeza como un artista al final de su espectáculo.
—Vaya, hace mucho no uso uno de estos.
Agregó Butch mientras se trabajaba sobre el látex que lo cubría. Este debía tener algún tipo de efecto porque se puso caliente con la fricción.
—Se siente divertido.
Dijo a la reacción química.
—Yo nunca he usado uno.
Dijo V negando con la cabeza.
—¿Enserio?
V se encogió de hombros.
—V, pero ¿Porque un condón si no lo necesitamos?
Preguntó Butch mientras miraba a V que se había acostado de nuevo.
—Era parte de mi plan de seducción. Pero supongo que las cosas no salieron como lo pensé.
Dijo V soltando a reír.
—Solo quítatelo.
—¿Ibas a seducirme colocándome un condón con la boca?
—Esencialmente.
—Pues, hubiera funcionado. Verdad de Dios que sí.
Dijo el poli tumbándose junto a V pero sin retirarse el látex. V reía desvergonzadamente.
—Apuesto a que sí.
Respondió V. Butch se dio cuenta de lo privilegiado que era al ver a V riendo como un niño y siendo simplemente un tipo relajado.
—Sería una pena desperdiciar la oportunidad que nos está regalando una pequeña chica universitaria en algún lado que no tendrá su condón por tu culpa. ¿Quieres que le demos un buen uso en su nombre?
Sugirió Butch. Se miraron. El rostro de V se ruborizó un poco por ninguna razón, asentó con la cabeza y agregó.
—Sabes, aunque no lo creas estos amiguitos sirven para más que para que adolescentes no se embaracen y para evitar que prostitutas te contagien.
—Y ¿Me enseñaras esos otros usos?
—Si prometes prestar atención.
—No apartare mis ojos de ti.
V se incorporó para besarlo pero se mareó de nuevo.
—Mierda. Mañana tendré una jodida resaca.
Una resaca probablemente. Pero Butch quería un poco más de ese V sonriente e infantil.
Pensó que quizás podría ser de bartender de nuevo, ayudar con la borrachera y de paso unirse al equipo y dijo.
—Eso te pasa por tomar ese horrible aceite de motor.
—Oh cállate. Los franceses serán unos cobardes* pero saben hacer Vodka. El Goose es lo mejor que se ha destilado desde el principio de los tiempos.
Replicó V entornando los ojos.
—Pero para eso el viejo Butch está aquí. Te mostraré por lo que vale la pena sacrificar el hígado.
El poli se levantó se estiró hasta la preciosa botella Lagavulin que V había comprado para él y la mostró como un trofeo.
*V hace referencia a la rendición de los franceses en la segunda guerra mundial por el que se estigmatiza a los franceses como cobardes.
—Esto mi amigo, es con lo que se embriagan los dioses. Y tú eres uno, así que deberías aprender a comportarte como tal.
Abrió la botella y dió un largo sorbo. El calor le arrasó la garganta reconfortantemente.
—El whisky sabe a calcetín sucio de jugador de rugby.
Rió V.
—No. Tú no lo sabes apreciar porque te has atrofiado el gusto con esa porquería del ganso, pero te ayudare con esa parte.
Dijo Butch y subió sobre los muslos de V y este se apuntaló sobre los codos. Acomodó ambas erecciones juntas. Butch dio un sorbo mientras lo miraba y levantaba una ceja. Se detuvo.
—Abre la boca.
Dijo. V sonrió y lo hizo.
El poli como copa. Esa sí fue la idea ganadora de la noche. Pensó V con la cabeza embotada.
El tipo de alcohol era irrelevante. Igual aceptaría veneno si fuese goteando del poli.
El alcohol lo tenía atontado y tremendamente lujurioso. El adormecimiento etílico lo tenía en un estado tranquilo que le gustaba, que necesitaba. Podía tener a Butch de ese modo sin descontrolarse.
Pero aun con la bruma etílica su determinación era la misma. Deseaba la marca. Jugar estaba bien. Unas mamadas, extraordinario. Pero irremediablemente deseaba la marca. La llevaría consigo al terminar la noche y la exhibiría con orgullo. Hoy su relación daría un paso kilométrico e irreversible como debía ser. Al llegar el alba saldría de allí siendo el macho oficial de su mejor amigo. De eso no le cabía duda.
De hecho si rebobinaba la cinta, la había deseado desde que Butch lo había besado por primera vez. Desde ese momento la necesidad se había vuelto imperante. Su cuerpo lo exigía, su corazón lo exigía, su psique también lo hacía. Como sabía que nunca se iba a atrever a pedírselo lo había ignorado pero, ahora que todo se estaba dando estaba endiablada y rotundamente seguro como pocas veces lo había estado en su vida. Y eso, en su caso, era bastante decir.
Pero la tomaría porque Butch lo había buscado. Para su infinita sorpresa Butch había ido a él. Por razones un poco turbias pero que al fin y al cabo los tenían de aquel modo. Y ¿Quién era él para cuestionar los caminos torcidos y enredados de la vida?. Su desesperación y desequilibrio por primera vez en su vida habían traído algo bueno a su vida. A Butch a su cama. Su mejor amigo había decidido ser algo más y según él mismo Butch, siempre lo había deseado también.
Había desistido por no decir que nunca había intentado seducirlo. Por respeto a su inclinación y a su amistad. Había dado por sentado muchas cosas en las que se había equivocado. Había deseado tanto aquello que aún no lograba asimilarlo y desde hacía dos meses las noches en las que lograba dormir, despertaba con el corazón paralizado pensando que el sueño había terminado pero, cuando Butch le enviaba el texto de buenas noches o algún mensaje de doble sentido, aterrizaba y se daba cuenta que aquella era su realidad, su magnífica realidad.
Cuantas personas en el mundo iban por la vida con el maldito corazón roto por solo ser amigos de la persona que admiran, desean y porque no decirlo, aman. La endemoniada friendzone era una perra. Él la conocía de cerca. Él había estado a bordo de ese barco unos años y no se lo deseaba a nadie. Pero finalmente lo habían lanzado por la borda y su mejor amigo había lanzado el salvavidas que lo llevo a la pacifica orilla de su compañía y no solo la del amigo. Lo había invitado a su cama, a sus caderas, a su magnífico sexo. Y la realidad había superado la ficción.
Aquella noche había tenido la piel crispada la hora que había pasado con Rhage en The Shadows mientras este lo interrogaba y él solo deseaba que llegara el contacto que le entregaría la corbata centenaria. Para colmo, el tema de conversación con la que lo machacaba Hollywood solo le recordaba que quería estar con el sujeto del que hablaban y no allí. Sintiéndolo por su hermano, él no era la compañía que deseaba. Ni de cerca. Le hacía falta acento, ser un poco menos llamativo, sangre irlandesa, risa ruidosa, traje costoso, suave olor a perfume caro y a whisky, estar montando sus caderas o gimiendo sobre su cabeza. En resumen, ser el macho perfecto, el suyo.
Finalmente los gorilas de la entrada le habían indicado que su contacto lo esperaba en el callejón y había salido por pies dejando a Rhage conversando con el asiento. Había realizado la transacción rápido y en silencio con el humano que lo esperaba. Cuando estuvo listo, sin siquiera despedirse de su hermano se había desmaterializado al Penthouse envuelto en llamas. Había tenido que fumar cinco liados antes de tomar el móvil y escribirle al poli. Estaba acojonado, realmente aterrorizado de que se negara. Que el capitán del barco se hubiera dado cuenta que había caído un hombre al agua y volviera a por él. Pero solo vio el buque hundirse en el horizonte cuando había leído.
Voy de camino.
No había tenido el valor de escribir algo de vuelta, ni siquiera un thump up.
El cuerpo se consumió a pocos mientras esperaba y para distraerse se había desmaterializado a la ciudad y comprado. Por todos los infiernos. Condones.
Y ahí estaba, ebrio, excitado y jodidamente feliz. Feliz era una palabra que conocía hacia muy poco y en ese momento viendo a Butch con el Lag en la mano seduciéndolo, la felicidad le había tacleado, sostenido del cuello, mirado a los ojos y le había dicho: Esa marca es tuya, pídela.
Necesitaba la marca para vivir tranquilo.
¿Cómo había escalado la noche hasta ese punto en tan poco tiempo? Era solo su segundo encuentro como amantes y ya estaba pasando lo de la marca.
Supuso que la rapidez con que se daba la vinculación en los vampiros de raza guerrera no variaba por el género de los involucrados.
Por segunda vez en su vida esta había dado un cambio de proporciones bíblicas en un abrir y cerrar de ojos. La primera vez, había terminado prendado de una humana a la que había visto morir en sus brazos. Su alma se había desgarrado y luego su jodida madre se la había devuelto para que pudiera reclamarla como compañera y ahora… Diablos, tomaría a su mejor amigo como… hellren.
Mierda. La vida a veces le daba unos revolcones que lo dejaba sin tiempo de reacción pero tomaría a su hellren en ese momento y haría a la comunidad vampírica estremecerse y mearse en los pantalones.
Butch devolvió la fija mirada de V y notó que su compañero olía a bosque húmedo. El olor de la tranquilidad.
Dio gracias a Dios por ello. Tomó un trago y el segundo lo sostuvo. Se acercó a la boca abierta de V, se levantó sobre esta y dejó caer el caliente líquido lentamente como si fuera una pequeña fuente. V tragó y tragó mientras su erección se endurecía aún más.
—¿Y bien? ¿Aun te parece calcetín sucio?
V limpió sus labios con el dorso de la mano.
—Sí, pero podría volverme fan de los pies de todo el maldito equipo.
Risas.
—¿Otro?
—Doble por favor.
Butch volvió a tomar y volvió a retener el segundo sorbo. Sostuvo la mandíbula de V para mantenerlo firme y atinar porque ya empezaba a marearse. V tragó lentamente y le encantó sentir la manzana de Adán subir y bajar en su mano mientras este tragaba. Mientras lo hacía, V los tomó a ambos y los bombeo mientras tomaban y gemían. Cuando terminó de tragar V se lamió los labios.
Con V bebiendo su whiski y el condón calentándose con la fricción de nuevo, no quería que la noche acabara. Se sintió aturdido por el alcohol y la excitación. Tomó a V del cabello y le echó la cabeza para atrás pero este no paró su trabajo sobre ambos. Repitió el servicio, tomó, retuvo pero esta vez cuando vertía sobre la boca empezó a bajar y con la última gota introdujo la lengua. Y volcó la botella sobre la coronilla de V. Lo deseaba mojado en su olor y en el olor de su whisky, quería marcarlo, follarlo sin más juegos.
V gimió contra su boca y se separó al sentir el alcohol sobre su cabello. Abrió la boca, interceptó el chorro y luego dejó que Butch terminara de mojarle la cabeza y la sacudió salpicando todo alrededor.
El olor de Butch y el olor que siempre tenía su boca lo termino de embriagar y una ola de deseo lo encendió. Deseaba su marca justo en ese momento.
Los ojos de V brillaron como diamantes bajo la luz.
—¿Me vas a dejar hacerte sudar todo ese alcohol?
Preguntó Butch cerca del oído de su amigo.
—Debes asegurarte de sacar hasta la última gota.
Le contestó V.
El poli gruñó, tiró del cabello y plantó otro beso en la sonriente boca.
Había llegado el momento. No más jodidos juegos. Sexo, la marca, más sexo, jodida felicidad. Ya, justo en ese momento. Eso era lo que iba a suceder. V seria suyo, Joder.
—Te voy a follar ya. ¿Dónde y cómo lo quieres?
Sentenció Butch. V se estremeció, se mojó, gimió y ni siquiera lo pensó.
—Contra la pared, desde atrás.
Butch bajó de las caderas de V y este mandó a tomar por culo a sus mareos y salió disparado de la cama.
Butch lo siguió y hasta ese momento notó que V aún llevaba el látex pero, él podía resolver eso. Lo empujó gentilmente contra la pared.
—¿Qué haces con esas cosas puestas todavía?
Dijo y se deshizo de ellos con un tirón. Cuando se agachó para ayudar en los tobillos, aprovechó y mordió el muslo justo sobre los tatuajes y una de las firmes nalgas. V gruñó.
—Date prisa.
Lo apuró. Butch se levantó lentamente y empezó a lamer desde la cintura toda la espina dorsal hasta la nuca mientras V se trabajaba y se retorcía un poco por las cosquillas.
—Abre las piernas.
Llegó la orden que V tanto había esperado y obedeció.
—Si quieres parar me lo dirás. Lo haré en cualquier momento.
V reconoció perfectamente la frase. Era suya cuando Butch le había pedido le quitara la virginidad…bueno, su otra virginidad. Supo cuál era la respuesta a la pulla.
—Cuando eres amable das repelús.
Respuesta que el poli le había dado a él en aquella misma ocasión. Butch rió en su nuca y le mordisqueo el cuello.
—Entonces seré lo más tosco que pueda.
—Eso espero.
Butch lamió su mano y lubricó como V le había enseñado. Este gimió con fuerza.
—Follame ya.
Pidió V.
Sustituyo la mano por lo que V estaba esperando y empujó. La entrada fue suave, resbaladiza y supo a qué se refería V con los diferentes usos del condón.
—Ohhh mierda.
Gritó V afianzando uno de los antebrazos contra la pared. Hundió una mano entre su cabello y haló con fuerza. Las venas de sus bíceps empezaron a hincharse por el esfuerzo.
Butch también gruñó entre dientes. La presión y el placer eran aún mejor de lo que lo recordaba y el alcohol maximizaba el trance. Su instinto levantó la mano y se manifestó en una ola de vinculación que cubrió cada centímetro cubico de V y este gimió desesperado. Empezó a bombear intentando ser gentil pero fracasó miserablemente.
Follo a su mejor amigo con todas sus fuerzas. La cabeza de V golpeaba la pared cuando la dejaba caer entre las clavículas. Le apresó las caderas y lo folló aún más profundo.
—Más fuerte.
Gritó V. Butch obedeció envuelto en el éxtasis y el alcohol. A V le gustaba el sexo verdaderamente duro. La vez pasada era obvio que había sido cuidadoso pero esa noche estaba en su charco y no dudaba en pedir lo que deseaba al calor del alcohol.
—Demonios.
Gritó V en respuesta.
—Más fuerte.
Butch sabía que estaban en un punto donde podía estar causando verdadero daño, pero si V no lo detenía, él no tenía las fuerzas para hacerlo. Le arañó la espalda y lo tomó del cabello penetrando más profundo.
—Ohh demonios poli.
—Gime V, gime más fuerte si te gusta cómo me sientes.
V gimió tan fuerte que a Butch le zumbaron los oídos.
—Ohhh Dios, lo haces, realmente me sientes.
Otro gemido ensordecedor. Butch lamió la espalda y los hombros. Mas empuje, más fricción sobre su ardiente polla, más V entregándose.
—¿Te gusta cómo te lo hago?
—Oh mierda podría morir.
Suspiró V. Apretando los puños.
Alcanzó su boca y mientras lo follaba salvajemente lo cayó con su lengua hasta que el movimiento no lo permitió más. V ayudo el proceso empujando las caderas. Tomó la erección desde atrás, lo trabajó y lo folló ambas cosas al mismo tiempo.
V empezó a soltar todo su repertorio de maldiciones y gemía deliciosas obscenidades con la facilidad de un pirata viejo. Tenía una boca sucia al follar ebrio y simplemente era muy adecuado, justo lo que uno esperaría de un tipo como él. Sucio, caliente y formidable. V le prometía cosas deliciosas y lascivas de manera soez. También decía cosas en el antiguo idioma con deliciosa cadencia y aunque no entendía parecía tener el mismo contexto.
Cuando V entró en la zona roja, se empapó en sudor. Butch lamió la salada piel para apresurarlo. V dijo algo en el antiguo idioma con urgencia.
—No te entiendo.
Dijo el poli sin aliento. V tradujo en un gruñido profundo, severo, exigente.
—Márcame.
Butch ni siquiera se detuvo a analizarlo de nuevo. Simplemente el cuerpo dijo, sí señor. Se retiró dos segundos, se quitó el condón de un tirón y volvió al trabajo.
V apretó los ojos con el alma a punto de escapar del cuerpo.
Oh demonios. Iba a pasar. Butch no se negó. No dudo. Finalmente iba a suceder. La carne desnuda había entrado en él ardiendo. El fierro incandescente le atravesaba las entrañas. Estaba disociado y ahí al mismo tiempo. Ebrio y no solo por el alcohol. Sus sentidos estaban al borde y estaba jodidamente listo.
Oh buen Dios. Lo marcaria. Estaba listo.
Pensó Butch.
Su cuerpo lo estaba y deseaba derramarse, explotar como un dique a punto de colapsar.
Un ente sobrenatural lo tomó de la nuca, lo llevó a la estratosfera, lo dejo caer y antes de estrellarse contra el suelo, lo tomaron de los pies y lo azotaron con brutalidad contra las paredes de todos los edificios de la ciudad…
…Y el dique se rompió.
El tiempo se detuvo. Enmudeció y luego cuando el tiempo retomó su marcha, rugió como si una espada le hubiera atravesado las entrañas. Y su cuerpo se derramó muy muy dentro. Reclamó como suyo al mejor macho que caminaba sobre la tierra, a su mejor amigo. Uniéndolo a él por siempre entre sofocantes olas de vinculación que ya no solo saturaban el ambiente sino que entró a patadas en cada átomo del cuerpo que lo recibía.
V sintió que le arrancaban el corazón de un tirón.
Todas y cada una de las moléculas de su cuerpo sufrieron combustión espontánea cuando la marca exigió que inclinara la cabeza y le diera la bienvenida. Cayó de rodillas frente a su nuevo amo y dejó que este usara su cuerpo como alfombra para que entrara y se sentara en el trono que lo había estado esperando. La marca lo llamó a sentarse sobre su regazo, le prometió protección y lo beso en los labios para sellar el pacto.
Cuando aquellos labios tocaron los suyos sufrió un orgasmo agonizante. Rugió con tanta fuerza que la garganta enmudeció dejando solo sus tejidos secos y su cuerpo empezó a convulsionarse contra la pared una y otra vez. Sus piernas flaquearon pero Butch lo sostuvo. No podía respirar y los ojos le ardieron pero ni siquiera tuvieron oportunidad de lagrimear porque el abandono del placer lo reclamó de nuevo cuando se volvió uno con el macho que le mordía los hombros y susurraba cosas increíbles contra su piel.
Butch fue arrastrado por una ola de posesión que lo inundó.
V estaba debidamente marcado.
Ahora ningún macho o hembra de la raza se acercaría a él. El hijo de la madre de la raza era suyo. Podía compartirlo con la doc pero para el resto de la raza, V tenía un único dueño macho y ese era él. Todos los hermanos y las hembras de la casa lo sabrían y deseó estar ahí para ver sus expresiones al enterarse de que ellos eran amantes, que eran pareja.
Un último espasmo.
Las rodillas le temblaron. Se retiró y sé dejó caer sobre la espalda mojada de V, dejando que este soportara el peso. Cuando pasado un rato este se movió para incorporarse se levantó dándole espacio. V se giró y se recostó a la pared, tratando de recuperar la respiración, con el cuerpo aún tembloroso.
Butch apoyó los brazos a cada lado de la oscura cabeza y levantó la suya hacia el techo para poder inhalar con más efectividad. Cuando la bajó de nuevo, V estaba perdido mirando fijamente su yugular. Le acarició el cabello. Luego le alimentaria. Conociéndolo como lo hacía casi podía tener la seguridad que no lo había hecho en los últimos dos meses esperando su vena.
No pudo reprimir el impulso. Rodeó los enormes hombros de V con los brazos y lo apretó contra sí.
-Oh diablos V.
Susurró con la nariz hundida en el grueso cabello negro.
V solo posó ligeramente una mano en la cadera de su compañero y tembló como si estuviera en un refrigerador.
Butch lo sostuvo de aquel modo hasta que los temblores cesaron y finalmente lo liberó del enorme abrazo.
Se miraron. Y ahora todo era distinto. No había marcha atrás. Cada uno se perdió en los ojos del otro mientras el sudor se secaba sobre ambos.
Más silencio. Porque no había nada que decir. La vinculación decía más que mil palabras.
V mordió sus labios mientras una de las últimas perlas de sudor de la frente resbalaba hacia una de las negras cejas.
Butch la secó con el pulgar y finalmente habló muy quedo.
—Sé que es tarde para preguntar pero, ¿Estás seguro de esto?
V casi no lo dejó terminar.
—No se trata de seguridad o no. Es como debe ser.
A Butch se le encogieron las pelotas. La seguridad de V siempre lograba intimidarlo. Cuando V hablaba generalmente eran fuertes sentencias que no permitían réplicas. Y todo se debía a que V tenía la seguridad de que nunca se equivocaba.
Cuanta seguridad le daba siempre las palabras de este. Así había sido desde un principio. Cuando V se pronunciaba siempre tenía la impresión de que todo iba estar bien. Que V siempre tendría la respuesta correcta. Que V siempre sabría qué hacer.
Diablos, cualquier otro macho que recién ha recibido la marca de otro probablemente estaría derretido, muriendo de amor por su compañero, derrochando encanto, ruborizado, con flores saliéndole del culo. Pero no V.
El tipo estaba ahí serio con la seguridad de que había hecho lo que debía y satisfecho de haber hecho lo que le había salido de la polla.
Nada de sumisión melosa, miradas al suelo o voz temblorosa. Nop. Una sola frase, sin titubeos, sin palabras de más.
V era un cabron que a pesar de que había aceptado el acto de sumisión máxima de la raza que un macho podía dar a otro, miraba al resto del mundo hacia abajo, desde un enorme e inalcanzable trono como un rey al que hubieran coronado. Y estaba listo para patear algunos culos disconformes.
No, una marca no traería abajo ni la masculinidad del tipo, ni su reputación y ni una mierda.
Más bien parecía fortalecido. Un muro de acero al que hubiesen revestido de Kevlar.
Incluso él, quien era el autor de la marca, no se sentía como un dominante. Ni de cerca. Con V siempre seria hombro con hombro. E incluso a veces él sería el que agachara la cabeza porque V no solo era su mejor amigo, su amante y toda una lista interminable de adjetivos. V era sobre todo su mentor, algo así como un sensei. El que lo había llevado hacia los vampiros, lo había vuelto uno y todos los días le enseñaba…bueno…le enseñaba de todo, literalmente. Ergo, era imposible que él se sintiera dominante de un tipo como aquel. Simplemente no cumplía los requisitos. Por el contrario, a Dios gracias que V le aceptaba, en todos los sentidos de la palabra.
Ohhh Dios, lo ponía. Lo ponía que el tipo fuera poderoso, que fuera un genio además. Que le aceptara aunque nunca pudiera estar a su altura.
Barrió con una mirada todo el severo rostro que ahora no lo era tanto y el jodido pecho se le hinchó como un globo aerostático, porque ahora tendría que ver ese rostro toda su vida, así muy cerca del suyo. V, aquel rey soberbio, volvería el rostro a todos los que osaran mirarlo a los ojos, menos a él. Nunca se negaría a él.
Se acercó mucho aprisionando a V contra él con otra ráfaga de posesión y de lujuria renovada.
—Ohh mierda, me encantaría poder ser hipócrita y decirte que quizás cometimos un error pero…
Se acercó y olió a V desde uno de los hombros pasando por la grandiosa yugular, por la línea del mentón. El sudor en sus mejillas, la bellísima ala de cuervo que era su cabello. Acercó una de las manos sobre la pared y jaló de este con suavidad. Esta vez adrede lo cubrió con su vinculación y V gimió como si estuviera adolorido y apretó los ojos en respuesta.
—…Mi marca en ti es simplemente indescriptible. Ahora todos sabrán que soy tu único macho. El único que te mete en la cama. A quien se lo permitiste. El único que te satisface, la única mano de la que comerás y al único que dejaras escuchar tus gemidos. Y todo eso se siente jodidamente espectacular. Podría follarte hasta que te desmayes. Inconsciente suena bien para mí. ¿Qué dices?
Un mordisco en la mandíbula, un beso y lamio el sudor sobre el tatuaje de la cien. V no se alejó. Sintió como este estaba listo para la acción de nuevo. Realmente era un macho resistente. Gracias a Dios él también estaba listo para seguirle el paso pero el alcohol le había secado la boca, tenía muchísima sed y el estómago vacío.
—Suena jodidamente bien para mí.
Dijo V abriendo los ojos. Butch lamió el enorme cuello y se separó.
—¿Cómo lo hice? ¿Logré exorcizar el alcohol?
Preguntó el poli. V asentó.
—Sigo un poco mareado pero mucho mejor.
—¿Quieres otro trago para nivelarte?
—¿Qué tal un poco más de sexo?
Dijo V en voz baja recostando la cabeza a la pared.
V estaba decidido a acabar con él esa noche y no se pudo imaginar un mejor fin.
—Totalmente de acuerdo cariño.
V frunció el ceño, se irguió y lo empujó hacia atrás con el índice.
Justo a eso se refería. Nunca sería el dominante de un tipo que ponía cara de “Te voy a patear el culo” al compañero del que acababa de recibir la marca.
—No soy una de tus jodidas hembras.
Butch maldijo por lo bajo. No había querido enfadarlo, solo lo había llamado así por puro impulso, no para molestarlo. Debía resolver la situación sin sacar a V de la zona. Ya que estaban en el asunto supuestamente conmovedor de la marca, podría tratar de revertir el error haciéndolo reír sin que esto le costara una oreja. Tal vez V le diera esa concesión.
—¿Por qué te molesta cariño?
Butch se acercó y trató de besarlo. V alejó el rostro.
—Para esa mierda poli, necesitas dejar malditamente ya de llamarme así.
Butch siguió la boca como un misil teledirigido.
—Pero ¿Por qué? Cariño. Cariño Cariño, no te gusta Cariño.
Más persecución.
—Butch basta, aléjate.
Lo aprisionó con los brazos inmovilizándolo.
Besos desordenados por todo lado. En el cuello, en la frente, en la mandíbula, sobre los labios que maldecían, sobre los ojos. Todo un fastidio.
V se alejaba de los besos.
—Para.
—Cariño cariño cariñooo. Me dejas hacerle de todo a tu cuerpo pero no me dejas llamarte cariño. Eres un tipo extraño.
Dijo Butch deteniendo el ataque riendo un poco y mirando a V.
Estaba salvado. V sonrió una milésima de segundo ante el fastidio pero de inmediato volvió a su cara dura y enfadada.
—¿Y cómo te gustaría que te llame? Vishous es muy formal y solo me dan ganas de decírtelo cuando estoy enfadado contigo.
—Dime como siempre me has dicho.
—¿Cariño?
—Simplemente no puedo contigo. Vete a la mierda.
V forcejeo para soltarse pero Butch lo ignoró como era su costumbre.
Era un fastidio pero no tenía la fuerza para luchar contra el agarre con verdadera voluntad, porque la marca halaba muy fuerte de él hacia el poli.
Aunque su mente deseara alejarse su cuerpo se negaría.
Estaba completamente vinculado. Infiernos habían consumado el asunto.
Mierda, que bien se sentía. Sentía que había crecido 10 centímetros. Que pesaba 50 kilos más.
Pero aun así aquello del dichoso “cariño” de Butch lo cagaba.
Butch llamaba a las hembras de aquel modo cuando estaba siendo cariñoso o lisonjero y, él podía ser su amante, al tipo que ponía a morder la almohada y al que había marcado pero no era una jodida hembra.
Le fastidiaba que Butch le colmara la paciencia con aquello. Deseaba agradecer el obsequio de su marca pero el idiota nunca cerraba la boca y el momento se había ido.
Sin embargo, estaba con el pecho tan colmado de felicidad y satisfacción que realmente estaba disfrutando como Butch trataba de hacer las paces fastidiándolo. Le gustaba el modo en que el poli sacaba a flote ese extraño lado suyo que se divertía con bobadas. Le gustaba el sentimiento de que el dueño de su marca lo hacía sentir malditamente vivo.
— Ummm V V V es una letra muy solitaria.
—Es lo que hay y te vas a tener que conformar.
Dijo V encogiéndose de hombros a como pudo en el agarre. Butch inclinó la cabeza hacia un lado y pareció concentrarse en su rostro como buscando una respuesta. Lo soltó poco a poco pero lo volvió a encerrar entre la pared y su enorme cuerpo.
—Déjalo ya. ¿Cómo te sentirías si te llamara Brian o cariño?
—Tú a mí me puedes llamar perro faldero y estaría feliz con ello.
V maldijo desviando la mirada. Esa entrega abnegada del poli siempre lo dejaba fuera de combate. Siempre lo fastidiaba hasta salirse con la suya y él siempre se lo permitía. Y eso le provocaba una profunda satisfacción. Decir, ser contradicho, luchar, ceder y Butch cediendo ante él, sumiso y glorioso haciendo todo más satisfactorio aun.
Y ahora aquel grandioso tipo lo había hecho suyo. Como debía de ser.
—¿Qué te parece “Mi señor”? Ummm “Mi señor”.
Dijo Butch interrumpiendo sus pensamientos.
—Tampoco soy tu jodido señor…
Butch se inclinó de nuevo sobre él y acarició su yugular con la nariz.
—Claro que lo eres. Me tocaste y me tienes de rodillas alabándote. Te arrodillaste entre mis muslos y te entregué todo. Más que mi cuerpo tienes mi jodida alma, así que “Mi señor” suena bien y apropiado.
Oh buen señor Jesús de los humanos, ¿Cómo podían sus rodillas sostenerlo si temblaban tanto?.
¿Cómo podía Butch caer a sus pies de ese modo cuando era él el que había sido marcado? ¿Porque no hacía valer el poder que tenía sobre él y por el contrario se entregaba de aquella manera? Esa entrega, esa sumisión dolía tan jodidamente bien y le quitaba la vida. Lo que el poli ignoraba era que con su entrega lo sometía a él, su voluntad y su razón a perpetuidad, sin que eso tuviera nada que ver con la marca.
Un beso en el cuello. Respiró con fuerza y Butch siguió hablando sin dejarlo contestar.
—Ummm mi señor, mi amo…sí, amo esa me va bien. Amo. Esa palabra te describe perfectamente.
Dijo Butch con una erección palpitante.
—Amo, amo, mi amo, mi señor, mi… Sire.
V se congeló y sintió que le habían dado un puñetazo en el estómago dejándolo sin aliento.
—¿Te gusta? Claro que te gusta, Sire. ¿Te gusta ese idioma tuyo en mi boca mi sire?
Sintió una corriente de lujuria cada vez que Butch decía la palabra. Debía ser la marca pero la antigua lengua nunca le había parecido tan ardiente. Su mente se hundía y desaparecía en el par de silabas dichas con aquella profunda voz. De verdad solo deseaba que Butch no rompiera la normalidad y solo lo llamara por su inicial como siempre, pero esa palabra se escuchaba tan bien. No se creía Sire de nada pero levantó la cabeza al techo llenándose con la palabra de todos modos, sintiéndose sire del momento.
—Sire, eso es justo lo que eres. El Sire de grandes poderes, el sire de toda una raza, el sire de una buena mujer, el sire de cada maldito lugar donde pones un pie.
Beso ardiente y húmedo sobre la yugular y susurró aún más suave.
—…el sire de un par de pollas que la pasan muy bien juntas, sire de un macho al que simplemente tienes que ordenar y obedecerá porque tu voz es lo único que escucha. Definitivamente eres mi sire.
Butch se separó del cuello. Deseaba ver el rostro de V respondiendo a la palabra. Este tenía la boca apretada y miraba al techo, con el cuerpo tenso contra la pared.
—Mírame.
V bajó la mirada que estaba fría en la superficie y ardiente un poco más abajo. Escurrió la mano por el cuello y la otra por la fuerte espalda de este.
—Sire.
Susurró y lo besó suavemente. Una ráfaga de vinculación toda concentrada sobre V. Este gimió.
— Sire.
Dijo contra la boca que lo recibía. Lo besó suavemente y de nuevo se separó.
—Sire.
Y finalmente metió su lengua en el tema. V lo tomó del culo y lo acercó. Con eso aceptó el cargo definitivamente, erección contra erección. V le arañó la espalda. Quería más de eso. Separándose pregunto.
—¿Me lo harás ahora V?
V cambió de posición, ahora era Butch el que estaba contra la pared aprisionado. Lo tomo del cuello y apretó bloqueando la respiración mientras lo besaba. Una sensación felizmente conocida. V había estado sosegado hasta el momento pero su nuevo cargo al parecer lo emocionaba.
Trató de tragar y no pudo. Provocar al dom de V, eso podía ser una buena mierda.
—O ¿Necesitas un poco de órdenes, de dominio?
V rió contra su boca.
—Dominio. Tú no tienes ni puta idea sobre el dominio, Butch.
El poli gimió con el único propósito de sacar un poco más de aquello y dijo.
—Tienes razón, ¿Me enseñarás?
—¿Quieres seguir con la mierda de medir quien la tiene más grande?
—Eso es fácil, ese sería yo.
V rió un poco.
—No sabes cuándo callarte ¿Cierto?.
—Cuando me folla solo hablo lo necesario y no le molesta. Entonces ahí tiene la solución para cerrar mi boca, Sire.
Dijo Butch formalmente. V no se quejó, ni siquiera parpadeo al escucharlo así que asumió que definitivamente no le molestaba el nuevo mote. Después de una mirada intensa, V sonrió ampliamente y lo soltó.
Sus ojos fríos de depredador se entrecerraron y algo cruzó por los ojos diamantinos.
Ambiguo, indescifrable.
—Ahora sí necesito el trago.
Dijo V, se dio la vuelta y se dirigió a la cama que no habían utilizado. Butch lo miró alejarse. Era increíble que estuvieran ahí de nuevo y que aquella piel húmeda y brillante bajo la tenue luz fuera tan excitante. Que aquel poderoso macho, aquel temido guerrero llevara su marca.
—Voy al baño y vuelvo.
Dijo Butch. Necesitaba tomar agua, mucha. Se sentía realmente deshidratado y si iba a continuar tomando y teniendo actividad física severa, eso solo empeoraría. Además sentía el rostro congestionado y quería mojarlo un poco.
—Ok.
Contestó V sin girarse alargándose hacia los liados a mano que estaban sobre la mesa.
Vaya culo.
Pensó Butch mientras se dirigía al cuarto de baño. Entró pero no cerró la puerta del todo. Quizás era solo que no quería dejar de escuchar a V en la habitación. Abrió el grifo de agua fría, se lavó las manos y ahuecándolas se inclinó y dio larguísimos sorbos, dejando que el agua lo reconfortara pero, esta también le recordó que se había saltado la primera comida y estaba realmente hambriento. Calculó que debían ser pasadas las once. Tenía catorce horas sin comer nada, alcohol en la sangre y una maratón de sexo encima.
Se mojó la cara, el cabello y se miró al espejo.
¿La estás pasando bien grandote?
Le dijo a su reflejo. El tipo de la nariz rota le sonrió un poco. El estómago le crujió. Tal vez debía ponerle a V un delantal sobre el cuerpo desnudo y pedirle que le preparara algo. Era bueno en todo, debía cocinar bien también.
Sonrió de nuevo.
Nop, le gustaba su cabeza justo donde estaba. Sobre sus hombros.
Cuando pensó en V la cosa entre sus muslos dio un tirón y miró hacia abajo.
—¿No me vas a dar una pequeña concesión para buscarnos algo de comer, verdad?
Le dijo a su entrepierna que tiró volviéndole la cara.
Alcanzó la toalla negra que estaba detrás de la puerta, se secó la cara y alborotó un poco el cabello para quitar el exceso de agua. Cuando la bajó vio la Gucci en el gancho.
Sonrió.
¿Acaso no era una belleza?
Un detalle impresionante. Aun no podía calcular cuánto había gastado V en ella. El tipo era increíble, un verdadero romántico en el fondo de su aspecto aterrador.
Oh buen Dios, era un hombre afortunado, mucho más ahora que tendría a V con él por siempre llevando su marca.
Quizás era un cretino al creerlo pero no podía evitar sonreír de felicidad.
La tomó y la olio. Olía ligeramente a V. Apagó la luz y salió.
V estaba diagonal sobre la cama con una rodilla flexionada y la otra a lo largo. Fumaba y checaba su móvil con el ceño fruncido y, por todos los diablos, llevaba de nuevo los malditos látex. ¿Tendría que prender fuego a las cosas o qué?
—¿Todo bien?
Preguntó tomando una pesada silla de un rincón y colocándola a la orilla de la cama. Se sentó y subió los pies hasta la seda.
—Sip. Z y Qhuinn intervinieron en una pequeña escaramuza entre civiles pero nada de qué preocuparse. Y mañana antes de salir tenemos que reunirnos con Wrath en su estudio.
Butch asentó a todo con la cabeza.
—Y también pedí que nos subieran algo de comer porque definitivamente no me pondré un delantal.
El poli abrió mucho los ojos. Aquella era la razón por la que se había detenido. Había sentido su hambre y su debilidad por falta de comida y había priorizado aquello por sobre su lujuria.
—Hablas en serio…un momento ¿Me leíste la mente?.
—No fue mi culpa, podía escuchar tu barriga desde aquí y cuando te desconcentras puedo oírte como si me estuvieras hablando por el móvil.
—¿Escuchaste todo?
Preguntó Butch frotándose la mandíbula. V rió un poco.
—De verdad, los monólogos que tengas contigo mismo o con tu polla no son asunto mío.
—Aunque seas un maleducado, gracias por pedir comida. La verdad es que estoy famélico y he gastado muchas calorías.
V bajó el celular al pecho y lo miró.
—Te diría que lo siento pero sería una jodida mentira.
Butch sonrió y levantó la corbata en el aire.
—Te la quitaste.
—No empieces de nuevo con esa cosa.
Butch la lanzó sobre la cara de su compañero. V se la lanzó de vuelta. Butch contraatacó. Cuando estaban a punto de iniciar una minilucha, el ascensor timbró. El poli se estaba levantando pero V lo detuvo.
—Yo me encargo.
—Yo pued…
—Nunca he pedido nada y no sé si la comida viene acompañada. No creo que ningún camarero quiera ver a un tipo gigante en pelotas y sudoroso, confía en mí.
Dijo V y se dirigió hacia el pequeño pasillo del ascensor. Tabaleándose un poco aun.
Entonces esa era la razón del porque se había puesto el látex de nuevo. Típico, V no hacía nada sin tener una razón.
Butch siguió a V pero se detuvo antes de entrar al pasillo y solo se asomó un poco por la orilla. V llegó al ascensor y en este estaba una pequeña muchacha humana, rubia y realmente sexy que al ver a V se sonrojó tanto que pudo haber manchado de rosa su prístina blusa blanca de camarera.
—Bue bu bu nas…Buenas noches señor.
—Buenas noches, siento la molestia.
Dijo V lo más cordialmente que pudo. Al verlo así hasta parecía un sujeto amable. Supuso que V no quería escandalizar más a la chica que ya de por si se acomodaba el cabello nerviosamente, acalorada viendo al tipo de dos metros, con tatuajes en el rostro como un mara, lleno de músculos y sex-appeal, con un cigarrillo que parecía hierba entre los labios, vestido solo con un ajustado pantalón de látex que no dejaba mucho y, en V era muchísimo, lo que no se dejaba a la imaginación, un guante de cuero y que tenía los ojos más extraños que iba a ver en toda su vida.
—No es ninguna molestia. Pro…provecho señor.
La chica iba a empujar el carrito de metal con los platos hacia adentro pero V la detuvo cortésmente y él mismo haló el carrito hacia el pasillo. La chica retrocedió nerviosamente hacia dentro del ascensor.
V buscó algo en su bolsillo y sacando un billete de cien dólares lo alargó hacia la muchacha.
—Por la molestia.
Dijo V. La chica levantó las manos.
—No es necesario, señor.
V alargó la mano, tomó la de la chica y puso el billete en ella.
—De verdad lo aprecio. Muchas gracias.
La chica apretó el billete e hizo una pequeña reverencia. Cuando se levantó, vio a Butch directo a los ojos. Había sido descubierto. El ascensor empezó a cerrarse cuando la chica miró a V y a Butch intermitentemente. Este siguió la mirada de la chica y vio a su compañero asomado.
Butch levantó la mano y se despidió de la muchacha. Cuando la puerta se terminó de cerrar la chica le devolvía tímidamente el saludo.
V se giró y dio una ligera patada al carrito que rodó por el pasillo. Butch la detuvo cuando llego a él. V camino de vuelta encendiendo un liado a mano.
—Si de casualidad esa hembra te hubiera visto en pelotas hubiéramos tenido problemas ¿lo sabes, cierto?
Bufó divertido.
—¿Acaso no la viste? ¿Crees que con esa cara y ese cuerpo yo hubiera podido mostrarle algo que no tenga en su cama todos los fines de semana?. Créeme, hubiera estado más interesada en un trio que en cualquier otra cosa. ¿Porque la oliste cuando te vio, cierto?.
V dio una calada y dijo.
—Como si estuviéramos interesados.
Butch rió e hizo una pequeña inspección al carrito. Genial suficientes calorías para todo un equipo de futbol.
Una hamburguesa gigante, papas fritas, pollo reina, dos Tbone que se escurrían por las orillas, pan tostado, galletas, pudin de chocolate, café y dos coca colas que sudaban ansiosas por ser tomadas.
Tranquilas mis niñas, papá Butch se encargará de ustedes.
Cuando Butch terminó la inspección el estómago se quejó y la boca se le hizo agua. Empujó el carrito hasta el bar, pero V siguió hacia la cama.
—¿No vas a comer?
Preguntó.
—Deja de seducir a las coca colas y trae eso aquí.
Butch cambio de curso riendo y llevó todo a la cama. V sirvió dos tragos y los puso en el carrito mientras el poli tomaba un plato y pensaba que poner en el primero. V eligió por él. Puso la hamburguesa sobre el plato, con la mano tomó un puño de papas las acomodó al lado y luego un poco de pollo al otro lado. Abrió una de las coca colas y la sirvió.
—¿Qué?
Dijo V cuándo se dio cuenta que Butch lo miraba fijamente.
—No estoy lisiado.
V levantó las cejas y dio una calada al cigarrillo.
—Solo te iba a recomendar abrir la hamburguesa, echarle el pollo y bueno termine… ok… déjame ese a mí.
Adelantó la mano para tomar el plato al tiempo que acercaba otro vacío.
Butch alejó su carga.
—Nop, creo que probare lo de la hamburguesa con pollo.
Subió a la cama con el plato y empezó por las papas. V se sentó en la silla que el poli había acercado a la orilla y fumó poniendo los pies sobre la cama y lo vio comer.
Se miraron.
—Come algo.
Dijo Butch y lanzó una papa frita hacia V que la atrapó al vuelo con la boca.
—Cuando lo termine.
Dijo V mientras levantaba el cigarrillo. Guardaron silencio.
Butch comió masticando concienzudamente cada bocado. La verdad casi había tenido un desmayo de alegría cuando la comida golpeó su estómago. V lo miraba comer pero en realidad no le molestaba. Se vio con las manos sucias y cuando buscó a su alrededor, V estiró un brazo hacia el carrito y le acercó una servilleta de tela, luego también acercó el vaso de coca cola.
—Gracias.
Dio un sorbo largo. Las burbujas le cosquillearon en la nariz. Cuando miró las caderas de V sonrió al ver que este se había puesto duro al verlo comer. Divertido, comer era una de las cosas que hacían con más frecuencia juntos.
—Solo me provoca satisfacción, es todo.
Butch rió dentro del vaso. V estaba ahí leyéndole la mente, viéndolo comer pero realmente no le importó. Estaba más preocupado por seguir consumiendo todas las calorías posibles. Pensó en lo que lo relajaba ver a V fumar y quizás a algo así se refería su queridísimo, ardiente y sexy amigo.
—No sabía que te gustaba verme fumar. Lo haré más seguido y, gracias por lo de ardiente y sexy, tendría que decir que igualmente.
Realmente V invadiendo su mente era divertido.
—Si fumas uno más de lo que lo haces ya, posiblemente abrirás un precedente medico en la raza cuando por fin logres pescar un cáncer.
V dio una larga calada y pasó el humo de su boca a la nariz y luego un aro perfecto salió de entre sus labios que flotó directo hacia Butch.
—Además, me has visto comer demasiadas veces como para que ahora te ponga. O ¿Todo este tiempo te has puesto duro cuando lo hago?
V soltó una carcajada y luego agregó.
—Debe ser todo el sexo y la marca.
Butch sintió un ligero vacío en el estómago. Que jodidamente bien se sentía que V lo mencionara con tanta seguridad y tan casualmente.
Cuando tragó dijo.
—Entonces come para mí también.
Como un resorte, V se puso de pie, apuñaló el cigarrillo en la bandeja y miró el menú. Se decidió por el Tbone pero pensó que cortarlo sobre la cama se complicaría entonces lo cortó en pedazos del tamaño de un bocado. Echó un poco de papas fritas y se giró con el plato y un tenedor en la mano.
—Hazte a un lado.
Le dijo a Butch, este hizo un par de malabares con el plato, la almohada que le servía de mesa, la coca cola y le hizo espacio. Se sentó, empezó a comer papas fritas y comieron en un cómodo silencio.
Mientras masticaba Butch paseó la mirada por todo el penthouse hasta que se encontró con la plataforma de piedra y los juguetes de V. Los miró detenidamente tratando de imaginarse todo lo que había sucedido ahí. Se imaginó a V castigando los cuerpos excitados, mojados por él y por alguna extraña razón le pareció increíblemente erótico.
V miró al poli pero este estaba mirando fijamente a alguna parte. Siguió la mirada hasta su plataforma de castigos y frunció el ceño. La última vez Butch había dicho que le gustaría probar un poco de aquello y había creído que solo bromeaba pero la manera en que veía sus cosas y la lujuria que brotó de él no parecía asunto de juegos. Butch notó su mirada y volvió a masticar apartando la mirada de la plataforma y su lujuria se atenuó.
Siguieron comiendo lenta y metódicamente. Cuando la hamburguesa del poli solo era una luna menguante decidió terminar con el pollo que no había cabido en la hamburguesa. Miró el plato de V y aquello parecía realmente delicioso.
—¿Está bueno?
V lo miró masticando y luego su plato. Tragó.
—Bastante. ¿Quieres el tuyo?.
—Nop, solo dame un poco del tuyo.
V tuvo un espasmo, le temblaron las manos y se irguió. La marca le ardió por todo lado.
Con el tiempo Butch había aprendido y él mismo había sentido la intimidad que era pedir ser alimentado de la mano de la persona amada o hacerlo y le pareció muy apropiado pedírselo a V, justo aquella noche donde algo increíblemente intimo como la marca había sucedido.
—¿Quieres comer de mi plato?
—Sip.
V se limpió la boca con la servilleta, limpió la orilla del plato que estaba un poco salpicado y se giró de lado sentándose como indio. Buscó el pedazo más grande, lo apuñaló con el tenedor y lo presentó. Butch lo tomó y lo masticó gimiendo. V no se perdió ni una sola masticada.
Era agradable sentirse monitoreado. Como buen bostoniano habló mientras masticaba.
—Sabes, tengo una teoría. Si Dios no quisiera que nos comiéramos a las vacas no las hubiera hecho tan sabrosas.
Tragó.
—Lo que me lleva a pensar que los vegetarianos ofenden a Dios todos los días.
V rió y buscó otro pedazo, lo presentó mientras decía.
—O quizás son millones de años de evolución para que ahora nuestro cerebro crea que es sabroso.
Butch masticó pensativo.
—Ummm nop, me gusta más mi teoría. Tu ateísmo no te va a llevar a ningún lado ¿Sabes?
—Me ha traído hasta aquí hoy y eso es suficiente para mí.
Dijo V estirando la mano hasta la coca cola y ofreciéndosela. Butch tomó un trago. Miró el plato de V que casi estaba vacío y negó con la cabeza a la pieza que este le presentaba. El rostro de este pasó del júbilo a la tristeza en un respiro.
—Casi me lo he acabado. Come tú.
V negó con la cabeza.
—Estoy bien, come solo un poco más para mí.
Butch inspeccionó el severo rostro.
—Te propongo algo. Acepto el Tbone si me dejas alimentarte también.
V levantó mucho las cejas con la boca un poco abierta.
—Sería un gran honor para mí.
Inclinó la cabeza.
—Vamos V, entiendo lo de la alimentación y todo eso pero no seas tan formal. Más bien prueba este angus.
Butch tomó lo que quedaba de su hamburguesa y la acercó a V sosteniéndola con ambas manos. Este la miró como si le estuvieran mostrando la gema más bella del mundo. Bajó el tenedor con el trozo de carne y cubrió sus manos con las suyas y mordió lentamente.
El sabor era bueno pero no se comparaba con las manos del poli sosteniéndola para él. Masticó lentamente mientras bajaba un poco la cabeza.
—Bueno ¿Cierto?.
Tragó el pedazo de hamburguesa más bueno que había probado en su vida y habló seriamente.
—Muchas gracias por el obsequio.
Butch sintió un enorme deseos de abrazar a V. Nadie en mil años le creería que el tipo patea culos No te metas conmigo si aprecias tu vida, podía ser tan dócil y tan obediente a la etiqueta de su raza. Trató de recordar lo que era apropiado decir pero no lo hizo muy bien.
—Para mí ha sido un placer ofrecerlo…brindarlo… A la mierda… no lo recuerdo. Pero me gustó mucho que lo probaras.
V rió.
—Otro bocado.
Dijo Butch alargando el último pedazo pero V negó con la cabeza.
—Es el último, no puedo.
—Abre la maldita boca V.
V obedeció de inmediato y masticó mirándolo directo a los ojos. Cuando terminó, antes de que le soltara toda la perorata del honor y todo eso, Butch puso el plato a un lado y señaló el plato con el Tbone.
—¿Me darías un poco más?
V se lanzó al Tbone apresurado y tomó el tenedor con el pedazo preparado aun incrustado y lo presentó. Lo tomó y masticó muy lentamente. La verdad ya estaba satisfecho pero bajo ningún concepto rechazaría de nuevo lo que V estaba feliz de compartir con él.
V miró los tres pedazos que había sobre el plato y cuando iba a apuñalar otro se detuvo. Alimentar a Butch hacia que la marca se revolviera placenteramente. Deseó tener toda la comida del mundo en la habitación y hacerlo comer hasta saciarse de verlo. Y ¿Cómo podía mejorar aquella situación?. Tomó el pedazo de carne con los dedos y miró tentativamente a Butch solo para asegurarse de que no le disgustaba pero, el poli lo miraba a él no a lo que hacía, así que levantó el trozo y lo acercó.
Butch tomó la muñeca y sin apartar la mirada de sus ojos, tomó el trozo y los dedos dentro de su boca. Apartó la carne y lamió los dedos, los tres que habían sujetado la comida. La mano le empezó a temblar excitado. Butch lo liberó y empezó a masticar sonriéndole.
V miró sus labios hipnotizado. Deseaba tanto estar dentro de él. Oh Demonios, parecía tan adecuado follarlo ya estando satisfecho y él llevando su marca. Butch abrió la boca esperando otro trozo. Dos trozos más y podrían retomar donde habían dejado todo cuando el poli casi se había desmayado del hambre. Repitieron la acción.
Cuando se abalanzó sobre el último pedazo, Butch se adelantó y lo tomó con el tenedor presentándoselo. Negó con la cabeza.
—Es tuyo.
—Por eso te lo obsequio.
V apartó el plato vacío.
—De tu mano, por favor.
Pidió. Butch tomó el trozo con sus dedos y lo acercó a sus labios. Algo de la grasa se escurrió. Lamió los largos dedos antes de tomar la carne, un poco de la rica grasa se escapó por su barbilla en la operación pero antes de poder buscar con que limpiarse, se adelantó y lamió suavemente a la fugitiva, luego sacó los dedos de su boca y lamió también estos.
La comida y todo era genial pero una lujuria lo empezó a consumir. V aún masticaba pero deseaba besarlo. Necesitaba que tragara rápido. Cuando lo hizo, no esperó ni un segundo y se metió justo donde debía estar su lengua.
—Espera poli.
Dijo V separándose rápidamente y atrapando el vaso de gaseosa que estuvo a punto de derramarse sobre la seda.
—Diablos, lo siento.
V devolvió el vaso al carrito y se miró las manos.
—Deberíamos lavarnos.
Miró sus manos y pecho también. Había un poquito de desastre. Salió de la cama hacia el cuarto de baño y V lo siguió.
Mientras Butch se dirigía al lavabo, V iba a dar un buen vistazo trasero pero cuando sus ojos se desviaron hacia los tatuajes en la parte baja de la espalda del poli tuvo una brevísima visión.
No por favor.
Las piernas se le aflojaron.
Cuando Butch se había integrado a la hermandad y había empezado a tener los beneficios financieros que venía con la membresía, lo primero que había hecho había sido comprar uno de los nichos más hermosos del cementerio central que tenía un enorme ángel de tamaño humano resguardando la entrada para su hermana. En esa tumba naturalmente no estaba ella. Los restos mortales de Janie O’neal descansaban en Boston, en el nicho de la familia, donde al único que no iba a ser enterrado ahí iba a ser Butch.
El poli había enterrado simbólicamente en Caldie, la única prenda que conservaba de ella, un suéter rojo sangre, y era allí donde este iba a visitarla todos los años.
El aniversario seria en menos de un mes.
Por un momento vio a Butch, bajo la lluvia, arrodillado en la entrada de ese nicho, llorando desesperado pero sus lágrimas eran de sangre.
Diablos. Oh mierda no. No entendía lo que había visto y eso le pasmó las tripas.
Recordó vívidamente los cuatro aniversarios que había presenciado y se le encogió la polla.
Ese día el Butch alegre se iba de paseo y dejaba a uno muy triste y miserable al mando. La hermandad lo liberaba del trabajo y el poli iba al cementerio en ropas sencillas porque nunca se ponía sus trajes costosos. Cuando volvía, se encerraba en su habitación por veinticuatro horas para poder llorar a su hermana. Ese día siempre era muy sombrío para él también. Butch nunca dejaba que nadie lo acompañara. Ni siquiera Marissa.
Llegaron al cuarto de baño y empezaron el lavado. Diablos. ¿Qué iba a hacer?. Bueno, de momento asegurarse que Butch le permitiera estar con él ese día. Bajo ningún concepto ese año el poli iba a ir solo al cementerio, así tuviera que escapar del trabajo y seguirlo como un acosador.
—Poli. ¿Este año me dejarías poner la tinta en tu espalda?.
Butch detuvo un momento los movimientos circulares sobre sus manos y retomó de inmediato pero la erección maciza que tenia se desvaneció.
Mierda. No era el jodido momento pero no tenía opción.
Butch suspiró y susurró sin mirarlo.
—¿Puedes conseguir tinta roja?
V suspiró y dijo.
—La tinta roja está prohibida.
Butch apretó los labios. Qué diablos, las leyes se la podían mamar.
—Pero la tendrás. Juro que la tendrás.
Butch asentó con la cabeza.
—¿Por qué roja?
—Los he escuchado decir que la tinta roja es para asuntos importantes y…bueno, esta es la primera marca de un nuevo grupo de cuatro en mi nueva vida y la quiero de ese color de ahora en adelante….es importante para…mí.
—Conseguiré la más brillante para ti.
Butch lo miró un momento y le sonrió triste.
—Ahora que tienes una vida mucho más larga las marcas cubrirán tu espalda eventualmente.
—Todavía me queda el resto del cuerpo.
Dijo Butch con un hilo de voz.
—¿Me dejarás ir a saludarla?
Enjuague.
—No soy buena compañía ese día V.
—Lo sé.
Butch lo miró mientras se secaban las manos, luego asentó con la cabeza y salió. V le pisó los talones.
Mierda ¿Porque había tenido que tener una jodida visión justo en ese momento? Joder, no renegaría. Después de todo, sus visiones los habían mantenido a todos de una sola pieza por años, aunque no todas las veces ciertamente. Así que si había recibido una señal y sobre todo si era sobre Butch no renegaría. Su consuelo, que por lo menos el poli no lo había mandado a tomar por culo a la primera. Aunque aquello no significara que no fuera a cambiar de opinión.
Butch caminaba con los hombros bajos y V lo odió. Odió haber tenido que meter el dedo en la llaga. Pero definitivamente si lo había llevado ahí lo traería de vuelta. Le daría algo en que distraerse.
Lo alcanzó y le mordisqueo el cuello.
Butch se encogió un poco por las cosquillas de la perilla. V escurrió las manos por las caderas del poli y cuando llegó a su destino, este estaba listo para continuar.
Mierda, gracias, joder.
—¿Quieres ver cómo me lo hago?
Susurró V. Butch suspiró con fuerza.
Gracias Jesucristo.
Rezó Butch con los ojos apretados.
Por un momento había estado a punto de sumergirse en la absoluta mierda antes de tiempo. El cielo era testigo que ya el día especial para eso estaba cerca y no había razón para empezar desde ese día. No entendía a que había venido el tema pero tenía la seguridad que V no había tenido intensión de lastimarlo. El tipo solo deseaba hacer algo bueno por él. Sin embargo su libido había sido liquidado y sepultado. Pero como Dios era bueno con él, V lo había alcanzado y empezado a trabajarlo. V había tomado a su maldito libido, lo había desenterrado y le había realizado un RCP más que efectivo y estaba de vuelta a la acción.
El hermano haciéndose una paja frente a él era algo mucho más placentero en que pensar.
—Hazlo.
Dijo suavemente. V lo soltó, se adelantó y le señaló la silla a la orilla de la cama. Butch tomó asiento.
—Solo observa.
Le susurró V al oído. Llevó las manos a la bragueta pero se detuvo y dijo.
-Hazlo por mí.
Butch ronroneó un poco. Se estiró hacia las caderas de V y abrió la bragueta. Acarició ligeramente y luego bajó poco a poco revelando la siempre ansiada carne y miro detenidamente de cerca la tinta sobre los muslos. Un poco rustico pero era un bonito diseño aunque V las odiara.
Bajó el látex hasta la mitad de los muslos. Luego V se sentó frente a él con esa increíble y lujuriosa erección digna de llevarse a la boca, pero solo miró porque, diablos, aquello era algo a lo que tenía que prestar toda su atención.
—Un poco más de ayuda.
Dijo V y presentó la mano sin guante y claro que Butch iba a poner su granito de arena en el show. Lamió lentamente los dedos y la palma dejándola húmeda y lista para la acción. V se recostó hacia atrás apuntalándose en su mano enguantada y con la otra empezó a trabajarse mientras lo miraba fijamente.
Hora de ponerse cómodo.
Butch se recostó y sus rodillas tocaron las del artista que daba el show. Aunque aquello era merecedor de una paja, disfrutó un momento del espectáculo dejando que la erección sobre su vientre doliera un poco.
—Si lo quieres más fuerte, más rápido solo tienes que pedirlo.
Dijo V.
—En este momento, tu ritmo me gusta.
V trabajó un poco y se concentró en la descarada erección que tenía frente a él. Se mordió los labios y empezó a gemir un poco.
Butch retorció un poco la espalda mientras se le erizaba la piel.
Oh Dios, como lo ponía el tipo.
—¿En qué piensas V?
—En ti.
Ronroneó V por lo bajo con las pupilas dilatadas, con la marca como brazas sobre la piel.
—¿Y te lo hago bien?
—Joder, sí.
—¿Es mi mano la que te trabaja?
—Tu…boca.
V comenzó a gemir y su pecho comenzó a subir y bajar cada vez más rápido.
—Quiero hacer eso con mi boca. Ahora, hazlo un poco más fuerte.
El puño se cerró un poco y los gemidos aumentaron. V saltaba de la erección a la boca y de ahí al cuello de Butch.
Vaya vista.
Pensó el poli.
Pero el látex dificultaba un poco el panorama. Se adelantó y los sacó de las piernas de V. Este cuando se vio liberado las abrió y la vista mejoró.
—Mucho mejor. Muéstrame eso que tienes para mí.
V apresuró un poco más el ritmo.
—Hazlo.
Pidió V. Y aunque Butch sabía perfectamente de qué hablaba, fingió.
—¿Hacer que V?
No pudo evitar gemir porque la erección dolía y goteaba. Deseaba tocarse pero deseaba aún más que V lo pidiera.
—Hazte una paja mientras me miras.
—¿Crees que eres material para una paja?
—Hazme averiguarlo.
Butch barrió el fuerte cuerpo que lo hacía delirar y se mordió los labios. Claro que V era material para una de esas pajas lentas y gratificantes.
—¿Me devolverías el favor?
Se adelantó, V lamió su mano. Se recostó de nuevo y se puso a la labor.
—Ohh diablos, caliente, muy caliente.
Dijo V entre dientes.
Se miraron y se trabajaron imaginándose las cosas que se harían cuando el juego terminara.
—¿Me dirás cosas sucias de nuevo V?. Las cosas sucias que dices me excitan. Las cosas sucias en tu idioma aún más.
—Demonios claro que sí.
Dijo V jadeante.
—Hazlo y trabájate más rápido. Te quiero muy mojado y excitado. Te quiero tan cerca de correrte que te duela.
V obedeció echando la cabeza para atrás y empezó a gemir cosas en la antigua lengua.
Bucth se dejó estimular por las palabras fuertemente marcadas con trabadas K y fuertes terminaciones. Poco a poco V suavizó, alargó y entrecortó las palabras a medida que el placer lo dejaba sin aliento.
Reconocía algunas palabras que había aprendido por repetición y algunos sonidos. Pero no lo suficiente para entender frases completas. Muy bonito idioma en verdad. Y si lo hablaba un tipo completamente excitado por ti, un tanto mejor.
—Lo quiero entender.
V lo miró y cambio de inmediato de idioma.
—¿Me dejarás follarte?
—Sí, lo harás duro y me harás gemir. Suplicare por mas, lo juro.
Oh Dios aquel era un reflejo increíble. Un pequeño espasmo en el vientre. V susurró muy bajo.
—¿Suplicarás?
—Me arrastrare a tus pies.
—¿Me dejaras follarte las veces que quiera?
—Déjame Knockout.
—¿Me la chuparás como la vez pasada?
—No puedo esperar para hacerlo.
—¿Harás que duela?
—Hasta que sangres.
—Joder.
Gimió V con los muslos temblorosos y dijo adolorido.
—Oh mierda me pones. Escucharte. La jodida manera en que hablas, tu acento me moja…muchísimo.
—Puedo hablarte toda la noche hasta que te corras una y otra vez.
V no pudo seguir porque no lograba conseguir aliento. Más trabajo, algo de sudor, gemidos. Butch fue tirado por esa vena sádica recién descubierta y sonrió ampliamente.
—Para V, detente.
Dos caricias después de la orden, V se detuvo. Levantó una ceja y negó con la cabeza sonriendo.
—Te encanta hacerme esto ¿Cierto?
—Solo un poco. Aunque disfruto más haciéndote otras cosas. Empieza de nuevo.
Orden cumplida. Dios, era tan caliente, tan grande, tan… mierda, tan de todo. Lo que V tenía bajo el cuero era tan de todo. Esos jodidos tatuajes en los muslos. La semicastración le parecía tan jodidamente masculina. Como le gustaba que V no se ocultara. No ocultaba nada. Que maravilloso saber que podía ir a cualquier rincón y V diría que sí. Recorrer cada centímetro de esos dos metros. Que buena manera de pasar el tiempo.
—Mi boca podría resultar una excelente ayuda en eso que te haces tan bien.
—Solo puedes mirar.
—Solo un poco, prometo no hacerte llegar.
—No.
—¿Y qué tal te va un poco de desobediencia?
Butch se lanzó hacia lo que V se hacía pero este se apartó.
—Soy un buen chico ¿Recuerdas?.
Agregó lanzándose a la boca del artista y besándolo con violencia. Alguno mordió más fuerte de lo que debía y sangre brotó.
Trató de sustituir la mano de V por su boca de nuevo pero este forcejeó. Otro intento. Falló.
—Déjame acabar, demonios.
Dijo V.
—Lo harás. Solo déjame probar.
Finalmente V dejó de forcejear. Butch tomó lo que estaba libre.
-Oh diablos.
Gimió V y con dificultad volvió a acariciarse.
Butch siguió el ritmo y abarcó con la boca solo lo que se despejaba de ida y vuelta.
—Para poli para, me voy a correr.
Butch levantó las manos en alto y se apartó.
—Boca fuera.
Dijo pero puso su mano sobre la de V y apretó.
—Grande, caliente, mojada con mi saliva, así la necesitaba.
V gimió profundamente y eso hizo que Butch se mordiera la boca con tanta fuerza que se cortó la parte interna de la mejilla.
Otra ola de posesión.
Mierda, todo suyo. Todos los dos metros. Los ciento diecisiete kilos, todos suyos. Diablos el tipo le pertenecía.
Tomó a V de los muslos, lo arrastró dentro de la cama y se irguió sobre él.
—No.
Gimió este.
—Dijiste que no podía usar las manos ni la boca y no lo voy a hacer.
V lo empujó hacia atrás y Butch cayó riendo sobre la seda. V tuvo que detenerse y forcejear cuando el poli lo alcanzó de nuevo.
—Lo quieres de la manera difícil.
Gruñó divertido Butch. Trató de alcanzar la erección de V nuevamente. Este le dio un codazo en el pecho. Butch tacleó a su compañero y trató de meter el brazo por su cuello para hacer una llave pero V lo intercepto a tiempo para devolver el ataque. Rodaron por la cama en una fuerte lucha. Butch reía fuertemente, V por lo bajo. Cuando por fin el poli atrapó una pierna y logró hacer una llave, se detuvieron. V habló entre jadeos.
—¿Porque siempre lo haces todo tan difícil?
—Si te la dejara sencillo no lo disfrutarías.
V rió echando la cabeza para atrás, luego lo miro y pidió.
—Déjame acabar…te gustará.
Butch lo soltó, apuntaló los codos y asentó con la cabeza dando su consentimiento. V empezó donde había quedado antes de la pelea.
Ya estaban muy cerca. El contacto de la pequeña lucha los llevó justo adonde querían estar.
V señaló con un dedo y dijo.
—Pásamela.
Butch siguió el dedo y vió que cerca de su cabeza estaba la Gucci de colección. La tomó y se la pasó sobre su cabeza. V se incorporó lo suficiente para jalar de esta, lo acercó y lo besó.
—Dámela.
—¿Para qué la quieres?
—Tengo tarea pendiente.
Butch sonrió ampliamente.
—Es cierto.
V arrancó la corbata cuidando no romperla esta vez. Tomó la cosa y se cubrió con ella. Butch gruñó total y completamente de acuerdo. Tomó su distancia para ver y estimularse. Pero no muy lejos. Le gustaban sus piernas enredadas.
La vista era magnífica, digna de la mejor paja de la historia.
—Tómate tu tiempo.
Dijo mientras veía a V cubierto de sudor, gimiendo sobre la seda.
—Déjala lista para mí. Más fuerte, V. Hazte llegar.
Muslos temblorosos. Más V dándose placer. Más gemidos.
Oh santo cielo, se correría.
—Diablos poli.
—Córrete V y podrás follarme luego.
Un espasmo en el bajo vientre.
—Hazlo primero.
Quería ver el rostro de V al llegar. Ayudó un poco. Deliberadamente ordenó a su cuerpo liberar un poco más de vinculación. Cuando esta llego a V, este rugió.
—Mírame V.
Cuando sus ojos hicieron contacto, V estremeció los cristales con un rugido mientras se corría estrepitosamente.
Cuando Butch vio la liberación mojar su corbata se entregó a la locura de un orgasmo embriagador. Cayó sobre su espalda mientras los chorros calientes inundaban su vientre. Otra precipitación cuando la primera terminaba.
Genial, un orgasmo múltiple. Los vampiros los sufrían con frecuencia pero aún no se acostumbraba a ellos.
Las imágenes y sensaciones lo saturaron. Los gemidos de V, verlo dándose placer, V pidiendo que lo marcara.
Clamó por V desesperado.
V acudió a su llamado. Su mano fue retirada y algo húmedo y caliente lo cubrió mientras se corría de nuevo. V le sostuvo los muslos con fuerza para mantenerlo en su lugar sobre la seda y el precipicio se abrió bajo él de nuevo.
Dios la marca sobre V. V entre sus piernas.
Su propia vinculación no lo dejaba inhalar.
Oh señor no, no podía, no logra…
Se iba a desgarrar, se iba a romper.
Dios.
De nuevo con el último espasmo, inicio el otro.
Dios Dios Dios…
—No… pue…do… res…pirar.
Creyó decir. El precipicio no se detenía. V apareció en su línea de visión, radiante como la vida misma. Perfecto como un ángel con los labios húmedos e hinchados.
—No necesitas hacerlo.
Dijo el ángel. Los tomó a ambos y los trabajó.
—Oh Virgen María.
Fricción, fricción y sus pulmones no lograban tomar oxígeno para procesar. Estaba en carne viva.
—Sé que puedes hacerlo de nuevo para mí.
La voz de V lo apuñaló justo en las pelotas. Empezó a correrse una cuarta vez, mientras la habitación se oscurecía. V lo acompañó con una maldición en los labios.
La vinculación dio una última patada a su cien y por fin el vórtice se detuvo.
Tratar de respirar una vez. Dos. Tres. Oh Dios por favor devuelve mi alma al cuerpo. Ayúdame.
Butch estaba seguro de que todos sus huesos se habían pulverizado y ahora solo era una bolsa de carne.
Tratar de respirar una. Dos. Tres.
Por fin logró enfocar. Por fin logró sentir algo. El peso de V sobre él.
V temblaba y tenía espasmos cada tanto.
—Oh mi señor Jesucristo.
Dijo cuándo finalmente logró atrapar una bocanada de aire que entró con dificultad porque el peso de V estaba a punto de colapsarle los pulmones. Pero solo disfrutó de sentirlo agitarse con la cabeza recostada a su hombro.
—Oh tu señor Jesucristo.
Dijo este en un suspiro. Si Butch hubiera tenido fuerzas hubiera reído pero estaba tratando de recuperar la conciencia que estuvo seguro perdió por unos segundos.
Poco a poco el cuerpo empezó a relajarse y esto le provocaba dolorosos tirones en los músculos.
Se quedaron respirando de ese modo un largo rato.
—Necesito tabaco…mucho.
Dijo V pero no se movió. Butch vio el techo más allá de los hombros de su amigo y nunca el hormigón se había visto tan bien.
Cuando el peso de V de verdad peligraba con dañarle un órgano le dijo mientras le acariciaba un costado.
—No puedo respirar.
—Ya te dije que no lo necesitas.
—Algunos doctores creen que sí. Déjame y nos llevo a la cabecera.
Trató de moverse pero V era peso muerto sobre él y no lo logró. No con la debilidad apoderándose de su cuerpo.
—Estás bien ¿Cierto?
Preguntó cuándo pensó que V de verdad podía sentirse mal, ya que este aun debía estar un poco ebrio.
—Perfectamente.
Contestó la voz aprisionada contra su cuerpo.
—¿Me mirarías?
—Nop.
—¿Por qué?
Acarició la espalda baja.
—Si me quedo aquí el tiempo suficiente podré volverme uno con la jodida vinculación y no tendré que volver a alejarme.
Butch bufó divertido.
—Estás siendo romántico.
—Quizás. O Talvez tengo un grave caso de síndrome post orgasmo.
—Ok, en ese caso quédate ahí todo el tiempo que quieras.
Cuando Butch trató de inhalar, dejo salir un suspiro ahogado y fue entonces que V se apoyó en los antebrazos y luego se incorporó poco a poco hasta quedar sentado entre sus muslos.
El cabello de V estaba un poco desacomodado y tenía los ojos adormecidos. Un hilo de sangre corría por una de las comisuras de su boca que aún tenía los colmillos alargados. Su cuerpo estaba resplandeciente, cubierto de sudor y algo que brillaba levemente mezclado con este. Eran pequeños destellos por toda la piel, igual que la vez pasada.
Viéndolo así, de verdad parecía toda una deidad.
V de verdad odió la separación. Su cuerpo pero sobre todo su espíritu aún no se había saturado del cuerpo que tenía al frente. Miró cada centímetro del poli, desde su cabello desordenado sobre la cama, los brillantes y amables ojos avellana que lo miraban comiéndoselo. Su boca que sonreía como siempre tomando fuertes inhalaciones mientras colocaba los brazos bajo la cabeza aspirando completamente satisfecho. Su fuerte pecho y vientre que estaban cubiertos de ambos. Su sexo que se apagaba después de una dura faena.
Sabía lo desgastante que era una liberación como la que acababa de tener el tipo y, aun así lo deseaba listo para él de nuevo. Listo para confirmar su marca.
Ahí arrodillado mucho más sobrio, finalmente la realidad se cernió sobre él como una aplanadora. Había recibido la marca y no pudo evitar sonreír para sus adentros. Lo habían hecho. Y ahora se pavonearía como un sultán en un harem por toda la sociedad vampírica.
Oh demonios no podía esperar para ver los rostros.
Una punzada de algo parecido a la culpa. Butch aún no estaba del todo familiarizado con sus costumbres y él le había pedido su marca sin que este estuviera del todo consiente de las consecuencias y había sido lo suficientemente infantil para no platicárselo solo para complacer esa vena sádica sedienta de poder suya.
Suspiró. Estaba siendo irracional y estaba enredando sus pensamientos.
Butch era un vampiro joven pero era un adulto en toda regla. Y tenía toda la información que necesitaba para poder lidiar con las consecuencias. Además el tipo había tenido un pasado bastante cagado que lo había llevado a tomar decisiones, igual o más trascendentales, así que se desharía de ese sentimiento fútil. Butch no era una cría de la que debía cuidar. Demonios. Era su compañero. Un guerrero en demasiados aspectos.
Como su compañero naturalmente había deseado marcarlo, su instinto lo deseo y él solo lo había tomado, y ahora ardía en júbilo. Tanto que todo no era suficiente.
Apretó con todas sus fuerzas los fuertes y temblorosos muslos del poli que estaban abiertos con descaro alrededor de los suyos. De pronto se sintió dolorosamente abrumado. Todo estaba tan inundado del poli, todo incluso él. Pero no era suficiente. El penthouse no era suficiente espacio. Butch llenaba el lugar con su sonrisa sincera y amable. Quería más espacio para que él lo llenara, quería más de su olor, de su placer, de su sangre, de su presencia en el espacio. El penthouse le pertenecía. Butch debía tomarlo porque todo lo que era suyo ahora le pertenecía.
Quería caer a sus pies. Lo deseaba tanto y tan…mal…
Butch aun sonreía pero no lo quería así. Lo quería fatigado, extenuado, lo necesitaba a punto de un colapso físico. Que gimiera hasta desgarrarse la garganta, que suplicara por más y poder complacerlo. Lo quería a su merced. Quería suplicarle. No, quería que le suplicara. Ambas, lo que fuera, necesitaba más de lo que fuera pero que viniera de él. Necesitaba follarlo duro.
No, necesitaba fumar un cigarrillo y relajarse porque el poli iba a estar fuera de combate un rato o quizás el resto de la noche.
Butch se humedeció los labios y pensó que con V el sexo duro no era el problema, el problema era saber cuándo se saciaba. Este tenía una erección tan palpitante como la que tenía al darle la mejor lección de masturbación de todo el universo conocido. Ok, necesitaba recuperarse porque se sentía como aplastado por un camión pero no iba a pedir una concesión ya que necesitaba ocuparse del vampiro erecto frente a él. Si se había metido en la cama con un tipo como aquel debía tener los cojones para afrontar ese tipo de situaciones.
Iba a tratar de incorporarse pero V salió de la cama, se peinó con la mano enguantada y buscó en la mesa de noche. Tomó dos de los liados a mano, el mechero de oro y caminó alrededor de la cama.
—Voy al balcón a tomar un poco de aire y por un par de estos, vuelvo enseguida.
—Ok.
Dijo mirando a V salir desnudo al balcón mientras encendía uno de los cigarrillos. Diablos, quizás debía seguirlo y preguntarle si estaba bien. No entendía porque salía si siempre fumaba donde le venía en gana y más si el espacio era suyo. No parecía enfadado. No olía acre ni nada remotamente turbio. De hecho con cada movimiento toda su piel olía delicioso como si fuera un jodido Glade. Pero había actuado extraño al final. Aunque con V eso podía ser la normalidad misma. Solo Dios sabía lo que pasaba por aquella cabeza tan endemoniadamente acojonante. Le daría espacio al tipo. No debía ser una maldita rémora molesta.
Aprovechó para cerrar los ojos y recuperarse.
Puso la mano sobre su vientre y encontró el feliz desastre en él. No deseaba retirarlo pero no quería recibir a V hecho un pegote intocable. Dio un vistazo rápido a la habitación y salió de la cama pero el cuerpo entero se quejó por el esfuerzo, entonces se sentó de vuelta y decidió recurrir a lo que tenía a la mano. Jaló el carrito pero uno de los vasos se había volcado sobre las servilletas y las había empapado. Vio el rock glass, dio gracias al cielo y antes de seguir la búsqueda, tomó un trago. Abrió uno de los cajones de la mesa de noche que estaba vacía. Con el impulso algo rodó hacia afuera. Lo alcanzó. Era una pequeña botella amarilla que tenía en grandes letras la palabra RUSH. La miró un momento y la puso sobre la mesa. Alcanzó una galleta del carrito y la comió preguntándose qué podía ser. Medicina sería realmente extraño en un lugar que se utilizaba para muchas cosas excepto para dormir una gripe y, por cierto, los vampiros no sufrían gripes. Lo dejó pasar un momento. Tomó una segunda galleta mientras trataba de calcular la cantidad de pasos hasta el cuarto de baño, donde sin duda había toallas. Comió una tercera galleta y cuando creía tener el valor, V volvió y al verlo pregunto.
—¿Pasa algo?
—Me preguntaba cuantos pasos hay de aquí al lavabo.
—¿Qué necesitas?
—Una toalla por favor y juro que te debo un homicidio.
V sonrió. Arrojó el mechero a la cama y caminó al cuarto de baño y mientras este buscaba en los cajones Butch decidió preguntar.
—V estaba buscando una toalla en tus cajones, no quise husmear.
—No pasa nada.
Dijo V desde adentro mientras se escuchaba cerrar un cajón y el grifo abrirse.
—Encontré algo y estoy un poco intrigado. Es una pequeña botella. ¿Estás enfermo o algo?
Se cerró el grifo y V salió del baño secándose las manos con una toalla negra con el ceño fruncido.
—¿Una botella? No, no estoy enfermo.
Dijo tratando de ver lo que Butch sostenía en alto. Cuando V llegó a la cama le entregó la toalla mientras tomaba la pequeña botella. En cuanto leyó el rótulo sonrió y su ceño fruncido desapareció.
—¿Entonces para que la medicina?
Empezó a limpiar su pecho y estómago. Como V no dijo nada, lo miró. Este lanzaba la botella al aire y la atrapaba viéndolo y sonriendo. Sip, la erección había vuelto.
—Lo siento, no quise curiosear, olvídalo.
—No es medicina poli.
Butch levantó las cejas intrigado mientras daba la última fregada. V le devolvió el frasco, tomó una galleta y empezó a masticarla mientras se sentaba a su lado.
—Es Nitrito de Amilo. Le llaman Popper.
—¿Y para los que no somos químicos?
V mordió de nuevo y masticó.
—Es un estimulante.
Butch miró el frasco y de vuelta a su amigo.
—¿Una droga?
Giró el frasco para leer la inscripción.
—Sip.
—¿Cómo coca o H?
V rió por lo bajo.
—Maso menos pero se utiliza para otros fines que solo un subidón.
Butch lo miró.
—¿Y cuáles son esos fines?
V metió el resto de galleta a la boca y masticó.
—Es un estimulante sexual.
Butch levanto mucho las cejas, miró el frasco de nuevo un momento y de nuevo a V.
—¿Viagra?
—Nop, ni de cerca.
—¿Entonces? Porque sé de primera mano que no lo necesitas.
V miró a Butch y no pudo evitar sonreír ante la divertida sobre posición de patea culos e inocencia del poli.
—Me vas a contar de que trata o ¿Tengo que sacarlo con cuchara?.
V suspiró y habló.
— Es un desinhibidor. Cuando inhalas de un Popper las sensaciones se disparan, especialmente la libido. Al principio sientes un poco de mareos y euforia pero luego un deseo incontenible de follar hasta caer muerto y, cuando lo haces se siente mucho, muchísimo más el placer. Provoca erecciones de acero y ayuda a la penetración porque es un vasodilatador, por eso lo usan mucho los gays. Esencialmente te sientes el dios del sexo por unos minutos. En humanos el efecto dura unos 3 minutos, a los vampiros nos eleva mucho más y el efecto dura de 15 a 20 minutos, todo varía dependiendo de la cantidad que inhales.
Explicó V con tranquilidad de doctor. Butch estaba con la boca abierta y miraba sorprendido a V. ¿Acaso aquello era por lo que V no parecía satisfecho?. No, no era posible no lo había visto inhalar nada.
—Y lo consumes, supongo.
V sonrió con todos los dientes.
—Nop, no lo consumo o por lo menos ya no. Se lo hacía inhalar a mis sumisos y de vez en tanto lo hacía yo. Les gustaba y aguantaban un poco más si lo consumían. Servía a mis propósitos. Ni siquiera recordaba que aun hubiera un frasco.
Más quijada al suelo.
Diablos, aquello no se lo esperaba pero no debía sorprenderle tanto. Vaya, después de todo era V.
—¿De verdad no sabías lo que era un Popper?
—Nop y te puedo asegurar que probé de todo cuando era humano pero nunca vi esto.
Butch levantó la botella un momento.
—Es algo que se mueve mucho más entre gays que entre heteros, quizás sea por eso.
—¿Lo usabas muy seguido?
—Nop, provoca una sensación de irrealidad que no me gustaba porque necesitaba estar en control…bueno ya sabes para hacer lo que hacía y no era sano que todos los presentes estuvieran fuera de control.
Butch asentó con la cabeza y luego de un rato dijo.
—Vaya mierda, suena…
Se detuvo como buscando la palabra.
—…¿Divertido?.
Se aventuró V para no tener que indagar en la cabeza del poli.
—…extraño.
Completó Butch mientras analizaba la etiqueta de nuevo en su regazo.
V estaba tranquilo de nuevo y excitado de ver a Butch con un Popper en la mano. Ni siquiera recordaba que tuviera la droga, porque todo eso era parte de su pasado y en todo caso no era que lo necesitara porque el macho a su lado tenía un efecto similar a aquella droga. Pero al parecer aquello había sido un dichoso incidente porque sip, el poli tenía curiosidad. Podía ofrecerle probarlo pero quizás no era debido. No por pudor si no por el desgaste físico del tipo. Sin embargo miró el fuerte bulto bajo la toalla sobre su regazo y pensó que quizás podía aventurarse. El Popper era de efecto rápido y a decir verdad era bastante erótico pensar en ver a Butch con un subidón sexual y perdiendo un poco los estribos.
—¿Quieres probar?
Butch saltó saliendo de su análisis, y le alargó el frasco rápidamente. V lo recibió.
—No no, solo tenía curiosidad. No había escuchado a hablar de esto. Es todo.
—Curioso está bien poli, no pasa nada.
Dijo V divertido. Butch bajo la cabeza a su regazo sin decir nada. No iba a presionar definitivamente pero le daría espacio para pensárselo.
Diablos la noche terminaría relativamente pronto y había sido toda una locura donde incluso había recibido una marca. ¿Qué más daba un poco más de demencia?.
—¿Y si lo hago?
Dijo el poli finalmente.
V retuvo la sonrisa de psicópata que trató de aflorar.
—Solo sentirás deseos irrefrenables de follarme y creo que puedo hacerme cargo de eso.
Butch levantó la mirada, se sentía excitado pero indeciso. V jamás lo expondría pero ¿Si algo salía mal? Recordó lo mal que se le daban las drogas. Tenía tendencia a los malos viajes.
—¿Cómo se siente?
—Esnifabas coca, te inyectabas h de vez en cuando, fumabas hierba…
—V se perfectamente todo lo que hice.
—Bueno mi punto es que es como todo eso junto en un espacio corto de tiempo y totalmente enfocado en el placer sexual.
Butch lo pensó un poco más. V dio más información.
—No da resaca.
El poli miro su rostro mientras pensaba.
—¿Puedo perder el control? ¿Puedo hacerte daño?
Negó con la cabeza.
—Nop, quizás te abalances sobre mí buscando mucho entre mis piernas pero me puedes dejar instrucciones y yo me encargo. Sabes que no dejaría que nada malo te pase. Si estás con la persona indicada es seguro.
Un poco más de análisis. V subió una pierna a la cama hacia detrás de la espalda de Butch acercándose un poco tratando de tentarlo con la vista y recostó la cabeza en la rodilla que flexionó esperando. De hecho, esperaría eternamente si era necesario.
—¿A qué te refieres con instrucciones?
—Verás, el subidón da una sensación de irrealidad pero recordarás absolutamente todo. Quizás esa sensación de irrealidad te haga pensar que quieres hacer cosas que no consentirías. Entonces, limpio me puedes decir primero si vas a querer tener sexo en ese estado o si preferirías que nada más cuide de ti. O si quieres el sexo pero hasta donde lo quieres llevar. Dolor, actos verdaderamente lascivos e incluso cosas asquerosas pero de verdad preferiría que bajo cualquier concepto te abstengas de la última. Hasta yo tengo límites.
Butch rió.
—Eso es asqueroso.
—Lo sé. Pero aparte de eso, solo debes decirme que quieres que haga por ti, y me asegurare que no pases la raya que tú mismo traces.
Butch se mordió un labio y luego señaló el frasco que V tenía en la mano con la barbilla en asentimiento.
Esta vez V no pudo evitar sonreír como el degenerado que era.
—Diablos, de verdad querías que dijera que sí.
Dijo Butch riendo por fin.
—Pero solo si estabas convencido.
V bajo la pierna de la cama.
—Ok, primer paso, ver si esta mierda aún no ha caducado.
V buscó la fecha de expiración en la etiqueta. Y se juró que si la cosa estaba vencida se desmaterializaría a The Shadows y traería el mejor Popper del mercado así tuviera que pagar el doble o el triple e incluso pagaría con una mamada al dealer si era necesario. Pero afortunadamente aún estaba en fecha. Abrió el frasco a una distancia bastante prudente de la nariz y un fuerte olor como a barniz de madera recorrió el penthouse. Lo volvió a tapar.
—Aun sirve.
Dijo y se levantó.
—¿Tus ordenes?
Butch miró hacia los lados, pensativo.
—¿Cuáles eran las tuyas?
—No aplico poli, mis sumisos ni siquiera podían dirigirme la palabra.
Butch pensó un poco tratando de marcar el terreno. V intervino.
—Si estás indeciso, puedo decidir por ti en el momento. Si lo quisieras así, checaría que tan eufórico estás o si estás muy descontrolado y te sostendría hasta que pase el efecto, sin sexo. Si lo llevas bien, podemos hacerlo y te dejo llevar las riendas deteniéndote solo si es necesario y te prometo que será fantástico. Creo que confías en mi criterio. Y creo que te conozco lo suficiente para saber a qué lugares no querrías ir, entonces te detendría si veo que vas hacia allí. ¿Cómo suena eso?
Butch le acarició los muslos.
—Genial. Tú decidiendo, es genial…
Se miraron mientras V agitaba el frasco. V admiró los bonitos iris avellana. Mierda, la confianza ciega del poli era firme e inamovible y ¿cómo no admirar eso?.
—V una cosa más, no dejes que te lastime ni te haga hacer nada con lo que te sientas incómodo.
V detuvo las sacudidas y lo miró. El poli en verdad era un macho de valía. Algo dentro se agitó con fuerza al verlo preocupado por él. Algo que le calentó la sangre. La jodida marca sacudiéndole la tripa.
—Lo tienes.
—Y V…por nada en el mundo me dejes forzarte a nada.
V se puso frente a él metiéndose entre sus piernas.
—Aparte de los fluidos poco saludables…
Sonrisas.
—…no hay nada que no quisiera que hicieras, entonces estamos cubiertos.
La erección de V estaba justo frente al poli, este intentó empezar antes de tiempo. Se inclinó hacia lo que tenía al frente pero V se alejó riendo un poco.
—Aun no inhalas.
—Perdón.
Se disculpó sonriendo, echándose para atrás y levantando la cabeza hacia el rostro de V que tampoco era una mala vista.
—Explicación rápida: Cómo pudiste notar el olor es bastante penetrante y el efecto es rápido, por eso te ayudare con la inhalación para que no vayas a aspirar una segunda dosis involuntaria o echarte el líquido encima. Taparé una fosa e inhalaras por la que quede libre. No inhalaras con la fuerza con la que se esnifa coca. Como es tu primera vez solo será un ligero y rápido jalón. La fosa ardera un par de segundos y el efecto empezará. Te sentirás mareado y el corazón se acelerará al dilatarse los vasos. Querrás moverte, patear algo, reír, todo lo que provoca la euforia. Luego tendrás la mejor erección de tu vida y sentirás que te puedes follar todo Caldie incluyendo animales de granja y, me pondré en tu camino esperando ser una de las víctimas.
Risas ligeras.
—Y listo, disfrutas el viaje, quizás tengamos sexo y será genial o quizás no y en 20 minutos máximo estarás de vuelta, quizás con un poco de hambre y una polla adolorida por falta de liberación pero eso lo podemos arreglar también.
Miradas lascivas mientras V volvía a desenroscar.
—Pero debes saber que en todo momento estarás bien. Y en caso extraño de que te sientas enfermo me lo dices y te traigo de vuelta. ¿Ok?
—¿Sabes cómo?
—Por supuesto.
—Ok.
—¿Listo?
Butch asentó con la cabeza. V apretó su ceno nasal izquierdo hacia el tabique bloqueando el flujo y acercó el frasco abierto a la fosa libre.
Butch inhaló como le habían indicado. V alejó el frasco. Hubo un ardor en la nariz y luego todo empezó a dar vueltas.
V dio un par de pasos atrás, tapó y dejó el frasco sobre la mesa de noche, luego tomó el rostro de Butch y habló fuertemente.
—Respira profundo, mejorará el mareo.
Lo acompañó un par de respiros pero el rostro de Butch se saturó de confusión. No podía orientar la mirada y el cuerpo empezó a aflojarse.
V checó el pulso en el cuello mientras Butch perdía la mirada en el vacío. El corazón ya bombeaba con fuerza. Butch se puso en pie de súbito. V dio unos pasos atrás dándole espacio pero checando de cerca. El poli miraba hacia ningún lado y de pronto lo miró directo a los ojos.
Un par de minutos de euforia. Solo cuidaría que el poli no se hiciera daño mientras sucedía. Con la mente cerró el ventanal abierto y puso los seguros.
—Tengo hambre.
Dijo Butch y se lanzó al carrito que aún tenía comida. V habló bajo siguiéndolo de cerca.
—Podemos conseguirte algo caliente.
Dijo suave y conciliador. Butch tomó dos galletas, las mordió y de inmediato las escupió.
—Están amargas, ¿Qué les hiciste?
V tomó las galletas de la mano de Butch y las devolvió al carrito.
—Están amargas V.
Repitió Butch e inmediatamente sufrió un acceso de risa.
—¿Escuchaste como dije Amargas?…es ridículo…mi acento es realmente penoso. ¿Sabías que mi familia llegó a Boston hace 150 años y yo aún tengo este acento?
Otro acceso de risa.
—Que la tierra se haga camino ante tus pasos, que el viento sople siempre a tus espaldas.
Empezó a recitar Butch marcando mucho más su acento cortando las palabras y alargando las vocales.
—Vamos, V reza conmigo.
V le sonrió cuando buscó su mirada y repitió la oración irlandesa.
—V, Marissa está en la oficina. ¿Me llevas a recogerla?
Dijo, se acercó a su compañero y lo tomó de los hombros.
—Claro, puedo llevarte con ella.
—Es tan linda. Es como un ángel. Y ella me quiere.
Otro acceso de risa y se alejó.
—Que el sol brille cálido sobre tu cara, que la lluvia caiga mansamente sobre tus campos. Tenemos que volver a casa con los muchachos, V. Los hermanos son buenos hombres. Todos ellos. Los hermanos están en casa. Rhage ríe mucho, es muy alto y es un bastardo perfecto ¿Lo has visto?. Oh Dios temo tanto por ellos.
Butch lo miró de nuevo, V solo asentó. El rostro de Butch ensombreció un poco.
—Oh V, no quiero que me limpies más, te haré daño. Deja que el Omega me acabe.
Butch miró al suelo y empezó a negar con la cabeza.
-Pero…no quiero morir. Ya no quiero morir.
Dijo Butch al suelo.
—Todo está bien amigo.
Dijo V mientras Butch salía disparado al cuarto de baño, abría el grifo y se mojaba la cara. Luego salió estilando sobre el suelo. Lo miró de arriba a abajo.
—Deberías vestir mi Gucci un día. Eres tan jodidamente atractivo V. A Janie le gustará conocerte. Janie era la única que me abrazaba. Era mi única hermana en verdad. Hubiera amado conocerte.
Dijo el poli bajando la cabeza al suelo de nuevo. V calculó que ya habían pasado más de dos minutos pero no entraría en pánico. Los signos eran estables.
Butch empezó a caminar de un lado a otro.
—…y hasta tanto volvamos a encontrarnos. Dios te guarde en la palma de su mano.
Recitó por lo bajo, mirando sus manos.
—Butch, ¿Cómo te sientes?
Cuando Butch escuchó a V, lo miró, se lanzó hacia él y lo abrazó fuertemente hasta casi romperle los huesos.
—Quiero subir a tu plataforma V. Sabes que lo deseo. Quiero muchas cosas sobre ella. Nadie más sobre ella que no sea yo. ¿Me oíste?. Soy tu único macho, demonios. Ahora eres solo mío. Te lo ordeno. No dejes que nadie suba. Es mi jodida plataforma y mi jodida marca.
V le acarició la espalda. Aunque solo era la euforia era una confesión bastante singular. Una de un macho emparejado y muy posesivo. ¿Estaba mal sentirse complacido por ello?
Butch apretó un poco más y habló rápido.
—…Siento ser un fastidio. Desde que te conocí te he fastidiado. Pero, el día que los conocí a ti y a Marissa, fue el mejor día de mi vida…estaba tan perdido y ustedes me encontraron.
V dio otra pequeña caricia. Butch soltó a reír de nuevo en su cuello. Lo empujó hasta la pared y lo aprisionó fuertemente contra esta.
—Mi familia es irlandesa, soy un vampiro mestizo irlandés ¿Lo habías notado?
Dijo Butch apretando más. V pudo sentir la erección del poli pero era difícil saber si esto indicaba un efecto del Popper porque el poli había estado erecto desde antes de inhalar.
—No conozco Irlanda ¿Sabes? Irlanda debe ser bonito…
El cuerpo del poli empezó a relajarse y empezó a frotarse contra V. Afirmativo, el Popper estaba ahí y Butch se veía en control.
—…Las montañas de Irlanda deben oler muy bien…
Empezó a olisquear el cuello de V.
—…pero no como tu…tu olor es…eres tan follable V. En tú cuero, pateando culos, eso me pone.
Un par de lametazos y mordiscos sobre la yugular. V sonreía por las cosquillas y por las palabras. Butch estaba entrando en la etapa de desinhibición y solo estaba dejando salir cosas al azar, algunas de ellas realmente geniales.
—La manera en que mandas a tomar por culo al mundo me excita. Cuando te quedas dormido en el sofá te deseo desnudo pero solo sigo por el pasillo, aun así solo te quiero sobre tus rodillas y manos. Eres tan follable todo el tiempo a mi alrededor y cuando bajas la guardia, me excita tanto. La manera en que tomas el control de todo incluyéndome.
Un agarre fuerte y doloroso en el culo. V trató de mantener la calma para poder decidir con frialdad pero Butch lo aprisionaba, lamia, decía cosas grandiosas y su cuerpo solo tuvo el impulso natural de responder a las palabras del dueño de su marca.
— Cuando tus ojos no dan miedo son lo más increíble del mundo. Tu cabello es tan negro.
Butch se separó y se concentró en la boca de V y le empezó a acariciar los labios suavemente con los pulgares.
—Eres tan follable cuando bajas la guardia para mí. Eres el macho más increíble del mundo. Soy tan afortunado de ser tu amigo y que me dejes follar contigo.
V salió un poco del letargo. Butch estaba jadeante, excitado con la lengua suelta pero en control. Le acariciaba la boca con los dedos. Sabía que si hablaba o lo estimulaba de cualquier manera, el sexo brotaría como una fuente. Lamió y mordisqueó los dedos. Butch casi le sacó el aire cuando lo apretó contra la pared de nuevo. Sustituyó los dedos con la boca y la lengua. Lo tomó de la nuca para que no pudiera alejarse y lo empezó a asfixiar con el beso más apasionado que le hubiesen dado nunca.
—Déjame lamer cada centímetro de tu cuerpo. Lo necesito. Por favor.
Dijo Butch contra su boca.
—Puedes hacer lo que quieras conmigo.
Susurró V. Al escucharlo los ojos de Butch brillaron y gimió besándolo de nuevo. V coló la mano entre ambos y lo empezó a estimular. Butch se separó y miró lo que le hacía, gimiendo.
—Oh Dios ¿Que me haces?.
V sabía que el placer que estaba sintiendo el poli era enloquecedor. Debía estar sintiendo que su mano era el mejor sexo oral que le pudiera brindar la boca más experimentada. Acarició lento y fuerte mientras el cuerpo de Butch empezaba a temblar.
—Hazme llegar.
Pidió Butch. V le lamió la boca y trabajo un poco más fuerte.
Butch comenzó a convulsionarse con los espasmos más increíbles que había sentido en toda su vida.
Gritó corriéndose, bañando el vientre y erección de V. Cuando el orgasmo terminó, las rodillas le temblaron. V aguantó su peso y al sentir como lo sostenía encendió sus deseos de follarlo.
Butch tenía la cabeza revuelta, enrarecida y el cuerpo estaba muy sensible. Su cerebro solo procesaba las sensaciones que se canalizaban directo hacia su erección. Solo necesitaba placer, sexo.
Miró a V. Bajo la ola de lujuria salió a flote algo extraño. Algo que no estaba bien. La tranquilidad de V lo incomodó, porque mierda, se suponía que debía estar disfrutándolo también. Sin embargo estaba ahí en control como siempre. En jodido control. Analizando todo. Estudiándolo incluso a él.
V jugó un poco más con Butch para que no perdiera el ritmo porque. Oh fantástica sorpresa. Butch había tenido un orgasmo largo y húmedo pero seguía tan listo como al principio. Y ahora averiguaría que su boca era mucho más efectiva. Trató de bajar sobre el caliente cuerpo pero Butch lo detuvo tomándolo del cuello.
—No empieces V.
Butch tenía el rostro frío y serio. Algo no andaba bien. Quizás un mal viaje, no, eso no por favor.
—Solo déjate llevar.
Dijó V y trató de bajar de nuevo.
—¿Porque siempre a tu manera? ¿Porque siempre sonríes sardónicamente? ¿Porque tengo que luchar por descifrarte en cada palabra?
Dijo Butch y enredó una pierna entre las de V, lo hizo perder el equilibrio y lo tumbó sobre el suelo apresándolo bajo su cuerpo.
Diablos.
El poli estaba teniendo un episodio de euforia violenta y la pasividad de V lo había alterado.
V analizo rápidamente la situación.
La falta de control era lo que exacerbaba a Butch, así que la sumisión debía calmarlo hasta que la lujuria tomara de nuevo el control. Tenía que tranquilizarlo, o el poli terminaría con un mal viaje y la noche se complicaría.
—Tranqui…
Dijo V y se detuvo de inmediato. Butch no necesitaba órdenes, necesitaba sumisión. Pero eso no se le daba bien. De hecho no se le daba del todo.
Contempló el rostro y las facciones le parecieron extrañas.
El Butch agradable se había ido, podía verlo ahí en sus ojos. El avellana se había oscurecido, en esos ojos solo había un sujeto oscuro que le increpaba por sentirse a merced de su relación.
El Butch del Popper necesitaba el poder y podía entender el sentimiento. Este le estaba cubriendo las espaldas al Butch amable y sonriente que dominaba su sobriedad. Estaba mal, era retorcido y perverso de su parte pero aquello le daba cierto placer culposo.
Había sacado a Butch de la cama donde le hacia el amor tiernamente a su hembra de valía y lo había metido a una relación donde, cuando no eran amigos, se jugaba el juego del dominio. Donde no había reglas y donde, a pesar de que le hiciera creer lo contrario, el poli lo tenía a su total merced. Y no porque el sexo y todo lo físico fuera fantástico sino porque el tipo usaba un arma que él no tenía como combatir. Su personalidad legítimamente buena. Tan buena que ni una vida de mierda había logrado corromper a pesar de lo que el mismo poli creyera.
Butch era su opuesto en casi todos los aspectos y quizás por eso era el único macho que hubiera permitido marcarlo. Llevaría su marca y estaba deseoso de que alguien tan solo insinuara algo para desatar su agresividad por defender el territorio que Butch había marcado en él. El poli era al único macho que reconocía como su dominante. Probablemente desde el segundo uno que lo había visto sonriendo descaradamente en la mansión cuando había llevado a Beth hasta Wrath.
¿Te gustaría quedarte a cenar?
Le había dicho por primera vez a manera de amenaza y cuando este lo había mirado sin temor algo había hecho click en su frío corazón. Más tarde lo vio darse de golpes con Rhage sin tener oportunidad, era valiente como un animal herido y su valor hicieron que las placas tectónicas de su ser empezaran a sacudirse. Luego lo había retado a puños a él también. En ese momento no lo había sabido bien pero la insolencia del humano había provocado una gruesa y profunda grieta en él.
Butch era el más carismático de entre ellos pero también uno de los más violentos cuando luchaba. Su personalidad se bifurcaba en dos fuertes torrentes que templaban su carácter y ese equilibrio lo había consternado por mucho tiempo hasta que finalmente termino por…bueno, por arrástralo en su turbulencia hasta enamorarlo.
Amable y un pateador de culos innato en equilibrio perfecto. Había descubierto que ese era su tipo de macho. Aunque probablemente era el tipo de cualquiera. Todos le amaban de una u otra manera en casa. Pero, ahora esa parte violenta que nunca se manifestaba contra nadie que no fuera el enemigo lo tenía aprisionado contra el frío suelo y no estaba muy seguro de que hacer.
—Vamos V, lucha como siempre lo haces.
Diablos, sumisión, esa era la clave.
—Tengo tu marca. Ahora puedes ordenar sobre mí.
Los ojos se oscurecieron más.
—Nada estará bien hasta que supliques.
—Lo haré.
Butch metió la mano entre ellos y apretó muy fuerte lo que había sobrevivido a la castración. El aire abandonó sus pulmones de este cuando el dolor lo atravesó. Butch estaba eufórico y aunque el dolor lo ponía a él, si el poli apretaba más le podía hacer daño y cuando estuviera en sus cinco sentidos no se lo perdonaría. Necesitaba distraerlo. Tomo el poco aliento que el dolor le permitió y susurró.
—Por favor, Butch.
Butch soltó su agarre y lo besó con fuerza.
V lo recibió. El dolor empezó a dar un paso atrás. Ahora era su boca la que estaba siendo castigada.
—Te chupare y te follare muy duro. Si lo disfrutas es asunto tuyo.
Espetó Butch. La adolorida entrepierna de V se estremeció excitada confirmando que era un degenerado.
El poli era un macho alto y fuerte como un buque pero la facilidad con la que lo levantó del suelo de la cintura y el cabello sin ningún esfuerzo era muestra de lo eufórico que estaba. El poli lo besó y lo empujó hacia atrás, en su camino el carrito de comida cayó desparramando todo sobre el piso haciendo un gran estruendo. Butch lo empujó a la mesa de noche y empezó con lo prometido.
Oh diablos, era bueno, caliente y lo acojonaba un poco. No porque no pudiera con la violencia si no porque la deseaba y a cambio de recibirla, podía poner en peligro la integridad de Butch.
Sus labios fueron castigados con fuertes mordiscos.
Demonios, deseaba ese sexo duro pero se prometió detener todo solo si llegaban a un punto donde Butch estuviera arriesgando su propio código moral.
V se afianzó a la orilla de la mesa de noche que chilló con su peso.
Butch empezó a bajar dando filosos mordiscos y succiones que le enrojecían la piel. Bufando entre dientes V se reforzó sobre los pies para soportar la violencia. Butch lo tomó con la boca sin consideración y sus colmillos alargados laceraron un poco su extensión.
—Diablos.
Bufó V por lo bajo. Si el poli mordía un poco más le haría muchísimo daño. Oh diablos tenía el estómago frío de temor y el resto de la sangre en estado de ebullición.
Butch le arañó los muslos, las caderas y el vientre. El ligero temor que sentía y el placer estaban divididos por una línea de tan solo el grosor de un cabello. Estaba violentamente excitado.
El poli le abrió más las piernas pateándole los tobillos. La sacudida lo hizo perder el agarre y el peso cayó por completo sobre la mesa que se tambaleó a punto de ceder.
—Butch, espera.
Dijo V y eso fue un gran error.
Butch se detuvo y se levantó lentamente sobre toda su estatura y lo miró cruelmente. V se quedó muy quieto devolviendo la mirada y una alarma en su cabeza le sugirió la huida.
Antes de poder advertirlo Butch le cruzó el rostro con el revés de la enorme mano propinando una bofetada que le oscureció la vista y le rompió la boca.
El cuerpo de V se estremeció envuelto en la sensación más extraña que había sentido en toda su vida. Entre fría y ardiente. Entre el temor y lujuria en estado puro. Su instinto de supervivencia le gritaba que se defendiera pero el monstruo pervertido sexual dentro suyo que ahora era más fuerte con la marca le dijo que se excitara.
Sintió un hilo de sangre escurrirse por una de las comisuras de la boca y envuelto en aquella sensación, giró la cabeza, enfrentó el inexpresivo rostro de Butch y se puso de pie. No supo en primera instancia para que, si para detenerlo, defenderse o salir por pies pero el poli no parecía que fuese a concebir ninguna replica. Y el monstruo ganó la partida. Excitado y confundido se escuchó gruñir.
—Otra.
Sin titubear, Butch le golpeó la otra mejilla con el revés de la mano con la misma fuerza que la primera.
—Mierda.
Espetó V a riesgo de otro castigo. La sangre le ardía en las venas como un veneno.
Butch era un tipo fácil de amar por cualquiera. Pero había olvidado que ese sujeto de risa fácil también era un vampiro de la raza guerrera, descendiente de uno de los cabrones más violentos en la historia de la raza. Era natural que su alter ego fuera un macho agresivo como la mierda que no aceptaba preguntas, reproches ni ninguna mierda que no le satisficiera y, su irreverencia no lo satisfacía y había pagado el precio.
Butch lo tomo del cabello antes de que pudiera girarse y devolver la agresión que ardía en su pecho y lo lanzó sobre a la king size, lo hizo arrodillarse en el suelo dejando su torso sobre la cama, le hundió la cabeza en esta sujetándolo de la nuca para mantenerlo en su lugar y luego de abrirle las piernas, lo penetró con fuerza.
Mierdaaa…
Rugió V con todas sus fuerzas.
La confusión y la frialdad del acto fueron arrasadas por el aterrador placer que lo azotó. Notó de inmediato que Butch no gimió como de costumbre. Solo lo bombeo firmemente sin dejarlo levantar la cabeza. Un frio cuchillo le acarició el vientre sin hundirse. Algo parecido al terror.
Bufó fuertemente con la erección contra la cama en una posición extraña, apuñó la seda con las manos mientras las rodillas le empezaron a temblar. Sus bufidos se volvieron gemidos con cada embate pero solo se escuchaba a sí mismo. Butch era una torre de acero cernido sobre él, que solo bombeaba y entraba en su cuerpo indiferente y helado.
El frio cuchillo sobre su vientre empezó a hundirse y otro que no había notado lo hizo en su cien, porque su inconsciente encontró todo aquello muy parecido a lo que pasaba… en el campamento.
No por todos los infiernos. No iba a ir ahí. No estaba en el maldito campamento. No estaba viendo a machos ser violados frente a su padre que vomitaba alcohol sobre ellos. Él no estaba violando a un macho frente a este tampoco. Oh no, había superado esa mierda. Infiernos ardientes. No. Butch no lo estaba castigando. Butch solo tenía un alter ego sexual imponente y sádico. Y él podía con el sexo duro. Su carácter se había forjado al calor de ese tipo de contacto.
Una envestida muy fuerte, tanto que lo hizo castañetear los dientes y una fría ansiedad le lamió la espalda.
—Diablos no.
Gruñó por lo bajo sintiendo como la ansiedad empezaba a cobijarlo por completo mientras un sudor frio le empezó a bañar toda la piel.
Respirar aunque fuera difícil. Vamos, solo necesitaba una señal, solo una de que el poli estaba ahí, fustigándolo con sexo violento pero que sentía algo al respecto.
Indiferencia no, demonios.
Podía con esa mierda a muchos niveles pero Butch no, él no lo castigaría de ese modo. No estaba siendo castigado, estaba siendo participe de un acto consensuado.
El placer lo hacía gemir. El miedo lo hacía temblar.
Oh por favor.
Sentía placer, sentía pánico, placer, pánico, placer, pánico.
Gimió, tembló.
Diablos, mierda.
Ganó el pánico. Iba a liberarse y someter a Butch para detenerlo. Se apoyó en los brazos pero un fuerte bombeo lo dejó sin aliento y bendito el camino al fade al que nunca iría.
Butch gimió a su espalda.
Oh gracias, gracias, gracias.
Mientras los reacomodaba Butch soltó un poco la presión sobre su cabeza.
V no tenía deidad a la que agradecer entonces solo apretó los ojos, mordió la seda y la jaloneó para no empezar a gimotear como el jodido marica que era.
Butch le soltó la cabeza y lo sujetó del hombro para ayudarse.
El cuerpo de V dejó de temblar por el terror y poco a poco embriagándose de los ansiados gemidos, empezó a temblar de placer. Y solo eso. Nada de placer enrarecido.
Butch se apoyó suavemente en el centro de su espalda para poder cambiar el ángulo de nuevo y su erección ya estaba en un ángulo cómodo contra la seda.
Otro gemido. Un poco más profundo pero era cálido, no indiferente. Oh demonios cuanta diferencia. Una caricia suave y caliente hasta su cintura. Y por fin su garganta pudo gemir.
—V.
Dijo la voz de Butch en un profundo gemido.
—Ohh diablos V, estas tan…mi Dios es tan apre…
V bufó aliviado y casi rompió la seda con los colmillos. Infiernos, era tan bueno escucharlo ser él. Sexy y caliente como solo lo era él en el mundo. Un bombeo, un apretón en el culo y se entregó al placer que tornaban las tenazas sobre su cuerpo en solo las firmes manos del poli.
Butch se inclinó, le besó la espalda, los hombros, la nuca. Que increíble contacto.
Luego lo tomó del hombro y lo incorporó. Salió de él y lo giró.
Los ojos avellanas volvían a ser cálidos, lo miraban embelesado con los parpados caídos, los atractivos rasgos excitados, los labios húmedos y apetitosos.
Gracias, demonios, gracias.
V acarició la jugosa boca y se emborrachó de la dulzura de los rasgos. Butch busco su boca mientras lo tomaba con la mano y se dejó invadir mientras devolvía el favor pero el nitrito aun hacia efecto y Butch gimió con desesperación en su boca.
Suavemente Butch se sentó en el suelo llevándolo con él, sobre sus muslos y recostó la espalda contra la cama.
—Házmelo, por favor. Móntame.
Pidió la profunda voz. El estómago de V se le encogió de dicha.
V montó sobre las caderas, sobre la caliente carne y esta vez Butch gimió profundamente mientras le apretaba los muslos y él lo acompañó porque el placer era bueno y sobre todo, era sano.
Tomó el rostro del poli entre sus manos y lo miró fijamente a los ojos mientras lo montaba para saturarse en la reacción. Necesitaba ver sus gestos hasta consumirlo. Frialdad en Butch no, él era como el sol, nunca un iceberg. Sus ojos estaban embriagados en placer y su boca abierta tratando de respirar mirando a sus ojos y a su boca lo hizo gemir a él también.
—Me lo haces tan bien. Tenía tantas ganas.
Gimió Butch.
V se mordió los labios, soltó el rostro que admiraba, echó la cabeza hacia atrás y comenzó a gemir una y otra vez. A veces a contra punto y a veces a coro con Butch.
Cuando el alma por fin había vuelto al cuerpo y este necesitaba una liberación, montó con fuerza, mirando, escuchando, comiéndose con los ojos a su compañero. Butch lo atrajo contra su cuerpo y lo abrazó con fuerza, dificultando el movimiento, pero siguió porque deseaba ambas cosas.
—V es tan bueno. Follame más fuerte. Oh Dios, haz que me corra.
Gimió Butch contra la clavícula de V. Este se apoyó en sus hombros del poli y los llevó poco a poco al orgasmo mientras la droga dejaba el cuerpo del macho. El poli le lamió el cuello, el pecho, comenzó a convulsionar entre olas de vinculación y gimió profundamente mientras la espalda y las piernas se tensaban con el arrebato de un orgasmo y lo apretó aun con más fuerza mientras le mordía un pectoral y eso lo hizo, junto con la marca respondiendo a su dueño, a él mojar sus vientres con una liberación que llego gentil y cálida por todo el cuerpo, quitándole el aliento.
Siguió lentamente solo un poco más para liberar los pequeños rescoldos.
Cuando los espasmos comenzaron a amainar, V escuchó que Butch murmuraba contra su pecho y cuando prestó atención notó que este rezaba un galimatías de salmos. Cerró los ojos y lo dejó invocar a sus dioses mientras recuperaba el aliento con la nariz metida en la castaña y húmeda coronilla.
Pasado un rato, Butch lo empezó a soltar poco a poco, dejándolo escurrirse hasta sus muslos. Cuando sus rostros se encontraron, Butch abrió los ojos como platos y se meso el cabello con fuerza.
—V no.
Murmuró con el rostro angustiado y las cejas encontradas en la frente.
—¿Qué?
Preguntó V sin entender.
Butch tomo su rostro, se centró en su boca y los ojos se le humedecieron. Sus dedos tocaron la comisura y estos salieron manchados de sangre.
—Tranquilo.
Dijo V cuándo Butch jadeó mientras contemplaba la sangre en su boca, en sus dedos de ida y vuelta y negaba con la cabeza.
—Oh no V, no.
—Tranquilo poli.
Dijo V y apretó las muñecas de Butch.
—Te hice daño.
—Estoy bien.
Butch le apretó el cuello. Demonios sabía que algo así iba a pasar. Pero el hecho era que al final todo había ido bien.
—Te abofetee y casi te parto la mandíbula. Estas sangrando.
Gimoteó Butch tocando los labios de V con pulgares temblorosos.
—Tienes que tranquilizarte.
—Ohhh Dios mío no.
La mano temblorosa le acarició la mejilla.
—Butch escúchame.
—No V. Te lastime y deseaba hacerlo, estaba ahí era yo y no lo era al mismo tiempo. Te hice daño. Tuviste miedo de mí, lo pude sentir.
—Butch solo fue sexo duro y nada más. Tienes que parar.
—Lo recuerdo todo V.
—Estoy acostumbrado, solo hiciste lo que deseabas y yo no lo detuve porque estaba perfectamente bien.
—No V, tu infligías dolor no lo recibías.
—Yo te pedí que me golpearas.
—Yo lo hice primero. Esto está mal.
Butch sufrió una especie de hiperventilación y se escapó de debajo de V y apoyándose sobre la orilla de la cama se puso de pie y empezó a tambalearse hasta el cuarto de baño.
V se levantó como un rayo y lo intercepto.
—Butch para.
—Necesito un momento.
Dijo Butch sosteniéndose la frente.
—No entraras ahí. Si lo haces empezaras a llenarte la cabeza con mierda innecesaria.
—V por favor.
Dijo suplicante Butch.
—No estoy negociando poli. Iras a la cama en este momento.
Butch se inclinó y apoyó las manos en las rodillas como reteniendo una arcada.
V se acuclilló frente a él.
—Fue mi idea desde un principio y solo fue un poco de sexo duro, no tiene por qué volverse más que eso.
Dijo y se limpió la sangre de la comisura con el revés de la mano para que Butch no la viera más.
Butch dio respiraciones cortas y luego dijo.
—Tuve un mal viaje.
—No. Tampoco tuviste un mal viaje. Solo fue lo que fue.
—Estoy muy mareado.
Dijo Butch. V lo tomó de los hombros y lo levantó.
—Tienes que recostarte.
Dijo y empezó a empujar a Butch de vuelta a la cama. Al llegar este se desplomó cual largo era sobre la seda y se tapó la cara con el brazo.
V se puso el cuero, la camiseta y fue al bar. Mojó un paño con agua helada y llenó un vaso de agua con mucho hielo. Cuando llegó a la cama Butch estaba en la misma posición en la que lo había dejado. Se subió a la king y se sentó junto a este.
—Abre la boca.
El poli obedeció y V metió un cubo de hielo en ella y este empezó a deshacerlo con la lengua. Quitó el brazo del rostro de Butch y buscó sus ojos. Estaban enrojecidos pero no había llorado. Gracias por eso. No hubiera podido con su llanto. Pero sus ojos estaban algo tristes.
Empezó a pasar el paño helado sobre la frente y Butch dio un pequeño salto con el contacto.
—¿Para que el frío?
—Para bajar la presión.
—¿Estoy hipertenso?
—Sí, pero pronto pasara. Son remanentes del nitrito.
Cuando V había mojado toda la cara extendió el vaso de agua. Butch se incorporó, se recostó a la cabecera, lo tomó de un solo trago y empezó a masticar el hielo. Cuando acabó puso el vaso en la mesa de noche, arrastró a V de un tirón entre sus piernas y lo hizo recostar la cabeza en su pecho. V se quedó ahí con el cuerpo tenso y muy quieto.
—Déjalo ir Butch, de verdad no pasa nada.
Dijo V sosteniendo los antebrazos que lo abrazaban.
—Solo quedémonos así un momento…por favor.
Susurró Butch. El contacto era extraño pero de todos modos V no se movió porque sospechaba que su sentimiento de extrañeza obedecía más a su incapacidad de contacto físico y no porque le desagradara.
Guardaron silencio.
V dejó que el suave latido del fuerte corazón de Butch lo arrullara hasta que el cuerpo empezó a aflojarse al mismo tiempo que el latido del corazón del poli volvía a la normalidad poco a poco.
Butch hundió los dedos y la nariz en su cabello y lo meció un poco.
Se quedaron así muchísimo tiempo sin moverse ni un centímetro.
Diablos no deseaba que Butch se sintiera mal. Lo deseaba más que nada.
Se permitió disfrutar la calidez que lo rodeaba.
Al cabo de un rato los brazos de Butch finalmente se aflojaron. V también se había adormecido y cuando escucho a Butch suspirar un poquito se incorporó lentamente y se zafó del agarre lo más quedo que pudo, un poco adolorido por la posición….bueno y por todo lo demás.
V contempló el tranquilo rostro y cuando trataba de sobreponer este sobre el que lo había golpeado hacia un rato, casi no lo consiguió. Las facciones no calzaban.
Oh malditos infiernos. Butch era un macho tan bueno en realidad y, quizás él se había equivocado al provocar todo aquello. Porque sabía que Butch recordaría hasta el final de sus días aquel golpe y la crueldad involuntaria que la había provocado.
Suspiró.
Había sido extraño, violento y… sin embargo le había gustado. Otra vez esa vena degenerada suya. Nunca nadie había puesto en su lugar ese sadismo suyo y a pesar del temor y el pequeño quebranto le había sentado mejor de lo esperado eso de cerrar la jodida boca.
No era justo comparar aquello con el campamento.
Tuvo un escalofrío.
En un impulso se inclinó y besó brevemente la frente de ese sujeto que tanto lo alteraba. Ese tipo que movía una y otra vez sus cimientos. Del único que hubiera podido aceptar algo como aquello.
Santo infiernos, estaba demente y Butch otro tanto al seguirle la corriente con sus depravaciones.
Contempló un rato más las castañas pestañas y el movimiento ocular mientras salía y entraba del REM una y otra vez inquieto.
V salió de la cama y lentamente movió a Butch instándolo a recostarse sobre el costado para que pudiera conciliar un sueño más reparador. Cuando Butch se hizo un ovillo, fue al armario donde encontró una fina sábana negra y la tendió sobre el cuerpo inconsciente.
Encendió un liado a mano, fue al bar, tomó directo de una botella nueva de Goose, luego tomó un vaso con agua y llevó uno con él. Tomo unos liados y el mechero, fue al otro lado de la cama, dejó el vaso sobre la mesa, se acostó suavemente y apagó las luces.
V miró el techo en la oscuridad solamente iluminado levemente por las luces de la ciudad. Se concentró en la respiración a su lado y escurrió una mano hasta su entrepierna. Demonios, aún estaba adolorido. En realidad todo el cuerpo le dolía. Y no había sido por el sexo, había sido por la tensión que habían sufrido los músculos por el terror, el subidón de adrenalina y porque su sistema estaba ralentizado por la falta de nutrientes. Había estado bajo mucho stress y estaba jodidamente hambriento. Tenía un par de días con tanta hambre que se disociaba por lapsos cada vez más largos y, todo lo que había pasado en la noche había apresurado el desgaste.
Había hecho tres citas con las elegidas para alimentarse a lo largo de los dos meses desde…que habían descubierto que Butch podía alimentarlo y viceversa. Y de igual modo las había cancelado a último momento. Cuando pensaba en la sangre de las hembras era miserable de su parte sentirse de aquel modo pero involuntariamente el estómago se le encogía y se le revolvía. Y terminaba perdiendo el valor.
Ese lado extravagante de su ser le prohibía alimentarse de alguien que no fuera Butch. Pero aquello era una anomalía extraordinaria que Jane y él estudiaban y termino por no pedírselo. Temía por el poli pero de todos modos la boca se le hacía agua y sufría dolorosas erecciones al recordar el sabor de su sangre y la fuerza que esta le había dado. Honestamente dudaba que aunque se alimentara de la elegida más pura alguna pudiera ofrecerle tal placer y satisfacción.
Pero a falta de opciones y con aquella noche, mañana mismo tendría que drogarse si era necesario y pedir a Phury que enviara a alguna de sus chicas.
Diablos, aquella noche que pronto acabaría. La segunda noche como compañero sexual de su mejor amigo. Su maldito sueño hecho realidad y un poco más.
Solo había deseado estar tranquilos los dos pero ambos tenían una tendencia a la excentricidad y ahí estaba, deseando que Butch no sufriera un trauma por el acontecimiento y tratando de controlar los propios.
Se talló los ojos tratando de ahuyentar los recuerdos del temor que había sentido.
Encendió la televisión en silencio con la mente, puso una almohada bajo la nuca y perdió la mirada en las escenas de John Wick sin prestar atención.
No quería ir al campamento de nuevo ni mucho menos arruinar una noche con Butch poniéndose todo emo por el asunto. Butch creía que había tenido miedo de él pero en realidad lo que le había helado la sangre eran los malditos recuerdos que trataba de ignorar todos los días. A él le hubiera podido controlar si hubiera sido necesario pero, sus recuerdos eran irrefrenables.
Se frotó el pecho y checó al poli que dormía tranquilamente dando suaves inhalaciones. Encendió un liado y fumó mientras se perdía en el rostro de este. Había sido tan bueno al final.
Además era la jodida noche donde había recibido su marca. Era una noche importante, especial de esas que se celebran todos los años. O bueno, él tenía planeado hacerlo. Y no, definitivamente se negaba a que su noche especial fuese sazonada con semejante mierda.
Los ojos le pesaron. Dio una última calada, apagó el liado contra la madera de la mesa de noche sin importarle una mierda que esta fuese de lujo y muy costosa. Puso una alarma en el móvil para que sonara dentro de una hora, activo el modo vibración y lo dejó sobre el pecho. Miró de nuevo a Butch y los ojos se le cerraron. Evitando malos recuerdos se quedó dormido.
Cuando un ruido apagado y una vibración sobre el pecho lo despertó, lo primero que notó V fue que estaba acalorado y que sentía una gran presión sobre el pecho y las piernas.
Cuando abrió los ojos se encontró con el enorme brazo de Butch sobre su pecho, una de sus pesadas piernas cubría sus muslos y tenía su cabeza muy cerca a la suya. Tanto que su cabello negro estaba enredado entre las gruesas fibras castañas. Alcanzó el móvil y apagó la alarma. Cuando lo hizo el poli se revolvió un poco, empezó a despertar lenta y perezosamente. Sin abrir los ojos habló.
—¿Te sientes mejor?
V frunció el ceño. Sus rostros estaban muy cerca, agradablemente invasivo en verdad.
Butch aclaró.
—Te quejabas y te revolvías un poco hace un rato. Creo que estabas teniendo una pesadilla.
Extraño, no recordaba haber soñado nada pero eso explicaba que Butch le sujetara de aquel modo.
—Estoy bien.
Dio una palmadita al enorme antebrazo para indicar que ya lo podía soltar pero Butch solo apretó un poco más.
—Te dormiste con la ropa puesta, por eso tuviste pesadillas. Tú duermes en pelotas.
Susurró Butch y arrastró una mano hasta el dobladillo de la camiseta de V y la haló hacia arriba dejando los marcados abdominales descubiertos. V sonrió y cerró los ojos. Butch sonaba tranquilo y era juguetón como siempre, eso lo llenó de paz.
V alargó la mano hasta la mesa de noche y tomó el vaso con agua que había dejado ahí y se lo alcanzó a Butch que se le iluminó el rostro al ver el vaso.
—¿Me leíste la mente?
—Nop.
—¿Entonces como supiste que tenía sed?
—Es normal después de consumir cualquier droga.
Butch se incorporó y tomo todo el vaso de un trago. V se incorporó y estiró la mano. Butch se lo entregó. V salió de la cama, fue al bar y volvió a llenar el vaso y regreso. Butch volvió a tomar de un solo sorbo.
—¿Otro?
Preguntó V, alcanzando uno de los liados pero el poli negó con la cabeza.
—Estoy bien.
Butch jugó un poco con el vaso vacío. V lo empojó un poco para que se hiciera a un lado y cuando este le hizo espacio se sentó. Butch abrió la boca pero V no lo dejó hablar.
—Juro que si sigues te mato.
—No, es solo que quería que supieras que fue genial.
V volvió la cabeza tan rápido que sintió una cervical tronar.
Butch contempló los extraños iris blanquecinos y cada rasgo del rostro que lo miraba.
V siempre lograba sacarlo de su zona de confort para que simplemente viviera y, aquello no tenía nada que ver con lo que eran ahora. Simplemente V era un torrente de vida cambiante que lo arrastraba a lugares que ni siquiera sabía que existían. Algunos de esos lugares eran extraños pero al final siempre eran grandiosos.
Diablos.
Había tenido un viaje extrañísimo. Sabía que se le había ido la mano y sabía que V había estado atemorizado y eso había sido parte de lo que lo había traído de vuelta solo para entender que V no sudaba de temor por él. Había sido sumar uno más uno. Sexo salvaje, sumisión igual un recuerdo poco agradable para el hermano.
Sintió haberlo provocado pero, Dios la noche había sido larga, pronto tendrían que volver y con lo que había esperado aquella noche no deseaba que terminara de modo turbulento. Además, antes de irse tenía algo más importante que hacer que un drama.
Confiaría en V y además la lógica lo dictaba. Si este hubiera deseado parar le hubiera roto la nariz antes de dejarse hacer lo que él le hizo sin consentimiento.
No trataría a V como un subnormal que no sabía lo que hacía porque lo importante era, que al final todo había ido malditamente bien.
Un jodido tiovivo pero fantástico al fin y al cabo.
El asunto del dichoso Popper era toda una experiencia. Sumamente agradable cuando todo el mundo estaba puesto al placer. ¿Lo repetiría? Si V se lo pedía, definitivamente sería un absoluto sí.
Habló porque V solo lo miraba sin dar caladas a su cigarrillo.
—Por un momento me salí de control pero tenías razón fue…wow… en realidad genial.
V levantó las cejas y algo como tranquilidad brillo en sus ojos.
—¿Lo fue?
—Solo hubiera deseado no haberte hecho daño. Pero en resumen lo fue. Bastante caliente en realidad.
V suspiró y finalmente dio una calada.
—Me alegra escucharlo pero…
—Ni siquiera lo menciones. Deberíamos…ya sabes…repetirlo algún día.
La vinculación flotó suavemente desde la piel de Butch sin que este pudiera evitarlo. V lo miró de nuevo y exhaló el humo mirando fijamente su boca.
—¿Lo dices en serio?
—Totalmente.
V contempló un momento al poli y finalmente asentó con la cabeza con algo sucediendo en su cuero.
Butch tomó la nuca del hermano lo zarandeó y luego la acarició.
—¿Cómo está la boca?
V inhaló.
—Pronto cerrará.
Y a eso se refería. Ese tipo de cortadas en la boca ya deberían haber cerrado para ese momento. Confirmación instantánea. V debía estar hambriento.
—¿Por qué no subes a uno de tus lugares favoritos?
Dijo Butch y para aclarar la invitación, cuando V lo miro, se acarició lentamente el macizo bulto que se dibujaba bajo la seda que lo cubría.
V miro con atención y dio una calada retirando el rostro.
—Bastardo arrogante.
Butch tomo el cabello de la nuca de V y lo jaloneo un poco.
—Niégalo.
V dio una calada tan profunda que casi consume todo el cigarrillo.
—No puedes porque sabes que es uno de tus lugares favoritos después de entre los muslos de doc.
V dio un codazo al poli pero sonrió porque. Afirmativo, aquello era total y completamente cierto.
El infierno era testigo que por lo único que daría todo era por montar aquellas caderas o las de su Shellan. Sin embargo dijo solo por no perder la costumbre.
—No te hagas ideas equivocadas, no eres tan sexy.
Mentira, quizás la más grande que había dicho en su vida. El tipo le parecía tan sexy que podía fundar una religión con base en su sensualidad y a su jodida polla.
Butch se inclinó un poco y le olió un hombro.
Diablos, con la cercanía la marca ardió en la polla de V. Y más cuando el tipo le susurró.
—Lo sé pero por alguna extraña razón te gusto.
La marca atenazó el vientre de V y no pudo replicar.
—Apágalo.
Le ordenó la ronca voz de Butch. V contempló la punta naranja del liado y pensó que nunca nadie le había pedido que apagara uno y si lo pensaba detenidamente, aunque se lo hubieran pedido se hubiera descojonado de la risa.
Sin embargo dio una última calada y lo apagó en el cenicero. Subió a la cama. Y efectivamente subió a uno de sus lugares favoritos.
Cuando Butch lo recibió con los brazos abiertos, se sentó en sus muslos y mientras este le acariciaba los muslos exhaló de manera insolente el humo en su rostro. Este sonrió de lado recibiéndolo y le guiñó un ojo.
Diablos ese gesto siempre lo hacía mojarse.
Luego Butch tomó las caderas de V y lo hizo sentarse un poco más arriba sobre su vientre y, luego pareció repensárselo y lo acomodo sobre su erección haciendo que esta se estrujara bajo su peso.
Listo.
Pensó Butch.
Tenía a V donde este debía estar. De donde nunca debía bajar. Cómo le gustaba el enorme peso sobre las piernas, caderas y sexo.
V lo miraba con las manos sobre los muslos y lo instó a que le rodeara los hombros. Este lo hizo con un poco de torpeza como nunca se le veía hacer nada.
Butch olió el cuello y este en conjunto con el resto del cuerpo estaba cubierto de él y bajo su vinculación pudo oler el hambre que se intensificaba a medida que V empezaba a excitarse con la cercanía.
—Gracias por tu obsequio.
Susurró V. Un peso se instaló en las entrañas de Butch. Que satisfacción tan…quizás… culposa… Trató de romper la tensión.
—Te has pasado la noche agradeciéndome cosas.
V se mojó los labios pero no le siguió el juego haciéndolo sentirse como un insecto atrapado en una telaraña.
—Oh diablos V.
Dijo y apretó a V contra su cuerpo un momento y lo soltó. Lo miró, olio el mentón y gimoteó.
—Nunca se irá ¿verdad?
—Nunca.
Confirmó V.
—Oh Dios. Soy un hombre tan bendecido. Ahora solo me queda tratar de ser un buen hombre para que estés orgulloso de llevarla.
—Si no lo estuviera ya, no la hubiera tomado.
Butch tuvo el impulso de decir lo que no debía de nuevo.
—V yo…
V se tensó un poco y entonces cambió de parecer. No machacaría con majaderías. Y entonces susurró para llevarlos a donde necesitaba antes de que el sol desenfundara su arma contra ellos.
—¿Te gusta así sobre mí? ¿Me dejarías ser uno de tus lugares favoritos? ¿Aunque no sea sexy?.
V le apretó los hombros y el cuerpo se le estremeció.
—Como si tuviera opción, demonios.
Susurró V.
—¿Estás cansado? ¿Puedo tocarte de nuevo?
Pidió Butch. Le pesaba a como le complacía su nueva responsabilidad.
V se irguió un poco y bajó el cuero, exponiendo la fuerte carne que hizo jadear a Butch. V se sentó de nuevo, tomó la mano de Butch y la llevó hasta su carne.
Al contacto esta se humedeció de inmediato.
—Nunca estaré cansado.
Dijo V en un suave gemido.
Butch trabajó lentamente la carne con el pulso acelerado. V movía las caderas con el ritmo y de ese modo lo estimulaba a él también. Se inclinó y mordisqueó el pecho, mientras V se arqueaba y gemía con la cabeza viendo hacia el techo.
Pero el cuero le estorbaba. Quería a su jodido macho sin nada encima, como tenía que ser.
—Quítatelos.
Pidió jalando de la cinturilla hacia abajo como un niño berrinchudo. V se las ingenió para quitárselos sin alejarse demasiado sobre todo de la boca que había usado de entretenimiento mientras lo hacía.
Cuando V volvió a las caderas de Butch desnudo, este retomó donde había quedado. Que exótico le parecía la enorme cicatriz en el bajo vientre del hermano. Que apropiado para representar su valentía y masculinidad.
Ambos se concentraban en la vista frente con frente y de tanto en tanto buscaban sus bocas.
—Una vez más por favor, Sire.
V lo miró con los ojos brillantes desde debajo de las negras pestañas que estaban a media asta.
—Una vez más que me rinda hasta la próxima vez que me llames y me tomes.
V se mordió los labios. Butch lo tomo como una afirmación. Tomó el firme culo de V lo hizo levantarse un poco, solo lo suficiente para retirar la seda que lo cubría, preparar su erección y luego empujara V sobre esta.
Ambos se miraron boquiabiertos y jadeantes mientras sucedía. Cuando estuvo completamente dentro, la vinculación de Butch fue a por V, este gimió y dejo caer la cabeza en el enorme hombro de su compañero y la cabeza de este hizo lo mismo sobre el suyo.
Butch apretó los muslos de V.
Oh Dios cada vez que lo hacían parecía que descubría una sensación nueva.
V parecía ido entonces Butch empujó sus caderas suavemente. No sabía que tan adolorido podía estar V después de lo último y no se lo iba preguntar así que, tomo la iniciativa con suavidad. V se aferró a sus hombros y se quedó sin aliento. Butch sentía la respiración entrecortada sobre el cuello y parte del pecho y le hacía unas agradables cosquillas.
—¿Duele?
V negó con la cabeza y susurró muy suave.
—Demonios no, por supuesto que no.
Resistencia de guerrero obviamente. Era muy iluso de su parte creer que con solo una sesión de sexo duro V iba a caer rendido como una doncella.
Se abrazó a la cintura de V y se lo hizo suavemente. V hubiera ayudado al ritmo pero lo tenía demasiado apretado e inmovilizado.
Butch trabajo lentamente hasta que V le tomo los brazos para indicarle que lo soltara. Lo hizo a regaña dientes. Habían encontrado un ritmo agradable no lento pero tampoco salvaje.
V empujó las caderas y siguió sin romper el dichoso ritmo. Cuando una gota de sudor rodo perezosamente entre su sixpack, Butch supo que era el momento.
Tomo a V con la mano, lo trabajó y busco su boca. Luego se separó y le susurró.
—Bebe.
La reacción que esperaba. V se detuvo en seco. Lo miró y negó con la cabeza.
—No.
—Vamos hazlo. Por favor, te lo suplico.
Butch se escuchó rogar cuando V se había negado rotundamente.
Iba a hacerlo con entereza, iba a tratar de persuadir a V pero solo por no variar cayo rendido a la primera palabra. Odio cuando V se negó porque algo dentro de su pecho le gritaba muy fuerte que estaba mal en el asunto de que este llevara su marca pero no bebiera su sangre.
Butch tomó la nuca de V firmemente y trató de acercarlo a su cuello.
—Por favor.
V forcejeo pero su estómago rugió con fuerza.
—No te has alimentado. Déjame hacerlo. Me esperaste y aquí estoy.
V tuvo un espasmo en la boca del estómago.
Oh diablos. Iba a flaquear.
No podía. La excitación sexual, el alcohol que aún tenía en las venas, su instinto pero sobretodo el hambre era más fuerte que él.
Pero era peligroso.
La anomalía de su alimentación era una más de las sorpresas que habían descubierto en su primer encuentro. Debía ser estudiado antes de repetise. Al menos eso dijo su razón que poco a poco fue acallada por el hambre.
Oh infiernos, la sangre de Butch le había provocado alucinaciones, visiones y un desmayo pero era tan poderosa que a pesar de que había tomado poco, esta lo había mantenido en pie sin casi tener que comer o dormir por semanas. Sus sentidos se habían agudizado y su mente había trabajado a diez mil revoluciones por segundo y, prácticamente no sentía cansancio físico.
Pero aunque estuvo satisfecho por semanas, cada vez que recordaba el sabor, el momento como se había dado lo invadía la gula. Como cuando no puedes solo comer un trozo de pastel.
Sin embargo hasta la sangre de Butch se agotó y había necesitado alimentarse desde hacía unos días pero no lo había hecho porque no había podido, no esperándole. Oh al menos eso pensaba. Pero era obvio que había sufrido un jodido acto fallido.
Su inconsciente sí había esperado toda la noche por ese momento. Y ahora que lo tenía al frente se vio con las manos tan llenas que los sentidos se le escurrían por todos lados.
Se había dicho que no pediría ser alimentado pero en realidad Butch era quien se lo ofrecía y eso se traía abajo la fuerza de su voluntad.
De súbito, en el mundo solo existía la jugosa vena que se le presentaba prometiéndole vida.
—Solo déjame darte de beber. Si llevas mi marca tengo la seguridad de que nada malo sucederá.
Insistió Butch empujando un poco más. Arrebatándole los argumentos con cada palabra aunque no tuvieran fundamento.
Y su marca le susurró.
Adelante es toda tuya.
Pero era peligroso. Pero se la estaban ofreciendo. Pero dudaba. Pero el estómago le ardía.
Muchos Peros pero la marca era fuerte y esta le gritó enfadada al verse cuestionada.
Es tu macho, demonios. También su jodida sangre es tuya.
—Solo bebe un poquito, si te sientes mal paramos, por favor.
Suplicó Butch y la cabeza de V se nubló.
Pero era peligroso. Pero se la estaban ofreciendo. Pero dudaba. Pero las entrañas se consumían…
…Pero no le importó más nada.
—Tengo…hambre.
Se escuchó decir inclinándose hacia el cuello de su compañero.
V estaba tan famélico como la vez pasada. Era poco saludable. Una mala práctica que V tenía. Y por esa y muchas razones más Butch lo deseaba en su vena. Fuerte, inmisericorde.
Oh Dios. Los riesgos podían mamársela porque no iba permitir que V saliera de ahí en aquel estado. Su nueva responsabilidad y su deseo lo impedirían.
Cuando V confeso su hambre como un niño el corazón le explotó de alegría. Lo tomaría. V se inclinó hacia su vena pero cambio la inclinación y buscó en el lado opuesto a la yugular.
Desde la vez pasada V se había negado a tomarlo en la yugular porque de allí tomaba Marissa. Y no lo hacía por hostilidad, todo lo contrario, sabía que lo hacía por respeto a ella. Sin embargo sentía que su vena le pertenecía a ambos y que V no debía servirse en el plato de lata más feo de la posada e irse a comer al rincón más sucio. Pero de todos modos lo tomaría de cualquier modo porque, solo el hecho de que aceptara su sangre era suficiente.
—Tengo… tanta… hambre.
Susurró V débilmente. Butch aprovechó y empujó la cabeza con fuerza.
—Sécame las jodidas venas te lo suplico.
V respiró con fuerza.
—Tanta…
Suspiró y clavó los enormes colmillos en la carótida. Simultáneamente ambos tuvieron un orgasmo húmedo y muy largo. Pero ese era el menor de los placeres. Oh santo cielo. V en su vena era mejor que un chute de H.
Iba a morir.
Fue el primer pensamiento de V.
Igual que la vez pasada.
Pero su cuerpo estaba desesperado. No podía respirar. Pudo sentir levemente la humedad que los bañó. La sangre de Butch estaba fortalecida porque se alimentaba de su hembra prácticamente todas las noches y ambas sangres se volvían una bomba H para su necesidad.
Tomó y tomó, sufriendo las mismas visiones, viendo a sus hermanos, los sentimientos. Y saboreó la felicidad de Butch por estará ahí y esta era como el láudano. Solo deseo beber y beber y hacer caso a lo que Butch le había pedido.
Secar aquellas venas.
De nuevo el desvanecimiento pero algo lo trajo de vuelta.
La voz de Butch.
—Más fuerte, bebe más.
Dijo la voz del poli en un gemido y succionó con tanta fuerza que la boca se le saturó y sintió como esta escapaba por sus labios mojando el pecho de ambos.
—Oh Dios.
Gimió Butch. Y en respuesta a su señor, la marca de V lo masturbó y se corrió de nuevo. Mientras lo hacía, con el abandono del orgasmo sentía como cada fibra del cuerpo volvía a la vida y todo empezaba a dar vueltas.
Un desmayo no por favor, un desmayo no.
El cuerpo tuvo fuertes sacudidas y por temor a degollar a Butch se separó.
—No no, sigue sigue, bebe.
Pidió Butch y le detuvo la cabeza. Su cuerpo siquiera se lo preguntó a su razón. Fue a por la vena de nuevo y engulló torrentes enteros. Aferrándose a la vida hasta con las uñas.
Los miembros adormecidos. Reconoció la sensación, era momento de parar aunque tuviera que cortarse la lengua para hacerlo.
Temblando ordenó a sus colmillos retraerse y aún más tembloroso cerró las heridas. Dejó caer la cabeza en el hombro de Butch mientras este le susurraba cosas y finalmente dijo.
—¿Cómo te sientes?
V tomó aire y habló con el cuerpo electrizado.
—Vivo, muy vivo.
Butch apretó a V contra él.
—Te lo dije. Todo va a estar bien.
Aunque estaba adormecido, la razón de V había vuelto y se dio cuenta de la terrible imprudencia de ambos. Levantó la cabeza rápidamente.
—No debimos.
El rostro de Butch pasó del regocijo a la tristeza tan rápido que no parecía la misma persona. Pestañó lentamente y bajó la cabeza haciendo a V sentir que era el mayor bastardo de la historia.
V tomó el rostro de Butch y lo hizo mirarlo.
—Te estoy profundamente agradecido. Pero fue un desacierto.
Butch apretó la boca.
—Pero no enfermaste.
—Pero aun así me acojona demasiado que te pase algo.
Butch se movió incómodo.
—Oh vamos V. Yo soy el que pasa sucio con esa mierda del Omega, tú siempre me limpias y nunca ha pasado nada.
—Ese era mi destino.
—Tú no crees en el destino.
—Pero sí en mis visiones. Y tu sangre es demasiado valiosa para mí. Solo debemos investigar un poco, no es algo permanente. Es solo que ese es el modo correcto.
—Odias las cosas correctas.
—No cuando tu vida está en juego. En ese momento seguiré las reglas a rajatabla.
Butch suspiró y recostó la cabeza a la cabecera dándose por vencido.
—Pero tienes que prometerme que no volverás a esperar tanto para alimentarte. Eso no es sano ni para ti ni para los hermanos. Tienes que estar alerta para que no hagas que te maten y me mates del disgusto y la tristeza.
V se frotó los muslos. Solo en pensar en alimentarse de una de las elegidas, y ahora con la sangre de Butch en el cuerpo, le provocaba más nauseas que antes pero, el poli tenía razón, así que asentó a regañadientes.
—¿Qué pasó? ¿Porque no lo hiciste y llegaste a mí en ese estado de nuevo?
Preguntó Butch sin haber quedado muy convencido con el movimiento de cabeza.
V se frotó el estómago ahora satisfecho.
—Es solo…
Con la otra mano se tomó el cuello. Butch levantó la cabeza y frunció el ceño.
—¿Qué? Dime.
V apretó más su cuello.
—No puedo. Lo intenté tres veces pero me entraban tantas nauseas que no pude.
—Oh diablos V.
Butch tomó la cabeza de V suavemente y le acarició el cabello.
—Pero si no vas a beber mi sangre debes hacer un esfuerzo.
—Lo sé, es solo que los colmillos se niegan a salir y la garganta se cierra. Estaba contando con que el hambre eventualmente iba a ser tan fuerte que iba suceder pero el momento nunca llegó antes de vernos.
—¿Esperabas por mí?
—Conscientemente no. Pero al parecer el jodido cuerpo tiene autonomía.
Butch bajó la mano y la posó sobre la mano que V tenía sobre el estómago.
—Talvez…si estoy contigo lo logres.
V saltó un poco. Y Butch bajó la mirada.
—Ya sabes como lo hacen Qhuinn y Blay ó Rhage y Mary. Ellos…bueno una vez vi a Hollywood alimentarse. Él se recuesta en el regazo de Mary y bebe de ese modo.
Butch dio una mirada rápido hacia V como sintiendo pena mientras a este la habitación se le caía sobre la cabeza y el corazón se trataba de escapar por la boca.
—Y bueno como ahora soy…ya sabes…pero solo si tu quie…
—¿Harías eso por mí? ¿No te daría grima?.
Dijo V, Butch apretó la mano que sostenía.
—Imbécil ¿De qué hablas?.
—No sé tal vez…
—Solo deja de decir estupideces y di que sí, que me dejarás estar contigo.
Cielos infernales que presión en el pecho.
Pensó V.
Era como si un elefante lo tuviera bajo la pata.
—Claro que sí, por supuesto. Hasta podría estar deseando tener hambre de nuevo para que probemos tu teoría.
Butch rió.
—Estas demen…
El móvil de V comenzó a sonar a todo volumen en alguna parte. Ambos fruncieron el ceño.
V bajó del regazo de Butch, localizó el aparato dentro de uno de los bolsillos de la cazadora de cuero que estaba al pie de la cama y revisó el rastreador de llamadas.
—Demonios.
Masculló. Butch se acercó y miró sobre el hombro.
—¿Quién es?
—Hollywood y estoy seguro que uno muy encabronado.
—¿Por qué lo dices?
—Lo dejé plantado.
Butch soltó a reír.
—Anda contéstale, será divertido.
Al unísono se dejaron caer en la cama y se acostaron hombro con hombro. V pulsó contestar en altavoz y puso el móvil sobre su pecho.
—Imbécil.
Saludó.
*Se acabaron las concesiones, bastardo infeliz malnacido hijo de la puta más barata*
Fue el saludo de Rhage.
—Yo también te quiero.
*Vete a la mierda V. Eres el macho más desleal y bastardo que conozco y te puedo decir que conozco un catálogo importante*
V y Butch se miraron tratando de ahogar la risa. V trató de interrumpir.
—Tienes que dejar de berrear como un histérico.
*Creí que era tu mejor amigo, Demonios. Pero ¿Qué clase de amigo deja al otro por su cuenta?. *
—Solo cállate un…
*Callarme una mierda. Eres un inconsciente, un cretino pero sobre todo un desconsiderado. ¿Tienes idea de todo lo que pasó por mi jodida cabeza cuando no volviste?*
—Fuiste tú el que quiso ir conmigo, yo iba a hacer negocios.
*No me importa, entiendes, por la razón que sea, casi ensucio mis pantalones cuando no te encontré y empecé a buscarte por todo lado.*
—Tienes mi número en marcado rápido en tu móvil.
*Púdrete V. Nunca más voy a salir contigo. Es más, voy a pedir que no nos emparejen en el campo. Se me encoje la polla solo en pensar que en cualquier momento vas a ir tras el paquete del poli. Quizás lo hagas cuando estemos bajo ataque y yo muera dejando a mi hija huérfana solo porque no puedes mantener la polla dentro del cuero*
V y Butch estaban sufriendo de un ataque de risa mudo.
—Escucha Hollywood necesito cortar.
*No te atrevas V. Ni siquiera lo intentes, aleja el dedo de ese botón. Aún no he terminado de cagarme en tus antepasados*
Butch se acomodó la garganta, le guiñó un ojo a V y gimió con todas sus fuerzas.
—Ohhh V…No, por favor…no pue…do…me voy a correr.
V sonrió de oreja a oreja viendo el rostro que acompañaba la charada.
—Ves, estoy un poco ocupado.
*Me cago en toda tu descendencia también O’neal. Son los peores amigos del mundo. Me repugnan malditos pervertidos infelices. Los odio.*
La comunicación se cortó y tuvieron un acceso de risa que les hizo doler el estómago.
—Pobrecillo V, de verdad parecía que se había preocupado.
Dijo Butch limpiándose bajo un ojo. Se miraron y soltaron a reír de nuevo.
Cuando ya el estómago dolía seriamente respiraron controladamente para tratar de detener el ataque.
—Diablos, la vida no sería tan divertida sin ese bastardo.
Dijo Butch secándose el sudor sobre la frente.
—Ya veremos si te parece tan divertido cuando una mole de 140 kilos con una bestia dentro del cuerpo se nos venga encima cuando nos vea.
Butch miró a V.
—Fuiste muy cruel con el tipo. Debiste enviarle al menos un mensaje.
—Honestamente, olvidé que estaba con él…Demonios…solo estaba desesperado por venir aquí.
Butch gruñó un poco y reptó sobre el pecho de V.
—¿En serio?
V se perdió en los sensuales avellanas.
—El tipo solo hablaba una y otra vez de ti y honestamente lo único que el bastardo conseguía era ponerme duro cuando lo hacía. Desde la vez pasada que salí de aquí lo único que desee fue volver.
Butch se acercó a su boca.
—Yo estuve en casa vestido con un traje nuevo para ti completamente hundido en la mierda pensando que no querrías volver a verme…Bueno o no de esta manera.
V arrastró el resto del cuerpo de Butch sobre el suyo.
—Soy muchas cosas pero no imbécil. Conté cada jodido segundo hasta que hoy el reloj diera las 6.
—Y ahora no quiero que acabe.
—Y ahora no quiero que acabe.
Dijeron al mismo tiempo como les pasaba muy seguido incluso desde antes de ser amantes.
—Solo tenemos que esperar unas semanas hasta volver a coincidir.
Dijo V.
—Lo odio, lo detesto. De verdad es una mierda que me jode. Simplemente no quisiera tener que hacerlo.
Contestó Butch muy serio.
—No Tenemos opción.
—Lo sé. Pero igual lo odio.
Suspiró Butch fastidiado.
—¿A qué hora llega Marissa a casa?
Dijo V. El poli frunció el ceño.
—5:50 ¿Por?
—Obviamente tengo que hablar con ella.
Butch bajo de encima de V y lo miró con el rostro frío.
—¿Sobre qué?
V estrechó los ojos.
—¿No es obvio?.
Butch negó con la cabeza.
—Me importa una mierda que tan importante sea lo de la dichosa marca para los vampiros. No vas a hablar con ella.
—¿Qué creías que iba a suceder? ¿Qué me iba a pasear frente a ella con tu marca sin decirle nada? Claro que hablare con ella.
—Claro que no lo harás.
V se sentó.
—No es como si tuviera opción.
—Vete a la mierda V.
—¿Qué suponías que…?
—Es mi jodida esposa. Yo hablare con ella. Todo esto es mi responsabilidad.
—No lo es.
—La maldita marca es mía.
—Tienes que ser racional poli. Un ofrecimiento no es nada si no hay alguien que consienta. En este y en todos los casos de este podrido mundo, la responsabilidad es de quien acepta el ofrecimiento y no de quien lo ofrece. Tú me ofreciste la marca y si yo no la hubiera tomado, no estaríamos teniendo esta conversación…pero el hecho es que dije sí y ahora tengo que ir con tu Shellan y decirle que compartimos su jodida marca de unión…y esperar a que no se quiera comer mi corazón.
—Me importa una mierda tus argumentos.
—No tienes más opción que escucharlos.
Butch se meso el cabello y respiro con fuerza.
—Escucha. Sé que tienes razón pero simplemente no me puedes dejar por fuera. Sé que tenemos que decírselo. Pero ambos somos parte de esto. Ambos vamos a hablar con ella.
—Mierda Butch.
—También te empiezas a quedar sin opciones. Juntos o tendrás que pasar sobre mi cadáver putrefacto. Y Dios sabe que no quiero que terminemos la noche sacándonos la mierda a golpes. No esta noche V. Por favor.
V se acarició la perilla y finalmente asentó.
-Ok, ahora te voy a besar, porque de verdad me crispa que tengamos que ser tan hostiles el uno con el otro. Esta noche no.
Dijo Butch. Tomó el cuello de V y antes de que este hablara lo beso profundamente y V poco a poco lo llevo sobre él de nuevo.
V pensó que era menuda putada tener que enfrentar a Marissa a riesgo de su yugular, pero después de todo ellos no decidieron el momento en que sucedió todo y, no era como que la hubieran podido llamar para pedir permiso como si fueran unos niños. Así que se ajustaría el cinturón y enfrentaría a la hembra aunque esta le sacara los ojos y lo terminara de castrar. Le pareció un precio bastante justo por poder hacer al mejor macho del mundo su compañero.
Besos húmedos, erección contra erección de nuevo y el tiempo se acababa. V masajeó el firme culo del poli para hacerlo moverse contra él. Tan jodidamente feliz cuando la vinculación de su compañero lo bañó haciendo que su marca ardiera en sus entrañas.
Se separaron y miraron.
—No vuelvas a molestar a Rhage de ese modo.
Butch sonrió amplísimamente.
—¿Molestarlo con qué? Con el Ohhh V no…No tan profundo, me voy a correr. Ohh V eres tan grande.
Dijo agregando cosas que no había dicho y ondeando las caderas. V ronroneó como una pantera.
—Esos sonidos me ponen. Si lo vuelves a hacer, Rhage no escuchara algo fingido.
—Eso sería aún más divertido.
Dijo Butch y metió la lengua en la boca de V un momento y luego susurró.
—Házmelo antes de irnos.
V rodó sobre Butch y entre sus muslos. Feliz, satisfecho, realizado y con la única preocupación de la visión pero a eso le haría mente luego, no en ese momento. En ese momento solo era feliz.
—Gracias por la marca y la sangre. Gracias por venir a mí.
—Gracias por tomarme.
Dijo Butch y V entró en él calientemente haciéndolos jadear y sudar una vez más antes de tener que volver a casa y a la vida cotidiana.
Con la única diferencia de que V volvería dichoso con la marca en él y Butch con el pecho inflado de orgullo por ello.
Así hasta que pudieran volver ahí juntos de nuevo y talvez para entonces, Butch tuviera algo que pedirle a V también.
EPILOGO.
Cuando Vishous empujó las puertas del estudio del rey y entró, todas las conversaciones pasaron de 100 a 0 en una milésima de segundo cuando su olor golpeó las narices.
Todos giraron la cabeza hacia a él. El rey bajó los pies del escritorio y se irguió en la pequeña silla que se quejó.
Se hizo un silencio tan profundo como Las Marianas.
V cerró las puertas tras él sin girarse. Miró a todos y cada uno de los presentes directo a los ojos menos a Butch que estaba sentado en el sofá de costumbre. Este recostó los codos sobre las rodillas y lo miró sonriendo ligeramente de lado.
Todos empezaron a mirarlos a ambos intermitentemente.
—¿Alguien tiene algo que decir?
Preguntó finalmente V con una voz mortal.
Después de que habían tenido que enfrentar a Marissa, hablar con Jane y de que todo hubiera ido bien, realmente ya nada lo preocupaba. Se había mentalizado para las miradas, risas, pellizcos en el culo, maldiciones, incluso para reproches pero no para el silencio y aun así el pecho le ardió de emoción. Ver aquellos rostros boquiabiertos de la impresión casi le provocó una erección.
Oh demonios era tan bueno o más de lo que esperaba. Estaban tan impresionados que alguno iba a mojar los pantalones en cualquier momento.
Ninguno evadió su mirada pero tampoco dijeron nada. V se adelantó y caminó directo hacia el cursi sofá donde siempre se sentaba al lado de Butch. Esta vez lo iba a hacer exactamente igual. Miró al poli un momento sintiendo arder la sangre cuando la marca haló hacia este y se sentó al otro extremo.
Por fin la primera reacción.
—Entonces no bromeaban.
Dijo Rhage.
—No empieces Hollywood.
Dijo la suave voz de Phury.
—Ummm pero que tenemos aquí. La han estado pasando bien y no invitan.
Dijo Lassiter que se inclinó sobre el espacio vacío del sofá desde atrás y los miró intermitentemente subiendo y bajando las cejas desde detrás de unas horribles Ray-Ban rojas.
Butch se adelantó y le golpeó la nuca con fuerza. V lo tomó de las cientos de cadenas de oro que llevaba alrededor del cuello.
—No tientes tu suerte ángel, o te mando con ese creador tuyo que te odia.
V lo empujó con fuerza hacia atrás. Lassiter trastabilló dramáticamente destornillado de la risa.
El ángel tenía un don especial para exasperarlo al punto del homicidio pero en esta ocasión ni el emplumado ni la resaca que aún tenía pudieron echar a perder su buen humor y, hasta le hizo gracia el horrible atuendo de este.
El ángel iba con unas shitkickers verde brillante y una licra muy corta sobre sus fuertes muslos a lo Axel roses, con estampado de cebra. Su torso lleno de cadenas de oro iba solo medio cubierto con una camiseta rosa desgarrada y sin mangas, toda exhibición. Alrededor del cuello llevaba una horrible boa de plumas verde a juego con las shitkickers y llevaba las horribles Ray-Ban rojas bajadas sobre el puente de la nariz. El cabello como siempre, una maraña rubia y negra. Brillaba como el puto sol con todo el oro que lo cubría.
Luego de inspeccionar al ángel, V se giró casi sonriendo.
—¿Acaso no había una reunión aquí?
Dijo a nadie en especial.
Wrath se acomodó la garganta y apoyó los antebrazos sobre el escritorio.
—Escuchen muchachos.
Todos lo miraron pero Butch y V sabían que se dirigía a ellos.
—Saben que no es de incumbencia de nadie lo que hagan con sus malditas vidas privadas.
Dijo esto alto como advertencia a todos los presentes y los ingeniosos chistes que podrían presentarse.
—Ni lo que sus Shellans piensen de ello. Solo les voy a pedir que mantengan los problemas y las escaramuzas lejos de casa. ¿Me explico?
—Por supuesto.
Dijo Butch asentando con la cabeza. V solo encendió un liado como respuesta.
—Bien, entonces volviendo al tema…
Dijo Wrath retomando.
V miró a Butch y este le guiñó levemente un ojo, a pesar de que sabía que todos los miraban. Luego entraron en modo trabajo.
La reunión terminó una hora más tarde sin ninguna novedad y sorprendentemente sin ningún comentario inapropiado de Rhage y/o Lassiter. Excepto una que otra mirada sonriente de los otros machos.
V no sabía que esperaban. Supuso que algo tipo sentados muy juntos tomados de las manos, pero eso no iba a suceder. Acaso alguien había visto a Qhuinn y Blay apretujados en una reunión, por supuesto que no. Estos eran profesionales, adultos y aunque se sentaban juntos no iban de la mano y de beso por ahí en las reuniones.
Todos comenzaron a salir poco a poco del estudio.
Butch y V esperaron a los últimos. Rhage pasó a su lado y les guiñó uno de sus perfectos ojos azul eléctrico.
—Tenemos que ir a The Shadows mis hermanos. Quiero DE.TA.LLES.
Continuó su camino apresurado chocando con Tohr cuando V se puso de pie como un resorte con una mirada aterradora.
Lassitter fue más inteligente y empezó a lanzar besos al aire en dirección a ellos pero desde el otro lado de la sala mientras salía.
Butch rió un poco con la payasada y luego se levantó.
Qhuinn se detuvo frente a ellos, los miró con la extraña combinación de sus iris y sonrió con todo su asfixiante sex-appeal.
—Me alegro mucho por ustedes.
Dijo y extendió el puño hacia a Butch. Este lo chocó un poco confundido. Qhuinn le palmeó el hombro y luego de dudar un segundo abrazó muy brevemente a V que maldijo.
—Pero qué demonios chico.
Blay que estaba tras su hellren habló.
—Felicidades.
Dijo con su bonita y elegante voz y abrazó a Butch fuertemente. El poli le devolvió el abrazo y habló divertido.
—Diablos chicos es muy amable de su parte pero no es para tanto.
Blay lo soltó y miró a V pero, a diferencia de Qhuinn, este si apreciaba su vida, y solo le hizo una pequeña reverencia con la cabeza.
Luego salieron sin agregar nada.
Wrath estaba atrás esperando.
V frunció el ceño y dio un paso más cerca de Butch.
—Mis hermanos, solo espero que nada se complique. Aparte de eso todos estamos bien con esto. Aunque, obviamente no estoy en posición de desaprobar o aprobar lo que hagan con sus lujuriosos culos fuera del campo.
—Demonios pero que es este drama por todos los infiernos.
Masculló V.
—Apreciamos la discreción Wrath…mi señor.
Dijo Butch tratando de seguir el poco protocolo que conocía.
—A ver si aprendes un poco de modales de tu chico, mi hermano.
Dijo Wrath a V y salió.
—¿Estás listo para que Hollywood nos haga la vida imposible?
Preguntó V poniéndose frente a Butch.
—Ya deberíamos estar acostumbrados ¿no?.
V sonrió y dio una calada.
—Buen punto.
Unas risillas. Ambos se giraron.
Rhage y Lassiter estaban asomados por la puerta, un rostro sobre el otro y los miraban haciendo muecas melosas y hablando con voz muy fina.
—Ohhh V yo te amo…
Dijo Rhage cubriéndose los ojos como una colegiala.
—Oh poli, me excitas tanto. Déjame atarte y hacerte mío.
Dijo Lassiter metiendo una mano entre su cabello y jalándolo un poco.
—Pero qué demonios.
Dijo V.
—Aquí vamos.
Dijo Butch que caminó hacia la puerta mientras Rhage y el ángel echaban a correr pasillo abajo.
Fin.
Más de V y Butch pronto…Gracias por leer…
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